martes, 25 de diciembre de 2012

Capítulo 2: Las Cosas No Son Igual que Antes


Él estaba a algo menos de tres metros de distancia de mí, di un paso todavía algo insegura. Justin se había hecho todo un hombre, aún quedaba algo del niño de doce años que yo reconocía, pero estaba muy cambiado. Recordé la inocencia que mostrábamos en la foto de la noche anterior, recordé el día de nuestra despedida y después vi sus ojos, eran los mismos. Si a él le importaba poco el margen de tiempo que había transcurrido desde nuestro último encuentro a mí me iba a importar menos.

Di otros dos pasos más decidida y al final salté hacia él colocando mis brazos sobre su cuello, él me agarró de la cintura y dio unas vueltas sobre sí mismo. Cuando mis pies volvieron a tocar el suelo me relajé, al respirar percibí un aroma varonil. No quería separarme de él, pero por otro lado estaba segura de que no había tanta confianza, a parte de la escena que se había dado delante de toda la gente en el parque. Di dos pasos hacia atrás para verlo de nuevo, parecía feliz.
  • Has vuelto – suspiré.
  • Te dije que no era para siempre.
  • Vaya, Justin – intervino Trudy – que cambio has dado ¿te acuerdas de mí? – preguntó insinuante cuando ella no lo había reconocido hasta hacía unos instantes.
  • La hermana de ____, claro – respondió – me alegro de veros.
  • Aparte de su hermana, soy Trudy – refunfuñó al quedar en segundo plano, yo reí por dentro – y, ¿qué haces tú aquí? – se interesó.
  • Fui a saludar en vuestra casa y Alice me dijo que estabais aquí – explicó Justin.
En ese momento las chicas tosieron para llamar nuestra atención, nos giramos, los chicos estaban algo molestos por no ser el centro de atención y ellas querían saber que pasaba.
  • Por cierto Justin – me adelanté a mi hermana – ellas son Sarah y Helga, los otros son Derek y Jake – le fui señalando cada uno.
  • Nosotros nos vamos – anunciaron los chicos – ¿Venís a Starbucks?
Las chicas se apresuraron a aceptar la invitación, yo miré a Justin, no parecía que le apeteciese. Sin embargo fui mi hermana la que esta vez se adelantó a manejar la situación.
  • Justin debe estar cansado, ¿no es cierto?
  • Algo, llegué hace una hora y apenas dormí durante el viaje – se excusó – lo siento.
  • Tranquilo, ¿regresamos a casa? - le ofrecí.
  • Si quieres quedate con ellos ____ - me ofreció Trudy – yo le acompaño.
  • No, gracias – dije sarcástica viendo que quería quitarme del medio.
  • En realidad – intervino Justin – vine en mi coche.
  • Oh, ¿me lo enseñas? – me entusiasmé.
  • Yo también quiero verlo – molestó mi hermana.
  • Em, sí – respondió extrañado – vamos al parking.
  • Nosotras vamos a tomar algo con ellos, ¿vale? Quedamos otro día – propuso Helga.
Trudy asintió y nos pusimos cada una a un lado de Justin, mientras caminábamos hacia los coches.
  • Siento haber interrumpido la reunión con vuestros amigos – comentó Justin.
  • Ni te preocupes, no nos perdemos nada – respondí yo.
  • En realidad es que ____ no se adapta al grupo, por eso lo dice – se metió Trudy.
  • Por lo que he visto sigues diciendo todo tal y como lo piensas, eh ____ - me miró simpático.
  • Es algo que no cambiaré – repuse sonriente cuando no le dio importancia a lo que decía Trudy – mi hermana no lo acepta.
Ella entrecerró los ojos dando a entender que no tenía remedio, Justin parecía cómodo. Empezó a hablarnos sobre su coche, había sido su regalo por la mayoría de edad. Verlo fue mejor que imaginarlo, un precioso Lamborghini blanco relucía entre el montón de coches.
  • ¿Queréis que os lleve a casa?
  • ¡Sí! - celebró Trudy.
  • ¿Sabes? Papá te matara como dejes aquí tirado el coche – le fastidié.
  • Tienes razón – me lanzó una mirada de odio.
  • Si quieres, otro día te doy una vuelta – ofreció Justin amablemente.
  • Oh, me encantaría – le dio dos besos en la mejilla – ya nos veremos más tarde. Disfruta querida – me guiñó el ojo.
Dicho aquello se dio la vuelta y fue a por su coche. Quería hablar con Justin de todo, tuve suerte de quedarme a solas con él, Trudy había estado muy persistente y todavía lo estaría si íbamos directos a casa, tenía que entretener a Justin.
  • Tu hermana parece más simpática que de costumbre – rió.
  • Por dentro lleva todo su carácter, créeme.
  • Y parece que las cosas tampoco han cambiado mucho por aquí – suspiró mirando alrededor.
  • No mucho – parecía nostálgico – ¿qué es lo que más echaste de menos?
Justin sonrió mientras abría la puerta de su coche para que me sentara.
  • A ti – me sonrojé.
  • No te creo – me apoyé en el marco de la puerta antes de entrar, mirándolo fijamente a los ojos – eres Justin Bieber, seguro que hiciste montones de amigos en Europa.
  • Irlanda concretamente – me dio un toque en la punta de la nariz – y sí, hice amigos, pero nadie remplazó a la enana de mi infancia.
De repente sentí como aquella palabra que tanto odiaba hacia años, hizo que la pared del distanciamiento se derrumbara, nadie excepto él me había llamado así. Si antes era un fastidio, ahora la tomaba como un gesto de afecto.
  • ¿Y que hay de mí? ¿Alguien ocupó mi lugar? – Justin habló sacándome del trance. Seguro tenía cara de tonta …
  • ¿Tú crees que encontrar a una persona tan fastidiosa como tú es fácil? – me reí entrando en el coche, cuando él se puso al volante proseguí – Eres irreemplazable.
  • Ya lo suponía – bromeó en tono de autosuficiencia, ese era el Justin que recordaba – y, ¿novios?
  • Pocos, hay mucho patán por aquí – sonreí – ¿y tú?
  • Novios no, pero novias alguna que otra – me guiñó, yo negué con la cabeza. Justin arrancó el coche y empezó a conducir. Hubo varios minutos de silencio hasta que yo lo interrumpí
  • Cuéntame, ¿cómo te fue con tu familia por allí?
  • Muy bien – sonrió feliz – mi padre tuvo suerte en sus negocios, yo terminé de estudiar bachillerato y estuve trabajando un poco con mi padre, ya sabes, para familiarizarme con lo que me espera en el futuro, aunque de paso gané un dinerillo – compartimos una sonrisa.
  • Es genial, tu vida solo a escalado hacia arriba – me alegré.
  • He sido afortunado – se encogió de hombros – ¿y a ti como te van las cosas?
  • Bueno, mi vida es mucho más simple, pero no me quejo. Me falta un año para poder ir a la universidad, aunque todavía no tengo claro que haré – bufé.
  • No te agobies – puso su mano sobre la mía – yo tampoco estuve muy convencido de heredar el trabajo de mi padre hasta hace poco.
  • Cuando eramos pequeños todo era mucho más simple... ¿recuerdas como nos imaginábamos de mayores?
Así, empezó una conversación llena de recuerdos y frases graciosas. No nos preocupamos del tiempo que transcurría. Cuando llegamos y aparcó en su casa bajamos todavía riéndonos, miré el reloj, ya se acercaban las ocho.
  • Justin, ¿por que camino fuiste para tardar tanto en llegar a casa? – pregunté aún riéndome.
  • Por el más largo, además di un par de vueltas por el mismo sitio – se encogió de hombros – pero no te diste cuenta con tanta risa – pellizcó mi barbilla sonriente – tenía ganas de estar contigo.
  • Yo también, pero tendremos más tiempo de ahora en adelante.
  • Sí – me abrazó – espero que quedemos pronto – dijo en mi oído.
  • Lo mismo digo – sonreí separándome de su cálido cuerpo.
Antes de entrar a nuestras casas nos dimos nuestros números de teléfono. En cuanto crucé la puerta vino a mí un rico olor a comida. Fui corriendo a la cocina, mi madre estaba preparando algo especial para esa noche, se le veía contenta, manejando todos los ingredientes y canturreando. Me acerqué despacio y le di un abrazo por la espalda, ella se encogió por el susto y después se giró.
  • Hola mamá – le di un beso en la cara – ¿qué cocinas?
  • ¡Cariño! ¡Pattie y su familia han vuelto! - dijo alegremente – vienen a cenar, así que me puse enseguida a preparar todo, ¿me ayudas?
  • Claro, esperame dos minutos, voy a ponerme cómoda – ella asintió y me dio una palmadita en el trasero mientras me iba.
Mi madre y Pattie siempre se habían llevado muy bien desde que se conocieron en el barrio. Pattie era enfermera en un pequeño hospital de Nueva York, mi madre en cambio por ese entonces había dejado su trabajo en un supermercado por sus hijas y cuando quiso volver a ocuparse en algo le era imposible, todo eran negaciones. Hasta que Pattie se enteró, ella le dio la posibilidad de trabajar allí como limpiadora y mi madre siempre le estuvo muy agradecida puesto que hasta ese día todavía seguía en el mismo puesto.

Por el pasillo para ir a mi cuarto me encontré a Trudy. Se le veía molesta pero cuando me vio sacó una sonrisa maliciosa.
  • ¿Qué pasa? - me inquieté.
  • Nada, voy a ver a los vecinos – reflexionó – o más bien a Justin, pero no se lo digas a papá – rió poniéndose el dedo índice en los labios para que guardara silencio.
  • Ten cuidado con lo que haces – le advertí.
  • ¿Eso tiene doble sentido? - se mofó – ¿Te gusta Justin hermanita?
  • No vamos a hacer una competición con esto Trudy – me puse seria – Justin es mi amigo.
  • Bien, entonces no te importara que sea mi novio en el futuro – hice todo lo posible para que no se me desencajara la mandíbula – por cierto, papy te espera en el despacho para darte la charla.
Escuchar aquello me dio mala espina, mi padre y Jeremy nunca se llevaron bien, y en mi opinión era imposible que aquello ocurriera. Para empezar mi padre trabajaba en la empresa rival de la de Jeremy y él siempre se sintió inferior en cuanto a su carrera respecto a la de Jeremy: nunca hizo un viaje de negocios y tenía un sueldo menor.

Para mi padre era imposible separar su trabajo de su vida social y aquello siempre había sido un problema para mi madre. Sin embargo, a mí nunca me había dado ninguna queja por juntarme con el hijo de los vecinos, pero Trudy ya me había dado un claro adelanto de lo que iba a pasar.

Con paso firme me acerqué al despacho de mi padre y toque a la puerta antes de entrar. Mi padre me sonrió y me pidió que me sentara frente a su escritorio.
  • Hola cielo, ¿de dónde vienes tan tarde?
  • De dar una vuelta con Justin, se nos pasó el tiempo sin darnos ni cuenta.
  • Otra vez Justin, ¿eh? – hizo amago de reírse – Me acuerdo de cuando erais niños, estabais muy unidos – yo asentí – debes tener cuidado – alargó sus brazos para tomar mis manos – sabes que nunca me he metido en tu vida ____, pero sabes que las cosas no son igual que antes – retiré mis manos bajo la mesa, mi padre se puso recto en la silla, esperé su declaración – Tienes que verlo lo menos posible – sonreí cínica.
  • Papá, es cierto que las cosas no son como hace seis años, pero si nunca te metiste en mi vida no voy a dejar que empieces ahora.
  • ¿Sabes? Trudy se lo tomó mejor, deberías tomar ejemplo – se cruzó de brazos.
  • Ya... yo de ti la vigilaría más a ella que a mí, yo por lo menos te soy sincera – me levanté de la silla con decisión – Veré a Justin todas las veces que quiera.
  • ¡Escúchame señorita! - se levantó – estoy harto de tus desafíos, si no cumples mis normas te irá muy mal.
  • Elegir las personas de mi entorno no forma parte de lo que tienes derecho a organizar como padre – mi padre enmudeció y aproveché para desahogarme – deberías aprender a socializar con la competencia, quizás así puedas tomar ejemplo.
  • ¡Se acabó! Ni se te ocurra bajar a cenar esta noche y hasta que no te disculpes por tu comportamiento no volverás a salir de esta casa – gritó.
Salí del despacho hecha una furia. Fui corriendo a mi cuarto y me tiré a la cama. No era justo lo que me pasaba a mí. Aquello no podía quedar así, el castigo de mi padre no me importaba lo más mínimo y tampoco pensaba disculparme por decir la verdad. Mi hermana estaría coqueteando con Justin sin remordimiento alguno cuando seguramente habría recibido una charla similar, mi padre pensaba que ella era una santa, y yo estaba allí como una inútil sin hacer nada.

Le dije a Trudy que no quería competir por Justin, pero pensar en que ellos estuvieran solos me revolvía el estómago. Algo me estaba pasando; en varias ocasiones competimos por gustarle a un chico pero en todas lo habíamos hecho por diversión, por lo menos yo, y ese momento era increíblemente molesto en lugar de divertido.


3 comentarios:

  1. Quiero el segundo capitulo :)

    ResponderEliminar
  2. publicaré el 3 y el 4 el mismo día ;)
    adelanto, en el 5 se pone interesante. Después subiré 6 y 7 juntos :P

    ResponderEliminar