Él estaba a algo menos de tres metros de distancia de mí, di un
paso todavía algo insegura. Justin se había hecho todo un hombre,
aún quedaba algo del niño de doce años que yo reconocía, pero
estaba muy cambiado. Recordé la inocencia que mostrábamos en la
foto de la noche anterior, recordé el día de nuestra despedida y
después vi sus ojos, eran los mismos. Si a él le importaba poco el
margen de tiempo que había transcurrido desde nuestro último
encuentro a mí me iba a importar menos.
Di otros dos pasos más decidida y al final salté hacia él
colocando mis brazos sobre su cuello, él me agarró de la cintura y
dio unas vueltas sobre sí mismo. Cuando mis pies volvieron a tocar
el suelo me relajé, al respirar percibí un aroma varonil. No quería
separarme de él, pero por otro lado estaba segura de que no había
tanta confianza, a parte de la escena que se había dado delante de
toda la gente en el parque. Di dos pasos hacia atrás para verlo de
nuevo, parecía feliz.
- Has vuelto – suspiré.
- Te dije que no era para siempre.
- Vaya, Justin – intervino Trudy – que cambio has dado ¿te acuerdas de mí? – preguntó insinuante cuando ella no lo había reconocido hasta hacía unos instantes.
- La hermana de ____, claro – respondió – me alegro de veros.
- Aparte de su hermana, soy Trudy – refunfuñó al quedar en segundo plano, yo reí por dentro – y, ¿qué haces tú aquí? – se interesó.
- Fui a saludar en vuestra casa y Alice me dijo que estabais aquí – explicó Justin.
- Por cierto Justin – me adelanté a mi hermana – ellas son Sarah y Helga, los otros son Derek y Jake – le fui señalando cada uno.
- Nosotros nos vamos – anunciaron los chicos – ¿Venís a Starbucks?
- Justin debe estar cansado, ¿no es cierto?
- Algo, llegué hace una hora y apenas dormí durante el viaje – se excusó – lo siento.
- Tranquilo, ¿regresamos a casa? - le ofrecí.
- Si quieres quedate con ellos ____ - me ofreció Trudy – yo le acompaño.
- No, gracias – dije sarcástica viendo que quería quitarme del medio.
- En realidad – intervino Justin – vine en mi coche.
- Oh, ¿me lo enseñas? – me entusiasmé.
- Yo también quiero verlo – molestó mi hermana.
- Em, sí – respondió extrañado – vamos al parking.
- Nosotras vamos a tomar algo con ellos, ¿vale? Quedamos otro día – propuso Helga.
- Siento haber interrumpido la reunión con vuestros amigos – comentó Justin.
- Ni te preocupes, no nos perdemos nada – respondí yo.
- En realidad es que ____ no se adapta al grupo, por eso lo dice – se metió Trudy.
- Por lo que he visto sigues diciendo todo tal y como lo piensas, eh ____ - me miró simpático.
- Es algo que no cambiaré – repuse sonriente cuando no le dio importancia a lo que decía Trudy – mi hermana no lo acepta.
- ¿Queréis que os lleve a casa?
- ¡Sí! - celebró Trudy.
- ¿Sabes? Papá te matara como dejes aquí tirado el coche – le fastidié.
- Tienes razón – me lanzó una mirada de odio.
- Si quieres, otro día te doy una vuelta – ofreció Justin amablemente.
- Oh, me encantaría – le dio dos besos en la mejilla – ya nos veremos más tarde. Disfruta querida – me guiñó el ojo.
- Tu hermana parece más simpática que de costumbre – rió.
- Por dentro lleva todo su carácter, créeme.
- Y parece que las cosas tampoco han cambiado mucho por aquí – suspiró mirando alrededor.
- No mucho – parecía nostálgico – ¿qué es lo que más echaste de menos?
- A ti – me sonrojé.
- No te creo – me apoyé en el marco de la puerta antes de entrar, mirándolo fijamente a los ojos – eres Justin Bieber, seguro que hiciste montones de amigos en Europa.
- Irlanda concretamente – me dio un toque en la punta de la nariz – y sí, hice amigos, pero nadie remplazó a la enana de mi infancia.
- ¿Y que hay de mí? ¿Alguien ocupó mi lugar? – Justin habló sacándome del trance. Seguro tenía cara de tonta …
- ¿Tú crees que encontrar a una persona tan fastidiosa como tú es fácil? – me reí entrando en el coche, cuando él se puso al volante proseguí – Eres irreemplazable.
- Ya lo suponía – bromeó en tono de autosuficiencia, ese era el Justin que recordaba – y, ¿novios?
- Pocos, hay mucho patán por aquí – sonreí – ¿y tú?
- Novios no, pero novias alguna que otra – me guiñó, yo negué con la cabeza. Justin arrancó el coche y empezó a conducir. Hubo varios minutos de silencio hasta que yo lo interrumpí
- Cuéntame, ¿cómo te fue con tu familia por allí?
- Muy bien – sonrió feliz – mi padre tuvo suerte en sus negocios, yo terminé de estudiar bachillerato y estuve trabajando un poco con mi padre, ya sabes, para familiarizarme con lo que me espera en el futuro, aunque de paso gané un dinerillo – compartimos una sonrisa.
- Es genial, tu vida solo a escalado hacia arriba – me alegré.
- He sido afortunado – se encogió de hombros – ¿y a ti como te van las cosas?
- Bueno, mi vida es mucho más simple, pero no me quejo. Me falta un año para poder ir a la universidad, aunque todavía no tengo claro que haré – bufé.
- No te agobies – puso su mano sobre la mía – yo tampoco estuve muy convencido de heredar el trabajo de mi padre hasta hace poco.
- Cuando eramos pequeños todo era mucho más simple... ¿recuerdas como nos imaginábamos de mayores?
- Justin, ¿por que camino fuiste para tardar tanto en llegar a casa? – pregunté aún riéndome.
- Por el más largo, además di un par de vueltas por el mismo sitio – se encogió de hombros – pero no te diste cuenta con tanta risa – pellizcó mi barbilla sonriente – tenía ganas de estar contigo.
- Yo también, pero tendremos más tiempo de ahora en adelante.
- Sí – me abrazó – espero que quedemos pronto – dijo en mi oído.
- Lo mismo digo – sonreí separándome de su cálido cuerpo.
- Hola mamá – le di un beso en la cara – ¿qué cocinas?
- ¡Cariño! ¡Pattie y su familia han vuelto! - dijo alegremente – vienen a cenar, así que me puse enseguida a preparar todo, ¿me ayudas?
- Claro, esperame dos minutos, voy a ponerme cómoda – ella asintió y me dio una palmadita en el trasero mientras me iba.
Por el pasillo para ir a mi cuarto me encontré a Trudy. Se le veía
molesta pero cuando me vio sacó una sonrisa maliciosa.
- ¿Qué pasa? - me inquieté.
- Nada, voy a ver a los vecinos – reflexionó – o más bien a Justin, pero no se lo digas a papá – rió poniéndose el dedo índice en los labios para que guardara silencio.
- Ten cuidado con lo que haces – le advertí.
- ¿Eso tiene doble sentido? - se mofó – ¿Te gusta Justin hermanita?
- No vamos a hacer una competición con esto Trudy – me puse seria – Justin es mi amigo.
- Bien, entonces no te importara que sea mi novio en el futuro – hice todo lo posible para que no se me desencajara la mandíbula – por cierto, papy te espera en el despacho para darte la charla.
Para mi padre era imposible separar su trabajo de su vida social y
aquello siempre había sido un problema para mi madre. Sin embargo, a
mí nunca me había dado ninguna queja por juntarme con el hijo de
los vecinos, pero Trudy ya me había dado un claro adelanto de lo que
iba a pasar.
Con paso firme me acerqué al despacho de mi padre y toque a la
puerta antes de entrar. Mi padre me sonrió y me pidió que me
sentara frente a su escritorio.
- Hola cielo, ¿de dónde vienes tan tarde?
- De dar una vuelta con Justin, se nos pasó el tiempo sin darnos ni cuenta.
- Otra vez Justin, ¿eh? – hizo amago de reírse – Me acuerdo de cuando erais niños, estabais muy unidos – yo asentí – debes tener cuidado – alargó sus brazos para tomar mis manos – sabes que nunca me he metido en tu vida ____, pero sabes que las cosas no son igual que antes – retiré mis manos bajo la mesa, mi padre se puso recto en la silla, esperé su declaración – Tienes que verlo lo menos posible – sonreí cínica.
- Papá, es cierto que las cosas no son como hace seis años, pero si nunca te metiste en mi vida no voy a dejar que empieces ahora.
- ¿Sabes? Trudy se lo tomó mejor, deberías tomar ejemplo – se cruzó de brazos.
- Ya... yo de ti la vigilaría más a ella que a mí, yo por lo menos te soy sincera – me levanté de la silla con decisión – Veré a Justin todas las veces que quiera.
- ¡Escúchame señorita! - se levantó – estoy harto de tus desafíos, si no cumples mis normas te irá muy mal.
- Elegir las personas de mi entorno no forma parte de lo que tienes derecho a organizar como padre – mi padre enmudeció y aproveché para desahogarme – deberías aprender a socializar con la competencia, quizás así puedas tomar ejemplo.
- ¡Se acabó! Ni se te ocurra bajar a cenar esta noche y hasta que no te disculpes por tu comportamiento no volverás a salir de esta casa – gritó.
Le dije a Trudy que no quería competir por Justin, pero pensar en
que ellos estuvieran solos me revolvía el estómago. Algo me estaba
pasando; en varias ocasiones competimos por gustarle a un chico pero
en todas lo habíamos hecho por diversión, por lo menos yo, y ese
momento era increíblemente molesto en lugar de divertido.
Quiero el segundo capitulo :)
ResponderEliminarEl tercero, por favor :)
ResponderEliminarpublicaré el 3 y el 4 el mismo día ;)
ResponderEliminaradelanto, en el 5 se pone interesante. Después subiré 6 y 7 juntos :P