viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 17: Quiero Hacerlo, Solo Dime Cómo.

Sentí las caricias a lo largo de mi brazo y unos labios saborear la piel de mi cuello. Permanecí con los ojos cerrados disfrutando de aquel placer. No pude simular seguir dormida por la sonrisa que
curvó mi boca. Levemente me aferré al pecho de Jason y estiré las piernas queriendo seguir durmiendo.

– Eres una pequeña perezosa – dijo Jase con gracia. En respuesta me apreté más a su cuerpo sin querer plegar mis párpados – Coops, son las tres de la tarde.
– ¿Las tres? – me impresioné – Dios, mío – y después mi cerebro reaccionó recordándome la vida que tenía – ¡Oh, mierda! – clamé abriendo los ojos – ¡Mi padre! ¡Mi móvil! – me incorporé y miré a mi alrededor – ¿Dónde está mi móvil? – me desesperé.

Jase frunció el ceño mientras dejaba la cama y rebuscaba en los bolsillos de mis pantalones. Saqué el móvil y empecé a marcar rápidamente. Supuestamente acababa de terminar mi horario de
instituto y él me exigió que lo llamara para controlarme.

– ¿_____? – preguntó mi padre.
– Acabo de salir de clase – contesté – ahora voy a … al cine – le eché imaginación. Jason abrió los ojos y se echó hacia atrás a la cama empezando a reírse mientras se tapaba la boca con la almohada.
– ¿Al cine? – se burló mi padre – ¿Sola?
– Emm … no lo sé, hay una película basada en hechos históricos que el profesor nos recomendó y van a ir varios compañeros a verla.
– Me importa una mierda, ya la verás en casa. Ven aquí.
La ira empezó a manar desde mi pecho. Cogí aire profundamente y por una vez en la vida me iba a atrever a enfrentarme a él.
– No, papá. No voy a ir.
– ¿Me estás desobedeciendo? – cuestionó incrédulo.
– Eso parece. E intenta buscarme, a ver si me encuentras – lo reté.
– Mira niña mal criada, trae tu culo a casa o sino …
– ¿O sino qué? – lo interrumpí – ¿Me vas a castigar sin salir? – me reí porque supuestamente tendría que estar encerrada en mi habitación – ¿Me vas quitar todo lo que me gusta y quiero? Ah no, espera, eso ya lo hiciste – continué con sarcasmo – ¡Ya sé lo queda! ¿Me vas a pegar? – bufé. Jason se levantó rápidamente y se puso a mi lado en alarma – ¿Sabes, Greg? No pierdo nada con desafiarte. Adiós – colgué y lo dejé con la palabra en la boca.
– ¿Qué demonios has hecho? – preguntó Jason tomando mis hombros – ¿Estás loca?
– Me tiene harta, Jase – apagué el móvil para que no me molestara nadie – No puedo hacer todo lo que a él le dé la gana. Necesito tomar mis propias decisiones en mi vida y si él me tiene atada voy a tener que pelear por soltarme.
– No voy a permitir que te haga daño, _____ – aseguró abrazándome fuertemente – Jamás se lo permitiré a nadie.

Pasé mis manos brazos por su cintura y le devolví el abrazo. Eso era lo que más necesitaba, sentir la seguridad y algo de calor de algún modo, y la forma que siempre funcionaba era estando a su lado.
Lo único que me faltaba era gritar para desahogarme, pero lo único que tenía ganas de decir, o de rogar era un “No me sueltes” para que Jason me sujetase más fuerte.
Jase se agachó y me cogió de la parte trasera de mis rodillas descubiertas para llevarme en volandas
hasta la cama. Se sentó conmigo sobre él y me estudió atentamente.

– ¿Quieres que vayamos al cine de verdad? – preguntó intentando distraerme de lo que acababa de pasar. Al parecer se notaba lo mucho que me afectaba enfrentarme a mi padre.
– No, prefiero quedarme aquí contigo – sacudí la cabeza – Si no tienes nada que hacer, claro. No quiero molestarte.
– Nunca molestas – besó mi mejilla – ¿Qué quieres hacer? ¿Televisión, música, piscina … cama? – planteó por último con una sonrisa picarona.
– Elijo cama – sonreí colocándome a horcajadas sobre él y empujándolo de los hombros para que cayéramos juntos – ¿Qué planeas hacer conmigo en esta bonita cama, Jason Bieber?
– Bueno, estoy pensando quitarte mi camisa y comprobar lo que hay debajo … – se mordió el labio – No sé muy bien cuáles puedan ser tus límites.
– Yo tampoco – reí.
– Podemos probar … – susurró con voz cargada de lujuria – Si hay algo que te moleste me lo dices y yo paro – asentí y él tiró de mí hasta que me tumbé sobre mi espalda – No sabes lo que voy a hacer contigo, ¿verdad? – negué con la cabeza inocentemente.
– Supongo que es algo pervertido – bromeé.
– Pervertido – repitió riendo mientras se acercaba a besar mi cuello – pero te va a encantar.

Poco a poco empezó a deslizar su camisa hacia arriba. Elevando mis brazos lo ayudé a sacar la prenda de mí cuerpo. Sus ojos se posaron en cada rincón de mi cuerpo. Pasó sus dedos por mi
vientre y ascendió por el centro de mi pecho hasta mi cuello para después acercar sus labios y volver a besarme. Trabajó sus labios sobre los míos. Despacio fue bajando su camino de besos hacia
mi cuello, mi clavícula y el borde de mi sujetador.
Me tensé por el pensamiento de que Jason me viera desnuda por completo. Me sentía realmente tímida hacia la idea de desnudarme ante él, sobretodo con las miradas devoradoras con las que
siempre me recorría de pies a cabeza.

– Aún podemos parar si no te sientes segura de esto – me recordó con voz cautelosa.
– ¿Me vas a desnudar? – pregunté insegura.
– ¿Quieres que lo haga? – preguntó con simpleza. Sin poder articular palabra negué con la cabeza – Entonces te quedas así – sonrió y regresó a besarme.

El alivio me recorrió cuando se tomó mi negativa de tan buen humor.

– Algún día me rogarás que lo haga, nena – susurró mordisqueando mi cuello.
Una corriente me recorrió y llegó directa a mi entrepierna. Aquel comentario había provocado que mi imaginación despertara y me sintiera más deseosa de él.
– Por el momento rogaré que seas tú el que se quite ropa – me miró enarcando una ceja divertido – Quítate la camisa.
– Con gusto – respondió con voz ronca deshaciéndose de la camisa.

Quedó en unos ajustados boxers a mis ojos. Jason buscó mi mirada mientras se colocaba pegado a mi costado y deslizaba de nuevo sus expertos dedos por mi cuerpo. Llegó a la costura de mis braguitas y sentí la humedad crecer abajo. Sus ojos no soltaban los míos comprobando todas mis reacciones. Sin que tuviera que pedir permiso metió su mano dentro de la ropa interior y acarició mi
sexo con la yema de sus dedos. Cerré los ojos y exhalé todo el aire que había contenido sin darme cuenta. Jase continuo trazando círculos en mi feminidad y jadeé de placer.

– Estás tan mojada, ____ – suspiró.

Sus dientes se engancharon en el lóbulo de mi oreja y gemí. Jason introdujo un dedo en mi interior y arqueé mi espalda aún con los ojos cerrados. Sentí la fricción en mi interior y empujé mi cadera
buscando más de él inconscientemente. En respuesta, Jase metió un segundo dedo. Seguí disfrutando de sus hábiles movimientos al tiempo que él mordisqueaba mi cuello.
Sentí mis piernas tensarse. Jason movió más rápidamente sus dedos dentro y fuera de mí a la vez que acariciaba los pliegues de mi feminidad.

– Ja-Jason – jadeé.
– Lo sé, nena – besó mi cuello.

Poco después sentí todo construirse para después liberarme y explotar gritando su nombre. Jason posó su mano sobre mi cadera y besó mi mejilla. Abrí los ojos lentamente y vi a Jase con una sonrisa torcida.

– ¿Te gustó? – preguntó como si no fuera obvio.

Sonreí como una tonta y me giré para ocultar mi cara en su suave pecho.

– Mucho – dije enrojeciendo hasta las orejas.
– No deberías ser tan tímida, nena – mordió levemente mi oreja – Las parejas hacen estas
cosas, es algo normal.

– Es la primera vez que llego a un orgasmo – suspiré.
– Tu primer orgasmo es mío – dijo en tono poseedor.

Su cadera chocó contra mí y en alerta miré hacia abajo. Daba la impresión de que la única prenda que le cubría iba a explotar por lo duro que había algo en su interior. Se me hizo injusto que él,
quien era el que tenía más ganas de sexo, no hubiera satisfecho sus necesidades y yo hubiese recibido únicamente todo el placer.

– ¿Qué podemos hacer por eso? – pregunté señalando su erección.
– Bajará … o mejor voy a darme una ducha fría – rió entre dientes.
– O – volqué su peso contra cama y me cerní sobre él – yo puedo ayudarte.
– ¿Lo dices en serio? – sus ojos se abrieron de par en par – ____, no es necesario, yo estoy
bien.
– Quiero hacerlo – siseé chupando el lóbulo de su oreja – Solo dime cómo.

Jason me miró a los ojos sorprendido de mi decisión. Finalmente se incorporó aguantando su peso en las palmas de sus manos sobre la cama y yo me quedé con las piernas a cada lado de su cadera.
Su miembro rozó mi sexo y contuve un gemido. Jase pasó sus manos por detrás de mi espalda y alzó el cuello buscando mis ojos.

– Cabálgame – pidió con su tono lleno de deseo
.
Aproximé nuestras bocas y moví mi cadera contra la suya haciéndonos gemir a los dos, cada uno sobre los labios del otro.

– Otra vez – rogó.

Repetí el movimiento. Jason apretó sus manos bajo mi trasero. Con mis manos acaricié su pecho y seguí balanceándome sobre él. Sus manos me recorrían mi espalda y finalizaron su trayecto agarrando firmemente mis caderas. Me sujeté a sus hombros y presioné una vez más.

– Más rápido, nena – su voz ronca me motivó.

Acercándome más a su cuerpo sentí mi vientre contra sus abdominales y su cara se hundió entre mis pechos. Piel con piel, sentía que empezábamos a arder. Aceleré nuestros movimientos. Jason jadeó y gimió ahogando el sonido con su boca sobre mi cuerpo. Juntos llegamos al clímax y sentí que me deshice entre sus brazos cuando me apretó contra él. Descansé mi frente sobre su hombro dejando los brazos muertos sobre su torso. Ambos intentábamos estabilizar nuestra respiración. Lo único que se oía a nuestro alrededor era nuestra búsqueda de aire.

– ¿Sabes? Esta vez ni me he acordado de que eres virgen – sonrió sobre mi piel besando mi
hombro.
– Pediste que cabalgara … – suspiré acalorada y sonrojada.
– Olvidé que se te daba muy bien – bromeó.


* * *

Pasamos las horas acurrucados en sofá, acariciándonos y hablando mientras veíamos la televisión.
Tenía miedo de regresar a casa, pero tenía que hacerlo. No podía pasar los días en la casa apenas habitada de Jason por tentador que fuera.

– En serio, quédate. Aquí solo vamos a estar tu y yo – insistió haciendo un camino de besos por mi cuello – No quiero que te vayas.
– Yo tampoco tengo ganas de ver a Greg, sin embargo, tengo que hacerlo … Además, a ti también te espera tu padre – le recordé.
– No hay manera de que te convenza para que te quedes, ¿cierto? – negué con una sonrisa torcida ante su rostro decepcionado – No sé de que te ríes …
– De ti – pronuncié mi sonrisa y me senté a horcajadas sobre él rodeando su cuello – No me voy a quedar aquí a dormir. Ya he provocado lo suficiente a Greg y mañana hay clase.
– Mañana es tu cumpleaños – me recordó ilusionado dándome un beso rápido. Me encogí de hombros. No le daba mucha importancia a aquel detalle – Me voy a encargar de que lo pases genial – sonrió.
– Está bien, llévame a casa – me fui de su regazo y tendí mi mano para que la cogiera y se levantara – Todo irá bien – traté de tranquilizarlo.
– Es curioso que me lo digas tú … – bufó.

Malhumorado se levantó y se dirigió a la puerta de la calle. Caminé detrás de él hasta el coche. No tenía idea de porqué se había enfadado tanto. Me senté en el asiento a su lado y lo miré mientras me ponía el cinturón intentando encontrar alguna explicación. No creía que pudiera tomarse tan mal que le pidiera que me llevara a casa o rechazar su invitación de dormir con él …
Jason metió la llave en la ranura del coche y el motor empezó a vibrar bajo nosotros. Su semblante serio y su mandíbula marcada hacían que me mis nervios se acumularan.
Mientras conducía no podía parar de mirarlo. Él por su parte estaba concentrado en la carretera y simulaba no percatarse de mi atención en él.

– Jase – siseé colocando mi mano sobre su muslo – ¿Por qué te has enfadado conmigo?

La pregunta sonaba de lo más infantil, pero me sentía toda la inseguridad que una niña sentía como cuando su amigo se enfadaba por coger un juguete sin permiso.
Noté que tragó saliva fuertemente por la pronunciación de su nuez de Adán. Quitó una mano del volante y la puso sobre la mía que estaba en su muslo.

– No es contigo, Coops.

Su mano estrechó la mía entrelazando nuestros dedos y me sentí levemente más aliviada. Sin embargo no encontraba el motivo por el cual se hubiera molestado tanto.

– ¿Entonces qué es lo que pasa?
– No voy a dejarte en casa sin asegurarme de que no te va a pasar nada malo.
– ¡¿Qué?! ¿A qué te refieres? – la alarma se disparó en mi sistema.
– Voy a hablar con tu padre, _____.

El coche aparcó y me di cuenta de que estaba justo enfrente de mi casa, no en la calle trasera por la que me solía escaquear sin que nadie se diera cuenta. Miré mi casa y después lo miré a él con los
ojos muy abiertos.

– No – me dijo antes de que protestara – No te opongas a esto porque sino te llevo de vuelta a mi casa a favor o en contra de tu voluntad, me da igual – advirtió son severidad.
– ¡¿Pero qué mierda solucionas hablando con él?! Se va a enfadar más y después lo pagará
conmigo … – me fui apagando a medida que me daba cuenta de lo que había provocado con mis últimas acciones más rebeldes.
– ¿No entiendes que es eso lo que quiero evitar? – alzó mi mentón con sus dedos para hallar mi mirada – No voy a dormir tranquilo pensando en lo que ese desgraciado te pueda hacer.
– Pero hablar no va a servir de nada, Jase … – intenté hacerlo entrar en razón – Además, son las diez de la noche casi, él ahora se va a su turno de noche, déjalo. No lo veré hasta la madrugada … Podemos evitar un enfrentamiento estúpido.
– _____ – dijo mi nombre con decisión – Tu padre no es quien tú crees. Hace otras cosas aparte de trabajar como policía … créeme que esta metido en mucho líos, de esos en los que participan pandillas, mafiosos y lo peor que puedas imaginar.
– ¿Es corrupto? – lo miré en shock. Jamás habría pensado aquello de Greg.

Jason asintió despacio analizando mi reacción. Justo cuando iba a responder algo la puerta mi casa se abrió y salió un hombre vestido de uniforme, supuse que para dar la actuación de buen ciudadano
trabajador. Lo miré con desprecio desde el interior del coche. Me volví para mirar a Jason y vi que ya estaba saliendo del vehículo. Salí disparada tras de él quien se colocaba para enfrentar a mi padre
en el camino de piedra hacia el portal. Jason puso su brazo de manera defensora para mantenerme tras él y protegiéndome de la feroz mirada de Greg.

– ¿Te decides ahora a volver y … con guardaespaldas? – mi padre se mofó en la cara de Jason.
– No soy su guardaespaldas, soy su novio. Jason McCann – se presentó con toda la seguridad del mundo.

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A ver preciosas lectoras, me hice un tuenti nuevo: Miriam Cooper, si no me encontráis decidme vuestro nombre y yo os busco. Sino, comentadme aquí o por twitter @itsBieberFanfic. :)
Muchas gracias por todo. Os quiero ^^
PD: MAÑANA ES MI CUMPLEAÑOS, BITCHES!! jaja, sorry, me encanta decirlo xD 

6 comentarios:

  1. Felicidades! Que te lo pases genial :)

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  2. Felicidadeeeesss que te lo pases genial en este diua tan especial para ti y qie te regalen muchas cosas y sube capiii porfaaa me encanta como escribes jajjaa besos y felicidades

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  3. Felicidades que te lo pases genial y que te regalen millones de cositas porque te las mereces mas que nadie .
    Bueno sube el siguiente capitulo.please,
    me podrias incluyir en la novela? Me aria iluu

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  4. Felicidadeeees!!!! Q te lo pases jenial ee q te lo mereces wapa!!!

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  5. TU CUMPLEAÑOOOOOS?????!!!!!! Y yo llego tarde T.T venga ya! Pues FELICIDADES ATRASADAS. Cumpleaños feliz,cumpleaños feliz,te deseamos Miriam cumpleaños Feliz<3 i love you cielo! Que te me haces mayor :'') aiiis eso quiere decir qur la imaginacion te crece? Porque pedazo capitulo te ha salido!!!! Cohooneeee! Que momento mas calentito skxnalfjlsjfkd y maldita sseas tu itch,que.me.has dejado fatal' tu ahora que yo he comentado vas a subir verdad//! :'3 bueno,pues nada,que subas cuamdo quieras que.yo no te.obligo *solo lanzo indirectas* te quiero cielo

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  6. asdsads *-* Siguelaaa :3 tu novela es hamor *o*

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