lunes, 7 de enero de 2013

Capítulo 2: ¿No Dices Nada?


Justin y yo bajamos por las escaleras del bloque de pisos hasta el garaje para entrar en su coche. Justo cuando me abroché el cinturón y me puse cómoda en el asiento, la señal de un sms recibido me alertó. Abrí el mensaje con pesadez y leí el texto.

<<Mamá te cortó el royo?>>
  • ¿De qué co*ño va todo esto? – me pregunté a mí misma.
  • ¿El qué? – se extraño Justin mientras arrancaba el coche y salíamos de allí.
  • Te dije que hay un cabrón haciéndome llamadas anónimas – él asintió – antes de comer me mandó un mensaje y ahora otro …
  • ¿Qué dicen?
  • Que se puso celoso cuando me vio contigo en la puerta del insti … y ahora sabe que mi madre nos ha interrumpido.
Justin apretó el manilla del coche marcando sus nudillos.
  • ¿Te está vigilando?
  • Eso parece – respondí en un susurro. Tras un minuto en tenso silencio Justin siguió.
  • ¿A quién mierda le diste tu número? - explotó y me sobresalté.
  • ¡A nadie que no conozca!
  • ¿Sí? Pues ese tío lo tiene _____. Y mira, tú no lo recuerdas – el sarcasmo se notaba en cada palabra.
  • ¿Qué insinúas?
  • ¡Yo no insinúo nada ___! Ambos sabemos que tienes una cola de tíos detrás de ti y que antes que yo ligaste con otros.
  • ¿Me estás haciendo otra escena de celos sin motivo? - alcé la voz.
  • ¡No me grites!
  • Para el coche – dije intentando regular mi respiración.
  • ¿Qué?
  • ¡Que pares el pu*to coche!
Justin frenó junto a la acera, yo abrí la puerta y salí de allí. Mi casa estaba a pocas calles de allí, podía llegar perfectamente en quince minutos a pie.

No podía seguir estando en un espacio tan cerrado a su lado cuando tenía ganas de abofetearle, y eso no era conveniente. Me cabreaba. Yo ya me estaba preocupando por el psicópata que me vigilaba y él lo único que podía decir era que yo tenía una larga lista de nombres masculinos con mi número de teléfono.

Antes de conocerlo a él no había quién se me resistiera y cada chico era un juego. Si alguno me interesaba, le daba mi número para que me llamara después de la fiesta. ¿Y? Ni que él hubiera sido un santo antes conocerme. Joder, era un mujeriego, el típico que hacía apuestas con sus amigos para ver quien ligaba más en una noche. No lo sabía por haber sido una de las que cayó en sus juegos de seducción, simplemente, esa era su gran reputación en todos los locales.

No era justo que me acusara de aquello. Ambos habíamos cambiado en los meses que llevábamos juntos y buscábamos una relación formal entre los dos.

Seguí caminando anonadada, hundida en mis pensamientos hasta que llegué a mi zona residencial. Era un sitio tranquilo de pocos vecinos. El coche negro y reluciente de Justin estaba estacionado a pocos metros de mí. Justin estaba apoyado en él, serio, mirando la punta de sus zapatos. Pocos segundos después, como si sintiera mi presencia alzó la cabeza para verme a lo lejos. Sus ojos se veían caídos.

Me acerqué a él al mismo paso con el que había estado caminando desde que salí del coche, muy despacio. Me puse frente a él y lo primero que hizo fue coger mi mano sin poder mirarme a la cara.
  • Lo siento – murmuró. Su pulgar realizaba circunferencias en el dorso de mi mano – no tengo derecho a ponerme así por tu pasado, menos sabiendo como es el mío – asentí ligeramente sabiendo que estaba arrepentido – es solo que … me vuelve loco la idea de que … – suspiró tratando de escoger sus palabras – por egoísta que suene, eres mía ____, y no me gusta que otros piensen en ti como yo.
  • ¿Soy tuya? - alcé mis cejas. Nunca había visto a Justin tan posesivo.
  • No te ofendas – por primera vez en toda la charla clavó sus pupilas en las mías – no es que seas de mi propiedad, es solo que … te quiero _____.
Sentí un pinchazo en el pecho y mis ojos desorbitarse. Justin no era de los que dejaba ver sus sentimientos y mucho menos hablaba de ellos. Desde que nos conocimos, entre él y yo todo había sido pura atracción y deseo. Yo no me atreví nunca a decirle cuanto me importaba por temor a que se alejara o se sintiera presionado. No, me lo callaba todo y me dejaba llevar por todo lo que sentía por dentro intentando, por así decirlo, que se diera cuenta por sí mismo. ¿Acaso él había hecho lo mismo? En el fondo, antes de que confesara quererme, sabía que teníamos algo especial.
  • Joder ___ - Justin me trajo a la realidad – acabo de decirte que te quiero y, ¿no dices nada?
Torcí los labios aguantando una pequeña risa. La frustración estaba reflejada en todo su rostro. Pasé mi mano derecha por su mejilla y sus músculos se relajaron al contacto.
  • Nunca pensé que me dirías algo así …
  • Yo tampoco para ser sinceros – disimuló la vergüenza con una leve risa, negando con la cabeza y volviendo la vista al suelo.
  • Oh Dios mío, ¿te estás sonrojando? - reí un poco.
  • No te burles – me miró mal.
Aquella situación le debía estar costando lo suyo. A pesar de su figura de nuevo firme, autoritaria y tan sexy, me sentí enternecida. Me colgué de su cuello y lo abracé apoyando mi mejilla en su pecho. Justin no se esperaba aquella reacción. Se quedó quieto unos segundos hasta que rodeo sus brazos por mi cintura. Alcé mi rostro al poco tiempo sin distanciarme de su cuerpo para besar sus labios y susurrar en ellos.
  • Yo también te quiero.
Una sonrisa no pudo evitar aparecer en su boca mientras me apretaba contra él. La profundidad del beso me hizo sentir en otro mundo.

Nos apartamos jadeantes, nuestros pechos subían y bajaban constantemente. Miré alrededor pensando que podría vernos cualquiera.
  • ¿Te preocupan los vecinos?
  • Mas bien, mi madre.
  • Entonces será mejor que entres en casa – besó mi frente y asentí – te recogeré a las ocho.
  • No, ven antes – le rogué.
  • ¿Por qué? – frunció el ceño.
  • Hay un tipo que me observa, ¿recuerdas? – Justin asintió formando una línea con su boca y apretando aún más su agarre en mi cintura de forma protectora – Contigo me siento segura.
  • Como pille a ese hijo de perra me encargaré de que no pueda teclear un móvil en la vida, así aprenderá con quién no debe meterse.
Un escalofrío me recorrió la espina dorsal al imaginar como le partiría cada dedo a aquel desgraciado. Me separé de él cogiendo sus manos.
  • No me gusta que te pongas así …
  • Nadie se mete conmigo, y menos con mi chica, ¿entiendes? - asentí varias veces mirando nuestras manos unidas – Dame un toque cuando quieras que te recoja – llevó una de mis manos a su boca y besó el dorso.
Puse distancia entre nosotros y se metió en el coche. Me despedí con la mano por la ventana y me giré para ir a mi casa con mariposas aún revoloteando en mi estómago.

Abrí la puerta de mi casa y me asomé al salón. Allí vi a mi madre leyendo una revista.
  • Hola mamá, ya llegué.
  • Hola cariño. ¿Qué tal te fue?
  • Todo bien. Voy a ducharme y a prepararme para la fiesta.
  • ¿Quién va?
  • Todos, mamá – respondí con pesadez – Ally, Rebecca, Lucas, Marcy, Justin, Johnny … y un sin fin de nombres que no reconoces – le sonreí encogiéndome de hombros.
  • Eso es porque no los invitas a casa …
  • Mamá, no tengo ocho años – repliqué.
  • Ya, ya … ¿que habéis planeado con Ally para el fin de semana?
  • Mmm, mañana vamos a ver películas, comer, dormir, hablar de chicos, comentar la fiesta de hoy … ¿lo que hacen las adolescentes? – inquirí molesta porque me controlara.
  • Vale, pero te llamaré de vez en cuando para asegurarme de qué estas bien.
Asentí y le di un beso en la mejilla para salir corriendo hacia las escaleras que daban a mi cuarto.

Ally había sido mi compañera en todas las fiestas que había ido, éramos inseparables desde pequeñas y por eso mi madre le tenía confianza. Tendría que explicarle a Ally mi cuartada por si sucedía algún imprevisto. Mi madre era capaz de llamarla para asegurarse de que no mentía. Le mandé un mensaje de texto para que me cubriera.
<< Mi madre piensa que pasaré el finde entero contigo, cúbreme ;)>>
Ally tardaba siempre muy poco en responder, vivía pendiente de su móvil.
<<Hecho, me debes una. Donde estarás?>>

<<En verdad así me pagas, yo te cubrí hace un mes. Con Justin >>

<<Ok. Te veo en la disco. Tq >>

Continuamente nos cubríamos las espaldas la una a la otra para que nuestras madres no nos pillaran fuera de nuestras camas a altas horas de la noche o en la madrugada.

Me quité la ropa y entré en el baño. Mientras dejaba salir el agua caliente encendí la radio.

En la ducha empecé a cantar deshaciéndome de todo lo que tenía contenido por dentro. Tardé media hora en salir y ponerme a trabajar con mi pelo.

Media hora después me quedó seco y liso. Salí del cuarto de baño con una toalla enrollada en el cuerpo moviéndome al ritmo de la música que sonaba en la radio. Con las luces apagadas fui hasta la cómoda para sacar mi ropa interior y un mini-short ajustado. Regresé al baño tarareando la siguiente canción. Me vestí quedándome con el pantalón y un sujetador negro de encaje y empecé a maquillarme.

Tras un rato salí medio arreglada del baño y vi una sombra sentada en mi cama. Di un ligero grito y fui disparada a la puerta opuesta para salir de la habitación. Una mano me tapó la boca y un brazo me agarró fuertemente de la cintura tirando de mí hacia atrás.
  • Shh – me giró arrinconándome con la pared. Mis ojos estaban desorbitados hasta que reconocí el rostro – soy yo – dijo quitando la mano de mi boca.
  • ¡Joder Justin! – le empujé del hombro – ¿qué haces aquí? ¡Me has asustado!
  • Perdona nena – cogió mi mano – entré por la ventana. No quería asustarte – se acercó para besar mi frente – lo siento – dijo para tranquilizarme – ¿estás bien?
  • Sí … ¿por qué has venido ya? - me extrañé.
  • Tardo menos que tú en arreglarme, y bueno, tú pediste que viniera pronto – dijo mirando mi cuerpo medio descubierto – me alegro de hacerte caso – soltó una risita colocando su mano en la zona baja de mi espalda – ¿podríamos empezar la fiesta ahora?
  • No creo – le empujé del pecho riéndome y Justin cayó en la cama apoyando las manos en el colchón – dime la verdad, ¿por qué viniste tan pronto?
  • Ya te lo dije.
  • Voy a empezar a pensar que no puedes vivir sin mí – me burlé dándole la espalda y dirigiéndome al tocador.
  • Me preocupaba el tipo ese … mientras estabas en el baño ojeé tu móvil – le lancé una mirada asesina, él la esquivó – te envió más mensajes. “Me faltó poco para potar cuando estuviste en la puerta de tu casa con tu novio” “Cantas en la ducha, eso me pone” “Que toalla tan corta nena” – Justin fue leyendo cada mensaje con más rabia.
Me senté en el borde del colchón a su lado, apoyando los codos en las rodillas y ocultando mi rostro en las palmas de mi mano. Justin pasó su brazo por mis hombros. Poco a poco me recliné hasta tumbarme con la cabeza sobre sus piernas. Justin retiró el cabello que me tapaba la cara y lo acarició de la raíz a las puntas.
  • Todo irá bien – me prometió – no dejaré que nada te pase – negué con la cabeza.
  • Ese tipo me está acosando Justin. Sabe todo lo que hago. Me persigue. Ahora mismo puede estar viéndonos – me callé tomando conciencia de mis palabras – quizás incluso nos escuche – susurré insegura.
  • Estoy aquí.
  • Sí, tú estás aquí. ¿Pero y si hubiera sido él quien hubiese entrado por la ventana? ¿Y sí ahora que lo has hecho tú se le ha cruzado alguna idea?
  • Lo arreglaremos, te lo prometo ____. Ese tío va a pagar sea como sea. Pero tranquilízate ahora, ¿vale? Vamos a pasar todo el fin de semana juntos y te voy a cuidar como nunca.
Giré el cuello para ver su cara y me regaló una hermosa sonrisa, lo único que podía darme fuerzas. Me incorporé y le di un suave beso en los labios.
  • Gracias. Tienes razón – dije levantándome de la cama y poniéndome un top rojo ajustado – vamos a pasarlo bien. Además, ese imbécil no se atreve a dar la cara.
  • Si lo hiciera, se la partiría enseguida – bufó.
Seguí mi camino a la cómoda y empecé a sacar ropa para pasar el fin de semana en casa de Justin. La metí en un buen bolso y lo dejé en el suelo. Después me puse los zapatos y me planté frente a mi chico que seguía sentado en la cama.
  • ¿Qué tal estoy?
  • Muy hot – se mordió el labio inferior y tiró del borde mi short para acercarme a él – demasiado quizás.
  • Tú tampoco estás mal – reí sentándome a horcajadas sobre él para besarle. Nuestras lenguas se enredaron y sentimos el calor alrededor de nosotros.
  • No me prendas ____. Sino, hoy la fiesta solo estará en tu dormitorio – me advirtió con ojos lujuriosos.
  • Cierto – reí poniéndome en pie – será mejor que te vayas por la ventana chico malo.
  • ¿Tu madre sabe que vengo a recogerte?
  • ¿Qué? No. Siempre que me voy de fiesta es con Ally. Mi madre sabe que también hay chicos … pero no quiero que sepa que tengo novio.
  • Quizás si se lo contases entendería porque pasas tanto tiempo fuera de casa – rió.
  • Si supiera que tengo novio, no podría pasar el fin de semana contigo porque no se fiaría de mí.
  • Y con razón – se levantó y presionó sus labios con los míos – Dejaré el coche frente a tu puerta, yo estaré dentro para que tu madre no me vea.
  • De acuerdo. Diré que Ally viene en el coche de otro amigo – Justin se acercó al marco de la ventana y se sentó en él – ten cuidado.
Antes de apoyarse sobre la rama de un árbol bajo, me sonrió seguro de sí mismo y saltó cayendo sobre sus pies y apoyando las manos en el suelo.

La alerta de un mensaje sonó desde mi móvil. <<Tu novio es un poco agobiante, ¿no? No se despega de ti ...>> “Cierra el pico” pensé.


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