martes, 1 de enero de 2013

Capítulo 17: Tenemos Que Hablar


Habíamos hecho la maleta la noche anterior. Después de casi dos semanas solos y rodeados de lujo habíamos regresado a nuestras casas en taxi. Como siempre nos detuvimos en la medianera que separaba mi casa de la suya. Sabía que Justin me acompañaría a casa si se lo pedía, esta muerta de miedo, pero aquello era algo que tenía que solucionar sola. Había huido de la realidad que era vivir con mis padres para vivir un sueño con un príncipe azul. Estaba segura de que las cosas iban a empeorar a partir de ese momento … en mi mente repetía “a lo hecho, pecho”.

Le di un beso a Justin y me dirigí a la entrada de mi hogar. Justin también tenía que dar la cara a su madre, él había decido contarle toda la verdad de donde estuvo y le contaría porqué se fue a Pattie. Confiaba en que ella no lo hubiera pasado demasiado mal si estaba sola. Si estaba su padre … significaba que tendría que conocer a la amante de Jeremy y a su hermano.

Toqué al timbre. Esperé mirando al suelo unos instantes hasta que oí el ruido de la mirilla. Una mujer desolada abrió la puerta de un golpe. Mi madre empezó a llorar y me atrajo hacia ella pidiéndome que no volviera a irme de aquella manera. Lloró sobre mi hombro acariciando mi cabello hasta que alzó la cabeza y me cogió de la mano para llevarme al salón, John estaba allí leyendo el periódico.
  • John, ____ ha vuelto – anunció mi madre.
Él se dio la vuelta para observarme. En mi interior rogaba para que no se enfureciera y empezara a gritarme. Mis ojos debían pedir clemencia, empezaba a pensar que me había equivocado al no llamar desde ningún sitio a mi familia, mi madre lo había pasado mal y yo era incapaz de prever la reacción de mi padre, en ese momento podía pasar cualquier cosa. Empezaron a sudarme las manos.
  • Ven aquí – mi padre se levantó y se acercó a mí. Me aprisionó entre sus brazos por encima de los míos, apenas me podía mover pero pasé mis brazos por su espalda – lo siento mucho, hija.
  • Yo también …
Era cierto que lo sentía, no tenía idea de que había podido pasar en esos días, que pensaron, que hicieron, que decidieron o que sintieron. Lo que tenía claro era que a todos se nos había ido la situación de las manos, actuamos precipitadamente y estábamos arrepentidos. No me gustaba ver a mi familia así, pero lo que pasé con Justin fue mágico y jamás lo olvidaría … quizás incluso de esa manera les hubiera dado un escarmiento por no haberme dejado en paz. Mis sentimientos estaban partidos entre la satisfacción y el remordimiento.

Nos sentamos en el sofá grande, yo estaba en medio de mi madre y mi padre. Obviamente querían saber donde había estado y como pasé tanto tiempo fuera. Decidí que no quería mentirles, si Justin iba a decir la verdad, lo suyo era que yo también lo hiciera.
  • ¿Cuando os disteis cuenta de que no estaba? – les pregunté.
  • Tu hermana fue a verte sin que nos diéramos cuenta. Ella nos dijo que no estabas en casa – me respondió mi madre – ¿Donde estuviste? Trajiste maleta y todo.
  • Me fui con Justin …
  • Eso ya lo sabíamos – respondió mi padre malhumorado – Pattie vino a preguntar por él, era fácil adivinar que estabais juntos.
  • Estuvimos en … un hotel al lado de la costa, ni siquiera salimos de Nueva York – admití.
  • Pattie me contó lo que ha pasado en su familia … - comentó mi madre.
  • Él quería desconectar de ese entorno y yo … también estaba desesperada.
John se llevó las manos a la cabeza en un gesto de frustración.
  • Eres una adolescente … tú jamás te habías rebelado de esta manera. Nadie hubiera esperado algo así por tu parte … Te pegué y te encerré, nunca debí hacerlo …
  • Pero cielo – intervino mi madre – todo esto es … ¿por un chico?
  • Mas bien por no respetar mis decisiones – miré a mi padre seriamente – no voy a dejar de ver a Justin por poco que te guste.
  • Eso ha quedado claro – bufó John – Por eso, ahora dejaré que te caigas y te levantes por ti sola. Tu nota fue bastante clara, dejare que vivas tu vida.
  • Pero siempre vamos a decirte lo que opinamos e intentaremos guiarte – agregó mi madre.
  • Tú decides tomar o dejar nuestros consejos – se encogió de hombros John.
  • No habrá manera de que te guste Justin, ¿cierto?
  • Cierto, si vuestra relación acaba seré feliz. Pero procurare disimularlo – rió con sarcasmo.
  • Me conformo – sonreí y les di un beso a cada uno – ¿Dónde está mi hermana?
  • En su cuarto – contestó Alice.
Salí saltando de allí, estaba alegre, no podía pedir más. Por fin mi familia había vuelto a ser la de antes. Toqué a la puerta del cuarto de Trudy y entré. Estaba en el ordenador ojeando su cuenta de Twitter. Se levantó tirando la silla y me abrazó.
  • Dios, te eché de menos ____.
  • No te creo – reí – soy tu odiosa hermana pequeña.
  • Mi hermanita … ¿que hiciste?
  • Pues …
  • Te fuiste de noche, no sabes como me asustó aquello, ¿sabes lo peligroso que es? Por suerte Helga te vio con Justin … cuando me lo dijo pude respirar tranquila.
  • ¿Te lo contó?
  • Sí, estaba que me subía por las paredes. No la culpes … Yo le dije a mamá que se tranquilizara, que sabía que estabas bien con Justin, pero nada más.
  • Gracias Trudy … fue tan vergonzoso como nos pilló Helga …
  • Me lo imagino – rió – estuvimos burlándonos de eso durante un rato. Pero cuéntame más, quiero saberlo TODO. Y yo que pensaba que eras una niñita inocente – pellizcó mi mejilla.
  • Estoy dando más guerra que tú, lo nunca visto – bromeé.
Hablamos de todo lo que hice desde el primer momento que salí por la ventana. Las compras, la playa, la cena … Mi hermana no hacía más que asentir mientras escuchaba, reírse de algunos de mis comentarios y sonreír por los momentos románticos que recordé. Parecía que Trudy no había disfrutado tanto de su relación con Derek como yo con Justin … se preocupa de lo diferentes que eran. “Los polos opuesto se atraen” le respondí, en mi opinión tan solo necesitaban tiempo.

Justin y yo nos conocíamos de siempre, siempre nos habíamos llevado bien. Lo único por lo que podíamos discutir era por cabezotas, siempre defendíamos nuestra opinión en distintos temas.

Hubo un momento en el que escuché mi móvil recibir un mensaje. Corrí a mi habitación, lo había echado tanto de menos. Lo desbloqueé y abrí el buzón de entrada: <<Ven a mi casa, tenemos que hablar.>>

No decía más, no había puesto ni un emoticono. Cuando la gente decía “tenemos que hablar” no solía ser para nada bueno. En mi casa todo había ido muy bien, quizás a Justin no le fue tan bien … Fui al salón, mis padres veían juntos la televisión medio abrazados … hacía tiempo que no los veía de aquella manera. Entré para decirles que me iba.
  • Voy a ver a Justin, no tardaré mucho.
  • Siempre juntos ¿por qué no te cansas de estar con él? - mi padre alzó una ceja, me encogí de hombros.
  • Después iremos a cenar ____, ¿quieres ir a tu restaurante favorito? - ofreció mi madre.
  • Sí, ¿por qué no? - sonreí – regresaré en un rato para arreglarme.
Llegué en nada a la casa. Toqué a la puerta y me abrió Pattie. Como solía hacer, me recibió con una linda sonrisa y me abrazó. No sabía por qué, pero me sentí algo avergonzada. Yo me había ido con Justin, me daba la sensación de que habíamos sido cómplices de un delito … ella se había quedado sola, también debía haber pasado una mala racha como Justin y yo estaba allí como si nada.
  • Pattie … ¿cómo estás?
  • Bien ____.
  • Siento mucho lo de …
  • No te preocupes, ya tenía asumido todo esto cielo – puso su mano sobre mi hombro – lo importante es Justin – sonrió – gracias por ayudar a mi niño en estos momentos. Creo que se sintió desplazado y tu fuiste la única en la que podía confiar.
  • Yo … lo único que hice fue distraerlo un poco.
  • Le hiciste sentir mejor que es lo que cuenta. Sube, te espera en su cuarto. Le han llegado unas cartas de la universidad.
  • ¿De acceso? - Pattie asintió – voy enseguida – sonreí y subí los escalones de dos en dos.
Pattie estaba tranquila, después de todo Justin ya era mayor de edad y podía salir cuando quisiera de su casa. Jeremy no estaba … los asuntos familiares no podían haber ido mal.

Justin estaba sentado con los brazos cruzados sobre el escritorio. En frente tenía dos sobres que miraba atentamente. Me acerqué por detrás y coloqué mis manos en su espalda. Él se giró complacido por verme. Se levantó de la silla y me abrazó de una forma que nunca había sentido. No sabía que le pasaba, aunque al ver uno de los nombres en un sobre me lo imaginé.
  • ¿Cómo te fue en casa?
  • Muy bien … resulta que fue eficaz desaparecer – medio reí.
  • Te echaron de menos, ¿no? - dijo acariciando mi mejilla y mirándome a los ojos. Me estaba poniendo nerviosa aquella actitud tan lastimera.
  • ¿En cuantas universidades solicitaste plaza?
  • A varias …
  • ¿Y la de Nueva York? - me alerté.
  • También la incluí … me llegaron las respuestas de Cambridge y Harvard.
  • Justin … Cambridge está en Londres …
  • No abrí ninguno, te estaba esperando.
  • De acuerdo, pues leamos esas cartas.
Cogí los dos sobres y me senté en la cama, él se puso a mi lado. Le di primero el de Cambridge, el que me tenía más preocupada por lo lejos que estaba. Me devolvió el sobre, quería que le dijera yo la respuesta. Abrí el sobre con cuidado y desplegué el folio. Leí con atención las líneas impresas.
  • ¿Y bien? ¿Sí o no? - se impacientó Justin.
  • No te han admitido – le entregué el papel para que lo comprobara.
Ambos quedamos en silencio. Por dentro me alegré, no quería tenerle tan lejos. Sí, todas esas prestigiosas universidades eran un dilema, todas harían que Justin se alejase de mí. Su actitud del principio empezaba a surgir en mi interior. Sus notas eran espléndidas y sus padres tenían estudios, era extraño que no le quisieran en alguna de esas facultades.

Cogí el sobre de Harvard y lo puse frente a Justin, no quería que siguiera leyendo el rechazo de Cambridge, ellos se lo perdían. Puse mi cara sobre su hombro mientras habría nervioso el segundo sobre. Lo leí por encima, le habían admitido. Se levantó de un salto.
  • ¡Me admitieron! - gritó feliz.
  • Enhorabuena amor – me levante y le abracé. Justin me elevó en el aire y dio unas vueltas. Él iba a estallar de gozo.
  • ¡Vamos a decírselo a mi madre!
Justin corrió escaleras abajo, llamando a Pattie. Ella también gritó de alegría y abrazó a su hijo. Justin llenó de besos a su madre, era hermoso verle tan feliz.
  • Prepararé algo especial – anunció Pattie – tenemos que celebrarlo.
  • ¿Te quedas? - me preguntó Justin.
  • No puedo, quedé en salir con mi familia … hace tiempo que no vamos a cenar.
  • Claro, no te preocupes – me dio un beso fugaz poniendo sus manos en mi cara – otro día saldremos tú y yo a festejar.
  • Sí … Será mejor que me vaya, tengo que prepararme con mi hermana – fingí una sonrisa – hasta luego – me despedí de ambos.
En cuanto salí a la calle relajé mi rostro. No podía poner más una cara de alegría sin sentirla. Harvard quedaba a más de trescientos kilómetros de distancia a N.Y. De por sí, nuestros estudios ocuparían mucho tiempo cuando empezara el curso, si se iba a Washington apenas nos veríamos ni tendríamos tiempo para nosotros. A mis recuerdos llegaron las palabras de una noche en el hotel.

FLASHBACK
  • Creo que podría estudiar empresariales.
  • ¿Tú? Pero si odias la economía cielo.
  • Lo sé, pero … mira, así contento a mi padre estudiando lo mismo que él y por otro lado … quizás así podamos estar juntos. […]
  • A mí no me parece una tontería – musitó – lo nuestro va en serio, pero … es tu futuro amor, no debes elegir una profesión a la ligera. […]
  • Voy a necesitar muchas clases de economía – rompí el hielo.
  • Intentaré ayudarte – me besó en la frente – supongo que si yo no puedo lo hará John, ¿no?

FIN FLASHBACK

Justin ya sabía que esto iba a pasar y se lo calló, claro estaba, aquellas dos semanas fueron para relajarnos, tener la mente ocupada en nosotros y no en lo que sucedería más tarde. Quería enfadarme pero algo me lo impedía, quizás estaba siendo demasiado egoísta. Justin tan solo quería estudiar en una buena universidad y después de un año podríamos seguir estudiando juntos. No... eso no funcionaría. ¿Yo en Harvard? Era poco probable. Y un curso entero sin poder vernos apenas podría enfriar la relación, más teniendo en cuenta las universitarias que habría allí … inteligentes, guapas y distinguidas, muchas serían de familias ricas. Me sentí del tamaño de una hormiga.

Trudy vino a mi cuarto para arreglarnos juntas. Ella me alisó el pelo mientras hablábamos. Su sueño era viajar a Inglaterra y estudiar medicina en Oxford. Todavía esperaba la respuesta de la universidad. Trató de animarme diciéndome que si era posible vernos alguna vez al mes durante el semestre y durante las vacaciones. Era un cuento que ni masticaba ni tragaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario