Las últimas palabras que escuché
salir de su boca fueron “lo siento”. Pero, ¿cuantas veces en la
vida una persona a podido decir que lo sentía sin ser cierto? Al
decir “lo siento”, ¿no se supone que entiendes por la situación
que está pasando la otra persona? Dudo mucho que él realmente
sintiera lo qué yo poniéndose en mi lugar, si es que lo hizo.
Esas dos palabras son algo que se puede
decir por educación al chocar con alguien por la calle, por intentar
arreglar una discusión o simplemente por cumplir, como si fuera una
disculpa sincera pero en realidad no te importa lo más mínimo lo
que digan, piensen o sientan los demás.
No era justo que esas dos palabras
pudieran arreglarlo todo y que me dejaran con tantas dudas. No me
miró a los ojos, no quiso darme explicaciones y no volvió a
cruzarse en mi camino.
Durante todo el tiempo que había
pasado me pregunté que quería hacer. La respuesta era: encontrar a
Harry Styles y hacerle sentir de verdad lo que pasé yo.
* * *
Un día soleado, era extraño
asomarse por la ventana y encontrar rayos de sol tras casi una semana
de lluvia y cielo oscuro. Era estupendo para poder salir a dar una
vuelta y despejarse un poco de las cuatro paredes que estaba aburrido
de ver.
Me vestí rápidamente y
salí a la calle sin rumbo definido, dejándome llevar por la
voluntad de mis pies. Extrañamente aquellas calles se me hacían más
familiares de lo que recordaba; seguí andando hasta que encontré un
parque donde sentarme bajo un árbol y pensar. Hacía días que
sentía echar de menos algo y no sabía que era, tenía la sensación
de que se me había perdido algo.
- Paranoias, necesito unas vacaciones – dije para mí mismo.
- Hola chico – le acaricié la cabeza – ¿de dónde has salido? – miré alrededor, una chica con gafas de sol venía hacia mí.
- Perdona, se vuelve loco cuando viene al parque – comentó cuando estaba cerca.
- No importa, es muy simpático – volví a acariciarlo.
- Ven aquí Gary – llamó al perro – ¡vamos chico! – pero Gary no le hizo caso y se sentó a mi lado.
- Vaya Harry, parece que le has caído bien.
- Si, eso parece – sonreí. Entonces caí en la cuenta de que me había llamado por mi nombre – ¿nos conocemos? – pregunté al tiempo que me levantaba.
- No sé, ¿tú que crees? – inquirió al tiempo que se quitaba las gafas de sol.
- ¿_____? Dios, estás muy distinta.
- Ha pasado más de un año … – suspiró – las cosas cambian.
- Sí, ya lo creo – me quedé recordando la última vez que la vi – ¿que haces tú por aquí?
- Eso debería preguntarlo yo, ¿no crees? Yo vivo aquí al lado y siempre traigo a Gary.
- Se me olvidó – me llevé la mano detrás de la cabeza.
- Sí, eso es obvio – dijo molesta – bueno, nos vamos ya – ____ cogió a Gary en sus brazos.
- Espera – di dos pasos hacia ella – me gustaría que hablásemos.
- ¿Después de tanto tiempo? – bufó, pero lo consideró – bueno, mas vale tarde que nunca.
- Bien, ¿vamos a tomar algo?
- No – atajó – ahora tengo cosas que hacer.
- Entonces... – pensé en decirle que ya nos veríamos otro día y no volver a pasar por allí pero algo me dijo que debía insistir – ¿te apetece venir a mi apartamento? Allí estaremos tranquilos – ella se sorprendió con la idea.
- ¿Qué quieres que hablemos? - se acercó a mí y me miró fijamente a los ojos.
- Sabes que del pasado – le mantuve la mirada – supongo que recuerdas el sitio, te esperaré, tengo toda la tarde libre.
- Pues allí nos vemos – se despidió.
Me giré para tomar el camino de vuelta a casa, a lo lejos escuchaba los ladridos del pequeño Gary.
Me pregunté que podría
haberla hecho cambiar tanto en un año, me negué a mí mismo que yo
fuese el responsable. ____ era una chica fuerte, pero su inseguridad
siempre había sido algo innegable. Ella nunca había tenido mal
cuerpo pero daba la sensación de que había adelgazado, sus ojos
alegres parecían más grises y su dulce tono de voz se había vuelto
hosco.
Sin más remedio recordé el
día en que lo nuestro acabó.
Acababa de acompañarla a su casa tras volver de una fiesta. Habíamos pasado el rato rodeados de sus amigos y más de uno miraba a ____ de arriba abajo. Ella seguía como si nada, tan coqueta como de costumbre. La situación me resultó tan irritante que decidí irme un rato a alguna otra esquina donde beber solo una cerveza. No sé de donde salió aquella chica, ella simplemente se acercó a mí y de un momento para otro empezó el juego de seducción. Ni siquiera pensé que ___ seguía por algún otro lado con sus babosos amigos y podría verme, tan solo quería divertirme por poco tiempo.
Aquella rubia y yo no
llegamos a nada, _____ llegó seria, mirándome desde lejos como si
fuera un desconocido, no daba crédito. Cuando posó su mirada en la
rubia, tan solo negó con la cabeza y se giró para salir del recinto
a toda prisa. La seguí corriendo por la calle, me puse frente a ella
pero me esquivó, cogí su mano.
- ¡Suéltame! - bramó – ¡No quiero verte! – aquel grito estaba cargado de ira, sin embargo escapó como un sollozo que me hizo trizas.
____ siguió su camino como
si yo no estuviera, aún así, la seguí, no quería dejarla sola por
la calle a esas horas de la noche. Cuando estuvimos en la puerta de
su casa y metió la llave en la cerradura la detuve. Las cosas no
podían quedar así.
- ____ por favor, no te vallas de esta manera – supliqué.
- ¿Para qué? ¿Qué vas a decirme? ¿Qué te aburrías y decidiste tirarle los tejos a la tía que se tira a todo estúpido que pilla?
- No, no, NO. Yo ni la vi llegar, ni la conozco. Cielo …
- No me llames así, ¿que hice yo para esto, eh?
Al principio pensé en la
razón que tenía ella, era un estúpido, pero recordé el motivo por
el que me había ido de su lado y yo también me enfadé.
- ¿Y yo qué? Te lo estabas pasando genial mientras tus amiguitos te admiraban …
- ¿De qué demonios hablas? ¡Tú eres el que lo pasaba bomba con otra! - replicó.
- Está bien – busqué la forma de tranquilizarme y agaché la mirada – lo siento – dije desesperado.
- Permíteme que lo dude – respondió indignada.
Con el tiempo seguí mi
vida, conocí a otras personas y me olvidé de ____. Verla de nuevo
había sido un golpe que no esperaba darme.
Una vez en mi apartamento me
encargué de organizar el piso para que fuera digno de visitas.
Después me preparé una comida improvisada y me quedé sentado en
sofá, viendo la tele, haciendo tiempo hasta que ____ llegase. No
sabía como iba a empezar, ¿que debía decirle? Estaba claro que una
disculpa no era suficiente.
Sin aviso previo, alguien
tocó al timbre de la puerta. Abrí sin más. Allí estaba ella.
- Hola – saludé anonadado. ____ iba con un vestido espectacular que dejaba ver sus largas y finas piernas.
- Hola Harry – dijo tranquila – ¿puedo pasar?
- Claro – me apresuré – adelante. ¿Cómo llegaste aquí arriba?
- Un chico muy majo me dejó pasar en la puerta de abajo – sonrió resplandeciente.
- Ah – asentí – ¿te apetece tomar algo? – ofrecí mientras se sentaba en el sofá.
- No, gracias – se aclaró la garganta – en realidad vine solo para aclarar las cosas.
- Bien – me senté a su lado manteniendo la distancia – Yo … - dejé pasar unos segundos, ella esperó pacientemente hasta que supe que decir – Me gustaría saber, que pasó después de … aquella noche – medio tartamudeé, estaba demasiado nervioso.
- Seguí mi vida y conocí a otras personas. ¿Me has traído para esto? - giré la cara tratando de no encontrarme con sus ojos – Harry, no muerdo – bromeó posando su mano sobre la mía.
- Deberías … - suspiré – al menos un poco – rectifiqué.
- Ha pasado tiempo, ya no me importa ese episodio – quedé impresionado – prefiero recordar los buenos momentos que pasamos juntos – me guiñó el ojo.
- ¿A sí? - vacilé - ¿como cuáles?
- Como de los que es testigo éste sofá … tu apartamento en general – dejó escapar una pequeña risa.
- Éramos felices – susurré para mi mismo, sin embargo, ___ alcanzó a escuchar.
- Sí, lo éramos – se levantó rumbo a la puerta – si esto era todo …
- No, no puedo dejar que te vayas así sin más, no otra vez.
- ¿Y qué me vas a decir ahora? - apoyó los muslos en la mesa y se cruzó de brazos
- Que lo siento de verdad – me aproximé a ella y puse las manos en el tablero a ambos lados de su cadera, cerrando el espacio entre nosotros.
- ¿Crees que con eso basta? - reclamó resentida.
- No, pero estoy arrepentido.
La besé, sus labios estaban
húmedos y yo tan solo podía sentir como ardían nuestras bocas al
contacto. El cuerpo de ____ seguía quieto. Lleve una de mis manos a
su cuello, acariciándole con delicadeza, mientras con la otra
entrelazaba nuestros dedos. Me separé un poco de ella, _____ tan
solo me observó y en un parpadeo se abalanzó sobre mí, uniendo de
nuevo nuestras bocas, acabando con nuestras ansias de comernos el uno
al otro. Sus brazos se enlazaron sobre mi cuello. Una cosa llevó a
la otra y yo ya estaba sin camiseta y ella encima de la mesa con
varios botones de su vestido desabrochados.
No podía parar de besarle
por todas partes. Fui bajando la parte superior de su vestido hasta
que quedó tan solo con una provocativa lencería. Sus mejillas se
encendieron como siempre le solía pasar, y esta vez lo acompañó de
una sonrisa inocente mientras tiraba de los tirantes del sujetador.
Aquello me encendió más aún. Me deshice de mis pantalones,
quedando así en boxers.
Minutos después de caricias
y besos, los dos nos quedamos sin ropa. La tumbé sobre la mesa del
salón y poniéndome sobre ____, tras profundizar en un suave y
apasionado beso, hallé en
su interior la entrada al lugar más íntimo, húmedo y cálido de
una mujer.
El
tiempo que estuvimos allí entregándonos parecía eterno acompañado
del placer de estar juntos de nuevo. Nada de eso había cambiado, la
atracción entre nosotros nunca desparecería.
Quedamos
tumbados sobre la mesa. Por suerte no la habíamos roto ni nos
habíamos caído. Me incorporé, ____ se veía hermosa desde aquella
posición, aunque por otro lado, volvía a estar seria, había
desaparecido su cara de gozo. Pude notar como una fina gota de agua
colmaba la base de uno de sus preciosos ojos.
De
repente, sonó el tono de llamada de un móvil. ____ se levantó
corriendo para cogerlo antes de colgaran. En cuanto contestó habló
de forma seca y cortante.
- Sí, estaré allí enseguida ... No te interesa .... ¿Qué te importa? - acabó bloqueando el teléfono malhumorada.
- ¿Quién era? - me interesé aún sonriente.
- Mi novio – respondió mirándome a los ojos, fría y manteniendo la compostura.
- No es cierto – intenté convencerme de que era una broma.
- Sí que lo es – aseguró – me está esperando en el parque.
- ¿Cómo has podido ... ?
- Te recuerdo que yo no fui la que empezó todo esto.
- ¿En serio? ¿Quién te crees que eres? Eres ...
- ¿Lo peor? - adivinó – sí, yo también pensé eso de ti. Lo bueno, es que ahora ambos sabemos lo que se siente.
- Lo tenías todo planeado – musité dandome cuenta de lo ingenuo que había sido.
- No, al menos no todo. Tú fuiste el que me traicionó primero, tú fuiste quien vino al parque, tú fuiste el que me invitó, tú fuiste quién inició el beso y ... - hizo una pausa – tú solito te buscaste esto.
- Ahora estamos en paz, ¿no? - asintió – pues lárgate – abrí la puerta para que se fuera.
- Está bien – agachó la mirada – lo siento.
Primero
me había dejado confiar en ella, después me hizo creer que quería
lo mismo que yo y por último se fue con una falsa disculpa. Caí en
la cuenta de aquello mismo fue lo que le hice yo hacía un año,
realmente estaba pasando por lo mismo que ella había sentido. Le di
un puñetazo al espejo lleno de horror, aunque yo no hubiera querido
creerlo al principio, _____ había cambiado y había sido por mi
culpa. Varios pinchazos en la mano me alertaron de que me había
hecho cortes en los nudillos. Grité. Necesitaba gritar para
desahogarme.
Salí
del baño, el apartamento había quedado hecho un desastre,
cristales, sillas tiradas ... tenía que calmarme sino quería
preocupar a los vecinos mucho más. Seguro que había montado un
escándalo increíble sin percatarme. Regresé al baño en busca de
algo para la mano. Después de echarme un poco de agua fría me la
enrolle en una venda y regresé al salón para recoger los cristales
rotos y los muebles.
Al
terminar me eché sobre la cama. Necesitaba pensar pero aquellas
paredes parecían cada vez más cercanas, me estaba asfixiando. Me
puse la camiseta y salí en busca de aire fresco.
Analizar
cómo había pasado todo era una mera forma de torturarme. Habíamos
vuelto a estar juntos, ____ había sido feliz, sin embargo luego todo
resultó ser una actuación. No, no todo había sido actuación. Yo
vi sus ojos cuando le dije que estaba arrepentido y cuando terminamos
de hacer el amor. Aquella lágrima que no llegó a derramarse era una
señal. Algo no había salido como tenía previsto ... lo único que
me pregunté durante ese paseo era que estaría pensando ella o si
estaría satisfecha habiéndose vengado. Incluso se había dado el
lujo de irse como lo hice yo para recordarme lo irónicamente bien
que me despedí.
Pasé
por la entrada de un parque, me dio la impresión de escuchar los
mismos ladridos que de esa mañana, estaba seguro de que me estaba
obsesionando, pero de todos modos entré.
Cuando
tan solo había caminado unos metros hacia el interior un animalito
vino corriendo hacia mí, Gary. Lo cogí en brazos recibiendo una
bienvenida a base de lengüetazos en la cara.
- Yo también me alegro de verte – susurré, ____ se acercaba poco a poco.
- ¿Harry? ¿Eres tú? - dijo ensegura.
- Sí, soy yo – me quedé quieto, ella también mantuvo la distancia.
- No te reconocí en la oscuridad. Yo ... - se fijó en la mano – ¿Qué te ha pasado?
- Nada importante – le acerqué el perro – mejor me marcho – dije volviéndome.
- ¡No! – puso una mano sobre mi hombro, alguien por detrás empezó a acercarse – Sácame de aquí – rogó.
- ¿Qué? - me alarmé.
- Por favor, te lo explicaré después – sus ojos estaban lacrimosos.
- ¡Nena! ¿Pasa algo? - un chico se acercó poniéndose al lado de ___ y le besó la sien.
- Sí, me voy – se apartó de su cuerpo – con él – aclaró.
- ¿Y quién es éste? - me señaló con la barbilla – me suena su cara – siguió como si yo no estuviera – Ah, espera, ¿éste no es Harry? Chaval, _____ ahora es mía – presumió, parecía ebrio.
- Ya basta Peter, ¡yo no soy de nadie!
- Pues lo siento Peter, ____ se viene conmigo – advertí tomando la mano de ____.
- No – dijo agresivo – esta nena ya me ha tratado muy mal con el rollo de ser "super amiguitos" – ironizó – ahora me toca a mí gozarla – me empujo del hombro para que la soltara.
Hice
todo lo posible por controlarme, no permitiría que me tocara ni una
vez más. ____ por su parte quedó petrificada con las palabras de
Peter, él tan solo quería utilizarla. Pasé mi brazo por los
hombros de _____ alejándola de aquel hombre que lo único que quería
era burlarse un rato más de nosotros.
Peter
me agarró fuertemente del hombro, tiré de ___ hacia delante y en
cuanto me giré no le di ocasión a Peter de hacer ningún
movimiento, le di un puñetazo en la cara. No hizo falta más, el
alcohol hizo que perdiera el equilibrio fácilmente y callera al
suelo.
- ¡Vamos! - apresuré a ____ volviéndo a coger su mano libre. Gary no paraba de ladrar.
- Lo siento Harry, yo no quería meterte en ningún lío. Soy una imbécil.
- Ssh ... – le insté – céntrate en que ese capullo no nos encuentre y monte un escándalo – la guié por la calle.
- No creo que nos siga ... está muy borracho – paró y se sentó en uno de los bancos que había cerca mientras abrazaba al pequeño Gary.
- ¿Y ese es el novio del que alardeabas esta tarde? – me mofé.
- Bah, te mentí. Yo ... bueno, lo tuve para pasar el rato. Parece que le hice sufrir siendo "amigos" – simuló comillas con los dedos – jamás pensé que se pondría así de posesivo.
- Harry ... gracias, pero no merezco tu compasión.
- No te compadezco – acaricié su mejilla con el dorso de mi mano – ¿no has pensado que debería compensarte por lo mal que lo pasaste?
- No – volvió a hundir la cara en mi cuerpo – tan solo pensé en venganza – sollozó.
- ¿Y te sentiste mejor?
- Una mínima parte de mí interior disfrutó de hacerte daño, el resto ... se me removieron recuerdos de lo feliz que fui junto a tí durante el tiempo que estuvimos juntos.
- Fue culpa mía ...
- Durante meses tuve la esperanza de que vinieses a buscarme, estaba deseando volver a verte, pero tú no llegaste nunca y yo fui demasiado orgullosa para llamarte. Tú eras la única persona en la que confiaba por completo – cogió aire – cuando te vi con otra chica sentí que todo había acabado, que ya nada iba a tener sentido y que nunca más podría verte a los ojos, pero después te eché tanto de menos ... me sentí tan sola ...
- Escúchame – hice que me mirara a la cara – no voy a decirte más veces lo mucho que lo siento, ahora soy un poco más consciente de todo por lo que has pasado, lo único que puedo hacer para demostrarte que de verdad no quiero volver a verte sufrir es pedirte otra oportunidad para estar a tu lado y protegerte de todo lo que haga falta.
- Tan solo dime que no me dejarás sola – dijo con los ojos brillosos – quiero volver a ser la de antes...
- Te lo prometo, yo solo quiero verte feliz.
_____
quedó pensativa, asimilando todo lo que habíamos resuelto. Tras
varios minutos su voz volvió a resonar en el ambiente.
- Harry Styles ... cuanta falta me hiciste – suspiró esbozando una sonrisa.
- Yo también me sentía algo perdido hasta ésta mañana – reí.
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