Justin conducía concentrado su elegante deportivo. Podía darme el
lujo de mirar su perfil una vez más. Sus duras facciones, su marcada
mandíbula, su mirada fija en la carretera, con un brazo extendido
hasta el volante y el otro hacia los mandos. Sus labios tensos y el
subir y bajar de su pecho me distraían. Se mostraba tranquilo, pero
podía notar que algo carcomía su conciencia.
- ¿Quieres dejar de mirarme?
Su tono irritado me sobresaltó. Me removí en mi asiento y mire a
través de la ventanilla. El paisaje cambiaba a gran velocidad. Él
seguía molesto conmigo. Justin era incapaz de entender el porqué de
que siguiera pensando en Zayn.
En el reflejo del cristal vi a Justin mirarme de reojo a mis
espaldas.
- ¿Qué es lo que te preocupa? – pregunté sin volverme a él.
- No me has hablado de los ataques del psicópata … es como si esta vez no le dieras tanta importancia. Como si no fueras consciente de que tu vida peligra de nuevo.
Volví la vista atrás. Cuando me estuvieron acosando por teléfono
por primera vez me desesperé y estuve solo pendiente de que Justin me
cuidara. Las consecuencias fueron que él se involucrara demasiado y
acabáramos tan mal como acabamos, él sintiéndose culpable de mis
desgracias y yo desolada ante su abandono.
Quizás en esta ocasión me sintiera más segura de mí misma, no
tenía tanto miedo por las cartas, sin embargo el intento de
secuestro empezaba a atemorizarme.
- No quiero que te vuelvas loco como la última vez …
- Sabes que te ayudaré de cualquiera de las maneras, ____. Necesito que me digas cuáles fueron sus movimientos mientras yo no estaba – su tono era áspero.
- Solo me mandaron notas y cartas amenazantes. Lo único que sé es que nos quiere muertos a ambos. No hay manera de localizarlo porque no me llama, no actúa directamente. Solo envía gente por él … es muy cuidadoso.
- ¿Tienes miedo?
- El necesario para mantenerme alerta pero poco como para empezar a llorar – me reí de mí misma – ¿y tú?
- Mi vida es peligrosa siempre, ____. Solo que yo confío en poder poner una bala entre ceja y ceja a quién sea si me van matar … Tú por el contrario estás indefensa, eso es lo que me da miedo.
- Sé defenderme …
- Claro, lo comprobé cuando evité que te secuestraran – rechinó.
Se hizo el silencio. Lo miré de nuevo. Tan concentrado como
acostumbraba … Era obvio que yo corría más peligro, pero Justin
no era invencible.
- Podrías llevar una pistola – sugirió.
Me erguí al instante mirándolo desconcertada.
- ¿Estás loco? ¿Es qué tú ya no recuerdas el trauma que tuve al disparar a Zac? ¿Crees que ya me he olvidado de la maldita imagen de su cuerpo ensangrentado?
Justin frenó y aparcó en la acera de la calle. Estábamos frente a
mi casa. Le sostuve la mirada. Justin estaba perdiendo la cabeza si
creía que volvería a coger un arma.
- No deberías torturarte de esa manera … lo que pasó esa noche fue un accidente – dijo calmado – Y créeme cuando te digo que evitaré por todos los medios que tengas que disparar a nadie más, pero en el caso de que alguien quiera hacerte daño … – midió sus palabras – ____, tienes que valorar y cuidar antes tu vida que la de un desquiciado que quiere hacerte daño.
Sus palabras fueron suaves. Me había hablado como si fuera una niña
que tenía que entender las cosas despacio. Me sentía una niña
indefensa una vez más. Usar una pistola no era mi gran sueño.
Abrí la puerta del coche y salí bruscamente. Caminé a paso rápido
hasta mi puerta. Sentí a Justin prácticamente pisando mis talones.
Metiendo la llave en mi cerradura abrí mi casa y fui directa a mi
habitación sin preocuparme en lo que pudiera hacer Justin en mi
hogar.
Lo primero que hice fue quitarme su ropa y ponerme la mía.
Pensé en Zayn … ¿Cómo estaba en el hospital? No quería hablar
con él en ese momento, pero no perdía nada por llamar a enfermería
y preguntar por su estado.
Me asomé por la puerta intentando escuchar algo que pudiera estar
haciendo Justin. Solo oí el sonido de voces extrañas, supuse que
había puesto la televisión. Volví a encerrarme en mi cuarto y
llamé al hospital.
- Enfermera Farrel, dígame.
Sentí un escalofrío al escuchar aquella voz pronunciando su
apellido. Era el mismo que el de Lucas … sí, estaba hablando con
Rebecca.
- ¿Podría decirme el estado del paciente Zayn Malik? – simulé no reconocerla. Crucé los dedos por que ella no identificase mi voz.
- Oh, ____. Querida, creía que tú serías la mejor informada sobre Zayn – apreté mi mandíbula – Zayn no está aquí.
- ¿Qué? – me alerté – ¿cómo que no está ahí? Él estaba herido y necesitaba reposo.
- Sí, pero él mismo se dio el alta – contestó – No estaba muy contento … dime, ¿lo has dejado por Justin? – rió.
- Acuérdate de que yo no soy tú, estúpida.
En ese momento irrumpió Justin en mi dormitorio.
- ¿Qué demonios haces? – preguntó irritado.
- Ya veo que no eres como yo – rió Rebecca – que perra, ___. Jugando con Justin y Zayn a la vez. Creo que eso es peor que yo – se burló tras la línea de móvil y colgó.
- Argh – grité al aire – ¿quién te dio permiso para entrar?
- Has venido aquí, ni me has mirado y me has dejado tirado en tu propia casa, ¿qué manera es esta de tratar a tus invitados?
- No eres un invitado – lo rectifiqué – ¡eres un invasor de mi espacio!
- ¿Invasor de tu espacio? – carcajeó – Antes te gustaba mucho que invadiera tu espacio – dio un paso hacia mí – solo por si no te acuerdas – se mofó.
Lo aparté de mí.
- Tengo asuntos que solucionar, será mejor que te vayas.
- ¿Te estás quedando conmigo? – alzó las cejas – Te he dicho que no me iba, voy a estar vigilándote – advirtió.
- ¡No soy una cría para que me vigiles! ¡Y tengo que encontrar a Zayn! Así que ya te estás apartando …
Iba a pasar por su lado para salir de mi habitación, pero sujetó mi
codo y me paró en el sitio. Sus ojos ardían en rabia. No tenía
miedo de su ira, empezaba incluso a acostumbrarme a su cara de enfado,
la veía tanto que ya me hacía gracia.
- Me da igual en que lío esté metido ese cabrón, no vas a salir.
- No puedes mantenerme encerrada en mi propia casa – me sacudí el brazo – y tú tampoco puedes estar aquí sin mi permiso.
- ¿Vas a volver a amenazarme con llamar a la policía? – preguntó divertido.
- No me obligues a hacerlo – lo miré por debajo de mis pestañas.
Su risotada me advirtió problemas. En un instante me cogió de la
cintura y me puso sobre su hombro como si fuera un saco.
- Justin, ¡bájame, maldita sea!
- ¡No me vuelvas a amenazar!
- ¡Que me bajes!
- ¡No!
Justin salió de mi cuarto y empezó a bajar las escaleras. Pataleé.
Su mano azotó mi muslo.
- ¡Eh! – yo también le pegué en su trasero.
- Oh, sí, nena – rió.
- ¡Bájame! ¡No bromeo, Justin! – bajé el tono de voz mientras llegábamos al salón – Empezaré a gritar si no me dejas tranquila. Soy libre de salir de casa si quiero.
Justin me dejó sobre el suelo y puso sus manos en mi cara. Su frente
sobre la mía.
- Estás loca – musitó – ¿a dónde piensas ir?
Puse distancia entre nuestros cuerpos. Cogí el móvil y busqué el
número de Zayn. Marqué y esperé a que me respondiera su voz.
Pitido tras pitido iba perdiendo esperanzas. No me lo iba a coger por
mucho que insistiera …
Colgué y llamé a Vivianne. Ella fue mucho más rápida en descolgar
el teléfono.
- Hola, ____. ¿Qué tal estás?
- Emm, bien – contesté insegura, ¿sabría ella la situación entre su nieto y yo? Claro que no, Zayn era muy reservado – Me preguntaba si tiene noticias de Zayn. No he podido comunicarme con él y quería saber como estaba – dije con simpatía.
- Oh, cielo, ¿a ti tampoco te responde al móvil? Yo hablé con él esta mañana en el hospital, pero estaba muy molesto y no tenía ganas de nada. Me pidió que lo dejara solo. Ya sabes como es él … necesita espacio – lo disculpó.
- Sí, si, entiendo.
- Al parecer ya no le dolían tanto las costillas, claro que ha estado medicándose – suspiró – No estés nerviosa, él es un chico fuerte – sonó como si quisiera auto-convencerse.
- Claro Vivianne, bueno, no la molesto más. Buenas tardes.
No le di oportunidad a despedirse. Algo malo tenía que haber
sucedido. Miré a Justin cruzado de brazos. Clark llegó a mis pies,
mi pobre perrito … Había crecido bastante. Lo cogí en brazos y me
senté en el sofá acariciándolo para tranquilizarme.
¿Dónde podría estar Zayn? La imagen de él en aquellas calles me
daba miedo.
- Reeping Way – susurré para mí.
- Ni loco te dejaré ir allí – saltó Justin.
- Impídemelo – repliqué levantándome – Voy a ir quieras o no.
Salí disparada del salón y corrí a la puerta al tiempo que cogía
las llaves del recibidor. Me moví ágil y rápida hasta mi coche.
Cuando Justin salió del portal de mi casa, yo ya estaba sacando el
coche de su estacionamiento y aceleré rumbo a Reeping Way, yo sola.
Estaba loca, muy loca. Ni siquiera sabía con seguridad que Zayn
estaría allí, pero una corazonada me lo decía “Lo encontrarás
allí”.
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