jueves, 4 de abril de 2013

Capítulo 36: Siempre Puede Ser Mejor

Justin me había llevado a un descampado alejado del mundo. Como habitualmente, los sitios a los él me llevaba no eran muy bonitos. Parecía un viejo parque abandonado de la ciudad. No se veía a nadie a los alrededores, solo había chatarra. El flamante coche de Justin daba la nota entre tanto trasto oxidado. Miré a Justin confundida.
  • ¿Para qué me has traído aquí?
  • Para esto – sacó una pistola. Di un paso atrás – Me da igual tu ética anti-armas, vas a tener que saber manejar una de éstas – extendió el brazo hacia mí – una navajita no es suficiente – dijo con mofa – así que te voy a enseñar a manejar ésta.
  • Pero Justin …
  • No protestes, por favor. Es solo precaución. Yo quiero estar contigo en todo momento para que no tengas que enfrentarte a nadie, pero vista tu rebeldía, vas a tener que llevar una de éstas para que estemos más tranquilos – explicó.
  • No me hables como a una cría que se comporta mal y tiene que asumir sus consecuencias – protesté – la última vez que cogí una maldita pistola, Lucas y Johnny también me dijeron que era por precaución y mira lo que pasó.
  • Uno – dio un paso hacia mí cerrando la distancia entre nosotros – si fueras una cría no te daría un arma de fuego. Te creo suficientemente responsable como para usarla con cabeza. Y dos – dio otro paso y estuvo apunto de rozar la punta de su nariz con la mía – no le des más vueltas a esa mierda de noche, no puedes arrepentirte de matar a Zac porque salvaste nuestras vidas, pero tampoco te sienta bien recordarlo constantemente – su respiración chocó contra mi cara – Te cuidaré mejor que la última vez.
  • No necesito que me cuides – recriminé.
  • Entonces aprenderás a manejar esta FIE Titan – me la puso en la mano – la conseguí para ti. Es pequeña, ligera y fácil de usar.
  • Pareces un anuncio de tele-tienda – murmuré aguantando la risa.
  • Puede disparar hasta seis balas – prosiguió sonriente por mi broma – Tiene un seguro que tienes que quitar antes de disparar la primera vez – cogió el arma – así – hizo una demostración de retirar el seguro con el lateral – Después podrás disparar seguidamente – estudió mi rostro – Sé que tienes buena puntería, pero tenemos que practicar un poco.
Me devolvió la pistola y la contemplé por un instante. Realmente no pesaba mucho, podría esconderla en cualquier parte por lo discreta que resultaba. Era plateada. Si no fuera por su función, hubiese dicho que resultaba un objeto elegante. El arma estaba lista para disparar. Miré a Justin dudosa. No sabía que se suponía que debiera hacer.

Justin se deslizó detrás de mí y rodeó mi cintura con un brazo al tiempo que con la otra mano guiaba el objetivo de mi primera bala.

Coloqué el índice en el gatillo y llevé mi otra mano para sujetar mejor la pistola.
  • Bien hecho – susurró Justin en mi oído – al disparar la pistola te impulsará hacia atrás.
  • Lo sé, la mantengo con fuerza – Justin dejó un suave beso en mi cuello – Así no se supone que me concentraré. ¿Qué quieres que dispare?
  • Relájate, nena – volvió a besar bajo mi oreja – con esos nervios podrías dispararme a mí por accidente, y no quieres que pase eso – besó mi hombro – ¿verdad?
  • Ahora mismo me estás tentando a matarte – musité irritada.
  • Bueno, entonces dispara a aquella lata sobre la rama del árbol – señaló un poco hacia arriba – te he preparado varios objetivos. Aquí nadie viene así que … siéntete libre de descargar todo a base de cañonazos – rió apoyando su barbilla en mi hombro.
¿Descargar todo? ¿Acaso sabía la furia que empezaba a emanar desde mi interior? Levanté mis brazos para apuntar hacia donde estaba la lata.
  • Con los dos ojos abiertos – musitó Justin sin levantar su cabeza de mi hombro – relájate – susurró – respira hondo y dispara cuando …
No aguantaba escucharlo más. Disparé sin dejarlo terminar su consejo. El cañonazo me sorprendió y me encogí. Justin apretó su abrazo en mi cintura sobrecogiéndose como yo. La lata cayó del árbol, aunque tan solo la había rozado.
  • No está nada mal – masculló Justin liberándome de su agarre – Pero podría estar mejor.
  • Siempre puede ser mejor – bufé.
  • Practica, quiero que dispares en el centro de ese árbol – señaló – donde puse la marca de pintura blanca.
  • ¿Vienes a menudo aquí? – pregunté poniéndome en posición para apuntar.
  • Solía venir … hasta que descubrieron que pasaba mucho tiempo aquí. Pero ahora vuelve a estar desierto – torció sus labios.
  • Este sitio debe dar miedo de noche – susurré y disparé a la mancha blanca – Fallé.
  • Sigue practicando – se sentó sobre lo que parecía un tobogán de tubo volcado – dispara sin miedo, nena.
  • ¿Qué arma tienes tú? – volví a apuntar al punto blanco. Estaba a unos quince metros de distancia – Aunque sé que tienes varias …
  • Suelo llevar la Glock 18 – contestó – muy útil para mí. En un momento dispara proyectiles y en otro puede ser una metralleta – rió.
  • Que ilusión – mascullé con ironía apretando el gatillo.
No acerté. Me sentía frustrada por la familiaridad de Justin con ese mundo … sabía perfectamente en que mundo estaba metido pero experimentarlo de esa manera era otro tema muy distinto.

Volví a disparar, uno, y otro y otro hasta que me quedé sin munición.

Me giré a Justin malhumorada. Él estaba apoyado hacia atrás sobre el gran tubo oxidado, de una manera muy relajada. De alguna manera se le veía sexy junto con su estúpida sonrisa arrogante.
  • No diste ni una – se burló.
  • Lo sé. Tendrás que enseñarme a cargarla – señalé la FIE Titan.
Justin se levantó y sacó unos cartuchos de los bolsillos de su cazadora negra. ¿Llevaba eso todos los días o qué? Alcé una ceja impresionada. Él volvió a colocarse a mi lado y me enseñó a cargar … mi arma. No tenía mucha complicación.
  • No es difícil, pero en caso de urgencia hay que ser rápido – puntualizó.
  • Supongo – me encogí de hombros.
  • ¿Vas a tirarte todo el día disparando al árbol? – preguntó con mofa – He preparado varias cosas, no es por nada.
  • Hazlo tú si es tan fácil – protesté cruzándome de brazos.
Mi cara divirtió a Justin. Sin planteárselo dos veces sacó su pistola y apuntó rápido sin esfuerzo. El proceso ocurrió en segundos. El disparo alcanzó la corteza del viejo árbol. Me aproximé para ver la mancha blanca de pintura. La bala había hecho un agujero justo en el centro de la “diana”.

La sonrisa de Justin era triunfal.
  • Es solo cuestión de práctica, nena – se aproximó a mí cogiendo mi mano – Sabes que llevo haciendo esto por mucho tiempo – asentí agachando la cabeza – ¿estás bien?
  • Sí – sonreí a medias – Es solo que esto se siente muy … raro.
  • Créeme, también lo es para mí – besó mi sien y empezamos a caminar por el espantoso parque – Es un sitio horroroso, lo sé – pareció leer mi mente.
  • Nunca me has llevado a sitios elegantes, esto no es extraño – me mofé. Justin frunció el ceño – ¿Por qué está así este parque? Suelen renovarlos …
  • Bueno, hace un tiempo hubo una especie de guerra entre pandilleros por esta zona – me sorprendí y apreté su mano por instinto – Fue hace mucho – aclaró – ni siquiera yo había llegado a esta ciudad. Al parecer hubo muchos muertos, muchos problemas … los pocos residentes que había por aquí se fueron y este sitio se quedó abandonado.
  • En su época debió ser un bonito sitio familiar y para niños. Todo estaría lleno de césped y gente correteando en lugar de con dos locos disparando a cualquier cosa.
  • ¿Echas de menos tu infancia? – preguntó de repente.
  • Quizás … un poco. Todo era más simple – sonreí melancólica – Al menos nadie me acosaba y mis protectores eran mis padres y Mike – me reí.
  • Todo seguiría siendo simple para ti si no hubiera entrado en tu vida – susurró. Paré de caminar y busqué sus ojos apretando el agarre de nuestras manos.
  • Jamás borraría el día en que te conocí. Conocerte fue lo mejor que me pudo pasar. Yo solita me busqué todos mis problemas. No vuelvas a decir algo como eso …
  • Me quieres.
Sus dos palabras fueron musitadas en un tono más interrogante que afirmante. Aparté mi mirada de la suya y aflojé el enlace entre nuestros dedos. Simulé que aquellas palabras fueron tapadas por el sonido del viento. Justin no estaba seguro de como estaba nuestra relación, y yo estaba peor que él. Sí que me importaba. Claro que sentía cosas por él, más buenas que malas siento realistas. Pero no, no iba a darle el gusto de escuchar eso porque además yo no estaba preparada para decir esas dos simples palabras que podrían ir cargadas de mentira, verdad, amor, dolor, alegría, tristeza o rabia.

La próxima ocasión en la que dijera “te quiero” no sería a la ligera. No iba a soltar esas palabras por dejarme llevar por el momento, no iba a decirlas por devolverlas y quedar bien. La siguiente vez que declarara mi amor por alguien sería porque estaba segura de cuál era la persona con la que me sentía incapaz de vivir plena.

* * *
  • ¿Qué planes tienes para hoy? – me preguntó Justin mientras regresábamos a su coche.
Habíamos terminado una larga sesión de tiros al azar. Justin acabó conforme con mi trabajo. Guardé el arma por dentro de mi cinturón y noté que me la clavaba en la pierna mientras caminaba.
  • Sabes que ninguno – dije molesta e irritada sacando la pistola de la cinturilla – ¿cómo demonios vas tú tan a gusto con esto encima? – señalé el arma.
  • Trae – me la quitó – esto ya es mucho para ti. Te acostumbrarás poco a poco, ¿vale? Odias estos trastos, pero piensa que los usas a tu favor – abrió el coche y se sentó en su asiento. Yo hice lo mismo. Comprobé que guardaba ambas pistolas bajo la silla del coche – ¿Me permitirías llevarte a otro sitio?
  • En casa me aburriré como una ostra … – pensé para mí misma – Soy toda tuya – suspiré.
  • ¿Toda mía? – arqueó las cejas con diversión.
  • Ya sabes – me sonrojé – puedes llevarme a donde quieras, pero …
No quería que me llevara a más sitios espantosos. No, quería dejar a un lado de una vez que estaba en peligro, y quería distraerme para ser una chica normal.
  • No acepto “peros” – sonrió prendiendo el coche – tenemos un largo paseo por delante.
  • Tan solo quiero olvidarme de todo esto … – suspiré acomodándome en la silla.
* * *
 
Había pasado una hora y Justin seguía conduciendo en calma. La música sonaba con un hilo de voz que nos mantenía en calma. Apenas hablábamos, el silencio no era incómodo. Tanto él como yo estábamos sumergidos en nuestros propios pensamientos y ninguno de los dos había decidido interrumpir. No tenía idea de adonde me llevaba, pero estaba tranquila.

Justin conducía a más de ciento veinte, por supuesto, por encima del límite de velocidad.

Su perfil y sus marcadas facciones volvieron a llamar mi atención, como siempre sucedía cuando estaba al volante, como cuando era su chica, como cuando él era mío … ¿Mío? Sacudí la cabeza mentalmente, Justin no era de nadie. Justin era un claro espíritu libre que hacía lo que le daba la gana, lo demostró cuando se fue … no necesitaba a nadie. “Pero ha vuelto por ti” Me recordó el diablillo sumergiendo de la profundidad de mi ser. Volví a negarme. Justin siempre podría tomar sus propias decisiones sin tenerme a mí en cuenta …
  • Justin – lo llamé aun mirando el infinito por la ventanilla.
  • Dime, nena – respondió poniendo toda su atención en mí, olvidando sus asuntos.
  • Si fueras a hacer algo y a mí no me pareciera bien, y te pidiese que no lo hicieras, ¿me harías caso? ¿O pasarías de mi opinión?
Percibí que Justin me miró por el rabillo del ojo mientras apretaba la mandíbula y presionaba el volante con su mano. Conseguí ponerlo nervioso.
  • Te refieres … – negó con la cabeza para iniciar de nuevo su frase – Crees que puedo volver a marcharme en cualquier momento – masculló molesto. Esto se trataba de mi falta de confianza.
  • Sí, pero aparte de eso … ¿me harías caso si tuviera una idea contra alguna tuya?
  • Eso es relativo, ____. Hay cosas en las que no puedes tener voto sobre mis acciones, tengo un estilo de vida que no entiendes, y que tampoco quiero que entiendas – su mano se puso sobre mi rodilla dándome un apretón – creía que te molestaba que hubiese vuelto. ¿Aún quieres que me vaya y desparezca de nuevo?
  • Si alguna vez desapareces, que sea para siempre – advertí – No puedo soportar verte después de tanto tiempo y todo este lío de emociones que tengo cuando te veo. Es todo muy confuso. Si no hubieras vuelto, quizás estaría perfectamente bien con Zayn, aunque no sé que hubiera hecho con MF, pero no tendría este gran enredo. Sin embargo, si volvieras a largarte yo … – me volvería loca y me desesperaría, pensé –volvería a doler como la primera vez – siseé – Pero aún no sé hasta que punto puedo confiar en ti, Justin. A veces es tan difícil seguirte, tienes unos cambios de humor muy bruscos y por ellos tomas decisiones a la ligera.
  • Puedo contarte todas las cosas que me pasen, puedo decirte todos los planes que pueda trazar en ese mundillo … – consideró – Te prometo que escucharé tu opinión, intentaré hacerte feliz, pero no puedes monopolizar mis acciones porque sean arriesgadas.
  • ¿Y por qué no cambiar de estilo de vida?
  • Eso es imposible, ____. Lo que soy ahora, es lo que he sido toda la vida. Un delincuente que ha sobrevivido en la calle. Salir de todo lo que hago ahora no es una opción en la lista.
  • Podríamos huir juntos – dije sin meditar.
  • ¿Huir juntos? – repitió incrédulo.
  • Irnos de Wilmington, encontrar algo decente de lo que vivir, empezar de cero … pero juntos – me encogí de hombros.
  • Para ti eso es fácil. Yo apenas fui al instituto, nena. A ti se te darán bien muchas cosas, pero yo … lo que hago es lo único que he hecho siempre.
  • Nunca es tarde para cambiar – dije a la ligera.
  • ¿Y si no volviéramos ya más a Delaware? ¿Y si nos quedásemos en donde te llevo? ¿Aceptarías ahora mismo? Solos tú y yo. Y se acabó. Nos olvidamos de todo lo que pasó allí, de tus acosadores, de todo el mundo. Nos quedamos nosotros solos, juntos para todo. Responde, ¿te quedarías conmigo ahora sin importarte lo que dejarías atrás?
  • Eso depende de adonde me lleves … – torcí los labios sabiendo que así le seguía el juego.
  • Podría hacerte muy feliz en el sitio al que vamos – sonrió.
  • ¿Y aquí terminaría todo? – sentí temor por lo bien que sonaba acabar con todo sin más.
  • Solos tú y yo – susurró – juntos hasta que nos cansemos de vernos la cara – se burló.
  • No suena mal … ¿A dónde vamos? – la carretera se veía desierta.
  • Es una buena sorpresa – me guiñó el ojo.
Ahí mismo sentí que podía morir. Justin me estaba proponiendo de verdad escaparnos juntos, desaparecer del resto del universo y dedicarnos tan solo el uno al otro. Yo tan solo no podía creerme que una idea tan bonita fuera posible …

4 comentarios:

  1. Joder k se escapen!!!! Hacen una jenial pareja k vuelvan de una vez siguienteeee

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  2. Q se escapen q se escapen (8). Me encanta tu novela nose como lo haces para tenerme tan enganchada a ella... SIIIUGGGGUUUIIIIEEENNNTTEEEE!!!:)

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  3. Porfavor sube el siguiente ya!!! que me mueroooo

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