martes, 23 de julio de 2013

Capítulo 23: Debiste Controlarte

Narra Jason
Llamé a mi padre por teléfono mientras conducía por la autopista. Con el manos libres resonaban los tonos de llamada por todo el coche. Mi padre contestó al cuarto toque con su voz autoritaria.


– Tenemos que hablar – dije directamente.
– ¿No puedes esperar a esta noche?
– Sabes bien quien ocupa mis noches – corté – Es urgente – agregué.
– ¿Entonces podemos encontrarnos en el parking de Topsham? – bufó con pesadez.
– Voy para allá – colgué.


En cuanto encontré una salida de la autopista salí del camino y cambié de dirección para encontrarme con mi padre.
Pensé en _____, en lo que podría estar pasando en ese momento. Me angustiaba haberla dejado en aquella situación, quería volver con ella cuanto antes. Tenía que terminar pronto con mi padre, pero
también tenía que conseguir información … por ella.


Llegué al aparcamiento del local y apagué el coche. Desde dentro miré a mi alrededor. En la puerta del bar había un hombre apoyado contra la pared charlando con otro. Salí del coche y cerré la puerta con fuerza. Ambas figuras fijaron su atención en mí, entonces reconocí a Johnny con mi padre. Me acerqué a ellos, Johnny se fue al interior del bar a medida que yo me acercaba, supuse que para dejarnos hablar tranquilos.


Mi padre también se aproximó a mí y pasando un brazo por mis hombros me guió hacia un sitio más apartado de la gente donde nadie nos pudiera escuchar.


– ¿Qué tal todo McCann?

Me erguí al escuchar ese nombre en la boca de mi padre. No iba a tratarme como su hijo cuando estaba allí, era algo que debía tener claro. Yo tampoco tenía que llamarlo “papá”.

– ¿Todo bien con tu chica?

Me lo preguntó con ironía pero no pude evitar sonreír al recordar el momento en la playa. Torcí los labios hacia un lado intentando dar la impresión de que me burlaba de él y no parecer un idiota enamorado como él mismo estaba deseando decirme.

– No te preocupes más por mi chica, para eso estoy yo – cambié de tema – ¿qué has averiguado de Greg Cooper?
– Se ha aliado con Sean Richards … tienen un trato. Se supone que él está haciendo la guardia y el rastreo contra los narcotraficantes pero se ha vendido. Debe estar recibiendo una buena suma de dinero por hacer como si no viera nada ante todos los delitos que anda cometiendo.
– ¿Lo tienes en tu lista?


Si Greg estaba haciendo la vista gorda con el narcotráfico, ¿qué otros delitos no habría permitido cometer? Una cosa podía llegar a la otra y no le podría importar nada si de las drogas se pasaba a
matar gente. Sacudí mi cabeza; me parecía horrible.


– Esta fichado junto a otros nombres detrás de los hermanos Richards. Tengo mis sospechas de que este tipo está tapando mucha mierda además de que esté implicado en muchas muertes … Y si está en la de tu madre … – no acabó la frase. Él tenía iba a aniquilar a todos aquellos que tuvieron que ver con el supuesto accidente.
– Deja que yo me ocupe de Greg – pedí.


Mi padre se cruzó de brazos echando la vista al cielo y bufó riéndose de mí. Se lo había pedido porque ese hombre estaba conectado a ____ lo quisiéramos o no.

– Sabes que lo quiero matar. Ese tío nos lleva dando problemas desde hace años tanto a mí como a Lucas por la relación con Rebecca. Que se haya vendido es el motivo que me ha dado para borrar su existencia – explicó con veneno.
– Si lo matas ____ quedará demasiado impactada – le informé – no es prudente.
– ¿Y tú lo harías prudentemente? – ironizó – Jason – suspiró – ¿cuántas veces hay que decirte que esto no es un jodido juego? Tú nunca has matado a nadie – me señaló con el dedo – Ni lo harás. Lo juro por tu madre, Jase. Jamás permitiré que tú quietes una vida.
– ¿Ahora soy Jase? Te recuerdo que el trato fue entre Bieber-McCann.
– No voy a dejar de protegerte como a un hijo. Aún tengo la esperanza de que salgas de esto. Tu madre no estaría orgullosa – me acusó.
– Mamá no está aquí y es por culpa de ellos – señalé la calle – Quiero tanta venganza como tú.
– ¿Qué piensas hacer con Greg Cooper? – bufó al ver mi testarudez.
– No lo sé. Pero no lo mates – respiré profundamente – Al menos déjame que aleje a ____ de él. No quiero que le hagan más daño.


Mi padre se apoyó contra la pared y soltó todo el aire que había contenido. Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió en su boca. Exhaló humo relajándose. Discutir provocaba que nos tensáramos y daba la impresión de que no parábamos de hacerlo. Aquello me empezaba a cansar. Echaba de menos los ratos libres con mi padre, jugar y bromear … hacía tanto de eso como el tiempo en que mi madre se había ido de entre nosotros.

– Me gustaría que la conocieras – suspiré – He pensado que podríamos hacer una reunión familiar, ya sabes, todos … como antes. Y podría llevarla, no sé – sacudí la cabeza.

Me sentí extraño. Mi padre abandonó su rostro serio y suavizó la expresión de sus cejas. El tema familiar siempre lo ablandaba.

– Hablaremos después de eso – le dio un apretón a mi hombro expresando confidencialidad y dio una calada a su cigarro.

– No evadas el tema. No has visto a los abuelos desde …
– Lo sé – me cortó – Tampoco es que supiese que decirles. Todo ha perdió bastante sentido cuando tu madre se fue.


Sabía su situación, pero tarde o temprano iba a tener que hacerle frente a todo aquello. Íbamos despacio. Tan solo habían pasado dos meses desde que habíamos perdido a mi madre.
Mi padre dio una calada más y tiró el resto del cigarrillo al suelo. Pisó la colilla al suelo.


– ¿Algo más que quieras hablar? – dijo colocándose frente a mí – Tengo que ayudar a Johnny con una partida de billar.
– Sin prisas. A mí también me espera alguien, pero aún me tienes que hablar de Zayn Malik.
– No es que eso me guste mucho – puso mala cara – ¿recuerdas que te dije que una vez abandoné a tu madre de adolescentes? – asentí serio – Pues fue entonces cuando ella conoció a Zayn y se hicieron algo más que amigos – mi mandíbula se desencajó.
– Creí que tú habías sido el único para mamá.

– No te confundas … tu madre nunca dejó de quererme. Se refugió en él un tiempo – su mal humor se hacía presente – cuando yo volví se sintió confundida. Yo le había dicho que jamás volvería con ella. Fui un idiota – vi su mirada retroceder en el tiempo fijando en sus ojos en un punto. Había viajado a años atrás – Finalmente volvió conmigo y Zayn despareció de nuestras vidas. Pero luego regresó y tu madre y él se encontraron … Siguieron como amigos. Zayn venía cada ciertos años y en fin, él a mí nunca me cayó bien ni yo a él pero finalmente nos aceptamos por tu madre. Ella lo apreciaba mucho – bufó. Mi padre era tremendamente celoso … no podía negarlo – Resultó que hace unos dieciocho años coincidieron con Rebecca y ahí se armó el lío.
Rebecca tuvo de joven un noviazgo con Zayn antes que tu madre, algo que no funcionó. Al reencontrarse años después … pues yo que sé, se juntaron de nuevo sin llegar a nada serio.
Zayn se marchó a los pocos días para seguir con su vida en Nueva York y al mes siguiente nos enteramos de que Rebecca estaba embarazada. Tu madre la recogió, era la única que sabía toda la verdad, aunque luego me lo contaba a mí – sonrió por la confianza que tenía con su mujer – Hoy por hoy no sé a qué se dedica. Hace años que no se pasa por aquí, pero antes era modelo – rodó los ojos – y por si quieres comentárselo a tu chica, no tenía familia. Por lo menos hasta el momento en que supe de él – aclaró.

– ¿Por qué mamá nunca le dijo que tenía una hija? – pregunté confundido.
– Porque Rebecca se lo pidió – suspiró – Ella se equivocó mucho en su forma de pensar respecto a su marido. Creía que Greg la cuidaría bien y así no molestaría a Zayn por haberlo utilizado como donante de esperma.


Dijo lo último como una broma. Negué con la cabeza con media sonrisa, mi padre no tenía remedio. Aunque era cierto, Rebecca se había aprovechado de Zayn.

– ¿No sabes ni donde vive ni su número de teléfono?
– Para nada … aunque quizás el número lo puedes encontrar en cualquier agenda antigua de tu madre. No tengo idea. Es todo lo que sé de ese marica.
– ¿Aún lo odias? – pregunté divertido.
– No, no lo odio. Solo no lo soporto – matizó.
– Gracias por contarme, papá.
– Ssh – me instó – Soy Justin Bieber – me regañó por llamarlo papá con media sonrisa.


Me encogí de hombros y lo abracé dos segundos.

– Espero que todo lo que haces por esa chica merezca la pena – me advirtió.
– Ella me quiere – dije orgulloso. Mi padre se sorprendió – Créeme que si merece la pena.
– Está bien, Johnny se las puede apañar sin mí – se resignó – ¿Qué te parece si vamos a comer 
y me cuentas un poco más de ella?
Le había picado la curiosidad. Me iba a dar una oportunidad para hablarle a fondo de ella. Tenía que conseguir que a él le gustara ____. Tener su apoyo siempre era algo que me agradaba y me daba
fuerzas para seguir adelante. Por primera vez iba a poder contarle todo lo que veía en ella más allá de ser la hija de Rebecca.


Narra _____
Entré en casa y miré mi alrededor. No había nadie. Supuse que mi padre … Greg estaba durmiendo en su habitación. Sin hacer ruido me dirigí a la cocina y empecé a cocinar una tortilla. No tenía
mucho hambre, pero me iba a obligar a mí misma para respetar los requisitos de una buena alimentación. Cociné escuchando música del móvil mientras me evadía de todo lo que había sucedido. Justo dos canciones después el reproductor se apagó porque se acabó la batería. Maldije por dentro y alcé la vista.
Noté una figura apoyada en el marco de la puerta controlando mis movimientos. Había llegado la hora de enfrentar la cruda realidad y ver como me las apañaba para fingir como si nada hubiera pasado.

– Hola papá – ninguna de esas palabras fue pronunciada con gusto – ¿Quieres tortilla?

Saqué la tortilla de la sartén y la puse en un plato para servirla. Greg negó con la cabeza.

– Quiero saber donde estabas.
– En la playa – sus ojos se abrieron en sorpresa – con Jason – agregué.

Me senté y empecé a comer mi tortilla en la mesa mientras lo miraba con su figura autoritaria en la puerta. Greg se aproximó hasta sentarse frente a mí mientras comía.

– Que bonito – bufó – ¿y por qué no te quedaste con él?
– Tenía cosas que hacer – me encogí de hombros.
– Claro – rió para sí – No sabes nada de con quien te estás metiendo.
– Te sorprenderías de cuanto sé – el sarcasmo brotó de mi interior.
– En ese caso tendrás el mismo destino que él – se cruzó de brazos y me miró a los ojos desafiante. En esta ocasión no desvié la mirada, lo enfrenté.
– Nunca te ha importado cual fuera mi suerte … más bien te ha alegrado si era mala. Deja que me hunda yo sola si es lo que crees que estoy haciendo – ladeé mis labios triunfal por mi respuesta y corté otro trozo de tortilla que llevé a mi boca.
– Eres tan estúpida … no entiendo como tu madre tuvo tanto empeño en traerte al mundo. Total, no iba a quedarse aquí para enseñarte a hacer algo útil. No sirves para nada, ____.

Dolió que dijera aquello. Sus palabras herían profundamente, sin embargo, sentí la rabia manar desde lo más dentro de mi alma para sacar todo lo que había reservado contra él. Iba a expulsar lo
que había aguantado durante años.

– Me odias, nunca dirás nada bueno de mí. Mi madre no estuvo para enseñarme pero a la fuerza me he tenido que valer por mí misma. No voy a aceptar más tus mentiras, porque eso es lo que son. Tú jamás me has considerado tu hija.

– Yo nunca quise que nacieras – dijo con tranquilidad – Por tu culpa tu madre murió. Eres lo que ha quedado de ella. Sus restos en vida. Basura innecesaria para mí.

Tragué saliva fuertemente. Aquello era cierto, yo no era indispensable para nadie. Todos me hubieran tirado a la basura de no ser porque hubiese sido una niña. En mis abuelos solo hubo
compasión. En Greg … su único motivo era torturarme.

– Mi madre murió para mí, no por mí. Es muy distinto. Su mayor deseo era tener un hijo. Buscó lo que tú no le querías dar en otra persona.
– ¿A qué te refieres? – se puso en pie con las manos sobre la mesa – Yo siempre le di todo.
– ¡Mentira! – me levanté poniéndome a su altura – Lo sé todo, Greg.
– ¿Así que sabes que eres una bastarda? – quiso reírse de mí. Ignoré el dato.
– Es culpa tuya por ser tan poco hombre. Tu pobre mujer tuvo que recurrir a revolcarse con otro para ser feliz – escupí con veneno.

El rostro de Greg se puso serio. Su mirada se llenaba de odio. Todo atisbo de burla había sido eliminado para siempre de su cara. Tuve miedo. Había soltado aquello con todo mi orgullo pero en ese momento quería correr y eso iba a hacer.
Me giré para salir por la puerta trasera de la cocina pero Greg me alcanzó agarrándome del pelo. Me jaló hasta hacerme chocar la cabeza contra la encimera.
Sentí mi vista nublarse. Perdí el equilibrio. Greg tiró de mí por el pasillo hasta la escalera. Subió dando jalones a mi pelo provocando que subiera a traspiés. Me tropecé varias veces hasta llegar a la
planta de arriba donde Greg se dirigió hasta mi cuarto para tirarme a la cama con fuerza.
Salió fuera y regresó con unas esposas. Me deslicé hacia atrás en la cama lo máximo posible con temor de lo que pudiera hacer. Me alcanzó para inmovilizarme y atarme la muñeca al cabecero de la
cama. Tiré de la cadena y gemí de dolor cuando el metal se clavó en mi carne.

– Siempre quise hacer esto – dijo con maldad – Siempre he querido encerrarte en tu habitación y castigarte por ser la hija de una aventura – se aproximó a mí y me quitó el móvil. Di gracias a que se hubiera apagado por la falta de batería en ese momento. No podría registrar lo que había hecho – Tú eres la única vía por la que puedo hacer pagar a Rebecca que me engañara y me tratara como a un pelele. Te lo dije una vez y te lo repetiré mil veces, nunca
permitiré que seas feliz. La vida que sacrificó tu madre no habrá servido de nada. Esa es mi jodida venganza y con esto yo podré sentirme bien.
– Estás loco – escupí – Se te ha ido la p*ta cabeza, Greg.
Su mano fue a mi cuello y lo estrujo cortando mi respiración.
– Sí, estoy muy loco – rió sardónicamente – así que no me provoques. Ahora tengo asuntos que resolver, así que … con tu permiso – hizo una reverencia y se marchó.
– ¡Greg! – grité. Él se giró con su sonrisa malévola – ¡No puedes dejarme aquí!
– Oh, sí que puedo bebé – rió – De hecho te vas a quedar ahí hasta mañana cuando haya decidido que hacer contigo. Nada volverá a ser lo mismo ahora que sabes la verdad. ¿Cómo lo supiste? – negué con la cabeza.
– No te lo diré. Y vas a pagar por esto, te lo juro.
– Apuesto a que tu Jason te contó algo. Que pena que no pueda venir a por ti – sonrió torcidamente.
– Te juro que no pararé hasta verte en la cárcel. Entrarás a prisión con todos los delincuentes que hayas metido tú una vez y ahí si que te va a ir mal.
– Ten cuidado ____, si me denuncias, McCann se viene conmigo de compañero de celda, ¿te enteras? Tú decides su suerte, bebé – su mirada fría y calculadora se hizo presente – ¿O quieres que ese idiota vaya a la cárcel? – lágrimas de impotencia trascurrieron por mi cara como una cascada. Jamás pensé que pudiera odiar tanto a alguien hasta ese momento – Eres tan perra como tu madre a tu edad – soltó – arrastrándose por el primer tipo duro que encontraba en una esquina.

Dicho aquello salió de mi cuarto dando un portazo y yo me quedé allí, impactada por todo lo que acababa de pasar. Sin poder moverme porque estaba esposada a la cama y con dolor de cabeza por el golpe. Pensé en lo que haría Greg cuando se le ocurriera una idea de como ocuparse de mí.

Debiste controlarte, jamás tendrías que haberte revelado de esa manera” me regañaba una voz trasera en mi cabeza. Pero otra parte de mí sabía que aquello iba a suceder tarde o temprano y haberle podido decir todo lo que pensaba me había hecho sentir valiente.
Aún así, estaba acorralada. Greg quería venganza y tenía todas las de ganar para hacerme sufrir, yo apenas podía hacer nada porque estaba amenazada por Jason. Greg no tenía nada que perder y yo no
quería que a Jason le sucediera nada malo. Mi vida se volvía a sentir una mi*erda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario