Narra ____
No podía creer lo que estaba pasando. Justin y yo habíamos vuelto a
dormir juntos. Esto era incómodo, ya no sabía que hacer ni que se
suponía que debía decir. Justin estaba sentado sobre el sofá en
una postura que no parecía demasiado cómoda. Mi cuerpo descansaba
sobre sus piernas y él mantenía su mano sobre mi cintura sin llegar
a rodearme. Dormir, solo dormir a su lado se había sentido muy bien ...
pero se sentía extraño.
Delicadamente retiré su mano de mi cuerpo para levantarme. Él
seguía durmiendo sin más, no habría descansado mucho. Medio
dormido se tumbó del todo en el sofá. Sonreí por su cara pacífica
e inocente … cuando en realidad era un chico demasiado peligroso.
“Tu chico peligroso” Me replicó la diablesa interna con una
risita insoportable.
Miré la hora, era temprano. Fui al baño para asearme con toda
tranquilidad. Me quité toda la ropa y me metí en la ducha. No esperé
a que el agua se calentara … quería espabilarme rápido. Tras
veinte minutos en la ducha, salí y me envolví en una toalla. Se me
había olvidado coger la ropa.
Salí del baño caminando descalza procurando gotear poca agua con el
pelo. Me dirigí a las escaleras.
- Hacía tiempo que no me despertaba viendo algo tan sexy – escuché un tono de burla.
Apreté la toalla a mi pecho y le lancé una mirada de odio.
- Oh, vamos nena, ni que bajo esa toalla haya algo que no conozco.
- Eres el más grande de los imbéciles – lancé en respuesta girándome para subir a mi cuarto.
Mientras miraba en el armario que me iba a poner repasé lo que había
pasado en tan poco tiempo. Zayn era mi máxima preocupación en ese
momento … en la conversación de la mañana anterior no habíamos
terminado de aclarar gran cosa, por mi culpa, porque yo no estaba
preparada para asimilar tanta información y porque me sentí
engañada. Pero Zayn también estaba teniendo problemas, recordaba
perfectamente como se fue hacía dos mañanas, enfadado con el tipo
que le había llamado interrumpiendo nuestro romántico baile.
Mi móvil empezó a sonar mientras me ajustaba los pantalones
vaqueros cortos. Miré quién era. Mis padres. Respondí enseguida.
- Hola – dije alegremente. Hacía días que no hablaba con ellos.
- Hola pequeña – respondió mi padre cariñoso – ¿qué tal por casa?
- Bien, bien – respondí como si nada – ¿Y vuestro viaje?
- Ya estamos en Nueva York. Tu madre lo está pasando en grande. Vamos conduciendo por turnos y así no nos cansamos. Lo estamos pasando muy bien. ¿Y tus vacaciones como van?
- Bien, muy bien. Paso poco tiempo en casa – mentí – Ally me tiene todo el día ocupada – reí.
- Bueno, le hemos dicho a tu hermano que se pase por allí para controlarte – me avisó.
- ¿Cuándo? – me alarmé – Papá, creía que ya os parecía una hija responsable – me quejé.
- Ya, pero sigues siendo una alocada adolescente – se burló – supongo que irá pronto, ¿montaste ya una fiesta?
- Solo con mi novio – dije con naturalidad.
- ¡¿Qué!?
- Es broma – reí a carcajadas – Estad tranquilos, no me meteré en líos.
- ¡Que no me entere de que llevas a ningún chico a casa.
Escuché un estrepitoso sonido. Mi madre le quitó el teléfono a mi
padre mientras le decía que era mi vida amorosa y que yo haría lo
que quisiera.
- Tú tranquila cielo, pero ni se te ocurra ser así de descarada cuando regresemos.
- Sí, mamá – bufé – pasadlo bien en vuestra segunda luna de miel – sonreí.
- Gracias cariño. Cuídate.
Me di un repaso en el espejo y bajé corriendo al salón para buscar
a Justin. Él estaba revisando mis fotos familiares que estaban
expuestas en los estantes. Se dio la vuelta al oír mis pasos. Su
camisa estaba abierta por completo, no tenía ni un botón puesto.
Accidentalmente pasé mi vista a su dorso. Al bajar me di cuenta de
su cicatriz en el costado, aquella que consiguió en una pelea de
bares, aquella que empeoró cuando luchó contra Zac para que no nos
matara.
Sentí una oleada de emociones ante los recuerdos, tan vívidos y
presentes en mi mente. Justin se dio cuenta de lo que estaba viendo.
La cicatriz era de unos tres centímetros de largo por el cuchillo,
pero incluso aunque fuera de pequeño tamaño, resultaba fea y
dolorosa.
- Tienes que irte – dije aún en trance.
- ¿Por qué? - se acercó despacio a mí.
- No está bien que estés aquí – respondí – Mi hermano va ha venir en cualquier momento y … Justin, yo estoy con Zayn, te guste o no, él es mi novio.
- ¿Crees que eso me importe? - se encogió de hombros – Métete en la cabeza que pasaré sobre él para recuperarte.
- Justin, yo he cambiado … no soy la misma chica atrevida de antes que tú conociste.
- Una vez más te equivocas – se aproximó – Lo único que ha pasado es que perdiste seguridad cuando me fui, pero he vuelto, la ____ rebelde resurgirá y tú y yo volveremos a vivir juntos como uno solo. Porque tú lo sabes bien – se acercó más hasta rozar la punta de nuestra nariz – juntos hacemos un gran equipo. Tú eres mi perdición, y aunque ahora lo niegues, yo soy y siempre seré la tuya, quieras o no. La atracción entre tú y yo permanecerá eternamente.
- Vete – le retiré empujándolo del pecho. El aprisionó mi mano con la suya contra su corazón. Su piel estaba caliente. Sus ojos derretidos me miraban con pasión – No todo en la vida es pasión, Justin. Y no estoy segura de querer volver a ser como antes – lo desafié – vete – repetí – mi hermano llegará pronto – bajé la vista apartándome de él.
- No te quedes sola – alzó mi barbilla – por favor. Si no estás con nadie, avísame – sus ojos brillaban inquietos – No estaré tranquilo, que lo sepas.
Se remojó los labios mirando mi boca. Ciertamente el deseo no lo era
todo en la vida, pero él tenía razón, la atracción entre nosotros
era demasiado fuerte. En ese momento sentía que todos los
pensamiento se desvanecían de mi cerebro, o más bien, ya no
escuchaba a mi cabeza. Mi ritmo cardíaco aumentó estrepitosamente.
Sin darme cuenta entreabrí los labios y exhalé el aire retenido.
Justin se aproximó poco a poco a mí, tan despacio y sutilmente como
nunca lo había hecho. Sus manos sujetaron mis mejillas y sus
ardientes labios se colocaron sobre los míos tan suaves como una
pluma. Yo apenas me moví, sin embargo disfruté aquel mínimo roce.
- No me resigno a perderte – masculló sobre mis labios – No todo es pasión, es verdad – levemente se distanció – No es por deseo que sienta que quiero compartir mi vida contigo, es por amor que sé que por ti haré lo que sea. Si solo quisiera noches de diversión podría haber cualquier mujer, pero lo que quiero contigo son muchos días para ser felices juntos – besó mi nariz – No soy solo un salvaje ____, acuérdate de que por ti también soy bueno.
Me quedé sin palabras. ¿Había olvidado cómo era de verdad? Tenía
a Justin como al tío duro, mal educado que iba a por todas sin
importar contra qué arremetiera. Y sí, no estaba equivocada en eso,
pero me estaba negando a ver su lado bueno, la parte de la que me
enamoré una vez. Sacudí mi cabeza mentalmente y volví a fijar mi
mirada, la cuál se había perdido.
- Ya me voy.
No dijo más. Dio la vuelta y se marchó, como siempre sin volver la
vista atrás. Odiaba que me dejara en ese estado. Quería coger su
mano y retenerlo conmigo, aclarar todo … pero claro, él no tenía
la respuesta a todas mis dudas, yo sola tenía que resolver mi
batalla mental.
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