Tras la íntima ducha habíamos salido envueltos en unas toallas. Jason sonreía feliz mientras ambos mirábamos que ponernos en el armario. Sin dudarlo mucho yo saqué el vestido de rojo que había
comprado para mi cumpleaños y que aún no había utilizado. Lo presioné contra mi pecho para que Jase no viera como era y busqué mi ropa interior en un cajón para después darme la vuelta en
dirección al baño.
– _____ – me llamó Jase. Enseguida me di la vuelta y lo vi mirarme de una forma que no llegué a identificar – Te quiero – dijo alto y claro tras tragar saliva.
Sonreí ampliamente y me acerqué a él para darle un rápido beso en los labios poniéndome de puntillas. Jason sonrió con ternura viendo mi pequeña estatura y se agachó para devolverme el beso.
– Yo también te quiero, Jase – me separé de él apretando la toalla contra mí – Ahora arreglate que yo voy a hacer lo mismo.
– No uses maquillaje – arqueé una ceja – Me gustas así. Con tu pelo revuelto y natural. Es sexy. No necesitas nada más. Eres preciosa.
– Gracias – me colgué de su cuello y volví a dejar un beso en sus labios que él recibió gustoso
– Eres único haciéndome sentir así, ¿sabes?
Di un pequeño mordisco a su labio inferior y me separé para finalmente irme al baño, no sin antes dedicarle un guiño coqueto. Lo escuché reír mientras cerraba la puerta tras de mí.
Me quité la toalla y me puse mis bragas negras de encaje. Me coloqué el vestido rojo y lo abroché
por la cremallera del costado. Era un vestido muy ceñido a cada parte de mi cuerpo. No había ni una
arruga ni una zona que no se marcara con el material que se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel. El vestido tenía transparencias desde el pecho, cubierto por relleno cosido en interior, hacia los
tirantes finos que cubrían mis hombros uniéndose en mi cuello con un broche. Mi espalda superior quedaba expuesta de manera provocadora.
Me humedecí el pelo y lo peiné con un poco de espuma para que las ondas quedaran definidas cuando cayeran por mi pecho. Me mordí el labio mirándome al espejo. Nunca me había visto tan
provocativa … y eso que no llevaba maquillaje. Tenía dudas sobre lo que opinaría Jason pero aquel vestido me lo había comprado para él, así que se lo tenía que enseñar.
Dudosa salí descalza del cuarto de baño para ver a Jase frente al espejo mientras se acicalaba el pelo en punta. Sonreí al verlo con unos pantalones bajos, unas Supras y una camisa que torneaba sus
músculos. Iba todo vestido de negro … me gustaba.
Se giró al sentir mi mirada y abrió los ojos recorriendo mi cuerpo de arriba abajo hasta que sonrió al ver mis pies desnudos. Me sonrojé mientras reía por mi descuido y me acercaba a él.
– Te ves muy bien – comenté pasando un dedo por encima de su pecho – De negro, muy misterioso. Me encanta – dije mordiéndome el labio dándole un repaso.
– Hmm … – sonrió pícaramente cuando me alzó el mentón para recuperar el contacto visual.
Cuando cogió mi mano y me hizo dar una vuelta sonreí – Tú te ves … – soltó un suspiro – endiabladamente sexy.
– ¿No era un ángel? – protesté bromeando poniendo los brazos en jarras.
– Ahora eres mi diablesa vestida de rojo – sonrió y me rodeó la cintura – Me encanta, ____, pero no te alejes de mí esta noche, por favor.
– Me compré este vestido por ti – admití – Jamás llevaría esto para dedicárselo a otra persona.
– Eres mía – sonrió torciendo los labios hacia arriba.
– Te estás volviendo muy posesivo – señalé acusándolo hincando mi dedo en su pecho. Él sonrió de manera traviesa y sentí mi corazón acelerarse. Adoraba su sonrisa.
– Cuido lo que es mío, ¿sabes?
– Lo sé – asentí poniéndome de puntillas para presionar mis labios contra los suyos.
– Eres tan pequeña – se burló de mi estatura.
Lo miré mal y me giré para buscar unos zapatos en el armario. Encontré unos negros de plataforma que me elevaban unos diez centímetros del suelo. Me acerqué a él y apoyé mi brazo en su hombro en su hombro sin dificultad.
– ¿Decías? – me mofé cuando quedé casi a su altura.
– Me gustas más cuando estás abajo – rió. Puse mala cara – Mentira, me gustas de cualquier
manera – corrigió – Es solo que me encanta inclinarme para besarte, es la costumbre – se encogió de hombros.
– Bueno, ahora me puedes besar a la altura de mis ojos – consolé pasando mi mano por su nuca mientras juntaba nuestros labios. Al separarnos nos miramos y sonreímos.
– Será mejor que salgamos hacia la fiesta. Janelle se volverá loca si llegamos tarde.
Asentí mientras el agarraba mi mano y salíamos de allí para ir a la discoteca.
Desde la calle podíamos oír la vibración de la música retumbar en las paredes del local. Había luces de montones de colores iluminando la zona entre el cartel que ponía el nombre del negocio. Había una cola increíble para entrar. Gemí al pensar en mis zapatos.
Jase me pasó la mano por la cintura dirigiéndome directamente hacia la puerta saltándose toda la fila de personas que esperaban por entrar.
– ¿Recuerdas el trabajo de ética? – me preguntó mientras nos acercábamos al portero – Bueno, pues esta noche vas a conocer una parte de mí que no has visto antes.
Sonreí con entusiasmo hasta que a mi cabeza llegó la idea de que aquello podía ser algo malo y me puse más seria. Jason saludó con un choque de manos y habló animadamente con el hombre de
seguridad que vigilaba la entrada al local. Nos dijo que Janelle ya estaba dentro que su pareja.
Asentimos mientras entrábamos y escuché los bufidos de todos los que aún esperaban. En cierta manera me sentí mal por ellos, pero me consoló no tener que aguantarme parada y alzada sobre los
zancos que me había decidido a usar esa noche.
Jase me dirigió entre toda la gente apretada entre sí para subir unas escalerillas y llegar a una zona más despejada en la que estaban Janelle y Christian cogidos de la mano de forma acaramelada.
Jason tosió.
– Me tocó interrumpir – dijo triunfante y rió.
La pareja se separó incomoda pero con media sonrisa. Jase se sentó en el sofá de cuero negro al lado de su hermana y me llevó a su regazo haciendo que me sentara en sus piernas. Un camarero
saludó de manera casual cuando entró a preguntar que se nos ofrecía.
– Traenos un cocktail de esos que tú sabes – Jason le guiñó un ojo y el camarero sonrió. El chico me miró y yo me mordí el labio nerviosa sin saber que pedir – Lo compartiremos – agregó Jase y suspiré aliviada.
El camarero asintió y salió cerrando una cortina que nos separaba del resto de clientes. La música resonaba por todo el local. Me di cuenta de que aquel sitio era VIP y solo reservado para nosotros.
– Me bloqueé – me disculpé cuando el camarero se fue.
– No importa, nena – besó mi mejilla – Nunca has tomado alcohol, ¿cierto? – negué con la cabeza tímidamente y él sonrió – Te gustará lo que he pedido, ya verás.
Me encogí de hombros torciendo los labios. No tenía nada en contra de beber, pero nunca había tenido la oportunidad de hacerlo. Bueno, sí … ¿pero para qué hubiera querido beber sola? No tuve
especial curiosidad por probarlo sin más, no le veía sentido. Con Jason y en una fiesta encajaba más que bebiera algo de aquello.
El camarero regresó rápido y nos sirvió una copa llena de una bebida de color rojo y hielo. El borde de la copa estaba decorado con azúcar. Jase cogió el vaso y me lo acercó para que probara yo
primero. Di un trago y lo saboreé. Algo del contenido hizo que mi garganta ardiera ligeramente, sin embargo en mi paladar se quedó un sabor realmente dulce y refrescante. En mis labios aún estaba el
gusto del azúcar pegado a mis labios. Me los lamí inconscientemente y volví a beber.
– ¿Te gustó? – preguntó Jason. Asentí sonriente y él se llevó la copa a su boca para dar dos grandes tragos – Te lo dije – afirmó.
En ese momento empezó a sonar una canción y Janelle saltó del asiento emocionada tirando de la mano de Christian para ir a bailar. Él protestó e hizo una mueca de cansancio a lo que Janelle se
encogió de hombros y cogió mi mano para llevarme con ella a la pista de baile.
Chillé ante la sorpresa mientras reía. Janelle empezó a bailar al ritmo de la canción alzando los brazos y moviendo sus caderas. Ella se puso frente a mí mientras yo movía torpemente mis pies y
alzaba y subía los hombros. Janelle rió y se acercó a mi oído para decirme algo.
– Te ves bien con el vestido pero tienes que mejorar esos pasos de baile – rió.
No era ninguna novedad. No sabía como moverme. Negué con la cabeza con media sonrisa sin saber como contestar, no tenía remedio para bailar. O eso pensaba …
Unas manos me rodearon por la cintura y me tensé. Janelle sonrió al verme y se dio la vuelta para irse a mi lado y encontrarse con Christian. Unos labios rozaron mi oreja.
– Relájate nena – siseó bajando sus manos a mi cadera – Es cuestión de dejarse llevar – sus labios besaron el punto débil en mi cuello – Coloca tus manos en mi cuello – le hice caso y noté su pecho pegarse a mi espalda – Mueve tu cadera hacia atrás – obedecí y rocé mis nalgas con su bajo vientre – Bien nena, ahora lo mismo hacia los lados – susurró. Enredé mis dedos en el cabello de su nuca mientras moví despacio la cadera de izquierda a derecha.
– Eres tan caliente, ____ – susurró con voz ronca.
Su mano encontró una de las mías en la parte posterior de su cuello y la cogió para hacerme girar y coincidir nuestras miradas. Él siguió bailando moviendo sus pies delante de mí mordiéndose el labio de manera sexy. Sus brazos se movían de arriba a abajo y reí mientras los veía disfrutar de la música y el baile. Jason volvió a enroscar sus brazos alrededor de mi cintura y se movió contra mi cuerpo.
Hábilmente deslizó sus dedos por mis brazos hasta llegar a mis manos, provocando una corriente en mi cuerpo al sentir la caricia bajar. Sus dedos se entrelazaron con los míos y subió nuestros brazos haciendo que me moviera como él. Seguí sus pasos yendo hacia delante y hacia atrás en nuestro pequeño espacio. Jase me hizo dar un giro completo y enseguida me llevó hasta su regazo. Mis manos se colocaron sobre sus hombros mientras lo miraba directamente a los ojos.
Moví mi cadera como él me había indicado anteriormente y él sonrió. Poco a poco me fui dejando llevar como Jason había dicho que debía hacer. Justo entonces la canción terminó y Jase cogió mi
mano para ir juntos a la barra. Una mujer servía bebidas a todo el mundo. Ella saludó a mi novio como si lo conociera de mucho tiempo y Jase hice un gesto alzando dos dedos para pedir algún
refresco con hielo que nos sirvieron dos minutos después. Jason chocó su vaso con el mío y bebimos. El sabor era más fuerte que la bebida anterior.
– Es vodka con coca-cola – explicó. Asentí apoyándome en la barra.
– Jase – el me miró enseguida de donde fuera que había distraído su atención – ¿Conoces a toda esta gente? – señalé nuestro entorno y di un trago a la bebida.
– Vengo a menudo – se encogió de hombros – Janelle y yo somos clientes VIP desde hace tiempo. Todos saben lo que solemos pedir a cada uno de ellos. En cuanto a la gente que baila, pues bueno … también – rió – la mayoría son conocidos.
Jase bebió unos tragos volviendo de nuevo su atención más allá de mí. Me giré para ver donde miraba. Había un grupo de chicos riendo entre sí, uno de ellos me miraba atentamente con una
sonrisa que se pronunció mientras alzaba la mano para saludarme cuando lo capté en mi plano de visión. Sentí a Jason gruñir en un instinto animal y lo miré seriamente.
– ¿Lo conoces? – negó con la cabeza – ¿Y qué le pasa? – pregunté inocentemente.
– No deja de mirarte. Hay varios que te han mirado hoy, pero este se está pasando – su ceño se frunció mientras mataba con la mirada a aquel chico.
– Ven – di los últimos tragos al refresco y me levanté de la barra para llevarme a Jase de allí – Estoy contigo, ¿sabes? El que quiera mirar ahora que se joda, estoy con mi novio.
Jason carcajeó mientras me seguía a la pista de baile. Janelle y Christian habían desaparecido por un instante. Me encogí de hombros sin darle importancia y empecé a bailar con Jase como él me había enseñado. Sus manos se colocaron en mi cadera mientras bailábamos y se inclinó para besarme.
– Ahora mismo soy un chico muy envidiado, nena – susurró divertido.
– Cállate – amonesté volviendo a juntar nuestras bocas.
Jase sonrió en nuestro beso divertido por toda la situación. Sus manos bajaron de mi cadera a mis nalgas y me dio un apretón sorprendiéndome. Su lengua se lengua se coló en el interior de mi boca chocando con la mía produciéndome una ráfaga de calor. Sus labios rozaron los míos con urgencia mientras ambos nos comíamos el uno al otro.
De repente sus manos me hicieron girar y apretó mi espalda contra su pecho.
– Baila conmigo, ____.
Sonreí mientras subía mi mano hasta la parte posterior de su cuello y empezaba a mover mis caderas contra la suya. Su boca bajó a mi cuello y me besó, lamió mi piel y la mordió. Tiró con fuerza haciéndome gemir y volvió a besarme para calmar el pequeño dolor que pudo causar. Llevé mi mano a mi cuello y supe que me había dejado marcada. Gemí y me giré para mirarlo seria.
– ¡¿Por qué hiciste eso!? – grité por encima de la música.
Jason se sorprendió al verme enfadada y alzó las manos clamando inocencia.
– Esos ca*brones sabrán ahora que eres mía – dijo en mi oído – solo mía.
Lo empujé desde el hombro lanzando dagas a sus ojos.
– No soy un jodido objeto, Jase. No puedes marcarme así como si fuera un juguete que te pertenece y lo firmas con tu nombre.
– _____ …
– ¡No, Jase! – lo interrumpí – Estoy aquí contigo y con nadie más. Esto – señalé mi cuello – sobraba – me quejé.
– Eres mía – dijo con voz ronca – Y quiero que se note que nadie más que yo te puede tocar. ¿Lo entiendes? Mía.
Lo miré atónita mientras enganchaba fríamente sus ojos mieles con los míos verdes. La dureza de nuestra mirada reflejaba como Jason estaba intentando intimidarme y convencerme de que aquello era cierto mientras que yo permanecía impasible ante su intento de influenciar sobre mí.
– Yo no le pertenezco a nadie, Jason. A nadie – remarqué girando sobre mis talones.
Me moví entre la gente. De alguna manera esperé que Jase me agarrara para contestarme, pero no lo hizo. Seguí adelante haciéndome paso hasta que llegué a la salida. Me estaba asfixiando entre tanta gente y tras haber discutido por primera vez con él. No se sentía nada bien pero no iba a cambiar mi opinión sobre lo posesivo que se había vuelto en un momento en aquel sitio. No soportaba que hubiera hecho aquello delante de toda la gente.
El guardia me sonrió cuando me vio salir y yo le sonreí con amabilidad de vuelta. Caminé un poco hasta que encontré un sitio donde sentarme para tranquilizarme y coger aire.
Cerré los ojos dando profundas respiraciones pensando en todo lo que había pasado. Me dieron ganas de llorar cuando me di cuenta de como le podría haber afectado a Jase mis palabras. Sí,
realmente no me había gustado su comportamiento, pero si era cierto que Jason una gran parte de mí. De alguna manera lo había hecho sentir inferior de lo que yo sentía que él era para mí.
Una sombra se proyectó en la carretera. Cuando alcé la vista vi a un chico rubio de ojos grises que miraba con una sonrisa problemática. Era el mismo chico que me miraba en la discoteca y estaba
molestando a Jason. ¿Por qué me había seguido?
– ¿Qué hace una chica como tú aquí tan sola?
– No estoy sola – dije inmediatamente.
– ¿No? – miró a su alrededor cómicamente – Yo creo que sí – dijo acercándose a mí.
– Ni se te ocurra dar un paso más – amenacé.
– ¿O qué? – se burló.
– O … – mis manos sudaban. Me levanté de donde estaba y lo miré sin saber que decir.
– O yo te mataré – sonó una voz desde atrás de él.
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Miriam Cooper
Me encanta dios mio siguiente ojala que sea Jase el q dijo o te matare jajjaa siguiente pronto besos y sigue escribiendo asi de bn
ResponderEliminarPERFECTO.
ResponderEliminarDiossss me encanta te as lucido baby es uno de los mejores quiero el siguienteee
ResponderEliminarOMG Jajajajajja Me encantooo el capiii addfghjklñ, aun que Jason se paso un poco, no debia hacer eso y bueno Rayita tambien se paso, pero me has intrigado con lo ultimo, es Jason verdad?? Jajajajjaja Ah, y perdon por no comentar antes, no he tenido tiempo. Pero aqui tienes, un comentario de los mios, byeee te amo y sube prontoo. Att: Michi
ResponderEliminarSiguiente.
ResponderEliminarMe encanta lo sabes, es perfecta:3.