domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 8: Te Quiero y Nada lo Va a Cambiar


Desperté con una manta sobre mi cuerpo. Al girarme vi a Justin dormido boca abajo abrazando una almohada en diagonal. Él no había descansado en toda la noche mientras yo estuve inconsciente. No entendía porque quería alejarse de mí después de todo lo que le había confesado.

Su oscuro pelo rubio estaba desordenado. Bajo sus ojos se habían marcado las ojeras, sus labios al igual que los míos estaban secos, pero por suerte seguían igual de rosados. No llevaba camiseta, pero seguía con los jeans desgastados. Mirarle me hizo pensar en que haría sin él si me dejaba.

Me levanté para preparar el desayuno.
Eran las diez de la mañana y probablemente pasarían un par de horas más hasta que Justin despertase.

Preparé unas tostadas con mantequilla y mermelada de fresa. Estaba hambrienta. Pasé el rato viendo un poco de televisión para entretenerme pero no podía evitar pensar en toda la noche, en todas las palabras de Justin, en todo lo que dije yo.

Decidí llamar a Ally.
  • ¿Qué pasa nena?
  • Justin quiere romper conmigo – solté – quiere que regrese a casa, pero no estoy de humor para ver a mi madre.
  • ¿Sigues en su depa?
  • Sí. Han pasado cosas … prefiero contarte a solas.
  • Voy a buscarte. No tienes que seguir ahí. ¡Ni se te ocurra suplicarle! - rodé los ojos – tienes muchas opciones antes que Justin. ¡Lo sabes!
  • No, Ally. Él es lo único que quiero. Pero creo que es mejor darle espacio por el momento.
  • ¡Que vea lo que se pierde!
  • Basta. ¿Cuánto tardas en llegar?
  • Dame media hora. Tengo que vestirme.
  • Ok. Por cierto, tengo que comprar un móvil.
  • Vale, daremos un paseo por el centro. Hasta luego.
  • Adiós.
Colgué y fui al baño para arreglarme. No sabía muy bien que contarle a Ally. Lo que seguro iba a saltarme sería la parte de la pelea en el callejón.

Me puse unos vaqueros largos y una camiseta junto a una chaqueta para ocultar las recientes cicatrices. Afortunadamente no había señales en mi cara y se me veía bien. Justin abrió la puerta del baño y me miró de pies a cabeza con los ojos entreabiertos por el sueño.
  • ¿Te vas?
  • Sí, no quiero molestarte – Justin mantuvo su cara seria pero un ligero temblor en el labio descubrió que aquello no le gustaba – dijiste que me querías lejos de ti, y no es que yo este de acuerdo, pero no puedo estar en tu casa si tú no me quieres aquí.
  • Dame dos minutos y te llevo a casa – dijo dándose la vuelta.
  • No hace falta, Justin. Ya llamé a Ally y viene a buscarme. Mi madre no espera verme hasta el lunes después de clase, así que … ya no seré más una carga para ti.
  • Nunca he dicho que lo seas – frunció el ceño.
  • No, pero yo si lo siento – cerré los ojos hinchando mis pulmones – aún así, tendrás noticias de mí. No me voy a rendir por difícil que me lo pongas.
  • Estás loca – torció sus labios.
  • Y te vuelvo loco – le provoqué – por eso volverás conmigo – negó con la cabeza – ya lo verás – presioné mis labios sobre los suyos. No respondió, pero tampoco se retiró.
  • Deberías seguir adelante sin mí.
  • Es muy fácil decirlo, parece que olvidas todo lo que hemos pasado – mi estómago se retorció – yo no creo haber matado una persona por alguien que ahora me abandona.
  • Sigues afectada – reconoció con lástima – ____ fue defensa propia. Después de matarme a mí, lo hubiese hecho contigo, pero no antes de hacerte desearlo porque hubiera abusado de ti – apretó su puño – yo lo hubiese matado y lo volvería a hacer con cualquiera que amenazase tu seguridad, por eso pondré distancia de por medio, ¿entiendes?
  • No, no lo entiendo. Soy así de cabezona – me burlé en medio todo aquella tensión.
  • Olvida este incidente, ¿sí? Zac se lo merecía y tú no pensaste en matarlo. No tienes culpa de nada. Créelo, convencete de eso. Échame a mí la culpa si es necesario. Odiame por ello. Aléjate de mí y cúlpame de todas tus desgracias. No me busques – sus pupilas se clavaron en las mías – grábate en la cabeza que no soy bueno par ti.
  • Y grábate tú esto: te quiero y nada lo va a cambiar – le di una última mirada desafiante – Cuídate de esa herida – le señalé el costado – cuando regresemos quiero verte en plena forma – le advertí.
  • No tienes remedio – resopló ante mi preocupación.
Salí de allí indignada. Di un portazo en el apartamento y bajé las escaleras corriendo para sacar toda mi adrenalina. Salí esperando encontrarme a Ally pronto. Llegó en cinco minutos y me subí a su coche. Encarriló el coche hacia la autopista y empezó la entrevista.
  • ¿Por qué rompisteis?
  • Él rompió – aclaré – dice que es demasiado peligroso para mí. Pero me da igual, volverá.
  • Uh, hace tiempo que no te veía con esa mirada.
  • ¿Qué mirada?
  • La de cazadora de hombres – rió.
  • No lo vuelvas a decir – le miré seria – en mi vida volveré a jugar a eso. Sucedieron muchos líos por culpa de eso. Si se puede decir, nada de ligar jamás.
  • ____ hecha una monja, ¿quién iba a decirlo?
  • No te rías – le di un golpe en el hombro riéndome con ella – tengo que encontrar la manera de que Justin vuelva conmigo.
  • ¿Qué fue tan peligroso para que quiera alejarte?
  • Un acosador … en fin, me mandaba mensajes y llamadas anónimas, me vigilaba … Justin lo encontró y le dio una paliza – Ally asintió, sorprendentemente sin inmutarse – cree que es su culpa que me haya metido en ese lío cuando fui yo quién lo provocó.
  • No puedes evitar ser una diosa – bromeó – ¿crees que Justin sepa eso? En fin, deja de mirarme así, sé que todo esto es muy fuerte y que esperabas otra reacción – asentí – Lucas me lo contó todo.
  • ¡¿Qué?!
  • Sí, y dejame decirte que no me gusta que vuelva tan tarde a la cama.
  • ¿Estáis saliendo? – una risita nerviosa brotó de sus labios – ¿por qué no me lo dijo ninguno? Espera, ¿qué te contó?
  • Relax, nena. El viernes en la disco empezó todo, pero no es nada serio. Me dijo lo del acosador, que Johnny también estaba metido – paró el coche – me contó lo de esta noche – me miró seria – dime tú misma los detalles. Estuviste allí.
  • ¿Quieres toda la verdad? - asintió – esto no es fácil …
Le conté todo desde el momento en que salí de Amawitz's y discutí con Justin. Le dije que intenté llamarla y que me perdí. Que cuando me encontraron Troy y Zac me acorralaron. Le expliqué que Lucas me había dado una pistola y me defendí con ella. Le expliqué como había llegado Justin para ayudarme. A medida que me acercaba al final empecé a llorar de nuevo y terminé por contarle que maté a Zac. Ella se sorprendió pero no se retuvo a la hora de abrazarme y consolarme. Prácticamente me dijo lo mismo que Justin: Zac se lo merecía y fue en defensa propia.

Las dudas y el miedo por el tema de la policía me estaban comiendo viva, pero obviamente avisar a la policía estaría muy cerca de delatar a Justin sobre sus crímenes, a la vez ocultarlo me ponía nerviosa, pero Justin siempre tenía un plan para salir limpio de cualquiera trampa que cometiese.

Ally merecía saber todo, más si estaba con Lucas; tenía derecho a saber de lo que era capaz cada uno de los chicos con los que nos juntábamos, también de lo que podía hacer yo.

Ella se lo tomó mejor que yo, llegando incluso a bromear para hacer hacer más suave el momento.
  • Estamos rodeadas de chicos malos – comentó con media sonrisa – ¿tienes miedo?
  • Ya no. ¿Y tú?
  • Un poco nerviosa, pero es divertido. Tengo un plan de hecho.
  • Estoy deseando escucharlo.
  • Te lo cuento mientras vamos a comprar un móvil nuevo.
Salimos del coche y empezamos a caminar por las calles. Sus ideas no eran malas, pero claramente quería hacer sufrir a Justin más que yo por dejarme. Yo no quería venganza, solo enloquecerlo un poco, eso no era gran cosa, ¿no?

Tras dos horas de tiendas, compramos mi móvil y algo de ropa. Recordé que yo había dejado la mía en casa de Justin y que tenía que recogerla, o no. Quizás lo usaría de escusa para ir a su apartamento, quizás esperaba que me la trajera él mismo, cualquier cosa para volverlo a ver, pero no ahora. Sería perfecto para visitarlo más adelante.

Llamé a mi madre para avisarle de que tenía nuevo teléfono y decirle que estaba bien.
  • ¿Para qué te compraste uno nuevo?
  • Se me perdió el otro ayer por la tarde, ya sabes, soy una despistada. Me lo habrán robado.
  • ¿Lo estáis pasando bien?
  • Sí, mamá. Es un gran fin de semana.
  • Ya sabes lo que toca cuando vuelvas …
  • Estudiar, estudiar, estudiar. No hace falta que me lo recuerdes. Te dejo mamá. Vamos a entrar al coche.
  • Está bien. Te quiero.
  • Y yo a ti.
Fuimos a casa de Ally y saludé a su familia. Después de dejar las compras en su habitación Ally y yo empezamos a organizar las camas para que pasara allí la noche. Cuando terminamos vi una pelota de baloncesto en un rincón. La cogí y la boté hacia ella. La recibió sonriente.
  • ¿Una partida?
  • Vamos a la cancha.
Caminamos por el barrio hablando de cosas al azar mientras nos pasábamos la una a la otra la pelota por la acera. En el gran parque que había cerca nos dirigimos a la pista de baloncesto y nos pusimos a jugar en una de las canastas. Algo de normalidad llegaba por fin en todo el fin de semana. Por lo general jugábamos bien, respetando las normas. Pero de vez en cuando, por diversión, hacíamos trampa. No solíamos discutir, simplemente nos devolvíamos la jugarreta.
  • ¡Eso no es legal!
  • Já, ¿quién lo dice? - me reí colando la pelota en el aro.
  • Lo digo yo.
Lucas apareció delante de nosotras recogiendo el balón y yendo con Ally para darle un beso. Le tendió la pelota y le abrazó por detrás.
  • ¿Cómo vais?
  • Gano yo – presumió Ally – por eso ____ hace lo que le da la gana.
  • ¡Empezaste tú! - reí.
  • ¡Hey chicas! - Johnny llegó para saludarnos. Detrás iba Justin, tan serio como siempre.
  • ¿Qué hacéis aquí? - me extrañé.
  • Lucas quería ver a Ally. Yo de ti tendría cuidado Ally, se está obsesionando contigo – bromeó – ¿Podemos irnos ya? - rogó.
  • ¿No jugáis? - preguntó Ally – ¿O es un juego muy simple para vosotros?
  • Aburrido – matizó Johnny.
  • Yo creo que no saben jugar – me mofé – sino nos retarían – les miré insinuante.
  • Hagamos equipos – aceptó Johnny – yo y Justin contra vosotros tres.
  • Eso es tener fe – me reí.
  • Os daremos una paliza – agregó Ally.
  • Bueno, hagámoslo más interesante – propuso Justin hablando por primera vez – apuestas.
  • Por cada canasta que metamos nosotros una de vosotras se quita una prenda – dijo Johnny divertido – y viceversa.
  • Os vamos a desnudar enteros – se burló Ally sin darme tiempo a reprochar – quien marque antes cinco canastas gana.
  • Yo hubiera dicho tres – le advertí a Ally mirándole mordazmente.  
Ella sonrió y puso sus pulgares arriba. Rodando los ojos le quité el balón y se lo pasé a Justin.
  • Vamos genio, vosotros sois menos.
  • Tú lo has querido – se encogió de hombros.
Nos colocamos y Justin se apresuró hacia la canasta con agilidad. Lucas le interceptó y el balón llegó a las manos de Johnny que estaba al lado de la canasta. Ally le bloqueó y en un despiste le quitó el poder. Me pasó la pelota y la boté para lanzar directamente a canasta pero Justin me hizo un tapón. Me puse de espaldas a él para proteger el balón y me giré hacia un lado. Rápidamente pase la pelota entre mis piernas y las de Justin y Ally la tomó en posesión. Hizo un tiro perfecto y limpio que entró de lleno en el aro.
  • Lucas, fuera camisa.
  • ¡Pero estoy en tu equipo!
  • ¡He dicho que fuera camisa!
Todos reímos viendo como Lucas se quitaba la camisa y dejaba ver sus perfectos músculos. Seguimos jugando … el siguiente en marcar fue Johnny, Ally se tuvo que quitar la camiseta de encima y quedó una fina camisa de tirantes que quedaba por encima del ombligo. Después marcó Lucas y se vengó de Ally, teniendo que quedar en sujetador.

Varias veces intenté marcar, pero Justin siempre me taponaba y estaba en medio. Llegué a sonreír por verle tan concentrado. Estábamos agachados uno frente al otro, yo poseía el balón.
  • ¿Sabes que me dejé la ropa en tu casa? – le susurré.
  • Puedes venir a recogerla cuando quieras.
  • Hay un conjunto de lencería muy sexy ¿sabes?
Sus ojos se dilataron y me miraron sorprendido. Aproveché para coger impulso y tirar a canasta. Entró. Miré a Justin. Estaba atónito.
  • Tramposa.
  • Deberías verte la cara – me carcajeé – bueno, quítate la camisa.
  • Esta me la debes – dijo sin meditarlo mientras se deshacía de la prenda.
  • Me alegro – le guiñé el ojo.
  • Olvídalo – volvió a ponerse serio.
  • No lo haré – le reté. Rodó los ojos.
Después Johnny volvió a meter otra canasta y miró a Ally, si se lo pedía a ella se quedaría desnuda, lo que era tentativo para él, pero era la chica de Lucas y también tuvo algo de compasión, además yo estaba completamente vestida. No me gustaba mucho la idea de quitarme la camiseta, no por vergüenza, sino por mostrar las heridas.

Empecé a subirla despacio pero Justin desde atrás detuvo mis brazos. Los chicos le miraron con reproche y yo sorprendida.
  • No lo hagas.
  • ¿Por qué?
  • Se acabó este juego. Chicos, vámonos, ¡ya!
  • Justin – cogí su mano pero él la sacudió y se fue dando zancadas.
Los chicos se despidieron con la mano poniéndose sus camisetas, y fueron corriendo tras él. Ally empezó a vestirse enseguida.
  • ¿Celoso por que te vieran los demás? - supuso Ally.
  • No lo sé – negué con la cabeza.
Aunque la verdad no creía que él se pusiera de aquella manera por celos. No. Más bien tenía que ver con no querer ver mi cuerpo cubierto de rasguños, como el sabía que estaba.

4 comentarios:

  1. Eres genial :) Me encanta, estoy muy enganchada ! ¿Siguiente? Gracias por estar ahi.

    ResponderEliminar
  2. muchísimas gracias cielo :") Y no me lo agradezcas, más bien, GRACIAS A TODAS las que léeis mis novelas por darme la oportunidad de sentirme buena en algo.
    Subiré el 9 esta noche ;)

    ResponderEliminar
  3. ooohhh me encanta de verdad muchisimas gracias por hacer estoo :) un besitoo

    ResponderEliminar