domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 9: ¿Empezar de Cero?


Había pasado el resto del domingo en casa de Ally y a la mañana siguiente fuimos juntas al instituto. Todo ese tiempo había pasado muy lento, como si todo fuera en mi contra para acabar las clases y salir corriendo de aquella cárcel. Cuando por fin tocó el timbre bajé corriendo las escaleras hasta la calle.

Por una estúpida costumbre miré hacia el frente para ver un coche aparcado. En lugar de la alegría que solía generar ese gesto, apareció una punzada en el estómago. El vacío era evidente. Días antes, a esa misma hora estaría en los brazos de mi chico.

Ajusté la mochila en mis hombros y empecé a caminar de regreso a casa.

Di pasos lentos, escuchando música con auriculares y sumida en mis pensamientos. Quedaban unos metros para llegar a mi porche cuando sentí a alguien agarrar mi brazo.

Me giré sobresaltada sacudiendo mi brazo, lista para correr. Ver aquellos ojos melosos me hizo contener la respiración. Me quité la música y guardé mi móvil para prestarle atención.
  • Siento asustarte.
  • No importa, estaba en mi mundo – curvé un poco mis labios, pero no llegué a mostrar alegría. Justin seguía mostrando la dureza y la inflexibilidad en su rostro.
  • Te traje tus cosas – me tendió una bolsa de tela.
  • Gracias – cogí la bolsa insegura – yo … iba a ir yo a recoger todo.
  • Lo sé, pero no quería que tuvieras ninguna escusa para volver a verme.
  • No necesito ninguna escusa Justin, en el momento que quiera verte lo haré – me enfadé.
  • No ____, me voy de aquí. No nos veremos nunca más – me puse tensa.
  • No es cierto.
  • Sí lo es – sus ojos cayeron mirando sus manos. Dejé caer la bolsa al suelo.
  • No hagas esto – puse mis manos en sus mejillas – es una estupidez – clavé mis pupilas en las suyas – me quieres, te quiero, tan solo estamos perdiendo tiempo para pasar juntos.
  • Te estoy poniendo a salvo.
  • ¿A salvo de qué Justin? Antes de este fin de semana estábamos los dos perfectamente, y ahora, ¿qué? ¿Crees que eres la peor de mis compañías?
  • No lo creo, lo sé. Estoy seguro de ello – se apartó de mi lado.
  • Te equivocas.
  • Eso es lo que tú piensas, por eso me voy. Evito que cometas una locura acercándote a mí.
  • ¿A dónde irás?
  • No lo sé – se encogió de hombros – a cualquier sitio para empezar de cero.
  • ¿Empezar de cero? – las lágrimas bordearon mis ojos.
  • Sí ____ – retiró las gotitas de mi cara con los pulgares – tú también debes hacerlo.
  • No – sacudí la cabeza y me enganché a su cuello ocultando la cara en su pecho – ¡la culpa fue mía Justin! Pero … ¡Cambié gracias a ti! ¡No te vayas por favor!
La impotencia y la desesperación me poseyeron. Sentí los labios de Justin en mi frente y me apretó contra él por la cintura durante un cálido instante.
  • Adiós ____ – su cuerpo empezó a separarse del mío.
  • Si de verdad me quisieras no harías esto. Verías que te necesito cerca y te quedarías – sollocé resentida.
Justin se dio la vuelta y caminó hacia su coche.
  • Pero en vez de eso te marchas porque te has cansado de mí – en un arranque de ira empecé a acusarle mirando su espalda – ¡Eres un cobarde Justin Bieber! ¡Y un mentiroso! ¡Has jugado a hacerte el héroe conmigo! ¡Nunca has querido a nadie mas que a ti mismo! – grité.
Justin dio un portazo desde el interior de su flamante deportivo. El motor rugió y se puso en movimiento a gran velocidad, derrapando, dejando marcas de neumáticos en el asfalto. Marcas similares a las que habían rasgado mi corazón.

* * *

Pasé semanas hundida, llorando en la cama cuando nadie me veía. Simulando sonrisas con mis amigas. Aislada de mi familia. Nadie me entendía. Apenas hablaba con la gente.

Volví al apartamento de Justin para comprobar por mí misma que se había ido, nadie abrió. Pregunté a los vecinos y me dijeron que no se le había visto desde hacía días. Le llamé por teléfono, pero Justin también tuvo la gran idea de cambiar de número. Los chicos, Johnny y Lucas, tampoco respondían. Sin embargo ellos todavía estaban por los mismos vecindarios y se veían con las chicas.

Justin fue quién decidió desparecer para no volver nunca más. Y de alguna manera, yo también me había ido. Sentía que era invisible, y no me molestaba. Había creado mi propio mundo en mi dormitorio, con la única compañía de mi mente y mis peluches.

Aquello no hubiese acabado sino hubiese sido por mi familia. La noche en que bajé a cenar mi madre había preparado lasaña y mi tarta preferida. Mi padre estaba animado y mi hermano mayor, por lo general irritante, también estaba sociable. Ninguno sabía lo que me estaba pasando, pero algo pasaba por sus cabezas.
  • ¿Qué tal está todo cariño?
  • Está todo muy bueno mamá – le agradecí.
  • Bueno, has hecho mucha comida – rió mi padre – después habrá que quemar energía.
  • Después nos damos un paseo, cielo – le respondió mi madre sonriente – ¿vendréis? - nos preguntó a mi hermano y a mí.
  • Yo tengo que prepararme para una fiesta – se excusó Mike.
  • Yo prefiero quedarme en casa – dije dando un bocado de pastel.
  • Llevas tiempo sin salir – se quejó mi madre – ¿qué es lo que pasa ____?
  • Nada, solo estoy cansada. Estrés por el instituto, exámenes y esas cosas – mentí.
  • Pues toca relajarse – sentenció mi padre – ¿por qué no vas con tu hermano?
  • ¡¿Qué?! - miré a Mike. Él solo torció la boca pero no se quejó. Todo estaba planeado – No, mejor no. Yo nunca he salido con los amigos de Mike, sería incómodo – aclaré.
  • Oh, vamos. Todos sabemos lo bien que se te da socializar ____. Y no vas a quedarte sola aquí en casa. Sal a divertirte.
  • Lo pasaremos bien – me dijo mi hermano – iremos a un pub nuevo que abren esta noche.
Sin más remedio tuve que aceptar. Nunca pensé que mis padres me empujarían a salir de fiesta. Debían estar realmente muy preocupados por mi comportamiento. Subí arriba y empecé a escoger ropa para salir. Me decidí por unos jeans blancos y un top azul eléctrico. No me quería esforzar mucho por ir presentable, así que simplemente cepillé mi melena y me puse algo de rímel junto a un poco de brillo labial.

Tocaron a la puerta y tras ella pasó mi hermano. Él tenía veinte años, era muy parecido a mí, con ojos grises y cabello castaño ondulado. Su cara era el reflejo de la despreocupación.
  • ¿Lista para salir?
  • Me faltan los zapatos – dije girándome hacia el armario.
  • Tienes tiempo – suspiró. – No es por meterme en tu vida, pero dime una cosa, ¿que movida has tenido? ¿Rollos de chicos?
  • Algo así – dije cortante para no dar explicaciones – ¿De verdad estás de acuerdo con que salga contigo y tus amigos?
  • Me he dado cuenta que te has alejado de los tuyos – torció el cuello – supongo que no me gusta ver a mi hermana tan mal, por pesadilla que sea.
  • Oh, Dios. Voy a recordar éstas palabras el resto de mi vida – me burlé de él curvando un poco las comisuras de mi boca – Mike Bolton se preocupa por su hermana pequeña – ironicé.
  • No soy insensible _____ Bolton – remarcó mi apellido como yo hice – Aunque sabías que de pequeño le quitaba dinero a papá nunca te chivaste – bromeó y se apoyó en el marco de la puerta – de alguna manera te la debía.
  • Me debes muchas – maticé. Él bufó.
  • Te quiero abajo en cinco minutos, ¿ok?
Bajé enseguida de que me di los últimos retoques. Realmente no sabía bien que iba a hacer cuando me encontrase con todos los amigos de Mike. Estuve apunto de decirle que diera la vuelta en el coche para irme a mi cama. Pero en ese momento me di cuenta.

Justin se había ido y me había dejado atrás. Yo me había quedado estancada y lo único que hacía era compadecerme de mí misma. Era penoso. Había dado de lado a mis amigas y mi propio hermano se tuvo que apiadar de mí. Yo no era de esa manera. Siempre había enfrentado las cosas como eran. Y la realidad de ese momento era que yo me estaba arrastrando por el suelo sin aceptar la mano de nadie para levantarme de una vez por todas.

Cuando Mike aparcó en la acera salimos. Todos sus amigos esperaban frente a la puerta del pub, haciendo cola. Eran cuatro chicos contando a mi hermano, y cinco chicas conmigo. Todos tenían entre dieciocho y veinte años. Para mi sorpresa Mike besó a una de las chicas para saludarla. Obviamente mi hermano era guapo, pero nunca me enteraba de si tenía novia, tampoco me había interesado … Mike me presentó a todos. Algunos me conocían de vista o de fotos, otros ni siquiera sabían que Mike tenía una hermana. Al principio me sentí una acoplada y me temí que aquello fuera una reunión de parejas, pero no, cada uno iba a su tema. La única pareja en el grupo la componían mi hermano y su chica, Kayla.

Mientras esperábamos para entrar estuve hablando con ella. Era muy simpática, y me encantó que siempre estuviera chinchando a Mike con pequeñas bromas. Si nos veíamos más veces nos haríamos buenas amigas y cómplices para fastidiar a mi hermano.

Entramos después de media hora. A decir verdad, no tenía ganas de bailar. Kayla y el resto de chicas fueron a la pista acompañadas de Mike y otro chico. Los otros chicos se perdieron de mi vista. Fui a la barra y me pedí un cocktail. ¿Beber podía ser uno de mis consuelos esa noche? No, más bien una forma de pasar el rato. Ya me arrepentiría a la mañana siguiente con mi resaca. Pedí un ron con coca-cola. A mi lado se sentó el chico que hacía un rato acompañaba a mi hermano.

Moreno de pies a cabeza. Su pelo oscuro relucía con las luces del pub, algo despeinado pero provocador y a simple vista, de buena musculatura.
  • ¿Pasando el rato? – asentí dibujando una sonrisa amable – Tu hermano no se cansa de bailar, deberías ir para hacerle competencia – sonrió abiertamente.
  • Es difícil hacerle parar – reconocí – es una perdida de tiempo retarle, siempre tiene más energía para demostrar quién es el mejor – negué con la cabeza. Mike no tenía remedio.
  • ¿Por qué estás aquí tan sola?
  • No me apetece bailar – me encogí de hombros – ¿tú?
  • Venía a invitarte – rió – pero si no quieres bailar me quedaré contigo – pidió Vodka con hielo al camarero – Mike nunca nos habló de ti.
  • Soy su hermana secreta – bromeé.
  • Creo saber porqué – tuvo una pequeña carcajada por una broma que solo él entendió. Después dio un trago a su bebida – ¿y por qué te trajo hoy?
  • Mis padres le obligaron. Estaban preocupados por que llevaba tiempo sin salir – reí sin humor – es algo muy raro. Por cierto, ¿cuál era tu nombre?
  • Puedes llamarme Zayn.
Pasamos un rato hablando de cosas al azar. Finalmente Mike y Kayla vinieron para tomar un refresco y animarnos a bailar en la pista. Accedí. Bailé animada hasta que me dolieron los pies. Lo pasé bien con ellos tres.

Cuando salimos del círculo de bailarines mi hermano me miró con una mirada de disculpa.
  • ¿Qué va mal?
  • Voy a pasar la noche con Kayla – arqueé una ceja – te vas a enfadar …
  • ¿Desde cuanto te importa enfadarme? Suéltalo.
  • Le pedí a Zayn que te llevara a casa. Yo me voy con mi chica.
  • Oh genial, muy responsable por tu parte – ironicé. – Menudo hermano mayor tengo.
  • _____, pronto tendrás la mayoría de edad. No seas ridícula.
  • Ya, ya. Lárgate. Sé feliz con tu chica. Yo también lo haría …
Suspiré. Irremediablemente había pensado en Justin y en la maravillosa última noche que pasamos juntos en su departamento. Recibí un pinchazo en el vientre y se me quebró la voz. De forma inesperada Mike me dio un pequeño abrazo por los hombros y se fue por la puerta del pub con Kayla. Zayn llegó enseguida que me vio sola.
  • Mi hermano te ha pasado la molestia de llevarme a casa.
  • No tiene importancia. Te ves cansada, ¿quieres irte ya?
  • ¿Tú quieres seguir aquí?
  • Para ser sinceros, estoy deseando salir de aquí.
  • Pues … vamos – curvé mis labios.
Al salir del local Zayn sacó las llaves de su bolsillo y me guió hasta una increíble moto Yamaha negra y plateada. Abrí un poco la boca con asombro. Nunca había subido en moto, pero realmente me apetecía probarlo. Zayn se subió a la moto y me miró de arriba a abajo. Después empezó a quitarse la chaqueta y me la tendió.
  • Te dará frío.
  • Gracias – acepté el abrigo – bonita moto – lo elogié.
  • Me la compré hace poco – sonrió orgulloso – ¿subes?
Asentí decidida. Me apoyé en sus hombros y con un poco de impulso alcé la pierna hasta el otro lado. La moto rugió estrepitosamente. Me agarré fuertemente a la cintura de Zayn. Cuando aceleró la moto a gran velocidad mi pelvis se ajustó involuntariamente a su cuerpo. Recé por ser la única en darme cuenta. Zayn sabía perfectamente el camino hasta mi casa, lo que hizo preguntarme por qué no lo había visto antes entre los amigos de Mike …

En cuanto paró frente a mi puerta me bajé y me puse frente a él.
  • Gracias por traerme.
  • No hay de qué – sonrió – tu pelo a sufrido un poco en el trayecto – colocó un mechón tras mi oreja. Enseguida me eché el pelo hacia atrás tratando de arreglarlo.
  • Dime una cosa, ¿por qué crees que soy la hermana secreta de Mike? - le pregunté refiriéndome a la broma que solo él entendió cuando estuvimos solos – antes te reíste de eso.
  • Obviamente no eres una chica que pase inadvertida. A ningún tío le gusta que sus amigos se acerquen a su hermana guapa – de las peores cosas que pude hacer, me ruboricé.
  • No sabía eso … – comenté quitándome su chaqueta – será mejor que entre. Gracias por todo, Zayn.
  • ¿Solo gracias? - dijo ajustándose la americana.
  • ¿Qué quieres?
  • Tu número de teléfono.
  • Mi número … – repetí suspirando – Zayn, no tengo intención de salir con ningún chico en un tiempo – contesté con sinceridad.
  • Entonces – cogió mi móvil del bolsillo de mi pantalón sin permiso y marcó su número – llámame tú cuando quieras – me devolvió el móvil.
  • ¿No se supone que a mi hermano no le gustaría esto?
  • ¿Te importa su opinión? - alzó una ceja.
  • La verdad, no. Pero es tu amigo.
  • Bueno, ese es mi problema – sonrió – tampoco tiene que enterarse de todo lo que haga.
  • No prometo llamar – le advertí.
  • Lo harás – dijo seguro – sino daré cualquier motivo para venir a tu casa.
  • Muy bonito – le empujé del hombro – entonces … supongo que ya nos veremos.
  • Pronto nena, más de lo que tú crees – me guiñó un ojo.
Me di la vuelta y fui hacia el portal. Al volver la vista atrás Zayn ya había encendido la moto y se iba. Antes de meter la llave en la cerradura me di cuenta de algo. Estaba sonriendo. No por cumplir ni por amabilidad. Era una verdadera sonrisa que Zayn había logrado sacar después de lo que parecía haber sido demasiado tiempo.

4 comentarios:

  1. Ddjsixjissj ZAYN!!!!!!!!! Me muerooooo siguienteeeeee

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  2. Moreno de pies a cabeza. Su pelo oscuro relucía con las luces del pub, algo despeinado pero provocador y a simple vista, de buena musculatura.
    Me matas con esas frases *-* Ya aparecío Zayn;) Lo amo. Que mono Mike :)
    Ahora que se joda Justin... Pero aún lo quiero jejeje :) Siguiente ;)

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  3. Woow me ha encantado a sido tan jsgjsgsjshjsgs *-* Por favor siguiente es increible :)

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  4. nnnnnnoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! que se tiene que quedar con justin que hacen muy buena parejaaaaa

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