miércoles, 26 de diciembre de 2012

Capítulo 4: Tan Solo Sabía que Quería Verte


Me desperté a las doce del medio día, mi móvil había recibido un mensaje de Justin: <<la piscina esta limpia, ¿te apetece probarla? :)>> Miré por la ventana, hacia un día estupendo de sol. << Me encanta la idea, estoy allí en 30 minutos ;)>> le mandé el mensaje y me levanté para ponerme el bikini corriendo. Me puse una falda y un top encima y salí de mi habitación en busca de mi madre. Todo estaba muy silencioso, entré en la cocina, en el frigorífico había una nota:
Tu hermana y yo salimos temprano de compras, no había manera de despertarte … Preparate algo de comer, volveremos tarde. Tu padre no regresa hasta la noche. Te quiero. Mamá.

Arrugué el papel y lo tiré a la papelera, “menos mal que hice planes, si no me quedo todo el día sola” pensé. Después cogí una barrita de cereales que fui comiendo mientras metía una toalla, crema y mi móvil en un bolso. Me eché un vistazo en el espejo, acabé recogiéndome el pelo en una coleta alta y me fui.

Justo antes de tocar el timbre de la casa de mis vecinos, Justin abrió la puerta, estaba ya en bañador y sin camiseta. Aquello era un espectáculo, unos pectorales marcados y unos abdominales definidos.
  • Te vi por la ventana – sonrió – llegas pronto.
  • Si quieres me voy – miré el reloj – y vuelvo dentro de cinco minutos – bromeé.
  • Anda pasa – me tomó de la mano mientras cerraba la puerta – te estaba esperando para meternos juntos.
  • Como cuando éramos pequeños – sonreí.
  • Pero esta vez no me obligó mi madre a esperar – rió.
Pasamos el pasillo de su casa y salimos a la parte trasera donde estaba el jardín y la piscina. Deje el bolso en el suelo. Parecía que no se habían ido nunca.
  • ¿Cómo esta todo tan bien conservado?
  • Mis abuelos cuidaron la casa, venían de vez en cuando – asentí.
  • ¿Y tus padres?
  • Haciendo visitas a otros vecinos – dijo restando importancia – a mi solo me interesaba visitar a tu familia, lo demás es pura formalidad – sonrió – bueno, ¿nos bañamos?
  • Sí – dije quitándome el top.
La mirada de Justin se desvió de mis ojos al escote de mi bikini durante unos segundos, después miró a otro lado con media sonrisa y se puso frente a la piscina. Terminé de desvestirme. Aquella sonrisa permanecía, era fastidioso que me mirara de aquella manera, se quedara como si nada y encima se riese. Le empujé desde atrás y cayó al agua. Al salir a la superficie sonrió.
  • Te vas a enterar – nadó hacia el borde y salió enseguida.
Empecé a correr hacia el otro lado de la piscina pero me atrapó sin esfuerzo alguno. Sus brazos me rodearon por encima de los míos. Sentí su cuerpo mojado pegado a mi espalda. Yo empecé a suplicar que no me tirara entre risas, pero el me levantó unos centímetros del suelo y nos tiró a la piscina.
  • Eres odioso – le acusé cuando se puso frente a mí en el agua.
  • Empezaste tú – reprochó en tono infantil.
Puse las manos en sus hombros y lo impulsé hacia abajo. No se molestó en emerger, atrapó mi cintura y tiró de mí adentro. Fue gracioso verle sonreír bajo el agua.

Pasamos un rato jugando y retándonos para entretenernos. Cuando salimos a tomar el sol ya eran más de la una.
  • Estoy agotada – me quejé enrrollándome en la toalla y sentándome en una tumbona.
  • ¿Te quedas a comer? Estoy solo en casa – se puso a mi lado.
  • Yo también. ¿Tienes algo preparado?
  • Tengo pizzas – sonrió – tú eres fan de las pizzas – me recordó.
  • Me quedo sin pensármelo dos veces – reí. Me quité la toalla y me tumbé cómodamente – pero primero tomare un poco el sol.
  • Siéntete en tu casa – rió mientras se levantaba.
  • ¿A dónde vas?
  • A poner las pizzas en el horno, vuelvo en nada.
No me dio oportunidad de pararlo así que se fue. Cogí mi bolso del suelo y busqué el bote de protección solar. Empecé a aplicar poca cantidad sobre los brazos y mis largas piernas. Justin regresó con unos vasos llenos de refresco con hielo y los puso sobre la pequeña mesa que había entre las tumbonas.
  • Gracias Biebs, estaba sedienta – dije tomando uno de los vasos – ¿te ayudo con algo?
  • No, tranquila. Solo faltan cinco minutos. ¿Después me prestas la crema?
  • Claro – cogí el bote y se lo ofrecí.
  • Después me ayudas a ponerme en la espalda – abrió la tapa y se echó el líquido sobre la palma de la mano para extenderlo por su pecho. La imagen no podía ser más sensual.
Me senté con las piernas cruzadas y le invité a sentarse frente a mí en la tumbona dando unos golpecitos sobre ésta. Justin se sentó donde le dije dándome la espalda, tomó mi mano y me echó una buena cantidad de crema. Me puse de rodillas para estar más cómoda y empecé a repartir la crema por toda su fornida espalda. Puse la palma de mi mano boca arriba para que me echara más cantidad y la extendí por los hombros masajeando, poco a poco fui llevando las manos al cuello y fui bajando hacia sus pectorales. Mi abdomen estaba pegado a su espalda y mi respiración quedaba cerca de su oreja. Justin giró sobre sí mismo, su cara quedó a centímetros de la mía. Se estaba mordiendo el labio inferior con media sonrisa, cualquiera hubiese dicho que íbamos a besarnos.
  • Gracias ____, se te dan muy bien los masajes – se separó con suavidad – voy a la cocina, no creo que quieras pizza quemada – me sonrió.
  • Claro – respondí aturdida.
Justin me volvió a dejar sola. ¿Qué me había pasado? Me deje llevar. Creí que alcanzaría sus labios sin siquiera haberlo imaginado, pero él se había retirado. ¿Qué pensaría Justin de mí? Me llevé las manos a la cabeza mientras la ponía entre las rodillas. Justin se había ido y se separó con cuidado porque era un caballero, era obvio que yo solo era una vieja amiga. ¿Qué debía hacer? Ni si quiera sabía si volvería a mirarle a la cara, si debía disculparme, excusarme o si debía dejarlo pasar sin más. Me estaba desesperando, tenía ganas de salir corriendo.
  • ¿Te encuentras bien ____? – escuché a Justin dejar las bandejas en la mesa y se acercó a mí poniéndose en cuclillas para ver mi rostro – si estás mareada deberíamos ir a la sombra – se preocupó y me acarició la pantorrilla con el dorso de su mano.
  • No, estoy bien – levanté la cabeza – tan solo pensaba – hice mi mayor esfuerzo para sacar una sonrisa – ¿y mi pizza?
  • Está aquí – me ofreció la bandeja y la puse sobre mis piernas. Él fue a su sitio y también empezó a comer – ¿está buena?
  • Sí, quedó en su punto. ¿Quieres probarla? – le acerqué la bandeja para que cogiera un trozo, él hizo lo mismo para que probara su pizza – están riquísimas – dije dando un mordisco.
Él sonrió, al parecer el plan era hacer como si no hubiese existido ningún momento incómodo. Si le hubieran preguntado por una escena de casi beso hubiera respondido “¿de qué hablas?”. Y la verdad yo tampoco tenía idea de cómo hablar sobre ese tema sin dejarme en ridículo.
  • Esta noche voy a una fiesta con tu hermana, ¿vendrás?
  • Oh, sí. Ya quedé con un amigo para ir juntos.
  • Ah, lo decía por si querías venir con nosotros …
  • Te llevas muy bien con Trudy, ¿cierto?
  • Ayer fue muy amable conmigo. Además, hace tiempo que no salgo de fiesta – parecía que se justificaba.
  • Ya, ella sabe muy bien lo que hace – murmuré, aunque no lo suficiente bajo para que no me oyera.
  • Creía que os llevabais mejor que cuando me fui.
  • Sí, pero todavía tenemos nuestros roces. Cosas de hermanas – hice un gesto con la mano para restarle importancia.
  • ¿Nos damos otro baño? – propuso cuando dejó vacía su bandeja.
  • Sí, pero me tengo que ir ya mismo, no sé cuando vienen mi madre y Trudy.
  • Entonces un chapuzón rápido – sin previo aviso me cogió entre sus brazos y me tiró a la piscina.
  • Justin Bieber, ¿quién te crees que eres para cogerme y tirarme así?
  • Es que no pesas nada, sigues siendo una enana – se burló.
Salí de la piscina a toda prisa e intenté cogerlo y tirarlo, pero era imposible, él era demasiado fuerte. Me decidí por mojarle con el pelo, funcionó para fastidiarle, el agua estaba fría en contacto con su piel caliente por el sol.
  • Para, para, ya me tiro – rió – pero tú te vienes conmigo – inesperadamente me cogió de la cintura y me pegó a su cuerpo para después caer juntos al agua.
Cuando salimos a coger aire me agarré del cuello de Justin y puse mis piernas en sus caderas.
  • No hago pie – me justifiqué con media sonrisa.
  • Tranquila enana, no dejaré que te ahogues – se rió.
  • Eres odioso – pasé las manos por su pelo revolviéndoselo.
  • Aún así me adoras – bromeó abrazándome la cintura. Sus ojos se clavaron en los míos.
  • Supongo que sí – respondí escondiendo mi cara en el arco de su cuello.
Justin me llevó hacia la zona con menos profundidad y allí me solté.
  • Tengo curiosidad por una cosa – le comenté a Justin – cuando supiste que volvías a N.Y, ¿cómo pensaste que sería nuestro reencuentro?
  • No lo pensé – se encogió de hombros – tan solo sabía que quería verte y cumplir lo que te dije, abrazarte – sonrió – aunque me dio algo de miedo cuando vi tu cara al verme abrirte los brazos y ver que no venías.
  • Es que fue impactante – me dirigí a las escaleras de la piscina – me voy ya.
  • Te acompaño a la salida – se puso a mi lado.
  • No hace falta – le di un beso en la mejilla – no creo que me pierda.
Justin negó con la cabeza mientras sonreía. Salí del agua, me sequé con la toalla y me puse la ropa.
  • Te llevo los vasos y las bandejas a la cocina – le avisé a Justin que estaba en el centro de la piscina.
  • Gracias – respondió mientras levantaba el dedo pulgar hacia arriba – te veo esta noche.
  • Hasta luego Biebs.
* * *

Mi madre y mi hermana regresaron sobre las cinco de la tarde. Yo en ese momento estaba dándome una ducha para eliminar el cloro de la piscina. Cuando terminé, dejé mi pelo enrollado en una toalla y puse la música de mi cuarto a todo volumen. Empecé a sacar ropa de mi armario y a tenderla sobre mi cama para comprobar como quedaban algunos conjuntos. Estuve horas intentando decidir que ponerme entre la ropa y los accesorios. Entre tanto, mi madre entró para que bajara el volumen de los altavoces y para preguntarme como me había ido el día. Le conté que había estado con Justin y que yo también iría a la fiesta de fin de curso.
  • Cielo, he hablado con tu padre – me contó – está muy enfadado. No estuvo bien lo que le dijiste. Debes pedirle perdón.
  • No lo haré hasta que él me deje vivir rodeada de quien quiera.
  • Deberías darte cuenta de que es él quien manda. Haz como yo y Trudy, di que sí a todo lo que mande tu padre, pero cuando no se de cuenta haz lo que quieras con la familia Bieber.
  • Es que John es tan …
  • Es tu padre y lo tienes que respetar, pídele perdón – sentenció firme – ¿vas a ponerte ese vestido? – señaló uno de los que había descartado cambiando el tema, había dicho la última palabra.
  • Me gustaría, pero no tengo bolso que me combine.
  • Yo tengo uno que te vendrá genial.
  • Gracias mamá – le di un beso.
  • Date prisa en vestirte, tu hermana ya está lista y pronto vendrá Justin a recogeros.
  • No voy a ir con ellos – se sorprendió – quedé con otro amigo – Alice se encogió de hombros y se dio la vuelta – No se lo digas a Trudy ahora, no quiero darle explicaciones.
  • Está bien – alargó las palabras con pesadez.
Me puse el vestido rosa que le gustó a mi madre y le agregué un cordón dorado bajo el pecho. El vestido era muy sencillo, era sin estampados y quedaba corto, me sentaba de maravilla. Mi madre me trajo un pequeño bolso dorado y en el metí todo lo que me era necesario. Escuché cuando tocaron al timbre, Justin vino a por Trudy un poco antes de las diez como yo había adivinado. No me molesté en salir a saludar, ya le vería en la fiesta, sin embargo mi hermana si entró a despedirse. Iba con un mini-short y un top por encima del ombligo, junto a unos zapatos altísimos y un maquillaje atrevido.
  • Estás espectacular – admití.
  • Gracias, venía a que me dieras tu opinión – sonrió – me gusta tu vestido, ¿a donde vas?
  • Saldré con un amigo.
  • ¿Un amigo? – me codeó – no será más bien, ¿una cita? Estás muy guapa.
  • No lo sé. En fin, vete anda, tengo que terminar de arreglarme.
  • Si, ya me voy con Justin – presumió. No pude aguantar más.
  • Trudy, estás jugando a incordiarme, eres mi hermana y te quiero, pero Justin no será tu pareja, sabes que no lo voy a permitir.
  • Pues yo creo que tengo más terreno ganado que tú.
  • Que tú grites a los cuatro vientos lo que haces con él, no significa que yo sea igual.
Mi hermana me echó una mirada de odio y se fue dando un portazo. Corrí para terminar de maquillarme y peinarme. Cuando ya faltaba poco para que viniese Derek me puse los zapatos. Quedé con mi madre en regresar pronto, ella se encargaría de que mi padre se fuese a la cama antes de notar mi ausencia. Derek vino antes de la hora acordada en su coche. Tocó la bocina y yo salí para entrar en su Toyota.
  • Estás preciosa – me alagó tras silbar.
  • No te tomes esto como una cita Derek, sabes que es un plan.
  • Lo sé, pero es que, ¿acaso no puedo decírtelo como amigo? – se quejó.
  • Lo siento, estoy muy nerviosa.
Derek condujo hacia la fiesta todo lo rápido que pudo, estaba eufórico. Cuando llegamos al local se oía la música desde fuera, en cuanto entramos, sentimos la vibración del ambiente. Todos bailaban al ritmo de las canciones más marchosas. Localicé a Trudy en la barra del bar junto a Justin. Cogí a Derek de la mano y lo llevé a la pista de baile, a cierta distancia de ellos pero en una posición que nos acabarían viendo cuando se girasen.



Aviso, apartir del capítulo 5 se vuelve más interesante. El 6 y el 7 los publicaré en el mismo día ;)

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