martes, 2 de julio de 2013

Capítulo 15: No Es Tan Horroroso ...

No me había equivocado. Janelle era increíblemente divertida y amable. No recordaba haber estado tan entretenida en una tienda en mi vida. Nos habíamos probado muchísimos conjuntos y habíamos comprado varias cosas. Entre tanto, Janelle me ayudó a elegir algo que le gustase a su hermano y que fuera apropiado para la cita. Ella sabía algo de lo que estaba preparando y me ordenó que comprara distintas prendas que me irían bien para aquel día. Me sentía mal utilizando la tarjeta de Jason … Janelle se dio cuenta y rió.

  • Mi hermano cambió bastante desde la muerte de mi madre, ¿sabes? A él le gustaba hacerle detalles y sorprenderla bastante a menudo … perdió todo su entusiasmo cuando la perdimos. Contigo es como si estuviera reviviendo esa parte de él.
  • Sé lo que quieres decir – sonreí – desde que empezamos a conocernos no ha parado de sorprenderme – recordé la espontaneidad con la que decidió llevarme por primera vez a casa de mis abuelos y otros tantos momentos.
  • Se lo curra bastante. Por mucho que intente ser un chico duro es bastante sensible y detallista.

Sin saber que decir asentí. Había comprobado bien aquel aspecto de mi chico. Miré hacia al frente intentado distraerme con los escaparates.

  • Creía que no querías hablar de chicos – le recordé.
  • ¡Cierto! – asintió riendo – Dime, ¿te gusta el deporte? – cambió totalmente de tema.
  • Sí, bueno, hace tiempo que no practico nada, pero si me gusta.
  • Bien, vamos a esa tienda. Necesito zapatillas nuevas para correr.

De alguna manera presentía que algunos detalles los estaba almacenando para después contárselos a Jason. Eran pequeños datos que suponían la clase de conversación llena de preguntas estilo cuestionario, esa clase de conversaciones de Jase detestaba. De alguna manera con Janelle se sentía muy cómodo hablar como en una entrevista y no me preocupaba lo que le dijera después a su hermano. Yo también le preguntaba y me di cuenta de que ella y Jason eran muy parecidos, solo que Janelle daba la impresión de pensar más concienzudamente. De todos modos era cinco años mayor que él, era normal que ella tuviera un aspecto más responsable. Además, ella estaba apunto de terminar su carrera de psicología.

  • Dime una cosa, si has discutido con tu novio, ¿piensas volver a hablar con él hoy? – pregunté sin saber muy bien que haría yo misma si discutiese con Jase.
  • Supongo que sí. Vivimos juntos y lo tengo que volver a ver. De todos modos ambos tenemos un gran temperamento … nos enfadamos y después nos reconciliamos como si nada. Nosotros nos entendemos – negó con la cabeza riendo – Ahora mismo tengo ganas de verlo.
  • Y seguro que él también a ti – Janelle sonrió esperanzada – ¿Quieres terminar con las compras? Yo puedo coger un taxi para volver a casa.
  • No, ¿cómo crees? Has venido conmigo, yo te llevo a casa – sonrió – Christian puede esperar, además, así sufre un poquito más – se burló y sacudí la cabeza riendo.
* * *

Volver a casa con bolsas llenas de ropa me dio una gran sensación. Me asomé al salón y vi a mi padre echando una siesta en el sofá. Di un suspiro agradecida y subí rápido a mi dormitorio para dejar en el armario mi nuevo vestuario.
Me di la vuelta para ver sobre la cama mi mochila de clases. Fruncí el ceño y me acerqué a ella recogiendo la nota que había bajo ella.

Olvidaste tus cosas en mi casa. Entré por la ventana … Volveré a verte. Tengo ganas de raptarte esta noche ;)”.

No sabía que quería decir con aquello, pero una ancha sonrisa se colocó en mis labios. Me asomé a la ventana esperando inconscientemente encontrar algún rastro de él. No había nada. Suspiré apoyándome en el marco y mirando el cielo azul oscurecerse. Estaba deseando encontrarme con él.
Escuché a mi padre subir por las escaleras y rápidamente saqué un libro de la mochila para simular que estaba estudiando tumbada en la cama. Para cuando mi padre abrió la puerta yo alcé los ojos totalmente distraída como si hubiera estado enfrascada por completo en la lectura.

  • ¿Qué pasa papá?
  • ¿Cuándo llegaste? – exigió sin rodeos.
  • Hace un rato … decidí dar un paseo por la ciudad antes de venir a casa.
  • ¿Para qué?
  • ¿Sabes? Estar rodeada de estas cuatro paredes la mayor parte del tiempo provoca ansiedad. Hacía buen día y me apeteció estar en la calle. ¿Algún problema con ello?
  • Sí – torció la boca mostrando sus malas intenciones – Se te va a acabar esto de salir tanto. A partir de ahora solo tendré turno de noche y voy a estar en casa para controlarte, ¿entendido?
  • No puedes prohibirme salir, ¡no te he dado ningún motivo para que me castigues de esta manera! – reclamé.
  • Ssh – instó – Tranquila, _____. Solo te advierto que voy a estar por aquí para ver que haces y quiero que cada vez que salgas del instituto me llames, ¿queda claro?
  • Transparente – bufé sin poder reprochar nada más.

Cerró la puerta tras de sí y sin poder contenerme cogí el libro en mis manos para desquitarme tirándolo a la pared chillando desde lo profundo de mi alma que odiaba a aquel monstruo que tenía por padre.

Narra Jason

Mi reloj marcaba las once cuarenta y tres. Casi era media noche. Me colé nuevamente por el jardín de la casa de ____ y coloqué la escalerilla que había escondido aquella tarde entre arbustos sobre la pared para subir hasta la ventana de su habitación. Llegué arriba y me asomé. Todo estaba oscuro. Vi una figura tumbada en la cama y me decidí a entrar al cuarto como lo había hecho esa misma tarde. Sonreí al ver a ____ dormir plácidamente con un libro entre sus manos y la boca entreabierta. Había pasado todo el tiempo sin ella arreglando asuntos con mi padre. Los movimientos de nuestra pandilla rival estaban siendo muy disimulados y apenas sabíamos lo que estaban tramando. Poco después me dediqué a terminar de comprobar todos los detalles para la cita del viernes con mi chica.

Me arrodillé frente a la cama de ____ contemplándola de cerca. Sus espesas y oscuras pestañas destacaban en sus ojos cerrados. Su pelo largo y liso caía sobre sus hombros y se colaba por el rincón de su escote. Acaricié su mejilla mordiendo mi labio inferior. Nunca la había visto tan desaliñada … la veía sexy, dulce al mismo tiempo por su semblante relajado mientras descansaba. Su piel era suave, me estaba distrayendo del motivo por el cual había ido a buscarla, pero estaba exhorto con su belleza y su quietud. En cuanto despertara volvería a mostrar su rostro lleno de preocupaciones.
Retiré el libro de entre sus manos para ver que leía, pero entonces entornó los ojos. Se los restregó con el dorso de la mano y después me miró claramente entre la oscuridad. Dibujó una sonrisa y volvió a cerrar los ojos. No sabía si aún estaba cansada y pudiera pensar que aquello era un sueño, pero se sentía hermoso verla despertar.

  • Vine para raptarte – musité acercándome a su oído.
  • Hmm – asintió perezosamente.
  • Nena … – la llamé besando su mejilla – vamos, despierta.
  • Me dormí sin querer – plegó sus párpados y dejó asomar sus llamativos ojos verdes – Perdón – se disculpó. Sonreí en respuesta, no es que me importara verla tan tranquila – ¿Por qué me vas raptar?
  • He pensado que deberías conocer otra parte de mí … mi lado callejero – sus ojos se abrieron torpemente y se fijaron sobre mí queriendo saber a que me refería – Tranquila, Coops. Solo daremos un paseo nocturno, veremos algunos amigos. Quizás haya algún partido y podamos verlo. Será entretenido – su mirada era recelosa. No se fiaba de mi plan – ¿Confías en mí?
  • Sí – asintió hundiendo su cabeza – Solo prométeme que no me dejarás sola.
  • No me separaré de ti – me senté a su lado en la cama y la jalé hacia mí hasta que pude besar su mejilla – No va a suceder nada malo, ____. De todos modos, si en algún momento te sientes incómoda puedes decírmelo y nos iremos, ¿vale?
  • De acuerdo – respondió sin estar muy segura.
  • Jamás te llevaría a un sitio donde corrieras peligro – le aseguré – Había quedado con mis amigos para esta noche hace tiempo y tú también me pediste que estuviera contigo … pensé que podría llevarte y así me conocerías un poco más.
  • Esta bien, sí, tienes razón – farfulló – Dame dos minutos para que me vista presentable.
  • Ponte sexy, nena – pedí pícaramente mordiendo mi labio y mirando su silueta.
  • Hablando de vestirme a tu gusto – recordó y buscó en un bolso hasta sacar mi tarjeta – Gracias, intenté no gastar mucho.
  • Se supone que no debías preocuparte de eso – la reprendí molesto.
  • Bueno, no te enfades. Me acordé mucho de ti – se puso de pie en la cama y yo me levanté para mirarla desde el suelo. Sus manos se apoyaron en mis hombros y sonreí como un niño al ver sus intenciones – Me compré un vestido rojo que creo que te encantara.
  • Rojo – siseé agarrando sus piernas hasta que pude cogerla a horcajadas sobre mí. Ella dio un pequeño grito y rió aferrándose a mi cuello – De mi color preferido – susurré en su oreja.
  • Lo sé – mordió su labio inferior nerviosa pero alegre – Janelle me ayudó a elegir. Fue muy agradable ir con ella.

Aún tenía que hablar con mi hermana. Necesitaba su ayuda para que averiguara cosas, comprendiera a mi novia y me diera su opinión femenina. Mi padre ya me estaba cansando de sus incomprensibles consejos y a falta de mi madre decidí que Janelle me daría buenos consejos y me daría su versión de los hechos. En otro tiempo se la hubiese presentado a mi madre … aunque aún tenía la opción de pedir ayuda a mi abuela decidí no meterla de por medio en esto por el momento.

  • Estoy seguro de que le gustaste a mi hermana – sonreí hacia ella y me respondió con el mismo gesto – ¿Qué te vas a poner ahora? Me gusta esta camisa de tirantes – sugerí.
  • Es de dormir, tonto – iba a presionar sus labios con los míos pero me aparté para molestarla un poco. Ella frunció el ceño – Bájame – se agarró a mis brazos y solté sus piernas.
  • Tontita – cogí su cintura y junté nuestras bocas.

Al separarnos sonrió ampliamente para después girarse y buscar ropa en su armario. Fue a vestirse en el baño y regresó a los cinco minutos. Se decidió por una camisa ceñida de tirantes amarilla conjuntada con unos ajustados vaqueros negros junto con una chaqueta fina también negra. Aquella ropa resaltaba todas sus curvas.

  • Te pedí sexy, no de infarto – bromeé. Ella se sonrojó y tendí mi mano hacia ella – Vamos.
  • Mi padre no está en casa. Podemos salir por la puerta – anunció.
  • Oh, mucho mejor.

* * *

Habíamos llegado a nuestro lugar de encuentro. Me encantaba conducir mi moto teniendo a ____ detrás de mí, proporcionaba una sensación realmente agradable cuando se abrazaba a mi cintura y acoplaba por completo su cadera contra mi espalda.
Me levanté de la moto y me quité el casco al mismo tiempo que ella. Observar como su pelo caía suelto en una sacudida cuando quedó libre del casco me resultó demasiado sensual. Aquella chica era un personaje fuera de lugar. Mostraba una chica que podía enfrentarse a cualquier cosa, sin embargo por dentro era tímida y llena de temores. Adoraba su aspecto casual, encajaba a la perfección en el ambiente al que la había llevado. Estaba seguro de que podría presumir de chica esa noche. _____ se mostraba valiente, nadie notaría su nerviosismo exceptuándome a mí que estaría todo el rato pegado a ella, protegiéndola de lo que fuera que ella temía.

Le ofrecí mi mano mientras caminábamos por los callejones oscuros. A lo lejos podíamos empezar a escuchar los gritos y el ajetreo de la gente montando barullo. En cuanto salimos del callejón dimos a una plaza rodeada de mesas, sillas y gente bebiendo. En el centro se encontraban la típica pista con dos porterías y unas canastas de baloncesto. No tenía idea de qué iban a jugar esa noche.
La mano de ____ apretó nuestro agarre. Ella no estaba acostumbrada a nada de esto. Sin dudarlo solté su mano y pasé a rodear su cintura pegándola a mi costado. Busqué sus ojos. Inconscientemente esperaba hallar el temor en su mirada pero inesperadamente ella sonreía, seguramente por hacerme sentir bien y disimular su inseguridad. Estaba intentando aceptar que todo eso era parte de mí y lo hacía de buena gana. Aquello me hizo sentir orgulloso de haber conseguido una chica como ella.

  • ¿Miedo? – probé para confirmar mis sospechas.
  • No es tan horroroso como me imaginaba – se encogió de hombros.
  • Aún es temprano – le informé – Más tarde puede haber peleas, carreras … de todo tipo de enfrentamientos.
  • Solo dime que no participarás en ninguno de ellos – rogó.
  • Estoy aquí contigo – susurré inclinándome en su oreja – Te voy a presentar a mis amigos, ven.

Caminamos juntos hacia el lugar donde mi grupo solía plantarse cada noche. Me encontré con Dober, Ian y Peyton rápidamente. A nuestro alrededor había más gente aunque no yo no les hacía demasiado caso. ____ saludó a los chicos, supuse que los conocía de aquel mediodía.

  • ¿Qué hay organizado para hoy, chicos? – pregunté cogiendo una cerveza.
  • Acaban de organizar los equipos para el partido de fútbol – dijo Dober – Vamos a participar Ian y yo. ¿Quieres que te metamos por si alguno se raja?
  • No, no. Hoy no tengo ganas – apreté a ____ contra mí y le sonreí abiertamente.
  • Ya veo – bufó Ian al tiempo que regresaba su atención al móvil.
  • Este chico está amargado – musitó Peyton y el resto reímos – Dicen que la pelea aún está por aclarar. El primer inscrito es anónimo y tiene que desafiar a alguien personalmente.
  • Así que hoy predomina el factor sorpresa – rodé los ojos – Nena, ¿quieres beber algo? – le pregunté a ____ quien miraba a todo con atención. Sacudió la cabeza.
  • ¿Es Aiden aquel que está rodeado de tres chicas? – señaló a su espalda con el pulgar.
  • Sí, parece que con la falta de Drake está ganando protagonismo – mascullé dando un trago a mi cerveza – ¿Una coca-cola? – le ofrecí una lata que saqué de la pequeña nevera con hielo.
  • Gracias – asintió abriendo el refresco – ¿Qué ha pasado con Richards?

Todos a nuestro alrededor que alcanzaron a escuchar se removieron incómodos. Me encogí de hombros. Todos sabían que yo era el responsable, suponía que ella también, pero quería detalles. Los rumores en el instituto se habían disparado y Coops quería una aclaración que yo no estaba muy seguro de como darle. No era tan fácil como decir “Bueno, me cabreé le disparé y casi se desangra”. No, no podía soltar aquello como si fuera nada del otro mundo.

  • Tengo entendido que le han ingresado en el hospital por perder mucha sangre de un disparo. Tardará unos días en regresar para tocar las narices otra vez.
  • No me vas a decir mucho más, ¿cierto? – adivinó.
  • Es mejor que no lo sepas – choqué su lata con la mía brindando – Salud.

Vi desde atrás como se acercaba Aiden hacia nosotros. Aparté a _____ de enfrente de mí y la puse de nuevo a mi lado sujetando su cadera. Aiden torció sus labios burlándose, posiblemente de mi protección hacia ella. Peyton se colocó detrás de nosotros. Dober estaba sentado sobre la mesa a mi lado viendo el panorama mientras Ian seguía distraído. Casi todos miraban hacia nosotros. Entonces Aiden lanzó un guante negro al suelo desde tres metros de distancia de mí. El público enmudeció. Aquel era un reto para participar en una pelea sin reglas. Con aquella invitación se abrían montones de caminos. Si no aceptaba quedaría como un cobarde. El que perdía quedaba como perdedor para siempre y nunca más podía participar en una pelea organizada. El que ganaba recibía el respeto de toda la expectación además de un dinero por todas las apuestas organizadas en el momento en el que se definían los rivales.

  • Tus amigos creen que no me atrevo a enfrentarme a ti – sonrió orgulloso por lo que acababa de hacer – la pregunta ahora es si tú te atreves a aceptar mi reto – _____ contuvo la respiración y me miró impaciente – Si quieres te doy un minuto para que le pidas permiso a tu perra – se carcajeó y algunos se mofaron con él.

La sangre me hervía por cada rincón. Sentí el calor abrasarme la cara. Solté a ____ di dos pasos para después agacharme y recoger el guante sin desprender mi mirada de la de Aiden. Esbocé mi sonrisa más venenosa y cogí aire.

  • Solo espero que cuando llegues al hospital le mandes saludos de mi parte a tu amigo Drake.

La multitud estalló en silbidos y aplausos tomando mi respuesta como la mayor amenaza. Regresé al lado de mi chica y mis amigos. Las apuestas empezaban.
Miré a ____ con disculpa a pesar de que sentía mi mano palpitar con ganas de golpear de una vez la mandíbula de Aiden.

  • Lo siento, Coops. Tenía que aceptar – le expliqué.
  • No te disculpes – sacudió la cabeza – Solo … encárgate de ganar. Empiezo a odiar a ese imbécil – sus ojos lanzaron cuchillos a la espalda de Aiden y sonreí.
  • Le daré un golpe de tu parte – acaricié su mejilla contento de que no se hubiera enfadado por romper mi promesa de permanecer a su lado.
  • Dale fuerte por cada uno de nosotros – dijo Peyton – Ese idiota se lo tendrá merecido.

Pasamos un par de horas viendo como la gente se ponía música y bailaba. Apostamos por el equipo de fútbol de Dober e Ian, ellos ganaron y nos llevamos un dinero. Media hora después sería la pelea entre Aiden y yo. El recolector del dinero para las apuestas pasó a nuestro lado. Mis amigos sacaron todo el dinero que habían ganado apostando en el partido de fútbol y se lo jugaron por mí.
El hombre iba a irse cuando ____ lo detuvo y sacó tres billetes del escote de su sujetador para cerrar la apuesta. La miré sorprendido y ella se mordió el labio coquetamente.

  • Tú eres una mina de sorpresas, ____ Cooper – dije aún sin creerme lo que acaba de hacer.

La atraje de su cintura y repasé su cuerpo antes de atrapar su boca. La besé con ansias. Que apostase por mí me había puesto caliente. Mordió mi labio separándose de mí.

  • Le quité el dinero a mi padre antes de salir por si necesitaba algo – se encogió de hombros – Esto va a ser una experiencia – suspiró – Si pierdo el dinero y no dejo la misma cantidad donde estaba, mi padre me matará.
  • ¿Metiéndome presión? – torcí los labios ante su expresión. Ella rió y rodeó mi cuello para besarme – Cuando gane nos iremos de aquí. Me estás volviendo loco, nena – besé su cuello y bajé por su clavícula – ¿Por qué has apostado?
  • No me viene mal conseguir algo de dinero – con sus dedos alzó mi barbilla – Y sé que vas a ganar, Jason.
  • Por ti – besé su boca.

Un tosido fingido nos interrumpió y me separé de mi chica reposando mis manos en su cadera. Peyton nos miraba algo colorado.

  • Tienes que ir ya al círculo, McCann.
  • Ahí voy – me erguí y señalé a ____ – Cuida de ella mientras tanto – me giré y le di un último beso a Coops – Deseame suerte, nena.
  • No la necesitas – susurró contra mis labios riendo – pero buena suerte, Jase.


Salí de allí y me aproximé al círculo. La gente empezaba a rodearnos a mí y Aiden. Nos mirábamos fijamente. Él estaba confiadamente relajado y aún alardeando con alguna chica. Miré a lo lejos y vi a ____ de pie sobre una mesa para ver perfectamente lo que sucedía. Todo estaba preparado para la juerga. 

---------------------------------------------------
@itsBieberFanfic

No hay comentarios:

Publicar un comentario