jueves, 27 de diciembre de 2012

Capítulo 3: “¿Qué Es lo que Quiero?”


En vez de quedarme tumbada y desanimada por lo que estaba ocurriendo, me levanté de un salto y me puse la ropa más cómoda para estar por casa y cocinar.

Fui con mi madre, ella había escuchado lo que había pasado con mi padre pero no quiso prestarle importancia por ese momento, quería disfrutar de la noche que estábamos preparando y después arreglaría los asuntos familiares. Mientras mi madre daba los últimos toques entre los fogones y yo ponía la mesa lista con los cubiertos, sonó el timbre.
  • ¡Ya abro yo! – dije dirigiéndome al recibidor – ¡Pattie! - la abracé – Cuánto tiempo ¿Ya es la hora? – me extrañé mirando el reloj.
  • No, no, no cielo – se apresuró cariñosamente – es que me aburría en casa y pensé en ayudaros. ¡Estás preciosa! - exclamó de repente.
  • Oh, bueno – agaché la mirada sonroja – la verdad ahora estoy muy desarreglada, pero gracias – la guié por el pasillo – tú parece que no has cambiado nada – sonreí – mamá, Pattie ha venido a echar una mano – anuncié.
  • ¡Estupendo! - mi madre le dio a probar un poco del guiso que estaba preparando – ¿qué te parece? ¿Le falta algo?
  • Está riquísimo – respondió – ¿puedo ayudarte en algo?
  • Bueno, si quieres luego me ayudas a servir los platos, tú siempre lo dejas todo muy elegante – le guiñó el ojo.
  • De acuerdo – sonrió Pattie – y ¿mientras?
  • Ayudame a colocar la vajilla – le pedí, ella asintió de buena gana.
Mientras sacaba los platos del armario, ella se encargó de colocar las servilletas y organizar los cubiertos. Fuimos arreglando la mesa poco a poco en silencio, después me entró la curiosidad y empecé a hablar.
  • ¿Y Justin? ¿Ha estado descansando?
  • No, ya lo conoces, este chico no para … estuvo ayudando con los detalles de la casa y después vino tu hermana, creí que ibas con ellos.
  • Mi hermana no es de cocinar, alguien tenía que ayudar a mi madre – me salí por la tangente simulando una sonrisa.
  • Ya mismo vienen todos, ve a arreglarte, yo termino todo con Alice.
  • Gracias Pattie.
Le tomé la palabra y me fui al cuarto de baño para darme una ducha rápida. Cuando terminé me puse algo de espuma en el cabello para que se ondularan las puntas, me quedó perfecto. Me asomé a mi armario y busqué algo que fuera acorde al evento. Al final me decidí por una falda blanca de vuelo que caía por encima de la rodilla y una blusa celeste acompañadas de unas sandalias con algo de tacón. Me maquillé y me di los últimos retoques.

Cuando salí de la habitación, escuché a mi hermana entrar en casa. Fui hacia allí, Justin también estaba, habían venido juntos.

La mirada de Trudy y la mía se cruzaron, la suya decía “mira con quien he venido” en forma de burla, lo que seguro captó ella fue que no le iba a poner las cosas fáciles.
  • ______ – me llamó Justin – mi madre está aquí, ¿cierto?
  • En verdad ya estamos todos – se asomó mi madre – Dios mío Justin, que guapo – Justin se sonrojó por el comentario mientras le daba un beso en la cara a mi madre – vamos, pasad.
  • Mamá – tomé a mi madre del hombro mientras Trudy y Justin se dirigían al salón – papá me dijo que no bajara a cenar.
  • No le hagas caso, esto lo he preparado yo y va a estar quien yo diga.
Me hizo gracia ver a mi madre así de firme. Dicho aquello pasé al comedor. Las sillas que habían tomado cada uno de los comensales, dejaban ver sus intenciones. Mi padre se había sentado en el centro de la mesa, daba la sensación de que quería demostrar cual era su territorio y que él era el jefe. En la otra esquina se sentó Jeremy, el sitio más alejado de John. Al lado de Jeremy se sentó Justin. Mi hermana figuraba entre medias de Justin y mi padre de forma que tampoco quedasen juntos ambos hombres de negocios. Pattie decidió sentarse frente a su marido y mi madre en frente de mi hermana y al lado de mi padre. El único sitio que quedo libre para mí fue frente a Justin.

Odiaba la manera en que me miraba mi padre. Cuando estaba tan enfadada con él prefería llamarlo por su nombre de pila, siempre decía “John esto...” “John lo otro...” cuando hablaba con otras personas y así tratarlo con más distanciamiento, aquello le reventaba.

John no quería que estuviera allí, mucho menos que sus hijas estuvieran tan cerca de Justin, pero no tuvo más remedio que aguantarse para no dar la nota y destrozar la noche de mi madre.
  • Bueno, decidnos ¿como os fue el traslado? - empezó mi madre.
  • Fue algo difícil al principio – reconoció Jeremy – pero finalmente todo fue muy bien.
  • Sí, a mi me costó bastante conseguir trabajo en un hospital – añadió Pattie.
  • Y Justin tardó en adaptarse al nuevo colegio – dijo Jeremy posando su mano en el hombro de su hijo, éste le sonrió.
  • Aún así mereció la pena – contestó Justin.
  • Jeremy tuvo la ocasión de invertir en unas acciones de la empresa y se hizo socio de la multinacional y Justin tuvo unas calificaciones excelentes – dijo Pattie orgullosa de su familia.
  • Igual que nuestras hijas – participó John – muy buenas notas – sonrió y al mirarme se puso serio, Trudy aprovechó para meterse.
  • Bueno, a _____ se le dio fatal economía en este curso – rió mi hermana.
  • Yo podría ayudarte – se ofreció Justin amablemente.
  • Mira tú, justo buscaba un buen profe – improvisé triunfante, John tosió para advertirme – que bien papá, al final voy a repasar en verano como tu querías – dije irónica.
  • ¿Y como van las cosas en tu empresa John? - preguntó de forma casual Jeremy.
  • Bien, van muy bien – respondió seco – ahora se están tramitando planes para exportar los productos a nuevos países.
  • ¿Qué os parece la comida? - cambió mi madre de tema – La cocinamos ____ y yo juntas.
  • Está muy rico Alice – respondió Pattie – sois muy buenas cocineras.
  • A mí se me da mejor la repostería – atajé.
  • Por eso hizo el postre – rió mi madre – ¿lo sirves cariño?
  • Claro – dije retirando la silla.
  • Yo te ayudo – se apresuró Justin retirándose también de la mesa.
Fuimos hacia la cocina y saqué el pudin del frigorífico. Lo desamoldé y saqué un cuchillo. Mientras iba cortando porciones Justin habló.
  • ¿Con qué, “un buen profe”? – preguntó gracioso, yo también reí – esto me lo tienes que explicar en una de nuestras clases – sonrió – ¿cuando quieres empezar?
  • Cuando quieras Biebs – hacía tiempo que no le llamaba así.
  • ¿Te parece bien mañana?
  • Estás loco – le llevé un trozo de postre a la boca, él comió sin rechistar – dejame disfrutar las vacaciones, es más, hagámoslo juntos.
  • Mmm... _____, que dulce.
  • ¿El qué? - me despisté – así, el postre – reí.
  • Sí, te salió buenísimo – se aproximó a mí – pero tú tienes que ser igual de dulce para ser tan buena repostera.
  • No digas tonterías – le di un golpe leve en el hombro antes de enrojecer – lleva esto – le tendí unos platos con el pudin.
En unos minutos servimos todos los postres y nos sentamos a comer juntos de nuevo. Cuando llegamos estaban hablando de porque habían tardado en volver.
  • Además, Justin ya estaba amoldado al ambiente, cambiarle de nuevo no hubiese sido bueno – opinó Pattie.
  • Y en la empresa tuvimos que hacer muchos progresos en poco tiempo, no había manera de regresar – agregó Jeremy.
  • No hubo día que nos acordáramos de Nueva York – suspiró Pattie.
La cena prosiguió con un sin fin de temas de conversación hasta que se hizo tarde. La familia Bieber se levantó y empezamos a despedirnos. Mi padre se limitó a estrechar la mano con Jeremy y Justin y se fue. Mi madre aún se enrolló un poco con Pattie haciendo planes para salir juntas, Jeremy se despidió con educación y se fue a su casa. Justin, antes de seguirle se giró hacia mí.
  • Buenas noches enana – no esperaba aquello, me crucé de brazos fastidiada como solía hacer de pequeña. Él rió y se acercó para darme un beso en la mejilla.
  • Que descanses – le deseé intimidada por el contacto de sus labios.
  • Lo haré – sonrió – será mejor que no me llames por la mañana.
  • Ya lo sé, te encanta dormir – reí.
Finalmente todos se fueron y quedamos solos. Mi madre estaba agotada y nos pidió que nosotras recogiéramos todo lo que había quedado. Trudy y yo llevamos todo lo que estaba sucio a la cocina, yo fregaba y ella iba secando y colocando los platos y las copas.
  • ¿No me vas a preguntar que hice con Justin? – me encogí de hombros, sabía que me lo iba a contar quisiera o no – me dio una vuelta en su coche. Y estuvimos hablando – presumió.
  • Que bien – dije sin entusiasmo – y ¿de qué hablasteis? No tenéis mucho en común …
  • Eso tú no lo sabes – se enfadó – nos estamos conociendo – volví a encogerme de hombros por no llevarle la contraria, no tenía ningún interés en lo que se proponía – le pedí que me acompañara a la fiesta de fin de curso.
  • ¿Aceptó? – vacilé – es mañana.
  • ¿Tú que crees? Él no pudo ir a la suya en Irlanda.
  • Claro, tienes razón.
  • Por cierto, muy buen plan el que sea tu profesor de economía.
  • Me lo serviste en bandeja – me mofé.
  • Ten cuidado con papá – habló más bajo – ya me he enterado de que ha pasado esta tarde.
  • Se cuidar de mí misma Trudy, ¿qué te dijo a ti?
  • Pues lo mismo que a ti, no quiere a los Bieber cerca.
  • Es un envidioso …
Mi hermana asintió mientras seguía con su tarea. Trudy estaba yendo muy rápido con Justin, tenía que hacer algo, ella sabía que la situación era muy molesta para mí y aún así no paraba. Lo único que se me ocurrió fue darle un poco de su propia medicina.

Ella estaba colada por Derek, pero nunca le terminó de convencer salir con un chico como él, el muy imbécil la quería a ella pero era demasiado orgulloso para ser el primero en decirle algo a Trudy y encima se dedicaba a coquetear con las chicas e incluso conmigo.

De todas formas, aunque Trudy aseguraba no querer nada con Derek, se ponía muy mal al verle con otra. Si esa otra era yo se volvería histérica. Aquel juego iba a acabar y yo sería quien diera el jaque mate.

Cuando terminé y me fui a la cama cogí el móvil y marqué el número de Derek.
  • ¿_____? ¿Pasa algo?
  • Hola Derek, siento llamarte tan tarde, tengo que proponerte algo.
  • No te preocupes, aún no dormía. Dime, ¿en que te puedo ayudar?
Era cierto que Derek solía ser un arrogante cuando estaba entre mucha gente, pero cuando se trataba de hablar con él a solas podía ser un encanto.
  • Necesito que me lleves a la fiesta de mañana contigo.
  • _____, después de tanto tiempo rechazándome ¿me pides una cita? – quedó incrédulo.
  • No imbécil, a ti te gusta mi hermana – iba a decir algo pero no le dejé interrumpirme – y ella ahora está tanteando con otro cuando le gustas tú. Así que mas vale que me hagas caso si quieres que todo salga bien – le amenacé.
  • Te escucho.
Mi hermana era de llegar de las primeras a las fiestas, seguro Justin la recogería temprano. Quedé con Derek para que viniese a por mí sobre las diez y media. Cuando los localizáramos en el local haríamos todo lo posible para que nos vieran de forma “accidental” en alguna situación “comprometida”. Si todo iba como quería, Trudy acabaría con Derek y dejaría tranquilo a Justin.

Di vueltas en la cama. Justin era mi mejor amigo, no quería que Trudy le hiciera daño, ella en ocasiones podía ser muy superficial. Volví a repetirme a mí misma, “mejor amigo”. Habían pasado muchos años sin vernos para seguir siendo mejores amigos, sin embargo algo me hacía sentir que quería estar más a su lado que nunca, que lo quería para mí y que aquello no era una simple amistad. Los dos habíamos crecido y habíamos cambiado. Era obvio que él estaba buenísimo y que yo empezaba a sentir atracción por él, me estaba volviendo loca.

La mezcla de sentimientos de mi infancia y lo que estaba pasando en ese momento me tenían muy confundida. Me pregunté a mí misma, “¿que es lo que quiero?” No sabía que responder, decidí que era demasiado temprano para saberlo, pero después me entraron más dudas “¿y él? ¿habría sentido algo por mí?” La noche iba a ser eterna …

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