jueves, 31 de enero de 2013

Capítulo 13: No Te Voy a Juzgar


Cantamos varias canciones al azar hasta que me dijo que parase el coche, claro, el camino se había acabado. Estábamos en medio de la nada, era preocupante. No se oía ni se veía nada que diera signos de humanidad. El paisaje era hermoso. Se veían metros de campo amarillento por la hierba seca y al fondo árboles que formaban un pequeño bosque. Miré mi móvil, ni una línea de cobertura.
  • Parece que me has secuestrado – bromeé.
  • No lo parece – se acercó hasta ponerse frente a mí – esto es un secuestro – sonrió torciendo los labios a un lado. Era un gesto travieso que me estaba enloqueciendo.
  • Mi hermano sabe que estoy contigo. Si desaparezco te culparán – le seguí el rollo.
  • No muerdas tu labio – tiró de mi barbilla haciéndome soltar el labio inferior.
  • ¿Por qué? - le provoqué volviendo a morderlo, esta vez apropósito.
  • Porque puedo hacer algo en contra de ir despacio en nuestra relación – relajé mi boca – eso está mejor – torció su sonrisa.
Le miré de forma acusadora como una niña enfadada. Echó su cabeza hacia atrás y soltó una carcajada que resonó por todo el prado. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia los árboles. Corrí tras él.
  • No me dejes sola – me quejé.
  • Lo siento – seguía teniendo el punto de humor en la disculpa.
  • Y no te rías de mí – le miré mal.
  • No es de ti, son las caras que pones.
  • ¿Hago caras raras? - me extrañé.
  • Muchas – sonrió de manera natural – son divertidas, no te enfades – pasó su brazo por encima de mis hombros acercándome a él.
No me importó. No era un gesto excesivo de intimidad y se sentía agradable. No tenía idea de que tenía la capacidad de hacer reír a nadie con mis expresiones faciales. Nadie me lo había dicho antes. Posiblemente porque siempre había estado en relaciones que implicaban más seriedad … solo Ally me había visto hacer el tonto realmente, y fue en contadas ocasiones. ¿De verdad no me había relajado nunca tanto con nadie?

Entramos en el bosque y caminamos esquivando ramas y piedras en el suelo.
  • ¿Qué pasa? - agachó su vista para encontrar la mía mientras caminábamos.
  • Acabo de descubrir que tengo una faceta divertida.
  • ¿Conmigo? - sonrió. “Creído” pensé. Mi cara debió mostrar lo que pensaba – la noche en que te conocí pensé que eras una chica muy seria, la verdad.
  • No veas, una amargada – ironicé.
  • No, mas bien una chica inaccesible, muy sexy – agregó maliciosamente.
  • ¡Zayn! - le empujé del costado en protesta poniéndome roja.
  • ¿Qué? ¿Creía que lo sabías? - se rió. Negué con la cabeza, un gesto que quería decir, “¿por qué a mí? - ¿o no te gusta que te lo diga?
Eso era estúpido, yo me sentía estúpida. Miles de veces había ligado, era frecuente recibir piropos. Sabía que era atractiva, pero por algún extraño motivo empezaba a sentirme tímida e insegura. ¿Por qué con Zayn era distinto? ¿O fue por la pérdida de Justin? “____ concéntrate en Zayn” me recuerda mi subconsciente.
  • Puedes ser sincera conmigo ____. Sea lo que sea, no te voy a juzgar.
Y otra vez las palabras perfectas y lo que necesitaba oír.
  • Creo que necesito … más tiempo.
  • ¿Para qué?
“Eso, nena. ¿Por qué retrasas lo inevitable?” Ruge la diablesa interna recién despertada de una larga siesta. Sentí que me sudaban las manos. “Esto es ridículo. No me tengo que poner nerviosa”.
  • Para asimilar todo, Zayn.
  • ¿Todo? - quería algo específico.
  • Sí, todo. Dejar atrás el pasado. Acostumbrarme a lo que siento. Incluso aceptar que te gusto.
Eso último se deslizó involuntariamente desde mi mente hacia mi boca. Zayn me miró serio sin rastro de sorpresa. No. Mas bien estaba sereno.
  • ¿Y como puedo ayudar con eso?
  • No puedes. Solo yo puedo hacerme a la idea de las cosas … tiempo.
  • Confianza – agregó.
  • También – acepté.
  • ¿Es pronto para preguntarte que sientes?
  • Te basta con saber que contigo estoy bien … más que bien – admití.
  • Vale – sonrió – no quiero presionarte. Solo quería saber si lo estoy haciendo bien.
  • Todo bien – curvé un poco los labios por amabilidad.
Zayn saltó por una rama y me ofreció su mano para que caminara segura. No solo por ese sendero, sino por el resto del pedregoso camino que era mi vida en ese momento.

Seguimos caminando hasta encontrar un río.
  • Tenemos que cruzarlo – me señaló.
  • ¿Sabes? Estos zapatos no se llevan bien con los largos paseos de campo – indiqué mis pies – ¿a dónde me llevas?
  • No seas impaciente – se acercó a mí y se dio la vuelta – sube a mi espalda.
  • ¿Estás de broma? - giró el cuello y se agachó.
  • No tenemos todo el día, ____. Da un salto.
Solté un suspiro y me agarré sobre sus hombros para colocarme sobre su espalda y posicioné las piernas en su cadera. Di un pequeño salto y Zayn me agarró por debajo de mis muslos. Enseguida caminó a través de las calmadas aguas del río llenas de piedras.
  • ¿Está fría?
  • Un poco – rió – ¿vas bien?
  • Yo estoy muy cómoda – pasé mis brazos alrededor de su cuello para estar más segura de no caerme – ¿y tú?
  • No pesas nada – siguió caminando hasta la otra orilla. Cuando ya estábamos en tierra seca siguió caminando como si nada.
  • Me puedes bajar ya – le recordé que seguía sobre él.
  • Falta poco – ajustó mis piernas a su cintura para agarrarme mejor – No quiero que te caigas o te hagas daño con esos zapatos. El camino está lleno de piedras y ramas.
  • Gracias – susurré inclinando mi cabeza y apoyando mi barbilla en su hombro – todo esto es muy bonito. Me llevas al lago, ¿cierto?
  • Sí – suspiró – al final te diste cuenta. Estamos en Hoopes Dam. Pero hemos entrado por un sitio que nadie lo hace. Bueno, solo yo – rectificó.
  • ¿Vienes a menudo?
  • Cuando quiero estar solo. Tengo una historia con este sitio – sentí que se puso tenso – creo que gustara verlo. ¿Has venido antes?
  • No. Las excursiones no son lo mío – sonreí – pero creo que me pueden llegar a gustar.
  • Siempre que te lleve a caballo, ¿no? - ironizó.
  • Si venimos otra vez vendré mejor preparada. No tendrás que cargarme.
  • No me importa, _____. Llega a ser divertido. Estás con miedo a caerte, siento como aferras tus piernas a mí – me sonrojé – pero te tengo bien sujeta.
Llegamos al límite de los árboles. El lago se extendía a lo largo de todo mi campo de visión y en el agua se reflejaban los rayos de sol matutinos. En la orilla había una sábana con dos cestas encima. Me deslicé hasta que mis pies tocaron el suelo. Me puse frente a Zayn.
  • ¿Has preparado un picnic?
  • Sí, bueno … en una de las cestas tan solo hay algo de fruta y unos sandwiches. No es nada del otro mundo – dijo tímido.
  • Es perfecto – le sonreí – y, ¿la otra?
  • Ve a ver – me indicó con la barbilla.
Me puse de rodillas en la sábana blanca frente a las cestas. Zayn se sentó a mi lado con una pierna extendida y una rodilla flexionada donde apoyaba un brazo. Abrí la cesta de mimbre que él me indicó. Un jadeo se me escapó al ver su interior. Regalé a Zayn la mayor de mis sonrisas.
  • No me lo puedo creer. ¡Gracias!
Sin pensármelo dos veces extendí mis brazos alrededor de su cuello para abrazarlo. Durante unos segundos aspiré su aroma y noté la suavidad su piel en su cuello. Me separé y volví la vista a la cesta. Un cachorro dormía arrinconado sobre una tela beis. Era un perrito blanco con manchas marrones en el lomo, y unas orejas caídas del mismo color. Me daba pena despertarlo.

Regresé la mirada a Zayn. Una sonrisa natural protagonizaba su cara. La alegría llegaba a sus ojos, brillantes por la luz del sol. Se veía hermoso.
  • ¿Te gusta?
  • Me encanta. Mis padres nunca me dejaron tener mascotas, después me olvidé de esa idea, ¡pero me encanta! – sonreí. Tenía el impulso de volver a abrazarlo, pero reprimí las ganas.
  • No sabes cuanto me alegra – bajó la vista a la cesta – se ha despertado – sonrió.
Miré donde él. El perrito tenía unos ojos negro y brillantes. Estaba con su boca abierta y me miraba fijamente. Parecía que sonreía. Amaba a ese animalito. Lo cogí en brazos y lo acaricié. La respuesta fueron unos pequeños lamidos en mis manos y ladridos agudos. Era un cachorro feliz.
  • Es un Beagle. La perra de mi prima tuvo crías hace unos días … pensé que sería un buen regalo de cumpleaños.
  • Es precioso – dije acariciando la suave cabecita del pequeño – de verdad Zayn, me gusta mucho – no sabía si entendería cuán agradecida estaba.
  • ¿Cómo lo llamarás?
  • No lo sé – el cachorro escapó de mis manos y fue hasta Zayn, él lo recibió cogiéndolo y colocándolo sobre su pecho al tiempo que se tumbaba por completo sobre el suelo – ¿cuando preparaste todo esto? – me tumbé junto a él boca abajo, apoyando los codos en la sábana y acunando mi cabeza en mis manos – No dejarías a mi “cosita” aquí sola mucho tiempo, ¿verdad?
  • No – sonrió. El Beagle bajó de su pecho al suelo y se puso tumbado entre nuestros cuerpos – vine aquí justo antes de ir a recogerte. Antes de marcharme le di de comer. Suele ser muy tranquilo. ¿Cosita? - repitió riéndose.
  • Ya – reí – no sé como llamarlo.
  • Por el momento “cosita” – volvió a reír – ¿tienes hambre? - preguntó cogiendo la otra cesta y sacando un sandwich envuelto en papel.
  • No mucha – me asomé a la cesta y escogí una manzana – y, ¿cuando planeaste traerme?
  • Anoche, después de que colgaras – Zayn alargó la mano fuera de la sábana y arrancó un diente de león abierto – pide un deseo y sopla – puso frente a mí la flor.
  • No hace falta – sonreí. Zayn arqueó las cejas – mis padres ya me hicieron soplar las velas y pedí un deseo.
  • Nunca viene mal pedirlo varias veces. Más que nada por insistir – bromeó.
  • No hace falta – repetí – ese deseo ya se cumplió – estiré mis brazos y me tumbé del todo. El pequeño cachorro paseó por mi espalda.
  • ¿Qué pediste?
  • No quedarme sola …
El silencio se apoderó del momento. Llegó a ser incómodo y sentí la urgencia de darle una explicación.
  • Nunca pasé un cumpleaños sin mis amigas. Pensé que este sería un día más, que estaría estudiando. Nada de diversión … que la gente se olvidaría de mí – él iba a decir algo pero no le dejé – pero con mi familia he estado mejor que nunca, y después has llegado tú – Zayn luchó por aguantar una sonrisa, pero no le salió bien – y me has traído aquí y me has regalado esta “cosita” – reímos juntos – éste perro va a ser mi héroe para no sentirme sola.
  • No lo estás – me miró serio – están tu hermano, tus padres … yo.
  • Lo sé – sonreí abiertamente – por eso no quiero tentar a la suerte pidiendo más deseos – Zayn sopló el diente de león – ¿tú lo pediste?
  • Sí, pero no te lo diré – me guiñó un ojo. Cogió el cachorro de mi espalda y lo puso entre sus brazos empezando a jugar con él – así que, ¿este bicho es un héroe?
  • Dime tus super-héroes favoritos – sonreí.
  • Hmm … no sé. Spiderman, Superman, Batman, Hulk … ¿por?
  • ¿Peter Parker o Clark Kent? - hice caso omiso.
  • Clark Kent – rió – ¿qué pasa?
  • Acabamos de bautizar a la “cosita” - reí.
  • ¿Clark Kent?
  • Dejémoslo en Clark.
  • Hulk hubiese molado – echó su cabeza hacia atrás y dejó salir una carcajada – pero me gusta Clark. ¿A ti te gusta?
Zayn puso al cachorro frente a su cara y le lamió la nariz. Reí rodando por el suelo al ver la cara de Zayn por la sorpresa.
  • Sí, si que le ha gustado el nombre – seguí riéndome.
  • ¿De qué te ríes?
  • De ti – me incorporé y me puse frente a él aún sonriente – pero no te enfades.
  • ¿A cambio de qué?
Obviamente él no estaba enfadado pero retarse era divertido. Me aproximé más a él.
  • ¿Qué es lo que quieres? - miré sus preciosos ojos color avellana.
  • Hay muchas cosas que quiero de ti – susurró en un tono seductor – pero las conseguiré poco a poco, ya lo verás.

domingo, 27 de enero de 2013

Capítulo 12: No Estás Sola


Pasé el resto de la semana estudiando. Creo que en mi vida estudié tanto y me desconecté de la sociedad. Estaba preparada para lo que viniese. Me sentía orgullosa de aquel esfuerzo. Me tiré a la cama y solté un gran suspiro. Era sábado por la noche. Miré mi móvil. En unos minutos sería mi cumpleaños. Me pregunté si era demasiado tarde para llamar a alguien. Sí, me había pasado todos los días anteriores conteniéndome de llamar a Zayn. ¿Por qué? Ni idea. Simplemente sentía que no era el momento, que era pronto. O quizás para comprobar cuanto podía esperar. Pero en ese momento sentía que quería escucharlo. A la vez, algo de inseguridad se apoderaba de mí. Miré fijamente la pantalla del móvil con el botón para llamar a Zayn. Finalmente lo presioné. Un tono … dos …
  • ¿Diga?
Contuve la respiración. Oh Dios, ¿qué me pasa?
  • Hola.
  • ¿_____?
  • Esa soy yo – sonreí – ¿te desperté?
  • No. Suelo dormir tarde.
  • ¿Qué hacías?
  • Revisar unas fotos … contesté sin mirar la pantalla, por eso estaba despistado.
  • Ah … ¿son fotos de tu trabajo?
  • Hmm
  • Me gustaría verlas un día – dije sin pensar.
  • Un día de estos te las enseñaré – sonó alegre – ¿tú que hacías?
  • Acabo de terminar de estudiar … por hoy.
  • Date un descanso.
  • Ya lo estoy haciendo – sonreí.
  • Has tardado cinco días en llamar.
  • ¿Eso es tarde o temprano?
  • Mas bien tarde – sonó burlón – pero ya no importa.
  • Te dije que estaría ocupada – le recordé.
  • Lo sé – pasaron unos segundos hasta que volvió a hablar – Acaban de dar las doce en punto. Feliz cumpleaños.
  • Oh. Te has acordado – me sorprendí.
  • Pues claro – rió tras el auricular.
  • Gracias – suspiré.
  • ¿Pasa algo?
  • Creo que te llamé para esto, para no recibir sola los dieciocho años … soy tonta.
  • ¿Por qué? Esto no es malo. A mí me gusta que hayas llamado – no dije nada. No sabía que decir – No estás sola – dijo al cabo de los segundos.
Unas lágrimas bordearon mis ojos y se me formó un nudo en la garganta. Mierda. No. No iba a llorar. Menos en mi cumpleaños.
  • ¿_____?
  • Sigo aquí – musité tratando de aclarar mi garganta.
  • ¿Estás llorando? - se preocupó.
  • ¡No! No, estoy bien. No te molesto más – me excusé para terminar la llamada – Buenas noches Zayn.
  • Buenas noches preciosa.
Tiré el móvil a un lado. ¿Por qué me había sentado tan mal aquello? ¿Me sentía sola? Recordé mi decimoséptimo cumpleaños sin poder remediarlo.

Ally y Marcy pasaron la noche en mi casa. Me cantaron cuando dieron las doce, pasamos horas hablando hasta que nos dormimos. A la mañana siguiente salimos de compras. Al medio día estuve con mi familia. Y por la noche me encontré con … Justin. Fue un día perfecto.

Ninguna de esas personas estaban en ese momento. Solo mis padres, mi hermano y … ahora Zayn.

Cerré los ojos. Me escocían, pero vencería al impulso de llorar. Poco a poco caí en un profundo sueño. El mejor de los regalos lo hizo mi mente: Justin volvía para quedarse, me abrazaba, me pedía perdón, me besaba y una vez más sentí que era feliz.
* * *

Cumpleaaaaños feliz, cumpleaños feeeeliiz Abrí los ojos, mis padres y mi hermano rodeaban la cama. Te deseamos _____, cuuuuumpleaaañooos feeliiiiiz!! Mi madre me acercó una tarta de chocolate con unas velas encendidas. “Pide un deseo” Me recordó en un susurro. La miré soñolienta, no quería meditarlo mucho.

“No quiero quedarme sola” Fue lo primero que pensé. Soplé las velas y todas se apagaron de golpe. Mi padre y Mike aplaudieron. Todo era como años atrás. Hacía tiempo que no hacían esto.

Abrí un poco más los ojos al deshacerme del sueño. La tarta era casera. Mi favorita. Grité de emoción y abracé a mi madre.
  • Gracias – sonreí.
  • Vamos a desayunar cariño – me dio un beso en la frente.
  • Felicidades pequeña – se emocionó mi padre.
Abrí mis brazos desde la cama y me abrazó. Después se sumó mi hermano y por último mi madre. Formamos una piña.
  • Quiero probar mi tarta, ¡ya!
Todos reímos. Bajé en pijama y tomé mi desayuno viendo la televisión. Cuando lo terminé subí a ducharme con mi música preferida a tope. No tenía idea de que iba a hacer el resto del día … mi buen humor bajó de repente. Estaba sola. Solo estaba mi familia. No había nada más que hacer.

Cerré la corriente de agua de repente y salí de la ducha envuelta en una toalla. Sobre la cama había un regalo. Lo abrí. Un vestido azul ajustado a la cintura y que caía hasta por encima de las rodillas. Tenía algunos detalles que lo hacían hermoso.

Me enfrenté al espejo. Empecé a desenredarme el pelo. Noté una arruguita entre las cejas. Sabía que si me relajaba desaparecería, pero por algún motivo no podía borrarla. Cerré los ojos y me centré en buenos recuerdos de mi infancia. Recordé la sorpresa de la mañana. Abrí los ojos. Mi cara lo agradeció, incluso mis labios se habían curvado ligeramente. Me maquillé muy poco. Delineador, rímel y brillo de labios. Abrí el armario para buscar unos zapatos a juego con el vestido … otra caja envuelta en papel. Ah, mamá. Unos bonitas sandalias blancas con piedras y cinco centímetros de tacón. Nada excesivo, como le gustaba a mi madre y a mí para estar en ambiente familiar.

Me puse los regalos. Dejé mi pelo suelto. Me veía muy bien. Bajé al salón. Mis padres y mi hermano me dieron la aprobación.
  • Falta esto – comentó mi hermano sacando una pequeña bolsa.
Dentro había unos pendientes largos de piedras brillantes y una caja. La caja guardaba un fino reloj de marca con más brillantes a los lados.
  • Me encanta. Gracias – di un pequeño abrazo a Mike.
  • Kayla me ayudó a escoger – sonrió.
  • Ya decía yo que tenías muy buen gusto – bromeé.
  • Y esto es para ti – se acercó mi padre.
Cogió mi mano abierta y me tendió unas llaves.
  • Son las del Mini. Esta casi nuevo.
  • Oh, Dios – salté a abrazarlo – Gracias, gracias, gracias – repetí – Lo cuidaré como si fuera de la familia – reímos.
  • Ven – Mike me cogió de la mano.
  • ¿Más sorpresas?
Mike me llevó al porche.
  • Les he dicho a papá y mamá que te llevaría de fiesta.
  • ¿Qué haremos en realidad? - fruncí el ceño.
  • Yo me voy con Kayla, tú … - señaló hacia el Mini.
  • ¿En serio? - me sorprendí de ver aquello.
  • Pásalo bien – dijo yendo a su coche en la parte trasera de la casa.
Me acerqué poco a poco a mi nuevo coche. Zayn se veía genial con unos pantalones cortos color caqui, una camisa de cuadros roja sobre otra blanca y el flequillo a un lado.
  • ¿Me dejas hacerte un cumplido?
  • Estoy de buen humor, puedes decir lo que quieras – sonreí.
  • Estás hermosa – me sonrojé por como lo dijo y me miró.
  • Gracias – respondí tímida agachando la cabeza.
  • ¿Damos un paseo? - abrió la puerta de conductor y me invitó a entrar.
  • Estoy deseando conducir – me entusiasmé – ¿a dónde quieres que te lleve? - pregunté sentándome en mi asiento.
  • Yo te guío – contestó entrando al lado de copiloto. Alcé las cejas – es mi sorpresa, así que no preguntes. Toma la carretera Barley Mill – torció sus labios hacia un lado. Si siempre me pedía algo con ese gesto obedecería sin importar que fuera.
  • Tú mandas – respondí encendiendo el coche y sintiéndome una reina.
Fui por la carretera que me dijo. Conducía con un brazo extendido sobre el volante y otro sobre la ventana, estaba relajada. Encendí la radio. Oh, sí. David Guetta marcaba el ritmo con Nicki Minaj en “Turn Me On”. Subí el volumen y empecé a mover el cuello de arriba a abajo cantando por lo bajo, montando un concierto en mi imaginación. Giré la cara un momento para ver a Zayn, su cara era el reflejo de la diversión. Sonreí.
  • ¿A dónde quieres que lleguemos? Por aquí nos alejamos bastante de la ciudad.
  • Esa es la intención – alcé las cejas – de vez en cuando es bueno olvidarse de lo que nos rodea … conozco un sitio perfecto para eso.
  • ¿Falta mucho?
  • Creía que tenías ganas de conducir tu coche nuevo, ____.
  • Oh, sí, estoy disfrutando. Pero me tienes intrigada – volvió a torcer los labios. “Por Dios, deja de hacer eso”, rogué por dentro. Me mordí el labio.
  • Toma la próxima salida de la autopista. Después conduce otra media hora y aparcas.
  • Señor, sí señor – respondí como si se tratará de sargento. Reímos.
Terminó la canción de Guetta y empezó “It's my life”. Zayn se unió a mis coros. No podía desviar la vista de la carretera pero lo poco que veía me gustaba. Cantando era adorable. Empezaba a sentirme muy cómoda con él, sin miedo a hacer el ridículo, sin temor a ser yo.

viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 11: SÉ TU MAYOR SECRETO


No iba a volver la vista atrás. Tras unos minutos en mi coche esperando a que bajara la rojez de mi rostro entré a mi casa decidida a lucir bien. Mis padres estaban viendo juntos la televisión. Los saludé y les conté todo lo que había hecho con Ally. Evite contar que esa iba a ser mi última salida con ella. Subí las escaleras hacia mi dormitorio. Frente a mi puerta estaba la de mi hermano y se escuchaban voces. Debía estar jugando a la Wii con sus amigos.

Entre a mi habitación y encendí la música para no escuchar mis pensamientos. Para entretenerme empecé a probar peinados que podría hacerme con el nuevo corte de pelo. Cada vez me gustaba más. Terminé maquillándome por puro aburrimiento.

Tocaron a la puerta y quité la música, me levanté del tocador y abrí. En el pasillo vi a Kayla.
  • Hola – dije sorprendida – ¿qué tal?
  • Bien – tenía una sonrisa resplandeciente – ¿nuevo “look”?
  • Sí, me lo hicieron hoy.
  • Te ves bien … oye, ¿vienes conmigo? Mike y otros dos están en su cuarto jugando y soy la única chica.
  • Oh, vale – sonreí.
Abrimos la puerta del cuarto de Mike. De pie frente a la televisión estaban Mike y otro chico al que llamaban Ryan. Sentado en la silla del escritorio … Zayn. Di un pequeño saludo a todos con la mano y me senté con Kayla en la cama de mi hermano. Estaban jugando a Just Dance.
  • Juguemos a otra cosa – dijo Kayla – estoy harta de que ganes – acusó a Mike.
  • No es mi culpa ser el mejor – se regodeó – ¿qué proponéis?
  • Lo único que te va mal – dije yo – Sing Star – alcé las cejas retándole.
  • Eres una pesadilla – me miró mal. Reí.
  • Solo contigo – me levanté y cambié el disco del juego.
  • Yo quiero competir con Mike – se alegró Kayla – algo en que ganar, ¡por fin!
  • No te confíes linda – le advirtió mi hermano.
  • Lo justo es que cante primero ____ que acaba de llegar – comentó Zayn con una sonrisa maliciosa.
  • ¿Contra ti? - inquirí.
Zayn se encogió de hombros y se levantó con aires de suficiencia. Era irritante ver cuán confiado se veía. Revisé la lista de canciones.
  • Me las sé todas – comenté – elige tú.
  • Hmm … Just The Way You Are – señaló en la lista.
  • Se lo has puesto tirado – bufó mi hermano.
  • Mike, cierra la boca – le dije.
  • Apologize es mejor elección – dijo sonriendo. Sabía que esa era difícil.
  • Bruno Mars tiene más mi estilo – le contestó Zayn.
  • Tú y yo cantaremos Apologize – le respondió Kayla a Mike.
  • Que bien – dijo sarcásticamente. Todos reímos.
La canción empezó a sonar. Cogí el micro, no necesitaba mirar a la pantalla, pero aún así me juré que no apartaría la vista de las letras para no encontrarme con la mirada de Zayn.

Empezaba yo. Oh, her eyes, her eyes, make the stars look like they're not shinning … seguí cantando hasta todo el estribillo. Después empezó Zayn. Her lips, her lipsLo miré, tenía una hermosa voz al cantar. Her laugh, her laugh, she hates but Dios, me está mirando a los ojos. She's so beautiful, and I tell her everyday. Oooh, you know, you know, I never ask you to change

Me estaba poniendo nerviosa. “_____ baja la mirada” me grita mi subconsciente. Le hice caso. Oh mierda. Sentía mis mejillas calientes. “¿Qué **** te pasa?” Me acusaba la ___ interior, y mi yo más externo no sabía responder. Zayn terminó el estribillo. Cause girl you're amazing, just the way you areMe tocaba a mí, oh sí, las notas altas de esa canción me mataban. Zayn también las tenía que hacer. Terminamos la canción juntos. When I see your facenos miramosthere's not a thing that I would change, cause your amazing, just the way you are. Yeeah.

"!Oh Dios, ha sido increíble!" Me encantaba cantar y con él había sido genial. La diablesa de lo más profundo de mi ser asientía feliz y decía. “Oh vamos, nena, sabes que él quería eso, no te quedes atrás en el juego” ¡No! La reprendí. Yo cambié, nada de juegos con más chicos.

“Pues no juegues” me animó mi subconsciente racional, “dijiste que saldrías adelante, VIDA SOCIAL” me gritó. Cierto, no iba a mirar atrás, pero había aprendido de mis errores pasados. Sin embargo, eso no significaba que no volvería a salir con chicos. Si Zayn quería algo conmigo, ¿por qué iba a rechazarlo de inmediato?Aunque claro, iba a tomarme mi tiempo. En lo más profundo de mi mente me pregunté, ¿Justin habrá salido ya con otras? Deseché ese pensamiento, no iba a moverme en función de como lo hiciera mi ex-novio. Iba a actuar en función de mi felicidad.

Estaba harta de mis estúpidos debates mentales. Cogí mi móvil y escribí un mensaje mientras mi hermano y Kayla cantaban su canción.

<<Linda voz. Aún así gané ;) >> Enviar. Zayn cogió su móvil del bolsillo. No sonó, lo tenía en vibración. Sonrió y escribió. Enseguida recibí otro mensaje. <<Gracias, la tuya también. Me darás la revancha?>> << Cuando quieras >>

Nuestras miradas se cruzaron, su sonrisa despampanante sumergió. Sonreí tímida y volví la vista a los cantantes. Mike estaba haciendo el ridículo contra Kayla. Mi móvil vibró.

<<Ahora tengo tu número>> Zayn. Bufé rodando los ojos. <<Esa era mi intención>> ¿Creía que le mandaba mensajes por que no me atrevía a hablar cara a cara? Sacudí la cabeza.

Mi hermano y Kayla terminaron la canción. Todos cantamos un par de canciones cambiando de parejas. Fue divertido. Pasamos todo el tiempo hablando, haciendo bromas y bailando y cantando. Terminamos tarde. Les acompañamos a la puerta de casa cuando decidieron irse. Kayla me dio un abrazo antes de salir por la puerta con Mike. Ryan se fue con un simple adiós y Zayn se acercó a mí.
  • Daré buen uso de tu número de móvil.
  • Eso espero – le sonreí.
Zayn torció sus labios. Me dio un rápido beso en la mejilla y salió de mi casa sin comentar nada más. “Oh, nena, niégame que eso te gustó” Se burló mi diablesa. “Vuelve a tu cueva” Le mascullé.

* * *

Nuevo día de instituto. Mi hermano se había ofrecido a llevarme, algo extraño, quería saber algo. Cuando subimos al coche y me puse el cinturón de seguridad arrancó y empezó a acosarme.
  • ¿Qué tal anoche?
  • Estuvo bien. Hacía tiempo que no lo pasaba tan bien – respondí sincera.
  • Ya, me alegro – tensó los nudillos sujetando el volante – ¿pasó algo cuando te trajo Zayn a casa la otra noche? - tuve que contener mi risa.
  • ¿A qué te refieres?
  • No te hagas la tonta, no te queda bien – masculló irritado.
  • Me llevó a casa en su moto, le agradecí y listo. ¿No te fías de tus amigos, Mike?
  • ____ – paró el coche, estábamos frente al instituto – nunca me he metido en tu vida, pero si vas a salir con mis amigos quiero que seas sincera. Somos ya mayores como para andar con tonterías – me intimidó con su reciente madurez.
  • Te sientan bien los veinte años – sonreí, él me correspondió – te he dicho la verdad.
  • Anoche lo vi, Zayn quiere algo contigo … y lo sabes – asentí – ten cuidado.
  • Mike … sé lo que hago.
  • Te lo digo porque Zayn es mi amigo, pero tu eres mi hermana. Ya te he visto mal suficientemente tiempo y todos hemos estado impotentes por no saber que te pasaba y qué hacer. No quiero malos rollos, pero ten en cuenta que si tengo que defender a alguien si algo sale mal, será a ti.
  • No sabía nada de eso – agaché la cabeza – siento haberos preocupado.
Mike me cogió por los hombros y me abrazó. En esos momentos adoraba a mi hermano mayor.
  • Serás cuidadosa – me ordenó.
  • No tengo intención de ir rápido con ningún chico, Mike – el asintió. Pasé un minuto en silencio bajo el brazo de mi hermano – ¿Desde cuando eres así de protector conmigo?
  • Desde que te escuché llorar por las noches – mierda. – Te oí en mi habitación. Además, Kayla me aconsejó …
  • Me gusta Kayla, hacéis buena pareja – me incorporé. Mike sonrió.
  • Lo sé. Será mejor que entres a clase o te retrasarás.
  • Esto se siente como cuando estábamos en el colegio y siempre me defendías en las peleas con niños mayores – sonreí por el recuerdo – después te hiciste un adolescente arrogante.
  • Ya … y tú una mocosa presumida.
Hice una cara de indignación, pero ambos estábamos de buen humor. Salí del Volvo y coloqué mi mochila sobre mis hombros. Me despedí alzando la mano desde fuera y entré al edificio. Desde el rabillo del ojo vi a Ally con Lucas, pero seguí adelante. Ya nunca más me detendría en el pasado.

Fui a mi taquilla para sacar lo que necesitaba en la siguiente clase. Al abrirla un pequeño papel cayó al suelo. Lo recogí y leí lo que ponía. << SÉ TU MAYOR SECRETO>>

Me puse pálida. ¿Qué secreto? Miré alrededor, todo el mundo iba a su tema. Nadie sospechoso. Arrugué el papel en un bolita y lo tiré al fondo de la taquilla. Yo no tenía grandes secretos, pero ¿quién utilizaría uno contra mí? Yo no tenía enemigos … bueno, ahora parecía que sí.

Seguí todas las horas de clase, concentrada en los temarios. Con suerte no suspendería nada y tendría buenas notas en algunas asignaturas. Todo el alumnado estaba revolucionado con la fiesta de graduación. Quería encontrar la manera de salir de ese tema lo antes posible. La semana siguiente estaba llena de exámenes y después podría descansar por todo un verano.

Revisé el móvil al salir de la clase de historia. Un nuevo mensaje.

<<Te apetece salir a comer?>> Zayn me estaba invitando a salir con él y yo no tenía idea de que hacer después de la charla con mi hermano. Le prometí ir despacio y tener cuidado, y lo había hecho por mi bien. Pero comer en compañía no hacía daño a nadie, ¿no? Además, era un buen plan conocerlo un poco más.

<<Me recoges? Salgo en cinco minutos del instituto>>

<<Ahí estaré :)>>

Dejé mis cosas en la taquilla y fui al baño para comprobar como estaba. Mi recogido estaba perfectamente colocado. Mi camisa fucsia apenas tenía arrugas y mis pantalones vaqueros rotos a lo largo de las piernas me quedaban genial. Llevaba unos zapatos negros planos, lo normal para ir a clase. Saqué el brillo labial de mi bolsillo y lo apliqué en mi boca. Un simple retoque. Mandé un mensaje a mi madre diciendo que salía a comer con una amiga.

Al salir del edificio vi a Zayn sentado en su moto. Mierda. Aquella imagen me recordaba demasiado a cuando me recogía Justin. “No, ____, se acabó. Pasa página.” Bajé despacio las escaleras hasta ponerme frente a él.
  • Hola – sonrió – ¿qué tal tu mañana?
  • Clases aburridas … ¿la tuya?
  • Una buena mañana de trabajo – sacó un casco y lo puso con cuidado en mi cabeza – sube.
  • ¿A dónde me llevas? - dije apoyándome en sus fuertes hombros para sentarme en la moto.
  • ¿Te gustan los kebabs?
  • Me encantan. Hace mucho que no como uno – me ilusioné.
Zayn arrancó y puso la moto a toda velocidad. Me abracé a él con fuerza. Empezaba a pensar que lo estaba haciendo apropósito. Diez minutos después estábamos frente a un restaurante. Me bajé primero, mientras Zayn se quitaba su casco. Después se acercó a mí y quitó el mío al ver que yo no podía. Era penoso. Me sonrojé. Y Zayn … ¿no podía borrar la sonrisa de su cara?
  • ¿En qué trabajas? – le pregunté por buscar una distracción.
  • Soy la imagen para la publicidad de algunos anuncios.
  • ¿Modelo?
  • Sí, bueno – se encogió de hombros – suena mejor imagen publicitaria – se rió.
  • Ya, claro – reí. Zayn se puso a mi lado y empezamos a caminar hacia el restaurante – tiene que ser entretenido – él asintió.
Entramos en el restaurante. Apenas había cola. Ambos pedimos el mismo menú. Mientras esperábamos a que estuviera listo, nos sentamos en una mesa con nuestras bebidas y unas patatas fritas.
  • Mike ha hablado conmigo – me comentó Zayn dando un trago a su cerveza tranquilamente.
  • Oh, Dios – alcé una ceja – ¿qué te ha dicho?
  • ¿Qué crees? - torció sus labios en una sexy sonrisa.
  • También habló conmigo llevándome a clase …
  • Tienes un hermano protector.
  • Algo que jamás creía que pasaría – bufé. No sabía si me alegraba ya de eso. Comí una patata.
  • Básicamente me partirá la cara si te hago algo malo.
  • ¿Y sigues aquí? - me sorprendí – quiero decir, vives de tu “imagen publicitaria” – me burlé.
  • Ya, pero yo no creo que te haga daño – cuadró los hombros.
Un silencio incómodo se apoderó del momento. Por suerte llegó el camarero con nuestra comida. Tenía hambre. Empecé a comer enseguida. Decidí empezar un tema nuevo.
  • ¿Cuántos años tienes?
  • Diecinueve. Tú diecisiete, ¿no?
  • Haré dieciocho en …
Me quedé callada al darme cuenta de que en unos días iba a ser mi cumpleaños y no me había dado cuenta. El tiempo había pasado demasiado rápido.
  • ¿Y bien? - me despertó Zayn.
  • El domingo que viene – respondí – no lo había pensado hasta ahora.
  • ¿Quién se olvida de su cumpleaños?
  • Yo, al parecer – me reí – he estado un poco ausente. No creo que haya mirado mucho el calendario desde hace un par de meses.
  • Tendrás que celebrarlo – sonrió.
  • No creo – mordí el kebab – tengo que estudiar para el complot de exámenes finales.
  • Entonces no puedo robarte mucho tiempo – chasqueó la lengua.
  • ¿Qué tenías pensado?
  • No sé … cualquier cosa, ir despacio. Conocernos.
  • Eso me gusta – sonreí y bajé la vista para dar un trago de mi refresco con la cañita – ¿te lo dijo Mike? - adiviné.
  • Sí – sonrió – pero lo hubiera hecho de cualquier manera. No suelo salir con una chica y después olvidarme de ella – como hacía yo antes con los chicos, pensé – Te has puesto roja.
  • Yo solía … salir con chicos y después dejarlos tirados en la misma noche – admití – era un juego que no volveré a repetir nunca. Me arrepiento bastante de eso.
  • Vaya, ¿por eso quieres ir despacio ahora? - negué con la cabeza.
  • Pasó algo … no quiero hablar de eso ahora, por favor. Supongo que mi hermano ya te dijo algo de como estuve las últimas semanas, eso ya es lo suficientemente embarazoso para mí.
  • Comentó que estuviste deprimida – aceptó – solo eso, pero no tienes porque estar avergonzada – su mirada capturó la mía – todos cometemos errores y tenemos malos momentos. Esas cosas se descubren con tiempo.
No podía haberme dado una mejor respuesta. Sí, eran las palabras perfectas.

Terminamos de comer nuestro menú e hicimos un paseo lento de regreso a su moto mientras hablábamos de trivialidades. Zayn era un chico gracioso o trataba por todos los medios hacerme reír, porque no paré desde que salimos del restaurante. Tenía ganas de taparme la cara por lo roja que debía estar.
  • Para Zayn, en serio, hasta me duele la barriga de tanto reír.
  • Te sienta bien, tus mejillas están rosadas – sonrió.
Vi su mano inquieta. “Te quiere tocar” Me susurraba el subconsciente, la diablesa sonreía triunfante. Empezaba a sentirme estúpida por los apetitos de aquella criatura caprichosa que llevaba por dentro. “Despacio” Me dije a mí misma. Él se estaba controlando y era algo que agradecía. No estaba segura de como reaccionaría por su tacto y no le quería hacer sentir mal si no estaba preparada.

Me llevó de vuelta a casa. Al bajarme de la moto me quité el casco fácilmente, esta vez. Él también se quitó el suyo, pero no bajó de la moto.

Su mirada era cálida y su boca estaba ligeramente curvada.
  • Suerte con tus exámenes – comentó.
  • Gracias, la necesitaré.
Lo noté algo tenso y distante. ¿Se estaba controlando por lo de ir despacio? No quería que estuviese incómodo. Él siempre fue el que hizo que hubiese chispa. Ese instante se sentía soso. Me daba igual, por puro impulso me acerqué y le di un beso en la mejilla. Sus ojos se abrieron notablemente y su boca se torció hacia arriba. Me mordí el labio. Mierda, esa sonrisa torcida me gustaba demasiado y me ponía nerviosa.
  • Espero que me llames – dijo.
  • ¿Yo? - asintió.
  • Te toca a ti, además, la primera noche te dije que lo harías tarde o temprano.
  • Pero apareciste demasiado pronto en mi casa.
  • Me alegro – su sonrisa dejó mostrar una perfecta dentadura.
  • Yo también – me encogí de hombros. – Quizás esté un poco ocupada por los estudios – me excusé.
  • Tarde o temprano – repitió poniéndose el casco – prefiero temprano – me guiñó un ojo.
Sonreí agachando la cabeza y me di la vuelta para entrar a casa. Zayn se perdió por la calle a toda velocidad en menos de diez segundos.

miércoles, 23 de enero de 2013

Capítulo 10: Has Complicado Todo

Estaba tumbada en la cama. Los rayos de sol se colaban por la cortina provocando que me despertara levemente. Parecía un buen día. Di vueltas por mi cama, estirándome y abrazando la suave almohada.

No podía pasarme el resto del día así. La noche anterior había decidido volver a ser yo misma y continuar con mi vida normal. Para empezar tenía que cuidar un poco más mi aspecto.

Me levanté de un salto y fui a ducharme. Mientras el agua caliente destensaba los músculos de mi cuerpo pensé en que hacer el resto del día.

En un fin de semana así, lo suyo era no quedarse encerrada en casa. Salí del baño y llamé a Ally decidida a arreglar las cosas.
  • ¿____? - se extrañó.
  • Hola Ally – respondí tímida – ¿qué tal tu vida?
  • ¿Y lo preguntas tú? ____ ¿Cómo estás?
  • Bien … escucha, necesito que hablemos.
  • ¿Día de chicas?
  • Suena estupendo – sonreí en el auricular.
  • Ven cuando quieras cielo. Te espero en mi casa.
  • Gracias. Voy enseguida.
Colgué. Miré mi armario y me obligué a coger algo ajustado antes que cualquier chándal. Quería verme bien y ganar algo de confianza en mí misma.

Unos jeans oscuros y una camiseta con algo de escote en pico resultaron sentarme de maravilla. Agregué unas botas con pequeño tacón y bajé al salón.

Mis padres desayunaban tranquilamente. Sonrieron al verme vestida.
  • ¿Vas a salir?
  • Sí. Voy a ver a Ally. Quizás tarde en volver.
  • De acuerdo cariño. Ten cuidado y pásalo bien.
Solo les faltaba decirme que volviese todo lo tarde que quisiera y me volvería loca. No había estado tan mal como para que mis padres se comportaran de aquella manera tan aprensiva ¿o sí? Que importaba, me estaban poniendo histérica.

Me lancé a la calle y cogí el coche de mi madre. Sonreí. Quizás esto enfadaría a mis padres, todo fuese por volver a la normalidad …

Sin darme cuenta empecé a reírme sola como una idiota por la idea. Encendí el coche y lo saqué de la plaza de aparcamiento. En diez minutos estaba en casa de Ally. Ella me esperaba sentada en los escalones de su porche.

Salí y cerré la puerta del Mini tras de mí. Ally alzó la vista de su móvil, al verme lo guardó en su bolsillo. Me senté a su lado en las escaleras.

Permanecimos en silencio por varios minutos. Finalmente incliné mi cabeza y la apoyé en su hombro.
  • Necesito a mi amiga – farfullé.
  • Siempre me tendrás para lo que sea ____.
  • Doy pena – me reí de mí misma.
  • Argh, has pasado por un mal momento pero …
  • No, me refiero a mis pintas – reí sin humor – confiaba en que mi mejor amiga me ayudara a recuperar mi estilo.
  • Hay que arreglar esas uñas – señaló contenta – ¿qué tal si vamos a un salón de belleza? Nos lo merecemos – declaró.
Asentí entusiasmada. Fuimos con el Mini rojo hasta Wilmington para visitar las tiendas costeras. Conducir un rato y hablar por el camino de cosas sin sentido era un buen tratamiento para dejar atrás lo que me torturaba. Ally me habló de lo que estaba planeando para el final de curso. Sí, íbamos a graduarnos. Estábamos a punto de terminar nuestros estudios de bachillerato y con ello llegaba una buena fiesta. Ally estaba feliz porque tendríamos que ir pronto a comprar vestidos, pero siendo sincera, no iría. Para acompañar a mi amiga iba a estar Lucas como su pareja y eso no me ayudaría a olvidarme de Justin.

Mientras Ally seguía parloteando del tipo de vestido que quería llevar yo seguía conduciendo, asintiendo y haciendo como que la escuchaba. No me gustaba nada la idea del baile de graduación.

Llegamos a los distritos comerciales y entramos a nuestro salón preferido.

Francis nos recibió con la acostumbrada sonrisa para los clientes y nos sentó a cada una en un sillón. Quería cambiar de aspecto, pero no tenía idea de que hacerme.
  • No quiero un cambio radical, pero quiero algo distinto.
  • Déjalo en mis manos chériedijo con perfecto acento francés.
  • Confío en ti Francis – respondí no muy segura.
Mientras el estilista se encargaba de mi pelo, a Ally le estaban arreglando las uñas y le estaban haciendo un tratamiento facial para la piel.

Manicura, pedicura, lifting … cantidad de cosas para vernos bien.

Cuando Francis me dejó verme en el espejo mi boca formó una perfecta “O”. No estaba mal, me había cortado y escalado un poco el pelo, pero seguía largo. También me había puesto unos reflejos cobrizos que desentonaban con mi pelo castaño.
  • ¿Te gusta?
  • Sí. Me veo rara, pero me acostumbraré – sonreí.
  • Yo creo que te ves divina – matizó graciosamente.
  • Gracias Francis.
Ally y yo salimos de allí renovadas. Por norma, teníamos que ver tiendas cada vez que íbamos a Wilmington y Ally agregó “peinado nuevo, ropa nueva”. Afortunadamente llevaba la tarjeta de crédito que me regaló mi padre.

Comimos en un restaurante y terminamos la tarde de tiendas con varias bolsas de ropa. Había sido un completo de día de despilfarro.

Regresamos a casa de Ally a las ocho de la noche. Para mi sorpresa, Lucas y Johnny estaban allí, y abrazada a Johnny, Marcy. Obviamente me había perdido muchas cosas.

Ally salió del coche feliz para dar un fogoso beso a Lucas. Sentí mi estómago revolverse. Mis dos mejores amigas estaban emparejadas con los dos mejores amigos de Justin, mi ex. La realidad volvió a llamarme … el dolor seguía dentro por mucho que lo quisiera olvidar.

Marcy elogió mi nuevo peinado y me dio un abrazo. Lucas y Johnny se mantuvieron distantes, pero yo no pude evitar dirigirles la palabra.
  • Creo que vuestros móviles se han estropeado – dije irónicamente – casualmente, ninguno de los dos recibís mis llamadas.
  • Lo siento ____ - contestó Lucas.
Johnny por el contrario giró la cabeza haciendo caso omiso de lo que dije. Todo era muy incómodo. Faltaba Justin allí, a mí me hacía falta, o mas bien, yo sobraba en aquel momento. Me giré sobre mis talones dando una breve despedida. Iba a abrir mi coche cuando sentí una mano posarse en mi hombro. Al girarme vi a Lucas.
  • ¿Quieres hablar ahora?
Aquello era una clara invitación a una entrevista. Sí, tenía muchas preguntas. Asentí a su pregunta. Los demás entraron a casa de Ally y nos dejaron solos. Clavé mis ojos en los de Lucas. Él siempre había sido el más comprensivo y por eso quería ayudarme.
  • ¿Por qué no respondiste a mis llamadas?
  • Porque … Justin nos pidió que nos distanciáramos. No quiere que sepas nada de él.
  • ¿Cómo está?
  • Creo que bien, ganándose la vida como siempre ha hecho – respondió con humor oscuro.
  • ¿Lo has visto después de que se fuera?
  • No, ____. Tan solo hablamos de vez en cuando por teléfono.
  • ¿Está muy lejos?
  • Sí – luché contra el impulso de inclinarme ante los pinchazos en el vientre.
  • ¿Te ha preguntado por mí?
  • No – dijo quedamente – él trata de no pensar en ti, algo que tú también deberías hacer.
  • Se está olvidando de mí – mi voz sonó carrasposa, Lucas asintió – no quiere saber nada de mí – no voy a llorar, pensé – soy una idiota.
  • _____, es mejor que te alejes de todo esto. De todo lo que te recuerda a él, Justin no va a volver y lo único que estás haciendo es torturarte a ti misma.
  • ¡¿Crees que es fácil?! ¿Crees que a mi me gusta sufrir? Todo me recuerda a él, maldita sea – no llores, no llores – si hablas con él dile que me arruinó la vida desde el momento en que se fue, no cuando lo conocí. Eso es lo que él piensa.
  • No regresará. Sabes lo testarudo que es … Creí que reharías tu vida ____. Eres fuerte, sal con gente nueva. Evita encontrarte con nosotros. Si lo haces no saldrás adelante.
  • ¿Las chicas piensan lo mismo?
  • Todos. A ellas les duele verte así, pero saben que lo mejor es que no estés cerca de nosotros. No has visto tu cara al vernos a los cuatro juntos.
  • No hace falta, sé como me he sentido – Lucas asintió – Diles que las quiero.
  • ¿Te vas?
  • Sí. Estoy cansada de estar estancada – le di un abrazo – gracias Lucas.
  • ¿Qué harás? - me miró sorprendido.
  • Volver a ser yo – dije queriendo convencerme – Sí, lo haré – me animé.
Lucas me vio entrar al coche, arranqué y salí de aquel vecindario. Todo había sido demasiado. A los cinco minutos paré el coche en medio de ninguna parte, apoyé la cabeza en mis brazos sobre el volante y empecé a desahogarme y sacar toda la frustración, prometiéndome, que aquellas lágrimas serían las últimas que tendría por culpa de Justin Bieber. En mi cabeza resonaban sus palabras.

Nena, sabes que yo también te quiero. No te escondas.”

No voy a dejar que te pase nada."
  • ¡Mentiroso!
Deberías preocuparte de ti misma. Yo solo me las arreglo bien.”

No quiero que nada de mi asquerosa vida esté en la tuya, estoy cansado de intentar evitarlo y protegerte.”

Nunca has sabido como soy de verdad, te negaste a verlo.
  • Jamás me quisiste como yo a ti – sollocé.
No dejaré que vuelva a pasar algo así, te lo prometo.”

Yo mismo no me lo podría perdonar si vuelves a correr peligro por mi culpa.”

No me voy a perdonar nunca que tuvieras que usar esa pistola.”

Quería mantener la inocencia que te quedaba y mantenerte al margen de todas mis mier*das, pero … ¡maldita sea, todo salió mal!
  • No te esforzaste lo suficiente por nosotros.
No quería que tuvieras ninguna escusa para volver a verme. ____, me voy de aquí. No nos veremos nunca más …. voy a cualquier sitio para empezar de cero.”
  • Te odio – dije llorando – te odio – repetí. Dolía decirlo, pero a la vez era vez sentaba bien – Te odio, Justin – era como alcohol puro vertido sobre una herida abierta, quemaba, ardía, pero sanaba – Por tu culpa tendré que empezar de nuevo. Tú lo has complicado todo. ¡Te odio!

domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 9: ¿Empezar de Cero?


Había pasado el resto del domingo en casa de Ally y a la mañana siguiente fuimos juntas al instituto. Todo ese tiempo había pasado muy lento, como si todo fuera en mi contra para acabar las clases y salir corriendo de aquella cárcel. Cuando por fin tocó el timbre bajé corriendo las escaleras hasta la calle.

Por una estúpida costumbre miré hacia el frente para ver un coche aparcado. En lugar de la alegría que solía generar ese gesto, apareció una punzada en el estómago. El vacío era evidente. Días antes, a esa misma hora estaría en los brazos de mi chico.

Ajusté la mochila en mis hombros y empecé a caminar de regreso a casa.

Di pasos lentos, escuchando música con auriculares y sumida en mis pensamientos. Quedaban unos metros para llegar a mi porche cuando sentí a alguien agarrar mi brazo.

Me giré sobresaltada sacudiendo mi brazo, lista para correr. Ver aquellos ojos melosos me hizo contener la respiración. Me quité la música y guardé mi móvil para prestarle atención.
  • Siento asustarte.
  • No importa, estaba en mi mundo – curvé un poco mis labios, pero no llegué a mostrar alegría. Justin seguía mostrando la dureza y la inflexibilidad en su rostro.
  • Te traje tus cosas – me tendió una bolsa de tela.
  • Gracias – cogí la bolsa insegura – yo … iba a ir yo a recoger todo.
  • Lo sé, pero no quería que tuvieras ninguna escusa para volver a verme.
  • No necesito ninguna escusa Justin, en el momento que quiera verte lo haré – me enfadé.
  • No ____, me voy de aquí. No nos veremos nunca más – me puse tensa.
  • No es cierto.
  • Sí lo es – sus ojos cayeron mirando sus manos. Dejé caer la bolsa al suelo.
  • No hagas esto – puse mis manos en sus mejillas – es una estupidez – clavé mis pupilas en las suyas – me quieres, te quiero, tan solo estamos perdiendo tiempo para pasar juntos.
  • Te estoy poniendo a salvo.
  • ¿A salvo de qué Justin? Antes de este fin de semana estábamos los dos perfectamente, y ahora, ¿qué? ¿Crees que eres la peor de mis compañías?
  • No lo creo, lo sé. Estoy seguro de ello – se apartó de mi lado.
  • Te equivocas.
  • Eso es lo que tú piensas, por eso me voy. Evito que cometas una locura acercándote a mí.
  • ¿A dónde irás?
  • No lo sé – se encogió de hombros – a cualquier sitio para empezar de cero.
  • ¿Empezar de cero? – las lágrimas bordearon mis ojos.
  • Sí ____ – retiró las gotitas de mi cara con los pulgares – tú también debes hacerlo.
  • No – sacudí la cabeza y me enganché a su cuello ocultando la cara en su pecho – ¡la culpa fue mía Justin! Pero … ¡Cambié gracias a ti! ¡No te vayas por favor!
La impotencia y la desesperación me poseyeron. Sentí los labios de Justin en mi frente y me apretó contra él por la cintura durante un cálido instante.
  • Adiós ____ – su cuerpo empezó a separarse del mío.
  • Si de verdad me quisieras no harías esto. Verías que te necesito cerca y te quedarías – sollocé resentida.
Justin se dio la vuelta y caminó hacia su coche.
  • Pero en vez de eso te marchas porque te has cansado de mí – en un arranque de ira empecé a acusarle mirando su espalda – ¡Eres un cobarde Justin Bieber! ¡Y un mentiroso! ¡Has jugado a hacerte el héroe conmigo! ¡Nunca has querido a nadie mas que a ti mismo! – grité.
Justin dio un portazo desde el interior de su flamante deportivo. El motor rugió y se puso en movimiento a gran velocidad, derrapando, dejando marcas de neumáticos en el asfalto. Marcas similares a las que habían rasgado mi corazón.

* * *

Pasé semanas hundida, llorando en la cama cuando nadie me veía. Simulando sonrisas con mis amigas. Aislada de mi familia. Nadie me entendía. Apenas hablaba con la gente.

Volví al apartamento de Justin para comprobar por mí misma que se había ido, nadie abrió. Pregunté a los vecinos y me dijeron que no se le había visto desde hacía días. Le llamé por teléfono, pero Justin también tuvo la gran idea de cambiar de número. Los chicos, Johnny y Lucas, tampoco respondían. Sin embargo ellos todavía estaban por los mismos vecindarios y se veían con las chicas.

Justin fue quién decidió desparecer para no volver nunca más. Y de alguna manera, yo también me había ido. Sentía que era invisible, y no me molestaba. Había creado mi propio mundo en mi dormitorio, con la única compañía de mi mente y mis peluches.

Aquello no hubiese acabado sino hubiese sido por mi familia. La noche en que bajé a cenar mi madre había preparado lasaña y mi tarta preferida. Mi padre estaba animado y mi hermano mayor, por lo general irritante, también estaba sociable. Ninguno sabía lo que me estaba pasando, pero algo pasaba por sus cabezas.
  • ¿Qué tal está todo cariño?
  • Está todo muy bueno mamá – le agradecí.
  • Bueno, has hecho mucha comida – rió mi padre – después habrá que quemar energía.
  • Después nos damos un paseo, cielo – le respondió mi madre sonriente – ¿vendréis? - nos preguntó a mi hermano y a mí.
  • Yo tengo que prepararme para una fiesta – se excusó Mike.
  • Yo prefiero quedarme en casa – dije dando un bocado de pastel.
  • Llevas tiempo sin salir – se quejó mi madre – ¿qué es lo que pasa ____?
  • Nada, solo estoy cansada. Estrés por el instituto, exámenes y esas cosas – mentí.
  • Pues toca relajarse – sentenció mi padre – ¿por qué no vas con tu hermano?
  • ¡¿Qué?! - miré a Mike. Él solo torció la boca pero no se quejó. Todo estaba planeado – No, mejor no. Yo nunca he salido con los amigos de Mike, sería incómodo – aclaré.
  • Oh, vamos. Todos sabemos lo bien que se te da socializar ____. Y no vas a quedarte sola aquí en casa. Sal a divertirte.
  • Lo pasaremos bien – me dijo mi hermano – iremos a un pub nuevo que abren esta noche.
Sin más remedio tuve que aceptar. Nunca pensé que mis padres me empujarían a salir de fiesta. Debían estar realmente muy preocupados por mi comportamiento. Subí arriba y empecé a escoger ropa para salir. Me decidí por unos jeans blancos y un top azul eléctrico. No me quería esforzar mucho por ir presentable, así que simplemente cepillé mi melena y me puse algo de rímel junto a un poco de brillo labial.

Tocaron a la puerta y tras ella pasó mi hermano. Él tenía veinte años, era muy parecido a mí, con ojos grises y cabello castaño ondulado. Su cara era el reflejo de la despreocupación.
  • ¿Lista para salir?
  • Me faltan los zapatos – dije girándome hacia el armario.
  • Tienes tiempo – suspiró. – No es por meterme en tu vida, pero dime una cosa, ¿que movida has tenido? ¿Rollos de chicos?
  • Algo así – dije cortante para no dar explicaciones – ¿De verdad estás de acuerdo con que salga contigo y tus amigos?
  • Me he dado cuenta que te has alejado de los tuyos – torció el cuello – supongo que no me gusta ver a mi hermana tan mal, por pesadilla que sea.
  • Oh, Dios. Voy a recordar éstas palabras el resto de mi vida – me burlé de él curvando un poco las comisuras de mi boca – Mike Bolton se preocupa por su hermana pequeña – ironicé.
  • No soy insensible _____ Bolton – remarcó mi apellido como yo hice – Aunque sabías que de pequeño le quitaba dinero a papá nunca te chivaste – bromeó y se apoyó en el marco de la puerta – de alguna manera te la debía.
  • Me debes muchas – maticé. Él bufó.
  • Te quiero abajo en cinco minutos, ¿ok?
Bajé enseguida de que me di los últimos retoques. Realmente no sabía bien que iba a hacer cuando me encontrase con todos los amigos de Mike. Estuve apunto de decirle que diera la vuelta en el coche para irme a mi cama. Pero en ese momento me di cuenta.

Justin se había ido y me había dejado atrás. Yo me había quedado estancada y lo único que hacía era compadecerme de mí misma. Era penoso. Había dado de lado a mis amigas y mi propio hermano se tuvo que apiadar de mí. Yo no era de esa manera. Siempre había enfrentado las cosas como eran. Y la realidad de ese momento era que yo me estaba arrastrando por el suelo sin aceptar la mano de nadie para levantarme de una vez por todas.

Cuando Mike aparcó en la acera salimos. Todos sus amigos esperaban frente a la puerta del pub, haciendo cola. Eran cuatro chicos contando a mi hermano, y cinco chicas conmigo. Todos tenían entre dieciocho y veinte años. Para mi sorpresa Mike besó a una de las chicas para saludarla. Obviamente mi hermano era guapo, pero nunca me enteraba de si tenía novia, tampoco me había interesado … Mike me presentó a todos. Algunos me conocían de vista o de fotos, otros ni siquiera sabían que Mike tenía una hermana. Al principio me sentí una acoplada y me temí que aquello fuera una reunión de parejas, pero no, cada uno iba a su tema. La única pareja en el grupo la componían mi hermano y su chica, Kayla.

Mientras esperábamos para entrar estuve hablando con ella. Era muy simpática, y me encantó que siempre estuviera chinchando a Mike con pequeñas bromas. Si nos veíamos más veces nos haríamos buenas amigas y cómplices para fastidiar a mi hermano.

Entramos después de media hora. A decir verdad, no tenía ganas de bailar. Kayla y el resto de chicas fueron a la pista acompañadas de Mike y otro chico. Los otros chicos se perdieron de mi vista. Fui a la barra y me pedí un cocktail. ¿Beber podía ser uno de mis consuelos esa noche? No, más bien una forma de pasar el rato. Ya me arrepentiría a la mañana siguiente con mi resaca. Pedí un ron con coca-cola. A mi lado se sentó el chico que hacía un rato acompañaba a mi hermano.

Moreno de pies a cabeza. Su pelo oscuro relucía con las luces del pub, algo despeinado pero provocador y a simple vista, de buena musculatura.
  • ¿Pasando el rato? – asentí dibujando una sonrisa amable – Tu hermano no se cansa de bailar, deberías ir para hacerle competencia – sonrió abiertamente.
  • Es difícil hacerle parar – reconocí – es una perdida de tiempo retarle, siempre tiene más energía para demostrar quién es el mejor – negué con la cabeza. Mike no tenía remedio.
  • ¿Por qué estás aquí tan sola?
  • No me apetece bailar – me encogí de hombros – ¿tú?
  • Venía a invitarte – rió – pero si no quieres bailar me quedaré contigo – pidió Vodka con hielo al camarero – Mike nunca nos habló de ti.
  • Soy su hermana secreta – bromeé.
  • Creo saber porqué – tuvo una pequeña carcajada por una broma que solo él entendió. Después dio un trago a su bebida – ¿y por qué te trajo hoy?
  • Mis padres le obligaron. Estaban preocupados por que llevaba tiempo sin salir – reí sin humor – es algo muy raro. Por cierto, ¿cuál era tu nombre?
  • Puedes llamarme Zayn.
Pasamos un rato hablando de cosas al azar. Finalmente Mike y Kayla vinieron para tomar un refresco y animarnos a bailar en la pista. Accedí. Bailé animada hasta que me dolieron los pies. Lo pasé bien con ellos tres.

Cuando salimos del círculo de bailarines mi hermano me miró con una mirada de disculpa.
  • ¿Qué va mal?
  • Voy a pasar la noche con Kayla – arqueé una ceja – te vas a enfadar …
  • ¿Desde cuanto te importa enfadarme? Suéltalo.
  • Le pedí a Zayn que te llevara a casa. Yo me voy con mi chica.
  • Oh genial, muy responsable por tu parte – ironicé. – Menudo hermano mayor tengo.
  • _____, pronto tendrás la mayoría de edad. No seas ridícula.
  • Ya, ya. Lárgate. Sé feliz con tu chica. Yo también lo haría …
Suspiré. Irremediablemente había pensado en Justin y en la maravillosa última noche que pasamos juntos en su departamento. Recibí un pinchazo en el vientre y se me quebró la voz. De forma inesperada Mike me dio un pequeño abrazo por los hombros y se fue por la puerta del pub con Kayla. Zayn llegó enseguida que me vio sola.
  • Mi hermano te ha pasado la molestia de llevarme a casa.
  • No tiene importancia. Te ves cansada, ¿quieres irte ya?
  • ¿Tú quieres seguir aquí?
  • Para ser sinceros, estoy deseando salir de aquí.
  • Pues … vamos – curvé mis labios.
Al salir del local Zayn sacó las llaves de su bolsillo y me guió hasta una increíble moto Yamaha negra y plateada. Abrí un poco la boca con asombro. Nunca había subido en moto, pero realmente me apetecía probarlo. Zayn se subió a la moto y me miró de arriba a abajo. Después empezó a quitarse la chaqueta y me la tendió.
  • Te dará frío.
  • Gracias – acepté el abrigo – bonita moto – lo elogié.
  • Me la compré hace poco – sonrió orgulloso – ¿subes?
Asentí decidida. Me apoyé en sus hombros y con un poco de impulso alcé la pierna hasta el otro lado. La moto rugió estrepitosamente. Me agarré fuertemente a la cintura de Zayn. Cuando aceleró la moto a gran velocidad mi pelvis se ajustó involuntariamente a su cuerpo. Recé por ser la única en darme cuenta. Zayn sabía perfectamente el camino hasta mi casa, lo que hizo preguntarme por qué no lo había visto antes entre los amigos de Mike …

En cuanto paró frente a mi puerta me bajé y me puse frente a él.
  • Gracias por traerme.
  • No hay de qué – sonrió – tu pelo a sufrido un poco en el trayecto – colocó un mechón tras mi oreja. Enseguida me eché el pelo hacia atrás tratando de arreglarlo.
  • Dime una cosa, ¿por qué crees que soy la hermana secreta de Mike? - le pregunté refiriéndome a la broma que solo él entendió cuando estuvimos solos – antes te reíste de eso.
  • Obviamente no eres una chica que pase inadvertida. A ningún tío le gusta que sus amigos se acerquen a su hermana guapa – de las peores cosas que pude hacer, me ruboricé.
  • No sabía eso … – comenté quitándome su chaqueta – será mejor que entre. Gracias por todo, Zayn.
  • ¿Solo gracias? - dijo ajustándose la americana.
  • ¿Qué quieres?
  • Tu número de teléfono.
  • Mi número … – repetí suspirando – Zayn, no tengo intención de salir con ningún chico en un tiempo – contesté con sinceridad.
  • Entonces – cogió mi móvil del bolsillo de mi pantalón sin permiso y marcó su número – llámame tú cuando quieras – me devolvió el móvil.
  • ¿No se supone que a mi hermano no le gustaría esto?
  • ¿Te importa su opinión? - alzó una ceja.
  • La verdad, no. Pero es tu amigo.
  • Bueno, ese es mi problema – sonrió – tampoco tiene que enterarse de todo lo que haga.
  • No prometo llamar – le advertí.
  • Lo harás – dijo seguro – sino daré cualquier motivo para venir a tu casa.
  • Muy bonito – le empujé del hombro – entonces … supongo que ya nos veremos.
  • Pronto nena, más de lo que tú crees – me guiñó un ojo.
Me di la vuelta y fui hacia el portal. Al volver la vista atrás Zayn ya había encendido la moto y se iba. Antes de meter la llave en la cerradura me di cuenta de algo. Estaba sonriendo. No por cumplir ni por amabilidad. Era una verdadera sonrisa que Zayn había logrado sacar después de lo que parecía haber sido demasiado tiempo.