sábado, 9 de marzo de 2013

Capítulo 26: Por Poco te Pierdo

Sentada en el sofá con Clark entre mis brazos y viendo la televisión dejé pasar el tiempo hasta que mi hermano llegó y entró por su cuenta hasta el salón. Todo estaba recogido y no había nada extraño o fuera de lugar. Empezó a hacerme las típicas preguntas sobre cómo estaba y cómo me manejaba sola … supuestamente estaba preocupado por su hermana menor.

Mientras recogía algunas cosas para llevarse a casa de Kayla conversaba conmigo y yo hacía como que escuchaba y asentía ante todo.
  • Eres tonta – asentí absorta – ¡____ te están llamando al móvil!
Le miré confundida y volví la vista al aparato sobre la mesa de café. Observé la pantalla. Era Zayn. ¿Qué demonios? Me dijo que hablaría conmigo cuando yo quisiera volver a hacerlo, y no quería en ese momento. No, confundida, asustada y enfadada conmigo misma por estar tan enredada con mis sentimientos. No había peor momento para hablar.
  • ¿No vas a responder?
  • No – me encogí de hombros y rechacé la llamada.
  • ¿Qué ha pasado? El que llamaba era Zayn, ¿no?
  • Sí … Pero son cosas mías, Mike. No te metas – me quejé.
  • ¡Te dije que él es mi amigo y tuvieras cuidado!
  • ¿Por qué crees que fui yo quién hizo algo mal? - reproché alzando la voz.
  • Mira, yo solo sé que si te ha llamado tú no tendrías que ignorarlo así sin más. ¿Vas a volver a ser una niña caprichosa ____? Piensa un poco en los demás y no tanto en ti misma.
Sus palabras me hicieron daño. Fueron crudas y llegaron al fondo de mi arrepentimiento. Una vez más, estaba siendo egoísta para elegir con quién estar, una vez más estaba hiriendo los sentimientos de dos chicos que competían por mí, una vez más no había tenido en cuenta sus esfuerzos y sus sentimientos. Tan solo me había cuidado de que yo fuera la menos herida y de poco había servido, toda aquella situación era horrorosa.

Cogí el móvil resignada y presioné el botón de llamada resignada a saber que quería hablar Zayn.

Me encorvé hacia delante y escuché los tonos en mi oído. Noté el ruido del móvil al descolgar. Con torpeza escuché a Zayn llevarse el móvil a la oreja.
  • ____ …
Mi nombre escapó en un miserable suspiro de dolor. Sentí un remolino de emociones al oírlo tan desgarrado.
  • Zayn, yo …
  • Ayúdame – musitó – estoy en un callejón de Reeping Way.
  • ¿Qué ha pasado? - me angustié. Mike me miró interrogante.
  • M-me – tosió – me han dado una paliza.
  • Oh, Dios – me llevé una mano a la boca – está bien, tranquilo. Voy para allá.
Bloqueé el móvil y miré a Mike, el cual se veía muy curioso por el tema.
  • Vamos a Reeping Way en tu coche. Tienes que ayudarme – me moví por el salón hasta el pasillo para coger las llaves. Mi hermano me observo con detalle – Zayn está tirado por algún callejón porque le han pegado.
  • Mierda – masculló – ¿qué mierda ha pasado?
  • No lo sé – respondí cortante.
  • ____, ¡no me mientas más, joder!
  • ¡No te estoy mintiendo! - me sacó de quicio – ¿nos vas a ayudar o no?
Mike se movió ofuscado por mi lado y abrió la puerta de la casa para que yo saliera primera. El salió tras de mí y cerró la puerta mientras íbamos de camino a por Zayn.
Narra Zayn
Estaba caminando por las callejuelas de aquel barrio marginado. Realmente quería estar a solas pero rodeado de gente que tuviera problemas iguales o peores que los míos, de alguna manera, me hacía sentir mejor o me consolaba no ser el único desgraciado.

Vi a los antiguos colegas de los que me solía rodear hacía un año. Me miraron con desprecio y empezaron a caminar hacia mí. Sinceramente, no tendría que haber ido ahí … solo me iba a criar malos asuntos.

Observé como Ronald se acercaba a mí acompañado de otros tres por detrás. Pude captar como cada uno de ellos tenían su mirada fija en mí en busca de algún signo de temor.

Por puro instinto, saqué una sonrisa irónica para aparentar seguridad. Ronald se llevó la mano a la parte trasera de su pantalón y supe que estaba comprobando su arma.

No sé porque demonios he venido aquí sin ningún maldito cuchillo.
  • Mirad a quién tenemos por aquí … pero si es Zayn. El chungo de la banda – se burló – o más bien el perro que se fue con el rabo entre las piernas en cuanto pudo.
  • Oh, vamos Ronald, ¿tanto me has echado de menos?
  • Vete a la mierda, Zayn, ¿que c*ño hace aquí? – su tono agresivo hizo acto de presencia.
  • Vine a recordar viejos tiempos – respondí sin dejarme intimidar.
  • Quieres recordar esta mierda de vida, ¿no? - ironizó – Ven aquí – dio dos pasos adelante – No se te volverá olvidar lo que hacemos con los traidores como tú.
Ronald sacó su pistola y la puso justo en mi frente. No moví ni un ápice de mi cuerpo. Apenas pestañeé. Saqué toda la paciencia que me quedaba y respiré profundamente.
  • Vamos colega, no voy armado. Si quieres que esta pelea sea justa usa solo los puños.
  • Como quieras – se mofó.
Fuertemente golpeó el mango de la pistola contra mi sien. La contusión me dejó atontado. La visión se me hizo borrosa y no pude ver venir su siguiente ataque. Sentí su rodilla hincarse en mi estómago. Me encogí hacia delante y me sujetó de los brazos para atisbar otro golpe. Retrocedí e intente defenderme dándole un puñetazo desde abajo de su barbilla. Ronald cayó hacía atrás. Otro gorila se lanzó a por mí y de otro puñetazo me tiró a mí y entre los cuatro empezaron a darme patadas por todo el cuerpo. Sentí el sabor a sangre bajo mi lengua. No podía levantarme. Ronald me cogió del cuello de la camisa y me levantó de un salto para arrinconarme contra la pared. Su frente se pegó a la mía para lanzarme amenazas y describirme la muerte.

Con dificultad escupí sobre su cara para que separara su aliento de mi rostro. Con asco Ronald me cogió del cuello y me empujó. Me dejé caer al suelo sin fuerza hasta que mi nuca se dio otro porrazo y me quedé anonadado.

Vi como Ronald y el resto se daban la vuelta y se iban. Me dolía todo. No había una sola parte que se sintiera sana. Sentía que ese era mi fin.

En el fondo me daba igual, nada tenía ya sentido para mí. Mi abuela podría cuidar perfectamente a mi hermana sin mí, de hecho, si desaparecía, sería un incordio menos.

La única persona que me había demostrado que me necesitaba ahora me detestaba porque le mentí … Deslicé mis dedos temblorosos hasta el bolsillo y pulse el botón de llamada. Su número era el último que había marcado mil veces, pero siempre colgaba antes de que diera tono para no molestarla. Pero la necesitaba, era la única en la que confiaba, sino me moriría ahí tirado.

La llamada duró tres toques hasta que me colgó. ____, no quería hablar conmigo, estaría muy molesta, quizás no querría volver a verme en la vida.

Cerré los ojos con fuerza intentando ignorar los pinchazos que sentía en mi interior. Sin saber muy bien porqué, a mi mente llegó la imagen de ____. Ella seguía siendo mi chica, ¿no? No, las cosas no podían terminar de esa manera. Maldita sea … la excesiva humedad empezaba a notarse sobre mis ojos. Escuché el móvil sonar. Sin ganas, la acepté. Al comprobar la pantalla, vi que era ella. Mi corazón se desbocó esperanzado.
  • ____ …
Mi voz se notaba pastosa, seca. Horriblemente desgarrada, luché por aclararla.
  • Zayn, yo …
  • Ayúdame – la interrumpo a duras penas – estoy en un callejón de Reeping Way.
  • ¿Qué ha pasado? - se angustió.
  • M-me – tosí por el esfuerzo – me han dado una paliza.
  • ¡Oh, Dios! – pasó un instante en que asimiló la información que acababa de recibir – está bien, tranquilo. Voy para allá.
No me dio la oportunidad de contestar. Venía. Venía a por mí. Después de todo, seguía siendo un miserable con suerte. Incluso tras las mentiras, yo le seguía importando.

Notaba que mi cuerpo ya no respondía bien, me sentía agotado. Sin darme cuenta, perdí la consciencia, mi organismo ya no aguantaba más el dolor.
* * *
Narra ____
Tenía miedo de no encontrarlo, temía el estado en que lo encontraría, temía perderlo. Me estaba desesperando por tenerlo frente a mí …

Mike conducía mirando de lado a lado por todos los callejones de aquel barrio.
  • Mike, tendríamos que buscarlo a pie – sugerí.
  • ¿Estás loca? ¿Has visto la gente que ronda por aquí?
Hundí mi cabeza mirando mis pies. Si él hubiese sabido la clase de gente a la que ya estaba acostumbrada a tratar quizás no sería tan protector. Me daba igual lo que pensase.
  • Llámame loca, ¡pero a este ritmo no le vamos a encontrar! - me exasperé.
  • ¿Quieres relajarte?
  • ¡No!
No lo pensé. Abrí la puerta incluso con el coche en marcha. Escuché a mi hermano gritar mi nombre al tiempo que saltaba. Caí al suelo rasgando las palmas de mis manos. No me importó. Me levanté rápido y empecé a buscar a Zayn por todas partes. Mike apareció detrás de mí cogiéndome del codo con una mirada severa. Me sacudí e ignoré sus quejas.

Me movía rápido por las callejas. Miraba cada uno de los oscuros y temerosos rincones. Sentía mi respiración cada vez más entrecortada. La ansiedad me comía por dentro. De alguna manera las emociones emergieron por mis ojos en forma de gotas de agua.

Me asomé por otra calle. Nada. O sí … volví la vista a esa calle. Al fondo, al lado de unos bidones de metal había una persona tirada. Su cazadora negra, sus rasgados vaqueros, su oscuro cabello. Era Zayn. Estaba tumbado de lado en el suelo y pegado a la pared.
  • ¡Zayn!
Corrí hacia él. Llegar a su lado se me hizo eterno por rápido que se movieran mis pies a su dirección. Arrodillándome a su lado empecé a sollozar sin poder contener el llanto. Lo puse incorporado contra la pared con todo mi esfuerzo y delicadeza. Puse mis manos sobre sus mejillas. Estaba sangrando mucho por una raja en la cabeza. Su cara estaba inflamada y su labio inferior estaba partido.
  • Zayn, por favor – lloré – Por favor, por favor, abre los ojos. No me hagas esto. Abre los ojos, Zayn, he venido por ti. Zayn, despierta – rogué cogiendo sus manos.
Mike llegó por detrás y me apartó.
  • Corre a por el coche – me tendió las llaves – está muy grave, hay que llevarlo al hospital.
  • Pero …
  • ¡Qué corras!
Me levanté a toda prisa y salí veloz hasta donde estaba el coche. La gente me miraba extrañada. Procuraba no mirarles a los ojos y llegar pronto hasta el Volvo de Mike. Entré y conducí con cuidado por las estrechas calles en las que nos habíamos metido antes andando.

Lo dejé muy cerca de ellos. Abrí la puerta trasera y tumbé los asientos. Dejando la puerta abierta me aproximé a Mike, el cuál tapaba con un pañuelo la herida más llamativa, la de la frente de Zayn.
  • Tienes que ayudarme a llevarle al coche, debemos procurar que se mueva lo menos posible, ¿entendido? No sabemos si tiene heridas internas - asentí sin poder hablar y me acerqué más – Coge sus piernas, yo lo cargaré por debajo de los hombros.
Y así lo hicimos. Lo pusimos en los asientos traseros inclinado hacia atrás. Me senté a su lado mientras Mike conducía más rápido de lo permitido por la carretera.

Con un pañuelo fui quitando la sangre que corría por la mejilla izquierda de Zayn.

Pronto llegamos al hospital y pedimos ayuda para que transportaran a Zayn con una camilla hasta una habitación para que le trataran.

Mike se encargó de rellenar la ficha de hospitalización mientras que yo entré con la enfermera que iba a tratar a mi chico.
  • ¿Sabes lo que ha pasado?
  • No muy bien. Solo sé que me llamó porque le habían dado una paliza …
  • Se le ve muy mal – suspiró.
Luché por contener un sollozo. Sí, se le veía fatal, pero no quería pensar en ello. Él se tenía que poner mejor.
  • Vamos a tener que hacerle una resonancia para localizar los daños.
  • Está bien – pasé mi mano por la nariz.
  • Espera aquí pequeña – me tendió un pañuelo y se llevó a Zayn.  
Me senté en una de las sillas esperando y poco después llegó Mike para hacerme compañía. Pasó su brazo por mis hombros y me llevó hacia su pecho. Me sentí menos sola en ese momento. Una lágrima se deslizó veloz hasta hundirse en la camisa de mi hermano.

Pasaron veinte minutos hasta que la enfermera salió y me dijo que ya podía pasar. Miré a Mike, me acababa de acordar de Michelle, la abuela de Zayn.
  • ¿No deberíamos llamar a su familia?
  • Creo que en estos momentos no es conveniente, lo haremos cuando él despierte y esté mejor para evitarle un disgusto a la mujer.
  • Sí, tienes razón
Me giré no muy convencida y seguí el camino de la enfermera. Había otra chica preparando el material para tratar las heridas de Zayn. Ella salió en cuanto nosotras dos entramos. Me sorprendí al ver que Zayn ya estaba despierto. Cogí su mano y busqué su mirada.
  • Estás aquí – susurró haciendo una mueca de dolor.
  • Claro que estoy aquí – musité ahogando un sollozo.
  • Por favor, necesito tratar al paciente – me dijo la enfermera.
Disculpándome me aparté pero seguí sosteniendo mi vista en Zayn. Él se sentó sobre la camilla. Le habían quitado la camisa e iban a vendarle el abdomen. Según la ficha médica, tenía dos costillas izquierdas y tres derechas rotas. Afortunadamente, no eran roturas graves.

Después le cosieron la herida de la sien con seis puntos. Zayn apenas se quejó.
  • Sería conveniente que te quedaras esta noche e incluso la siguiente aquí hospitalizado – comentó la enfermera.
  • Tonterías, puedo descansar en mi casa – contestó él.
  • Zayn, haz caso a la enfermera – lo regañé.
Pasados dos minutos la enfermera ayudó a Zayn a tumbarse y le puso el suero por vía intravenosa. En cuanto nos quedamos solos cogí una banqueta y me puse a su lado. Sus ojos se clavaron en los míos. Cogí su mano con las mías y le di un suave beso.
  • Por poco te pierdo – musité inclinando mi cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario