Capítulo 6: Nunca Has Sabido Como Soy de Verdad

Por un minuto me quedé paralizada de pie en medio del salón. Después salí a toda prisa de allí en busca de Justin, sus amenazas al acosador no eran en vano y aquello me atemorizaba. Corrí por las escaleras y no lo encontré. No me quedaba más remedio que buscarlo por la calle. El primer sitio donde busqué fue donde aparcó el coche, no estaba. “Mierda” mascullé desde mi fuero interno.

Lo primero que se me ocurrió fue llamar a Lucas, él tenía que ayudarme, nadie podía hacerlo como él. La segunda opción era Johnny.

• ¿Que pasa?
• Lucas, tienes que ayudarme. Justin se ha ido hecho una furia con el coche y no sé a donde.
• Espera, ¿qué ha pasado? ¿por qué se ha ido?
• Troy … o quién sea, llamó, le amenazó con encontrarlo y matarlo. Se marchó sin decirme nada. Lucas ayúdame, esto está fatal, Justin además tiene la herida, por favor estoy desesperada … creo que …
• De acuerdo ____, cálmate. ¿Estás sola?
• Sí. Estoy justo donde Johnny aparcó el coche.
• Yo estoy con él. Vamos para allá. Ve a la puerta de la cafetería, allí hay gente. Mantente a la vista, no te quedes sola. Sigue hablando conmigo. Llegamos en diez minutos.

Hice todo lo que Lucas me dijo. Llegaron incluso antes de lo que predijo Lucas. Me subí a toda prisa al coche de Johnny.

• ¿Alguna idea de donde está? - les pregunté.
• Acabo de llamarlo – respondió Johnny – no responde. Vamos a dar una vuelta por nuestros barrios preferidos, quizás le encontremos.
• Chicos, llevaba la pistola …
• Nosotros también – me informó Lucas – no te preocupes, él sabe cuando y cómo usarla – trató de aliviarme pero lo único que provocó fue un gemido por el pellizco que sentí en el estómago – confía en él, _____. Aunque se enfade, Justin sabe lo que hace. Solo actúa cuando tiene la cabeza fría. ¿De acuerdo?

Asentí agachando la cabeza y volviendo la vista al móvil. Le llamé por probar, no perdía nada intentando que me respondiera a mí. Para mi sorpresa cortó la llamada. Quise justificarlo con que estaba demasiado enfadado y no quería hablar con nadie, pero algo por dentro me dolió más de lo que debía. La sensación era insoportable.

<<Dónde estás? Por favor, no hagas una locura. Estoy con J y L >>

Minutos después respondió: <<Conduciendo por la autopista. Diles que vayan a Amowitz's>>

• Chicos, Justin va a Amowitz's, me acaba de mandar un mensaje.
• ¿Amowitz's? – se quejó Lucas – ¿de todos los sitios tenía que ir donde hay más líos?
• Este Justin está enloqueciendo – aprobó Johnny – hay que ver donde nos mete …
• Escucha ____, Amowitz's es un pub lleno de mierda. Drogas, prostitución, policías corruptos, apuestas, asesinos y gente de la peor calaña que puedas imaginar – me tendió una pequeña pistola – no te vas a separar de nosotros pero si las cosas se ponen feas la sacas y amenazas a todo el que se te acerque …
• Y si hace falta disparas. No permitas que nadie te toque – advirtió Johnny.
• Me estáis asustando – noté como mis manos empezaban a sudar.
• Que nadie lo note. Recuerda que nosotros estamos contigo, en principio no tendrás que utilizarla, es solo precaución.
• Entendido. Solo precaución – me repetí a mí misma para ganar seguridad mientras metía el arma en el interior de mi bota.

La zona del pub estaba retirada. Johnny conducía a ciento sesenta kilómetros por hora y tardamos media hora en llegar. Amawitz's estaba retirado de cualquier zona residencial. Todo alrededor eran calles oscuras, fábricas, edificios en obras y algún perro abandonado. El lugar era siniestro, no era un sitio tranquilo ni a la luz del sol, estaba segura.

La noche acababa de caer y el cielo se veía de un azul muy oscuro acompañado de nubes grises y cenicientas. Johnny me abrió la puerta trasera y ambos chicos se pusieron a mi lado de inmediato. Visto desde fuera parecía la chica que yo solía ser, una creída que se llevaba a los chicos a pares y parecían guardaespaldas. Interesada y descarada. No me importaba lo que pensaran los demás, simplemente me quería divertir.

La situación en este caso era muy distinta, realmente tenía dos guardaespaldas pero me estaban salvando la vida desde mi punto de vista más melodramático, claramente eso no era divertido.

Empezaba a cuestionarme como me había metido en todo aquel embrollo … Justin y su mundo realmente eran más peligrosos de lo que yo había supuesto. Desde el principio supe que la pandilla no tenían una vida, lo que se dice, rutinaria. No, no era normal. Pero aquello quizás ya pasaba los límites de lo que yo podía aguantar. La inseguridad me estaba arrollando por dentro.

¿Donde estaba Justin? Los chicos me estaban guiando entre la gente sujetándome cada uno de un codo. Sus rostros eran impasibles y el mío debía estar descompuesto. Aposté por agachar la cabeza para que nadie viera mi temor.

Al fondo del todo Justin estaba sentado frente a una pequeña mesa redonda.

• ¿Qué haces aquí? – me señaló alzando la barbilla. Mis ojos se desorbitaron.
• ¿Qué que hago aquí? Venir a buscarte, ¿tú que crees?
• ¿A buscarme? _____, voy a cumplir veinte años, soy mayor que tú, ya te dije que sé cuidar de mí mismo, ¡esto es ridículo! - alzó las manos al aire.

Los chicos se sentaron a su lado poniendo una mano cada uno en los hombros de Justin. Él por el contrario se levantó para estar a mi altura.

• Te pedí que les dijeras que vinieran ellos aquí.
• Ya, yo no estaba invitada, ¿no? - ironicé alzando las cejas.
• No.
• Bien.

Me giré con las migajas de orgullo que me quedaban y me fui a la salida del local. Escuché a Justin gritar detrás de mí pero seguí mi camino. Desde luego, me había arrastrado ya lo suficiente. No, estaba harta de dar tanto por él y que siempre me reprochase y se enfrentara a mí. Cuando salí el aire frío golpeó mi cara. Justin me cogió fuertemente de la muñeca haciéndome girar para que le mirase a los ojos.

• ¿A dónde mier*da vas?
• A cualquier sitio, resulta que un tío de por aquí es increíblemente gilipollas y no quiero que se me pegue … cuanto más lejos mejor – le desafié con la mirada.
• ¿Sí? - sobreactuó – Pues mira, es verdad, vete, ¡lárgate! No quiero que nada de mi asquerosa vida esté en la tuya, estoy cansado de intentar evitarlo y protegerte. Pero eres imposible, ¿sabes?
• Tienes toda la razón, soy imposible porque es inútil que yo encaje en tu vida. Todo a tu alrededor va acompañado de peligro. Nunca quise eso para mí, jamás.
• ¡¿Entonces que haces conmigo?! Siempre supiste que yo tenía mala fama.
• No te conocía como ahora – le recriminé.
• ¿Y me culpas? Yo siempre he sido sincero contigo. Desde el principio te dije como eran las cosas conmigo y las aceptaste, ¿ahora te das cuenta de que soy un delincuente?
• ¡Se acabó! ¡No puedo más!
• ¿No puedes más conmigo? ¿Se terminó todo entonces? - sus ojos se congelaron sobre los míos – Nunca has sabido como soy de verdad, te negaste a verlo – negó con la cabeza con incredulidad – y parece que tú también eres una desconocida para mí.

Se fue. Me dejó tirada con la palabra en la boca. Acabábamos de romper. Reconocerlo era más doloroso aún que verse sola en la oscuridad. ¿Que iba a hacer? No podía volver y pedirle a ninguno de los tres que me llevase a casa. Sería ridículo. La única persona a la que podía recurrir sin tener que darle grandes explicaciones y con la que podría desahogarme era Ally. Saqué el móvil para llamarla y pedirle que me recogiera. No había nada de cobertura, el sitio estaba muy retirado cualquier centro urbano. Empecé a caminar con la esperanza de que mi móvil captara una mísera línea de señal. Los pasos los iba dando inconscientemente sin apartar la vista de la pantalla. Aún no podía creerme que Justin me hubiese dejado allí sola. Los chicos también se suponía que eran mis amigos y no permitirían que se acercase nadie a mí, pero claro, ellos siempre estarían de lado de Justin, nunca de su ex. Pensar “ex” me retorcía el estómago.

Mis pasos iban haciendo eco por cada rincón, no había un santo por allí. Ni pájaros, ni perros, ni coches. Nada. No había símbolos de vida, solo yo. Por cabeza voló la imaginación de que saliera Drácula, un fantasma o cualquier criatura fantástica de alguna esquina. La oscuridad en soledad daba aquellos resultados. Lágrimas calientes y húmedas emergieron y deslizaron por mis mejillas. Me sentía totalmente perdida y desquiciada por estar incomunicada. De repente me di cuenta de que podía pasar el resto de la noche andando, que los chicos se irían sin mí y yo podía quedarme allí sin que nadie supiera nada de mí porque había mentido a mi madre. Ally sabía que yo estaba con Justin, pero Justin se iría de nuestras vidas para siempre y no volveríamos a ver su cara ni tendríamos noticias suyas. Un grito salió desde lo hondo de mis pulmones mientras me sentaba en suelo rodeando mis rodillas y llorando como una niña desconsolada.

En mi fuero interno deseaba que Justin se preocupara una última vez de mí y me buscase. Esa misma tarde me había dicho que le importaba, ¿podía esfumarse ese sentimiento así sin más y pasar de mí y de lo que podría sucederme en un sitio como aquel? Yo misma me respondí: No. Justin era bueno, yo había conocido su lado más dulce, era la única chica a quien le mostró esa faceta suya. Los ojos me pincharon al darme cuenta de lo que acababa de perder. Yo le quería, fuera como fuese. Me daba igual que pudiera hacer a los demás, conmigo era mejor que con nadie en el mundo y no lo había valorado antes. Me levanté decidida y enjugándome las gotas de agua. Iba a volver al pub y a tragarme todo mi orgullo para decirle a Justin lo que de verdad pensaba.

• ¿_____?

Dos figuras oscuras quedaron a mi vista. Dos hombres.

• ¿Johnny? ¿Lucas?

Supuse que eran ellos porque Justin podía seguir enfadado. Ellos venían en mi rescate.

• No bebé, yo soy Zac.
• Y yo tu demandado Troy.
• No – musité con horror para mí.

Troy tenía el pelo moreno rizado y los ojos verdes. Efectivamente con tatuajes en el brazo, igual que Zac. Este era moreno de pies a cabeza con un liso pelo negro carbón a juego con sus ojos oscuros. Ambos se veían codiciosos.

• Nena, no tengas miedo. El plan es enseñarte que estás mejor sin Justin.
• No os acerquéis a mí – les advertí.
• ¿O qué? - preguntaron los dos divertidos.