En vez de quedarme tumbada y desanimada por lo que estaba ocurriendo,
me levanté de un salto y me puse la ropa más cómoda para estar por
casa y cocinar.
Fui con mi madre, ella había escuchado lo que había pasado con mi
padre pero no quiso prestarle importancia por ese momento, quería
disfrutar de la noche que estábamos preparando y después arreglaría
los asuntos familiares. Mientras mi madre daba los últimos toques
entre los fogones y yo ponía la mesa lista con los cubiertos, sonó
el timbre.
- ¡Ya abro yo! – dije dirigiéndome al recibidor – ¡Pattie! - la abracé – Cuánto tiempo ¿Ya es la hora? – me extrañé mirando el reloj.
- No, no, no cielo – se apresuró cariñosamente – es que me aburría en casa y pensé en ayudaros. ¡Estás preciosa! - exclamó de repente.
- Oh, bueno – agaché la mirada sonroja – la verdad ahora estoy muy desarreglada, pero gracias – la guié por el pasillo – tú parece que no has cambiado nada – sonreí – mamá, Pattie ha venido a echar una mano – anuncié.
- ¡Estupendo! - mi madre le dio a probar un poco del guiso que estaba preparando – ¿qué te parece? ¿Le falta algo?
- Está riquísimo – respondió – ¿puedo ayudarte en algo?
- Bueno, si quieres luego me ayudas a servir los platos, tú siempre lo dejas todo muy elegante – le guiñó el ojo.
- De acuerdo – sonrió Pattie – y ¿mientras?
- Ayudame a colocar la vajilla – le pedí, ella asintió de buena gana.
- ¿Y Justin? ¿Ha estado descansando?
- No, ya lo conoces, este chico no para … estuvo ayudando con los detalles de la casa y después vino tu hermana, creí que ibas con ellos.
- Mi hermana no es de cocinar, alguien tenía que ayudar a mi madre – me salí por la tangente simulando una sonrisa.
- Ya mismo vienen todos, ve a arreglarte, yo termino todo con Alice.
- Gracias Pattie.
Cuando salí de la habitación, escuché a mi hermana entrar en casa.
Fui hacia allí, Justin también estaba, habían venido juntos.
La mirada de Trudy y la mía se cruzaron, la suya decía “mira con
quien he venido” en forma de burla, lo que seguro captó ella fue
que no le iba a poner las cosas fáciles.
- ______ – me llamó Justin – mi madre está aquí, ¿cierto?
- En verdad ya estamos todos – se asomó mi madre – Dios mío Justin, que guapo – Justin se sonrojó por el comentario mientras le daba un beso en la cara a mi madre – vamos, pasad.
- Mamá – tomé a mi madre del hombro mientras Trudy y Justin se dirigían al salón – papá me dijo que no bajara a cenar.
- No le hagas caso, esto lo he preparado yo y va a estar quien yo diga.
Odiaba la manera en que me miraba mi padre. Cuando estaba tan
enfadada con él prefería llamarlo por su nombre de pila, siempre
decía “John esto...” “John lo otro...” cuando hablaba con
otras personas y así tratarlo con más distanciamiento, aquello le
reventaba.
John no quería que estuviera allí, mucho menos que sus hijas
estuvieran tan cerca de Justin, pero no tuvo más remedio que
aguantarse para no dar la nota y destrozar la noche de mi madre.
- Bueno, decidnos ¿como os fue el traslado? - empezó mi madre.
- Fue algo difícil al principio – reconoció Jeremy – pero finalmente todo fue muy bien.
- Sí, a mi me costó bastante conseguir trabajo en un hospital – añadió Pattie.
- Y Justin tardó en adaptarse al nuevo colegio – dijo Jeremy posando su mano en el hombro de su hijo, éste le sonrió.
- Aún así mereció la pena – contestó Justin.
- Jeremy tuvo la ocasión de invertir en unas acciones de la empresa y se hizo socio de la multinacional y Justin tuvo unas calificaciones excelentes – dijo Pattie orgullosa de su familia.
- Igual que nuestras hijas – participó John – muy buenas notas – sonrió y al mirarme se puso serio, Trudy aprovechó para meterse.
- Bueno, a _____ se le dio fatal economía en este curso – rió mi hermana.
- Yo podría ayudarte – se ofreció Justin amablemente.
- Mira tú, justo buscaba un buen profe – improvisé triunfante, John tosió para advertirme – que bien papá, al final voy a repasar en verano como tu querías – dije irónica.
- ¿Y como van las cosas en tu empresa John? - preguntó de forma casual Jeremy.
- Bien, van muy bien – respondió seco – ahora se están tramitando planes para exportar los productos a nuevos países.
- ¿Qué os parece la comida? - cambió mi madre de tema – La cocinamos ____ y yo juntas.
- Está muy rico Alice – respondió Pattie – sois muy buenas cocineras.
- A mí se me da mejor la repostería – atajé.
- Por eso hizo el postre – rió mi madre – ¿lo sirves cariño?
- Claro – dije retirando la silla.
- Yo te ayudo – se apresuró Justin retirándose también de la mesa.
- ¿Con qué, “un buen profe”? – preguntó gracioso, yo también reí – esto me lo tienes que explicar en una de nuestras clases – sonrió – ¿cuando quieres empezar?
- Cuando quieras Biebs – hacía tiempo que no le llamaba así.
- ¿Te parece bien mañana?
- Estás loco – le llevé un trozo de postre a la boca, él comió sin rechistar – dejame disfrutar las vacaciones, es más, hagámoslo juntos.
- Mmm... _____, que dulce.
- ¿El qué? - me despisté – así, el postre – reí.
- Sí, te salió buenísimo – se aproximó a mí – pero tú tienes que ser igual de dulce para ser tan buena repostera.
- No digas tonterías – le di un golpe leve en el hombro antes de enrojecer – lleva esto – le tendí unos platos con el pudin.
- Además, Justin ya estaba amoldado al ambiente, cambiarle de nuevo no hubiese sido bueno – opinó Pattie.
- Y en la empresa tuvimos que hacer muchos progresos en poco tiempo, no había manera de regresar – agregó Jeremy.
- No hubo día que nos acordáramos de Nueva York – suspiró Pattie.
- Buenas noches enana – no esperaba aquello, me crucé de brazos fastidiada como solía hacer de pequeña. Él rió y se acercó para darme un beso en la mejilla.
- Que descanses – le deseé intimidada por el contacto de sus labios.
- Lo haré – sonrió – será mejor que no me llames por la mañana.
- Ya lo sé, te encanta dormir – reí.
- ¿No me vas a preguntar que hice con Justin? – me encogí de hombros, sabía que me lo iba a contar quisiera o no – me dio una vuelta en su coche. Y estuvimos hablando – presumió.
- Que bien – dije sin entusiasmo – y ¿de qué hablasteis? No tenéis mucho en común …
- Eso tú no lo sabes – se enfadó – nos estamos conociendo – volví a encogerme de hombros por no llevarle la contraria, no tenía ningún interés en lo que se proponía – le pedí que me acompañara a la fiesta de fin de curso.
- ¿Aceptó? – vacilé – es mañana.
- ¿Tú que crees? Él no pudo ir a la suya en Irlanda.
- Claro, tienes razón.
- Por cierto, muy buen plan el que sea tu profesor de economía.
- Me lo serviste en bandeja – me mofé.
- Ten cuidado con papá – habló más bajo – ya me he enterado de que ha pasado esta tarde.
- Se cuidar de mí misma Trudy, ¿qué te dijo a ti?
- Pues lo mismo que a ti, no quiere a los Bieber cerca.
- Es un envidioso …
Ella estaba colada por Derek, pero nunca le terminó de convencer
salir con un chico como él, el muy imbécil la quería a ella pero
era demasiado orgulloso para ser el primero en decirle algo a Trudy y
encima se dedicaba a coquetear con las chicas e incluso conmigo.
De todas formas, aunque Trudy aseguraba no querer nada con Derek, se
ponía muy mal al verle con otra. Si esa otra era yo se volvería
histérica. Aquel juego iba a acabar y yo sería quien diera el jaque
mate.
Cuando terminé y me fui a la cama cogí el móvil y marqué el
número de Derek.
- ¿_____? ¿Pasa algo?
- Hola Derek, siento llamarte tan tarde, tengo que proponerte algo.
- No te preocupes, aún no dormía. Dime, ¿en que te puedo ayudar?
- Necesito que me lleves a la fiesta de mañana contigo.
- _____, después de tanto tiempo rechazándome ¿me pides una cita? – quedó incrédulo.
- No imbécil, a ti te gusta mi hermana – iba a decir algo pero no le dejé interrumpirme – y ella ahora está tanteando con otro cuando le gustas tú. Así que mas vale que me hagas caso si quieres que todo salga bien – le amenacé.
- Te escucho.
Di vueltas en la cama. Justin era mi mejor amigo, no quería que
Trudy le hiciera daño, ella en ocasiones podía ser muy superficial.
Volví a repetirme a mí misma, “mejor amigo”. Habían pasado
muchos años sin vernos para seguir siendo mejores amigos, sin
embargo algo me hacía sentir que quería estar más a su lado que
nunca, que lo quería para mí y que aquello no era una simple
amistad. Los dos habíamos crecido y habíamos cambiado. Era obvio
que él estaba buenísimo y que yo empezaba a sentir atracción por
él, me estaba volviendo loca.
La mezcla de sentimientos de mi infancia y lo que estaba pasando en
ese momento me tenían muy confundida. Me pregunté a mí misma,
“¿que es lo que quiero?” No sabía que responder, decidí que
era demasiado temprano para saberlo, pero después me entraron más
dudas “¿y él? ¿habría sentido algo por mí?” La noche iba a
ser eterna …
Me encanta :)
ResponderEliminarEnserio a quién no le encanta:P
ResponderEliminarMe encantaa, es geniall (: SIGUIENTE :D Un besito
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