Justin había
desaparecido del mapa. Ni yo le llamé, ni él me llamó. Habíamos
perdido todo el contacto esos días.
Marcie nos había
estado contando tanto a Ally como a mí, de que Johnny y los chicos
estaban más ocupados que nunca en sus problemas. Al parecer, los
rumores de lo ocurrido en el almacén había provocado mucho alboroto
y Justin se estaba poniendo al mando para que no se provocara una
revolución. Más y más poder llegaba a su banda, los Blood Streets'
Kings. No podía creer que después de tanto tiempo me enterara de
como se llamaba la pandilla en la que estaban. Cuando me enteré un
escalofrío recorrió por mi espalda e intenté olvidar por completo
todo el tema de las pandillas.
Zayn estaba
mejorando, aunque había sufrido varios achaques en los que nos
asustamos, pero su estado y su ánimo era cada vez más animoso a
medida que pasaba el tiempo. Estuve a su lado muchísimo tiempo,
ayudándolo a comer pasando tiempo charlando, viendo la televisión o
simplemente haciéndonos compañía mientras uno se entretenía con
un libro y el otro con un móvil.
También pasé
varias noches con él para que Vivianne descansara en su casa, y
cuando ella insistía en quedarse en el hospital, yo cuidaba de
Waliyha.
Estuve muy ocupada
esos días, pero ahora Zayn estaba razonablemente bien, y él
insistía en que nos fuéramos a dormir a casa. Quería
desesperadamente salir del hospital, pero su abuela no lo dejaba y
hacía bien.
Mientras Zayn
descansaba aburrido en el hospital, Vivianne se estaba dedicando a ir
a inmobiliarias para vender su casa y encontrar otra vivienda en otra
ciudad.
Recordé nuestra
conversación cuando ella aún creía que éramos novios.
- Siento mucho que nos tengamos que ir y se tenga que alejar de ti. Pero después de todo lo que ha pasado no puedo permitir que nos quedemos aquí.
- No se preocupé, Vivianne. Seguiremos en contacto – le sonreí – Lo primero es que usted y su familia estén tranquilas. Yo sé bien lo que es querer salir de este atolladero.
- Lo siento, _____. Vosotros estáis tan bien juntos – suspiró.
- Somos amigos, señora Malik. Mmm … decidimos dejarlo así por el momento – simulé un sonrisa. Sus ojos se pusieron lacrimosos. Lo estaba pasando muy mal por su familia y se sentía culpable por mí – Tranquila – la abracé como si fuera mi propia abuela – Todo irá bien.
- Muchas gracias, ____. Nos has ayudado tanto – suspiró.
- No ha sido nada – sonreí sintiéndome recompensada por todos los fallos que había cometido.
Mis padres habían
regresado hacía pocos días y estaban intentando pasar todo el
tiempo posible conmigo antes de que me fuera. Estaba pasando muy
buenos ratos familiares y lo estaba pasando bien. Estaba tranquila
después de mucho tiempo. Sin embargo, cuando caminaba sola por la
calle no podía evitar mirar hacia atrás por si me seguía alguien,
esa costumbre ya no la podía cambiar.
Los días iban
pasando y Ally planeó hacer una fiesta de despedida entre nosotros.
Algo íntimo en el Hot Stuff, el restaurante favorito de Justin al
que le encantaba llevarme para comprar hamburguesas y después ir a
comer al parque.
Un flashback vino a
mí. La última vez que había ido allí con Justin fue cuando Zac y
Troy me empezaban a acosar por el móvil. Intenté ignorar ese
recuerdo. Tenía grandes esperanzas de encontrarme esa noche con
Justin aunque fuera por una última vez y decirle adiós de manera
educada.
Antes de que llegara
la noche fui a despedirme de Zayn. El médico le estaba haciendo un
chequeo y en cuanto terminó se fue para dejarnos a solas y cerrar la
puerta tras de sí. Me puse a su lado y él me indicó que me sentara
a su lado en la camilla del hospital.
- Estás loco – bufé.
- Te vas mañana, dame un último gusto y túmbate conmigo – rogó – Por favor – hizo pucheros como un niño.
- Así no te ves tan duro, Zayn Malik – dije riéndome mientras me sentaba con cuidado en el borde de la cama y me inclinaba su lado reposando la cabeza en mi cabeza y apoyando el codo en la superficie blanda – ¿Cómo estás hoy?
- Me has dejado abandonado – se quejó.
- Lo siento, niño pequeño. Tuve cosas que hacer – bromeé regañándolo como si fuera su madre.
- Te voy a echar de menos – suspiró.
- Hablaremos por Skype y por el móvil. También vendré alguna vez a Delaware para visitar a mis padres, quizás podamos vernos – le di esperanzas.
- Ojalá – bufó.
- No tienes muchas esperanzas de que funcione lo de seguir relacionándonos sin vernos – adiviné.
- Lo vamos a intentar – dijo resignado – Lo peor es que te vayas y lo último que veas de mí es un chico tirado en la cama.
- Tengo buenos recuerdos de ti – le sonreí – No son estos de los que me voy a acordar cuando te eche de menos – miré el reloj.
- ¿Te tienes que ir?
- Última fiesta de amigos – le recordé – Tengo que arreglarme.
- Con cualquier cosa eres preciosa, reina.
Arqueé las cejas
cuando utilizó aquel apelativo después de tantísimo tiempo. Negué
con la cabeza rodando los ojos sin querer darle mucha importancia.
Zayn sonrió por mi gesto de “no tienes remedio”. Me incliné
sobre su rostro y lo miré a los ojos. Se veía contento a pesar de
que le deprimía la idea de que me iba. Su barba era incipiente y
rasposa, y aunque estaba vestido con la horrorosa ropa del hospital,
él aún se veía hermoso ya que estaba recuperando la vitalidad.
- Te tienes que afeitar, Zayn – me burlé.
- No hay nadie a quien le moleste ahora, así que …
- Bueno, a mí si me va a molestar ahora – dije sonriendo con algo de mofa.
Me incliné un poco
y besé sus labios. Él en un principio no se lo esperaba pero aquel
podría ser nuestro último beso, y además, quería recordar lo que
sentía por él. Sus labios capturaron los míos cuando dieron rienda
suelta a todas sus ganas de tenerme a su lado.
Yo me sentí más
aprisionada por sus sentimientos y sentí que me deshacía al chocar
con su aliento aun más deseoso de mi boca. Su lengua rozando mis
labios y mis dientes chocando con los suyos. La fascinación por su
dulzura al besar hacía que mi pecho repiqueteara dándome la señal
de que aquello me gustaba más de lo que esperaba.
La sensación fue
tan buena que me asusté. Temiendo que pudiera ir más lejos me
separé del todo.
Sus ojos volvieron a
coincidir con los míos.
- Eso estuvo bien.
- Ahora estás seguro de que me llevaré un buen recuerdo – contesté recuperando la respiración. Presioné un último beso en sus labios cerrados – Te veo pronto – dije como siempre hacía sin pensar en que podría no verle en muchos meses.
- Te veo pronto – contestó acariciando mi mejilla.
* * *
Acababa de
arreglarme con un vestido. Era de tirantes, con vuelo y caído por
encima de mis rodillas. Era de encaje blanco en la zona del pecho y
caído desde la cintura hasta por encima de mis rodillas en color
yema formando finos pliegues. A simple vista no era nada del otro
mundo, me gustaba como me quedaba. Era una reunión de amigos a lo
que iba, no a una fiesta a lo grande donde me tendría que lucir. De
hecho, estaba reconsiderando lo de lucirme delante de nadie.
Colocándome algunas
pulseras y una cadena fina el cuello quedé bien.
Mi cabello caía por
detrás de mi espalda bien organizado. Estaba satisfecha con mi
trabajo. Dándome un último vistazo en el espejo me puse un poco de
brillo labial. En el tocador destacaba el perfume favorito de Justin.
Lo miré dudosa. ¿Si me lo ponía sería una provocación? No, solo
era un perfume, además, hacía mucho tiempo que no me lo ponía y
tenía ganas de ponérmelo.
Conduciendo hacia la
casa de Ally empecé a pensar en que podría decirle a Justin cuando
lo viera. Empezaba a ponerme nerviosa. La última vez que habíamos
hablado yo estaba muy enfadada con él, seguía molesta por sus
imprudencias, pero al fin y al cabo, no todo había salido mal.
Todo estaba
mejorando en gran medida. Me pregunté a mí misma si estaba tan
tranquila porque Justin no había estado conmigo esos días. Sacudí
mi cabeza mientras conducía el Mini. Justin no era malo. Tenía sus
rarezas y sus cosas negativas, pero yo lo conocía bien.
Ally me esperaba
sentada en las escalerillas de la puerta de su casa, como siempre.
Vestía sencilla con unos vaqueros ajustados y una camisa de tirantes
violeta. En cuanto me vio aparcar, se aproximó para subir y al
coche.
- Hola – saludé.
- Hola – me devolvió el saludo con una sonrisa reluciente – ¿Lista para la última reunión en mucho tiempo?
- Supongo que sí – suspiré – ¿Quién viene?
- Ya sabes, los tres chicos y nosotras tres – se refirió incluyendo a Marcie que nos esperaría en el restaurante con Johnny, Lucas y Justin.
- ¿Cómo está Lucas? – pregunté sabiendo la situación tensa por la que estaban pasando.
- Resignado. Ya sabes que me ha estado evitando, si esta viene noche es para quedar bien conmigo. No quiere estar conmigo, se ha distanciado poco a poco para que la separación total no sea tan brusca – dijo triste – No creo que quiera muchas cuentas conmigo hoy tampoco.
- Menudo idiota – solté. Ella sonrió un poco hacia un lado – Debe ser que la idiotez es contagiosa, digo, se la pegaría Justin – hice la broma para que ella riera un poco y se animara antes de que llegáramos a la hamburguesería – ¿crees que yo soy idiota?
- No, yo soy tu antídoto para la idiotez – carcajeó – Por eso cuando te alejas de mí eres idiota.
- Por eso me voy contigo – sonreí mientras seguía conduciendo – Imagina que me quedo aquí sola. Me da un trastorno de idiotez – seguí riendo.
- Eso si siguieras con Justin – se hizo el silencio por un minuto. Ally sabía que yo no iba a elegir a ningún chico – ¿Qué piensas decirle?
- Nada, Ally. No he pensado nada. Ya improvisaré … Pero olvidemos el tema chicos. Ya sabes, no quiero saber nada del sexo opuesto en todo lo que dure nuestro viaje.
- Depuración de chicos. Suena raro – se mofó.
Llegamos al Hot
Stuff. Marcie estaba abrazada a Johnny y Lucas hablaba frente a
ellos. En cuanto estuvimos junto a ellos les saludamos. Lucas dio
casto beso a Ally. Se notaba la tensión entre ellos incluso cuando
ambos estaban deseando decirse lo mucho que se querían a pesar de la
decepción que conllevaba tener que separarse.
No perdí el punto
de Justin no estaba entre nosotros. Una rápida mirada a Lucas en la
que demandaba una explicación y una ligera negación con su cabeza
junto a la desviación de sus ojos hacia el suelo, me hizo saber que
Justin no llegaría esa noche.
* * *
Durante la cena
estuvimos charlando y recordando viejos momentos. Hablamos desde
partidos de fútbol, a video-juegos, a deportes, a ropa y un poco de
la cultura y los monumentos que veríamos en los países que
visitaríamos en Europa.
Inconscientemente
estaba esperando a que Justin entrase por la puerta del restaurante.
No hacía más que mirar a la calle. Cada vez que alguien entraba
comprobaba si era él. Mi obsesión con ello me estaba matando. Lucas
estaba sentado a mi lado y lo estaba notando.
- No va a venir – susurró.
- Lo sé. Pero no entiendo porqué.
- No sabes lo que es pensar en que alguien que te importa y te cambió se va y no puedes evitarlo – me reprochó Lucas. Supe que él se sentía identificado por Ally.
- No sé lo que es la espera de saber que alguien se marcha, pero sí lo que es saber que esté lejos y no poder hacer nada mas que lamentarte, pensar en todo lo que podrías haber dicho o hecho para que esa persona se sintiera mejor antes de marchar – miré desafiante a Lucas – Y no sabes lo jodido que es intentar disfrutar el poco tiempo que te queda con tus seres queridos y que ellos te eviten por cobardes. Así que yo de ti haría feliz a Ally esta última noche y ya veréis lo que hacéis más adelante – sugerí – Porque tanto tú como ella queréis más de lo que estáis haciendo ahora mismo – me levanté de la mesa. Todos me miraron – Me voy – anuncié – Pasadlo bien el resto de la noche – dije sin ánimo.
- ¿Por qué te vas tan pronto? – preguntó Marcie – ¿pasa algo?
- No, tranquilos. Solo que estoy un poco descompuesta – mentí – deben ser los nervios por el viaje que nos espera dentro de unas horas – lancé una mirada a Lucas – Mejor me voy a descansar – me di la vuelta para irme pero antes quería decir una última cosa. Giré el cuello hacia ellos – Si veis a Justin decidle imbécil de mi parte.
Me largué.
Prácticamente corrí hasta mi coche. No sabía porque me afectaba
tanto. Di gracias a que no pensé ningunas palabras para decirle
cuando me lo encontrara. Planear algo y después no llevarlo a cabo
me hubiese sentado aún peor.
Llevé el coche a la
vida y empecé a conducir por la ciudad hasta llegar a casa. Todo el
camino fui mordiendo mi labio inferior. Lo estaba haciendo tan fuerte
que temí cortarme.
Al llegar a casa se
sentía todo tan similar a hacía meses, cuando aún salía con
Justin, tan similar que me dio miedo. Todos estaban en mi casa. Mis padres en el
salón viendo la televisión, mi hermano arriba en su cuarto con
algún amigo … Ni siquiera Clark seguía en casa para recordarme
que también había estado Zayn en mi vida. Se lo había regalado a
Waliyha porque ella lo cuidaría mejor que mi familia cuando me
fuera, ellos nunca fueron entusiastas de las mascotas.
No quería ir a
encerrarme en mi cuarto. No me apetecía estar del todo sola. Sin
saber donde iba a encajar en ese momento pensé que estaría bien
columpiarme en el jardín. Amaba los columpios. Mecerme despacio o
darme más y más impulso para sentir el golpe del viento en mi cara.
Hacía que me olvidara de todo.
Mirando las
estrellas me perdí en mis pensamientos imaginando una vida perfecta.
Mi madre salió al fresco del ambiente. Ella se puso frente a mí y
la miré a los ojos.
- Creía que vendrías más tarde – sonrió tímida.
- No tenía especial interés en estar allí …
- ¿Y eso? ¿No estaban allí tus amigos? – me tendió su mano y me levanté. Juntas caminamos hacia las sillas que rodeaban una mesa bajo un toldo.
- Sí, lo pasé bien, estuve con ellos. Y en fin …
- ¿Faltó alguien especial? – adivinó.
- Justin – dije para mí. Mi madre nunca había sabido de él ni de mis novios. Básicamente porque nunca tuve y cuando empecé a salir con Justin, bueno … no era el típico chico que presentas a tus padres. Y Zayn y yo éramos amigos antes de que ellos se fueran de viaje – Él es un chico que me gusta hace un tiempo y no vino – expliqué sin dar detalles.
- Bueno cielo, no te preocupes. Él se lo pierde. Ya verás como en Europa encuentras gran diversidad de chicos – “si mamá supiera la variedad que ya probé aquí” dijo el diablillo interno – Lo pasarás bien. No pienses demasiado en lo que dejas atrás – mi madre me dio un apretón de mano sonriendo dulcemente.
- Gracias, mamá – las lágrimas empezaron a asomar en mis ojos – Os voy a echar de menos.
- Mi niña – se levantó y abrió sus brazos. Yo enseguida me uní a ella – Todo irá bien. Este va a ser un gran cambio y una gran experiencia en tu vida. Puede que sea duro al principio, pero eres un chica fuerte e inteligente, así que podrás con ello – me animó - Te estás haciendo mayor, _____. Has cambiado mucho en este último año. Eres tan distinta a la adolescente que solía tener en casa – suspiró con nostalgia – Aunque siempre serás mi niña.
Sonreí como una
tonta y apreté mis brazos en la cintura de mi madre sintiéndome
consolada de tenerla a ella. Mi madre era la que siempre se había
esforzado por mantenerme feliz y a la vez me educó con disciplina.
Yo aún así hacía de las mías sin que se diera cuenta, pero seguía
los valores que mis padres me habían inculcado.
- Anda, ve a la cama – dijo mi madre – Mañana tienes un largo viaje.
Haciéndole caso, me
separé de ella y le di un beso en la mejilla antes de marcharme a mi
cuarto. Todo se sentía oscuro en él. Miré mi escritorio. En todo
ese tiempo no había quitado del medio el libro que Justin había
sacado la noche que me trajo mientras dormía. Dentro había vuelto a
esconder la foto. Cogiendo el libro y llevándomelo a la cama como si
fuera un fiel compañero, me acosté y empecé a releer mis capítulos
favoritos. Entre tanto, la foto cayó a mi pecho.
La miré fijamente.
Aquella foto era el principio de todo. Aunque no fuera la mejor de
todas las fotos de parejas, yo veía en ella que ambos teníamos
muchas ganas de experimentar el uno con el otro. Para ambos era nuevo
tener a alguien siempre ahí, sin cambiar de pareja cada noche,
rechazando a los otros interesados. Con él todo era una novedad
desde lo más malo a lo mejor que podía sentir.
Miré las palabras
que él había escrito hacía pocos días en la parte de atrás. “Te
va a querer incluso cuando menos lo creas” pasó por mi cabeza. En
esos momentos pensaba que él me podía odiar. En aquella regla de
tres, Justin me estaría amando más que nunca en su vida.
Bufé
sarcásticamente con mis ideas incoherentes. Pero él realmente había
puesto aquel mensaje por algo. El diablillo interno despertó, “Ahora
que estás lejos, él te está echando de menos”.
Las grandes ganas de
levantarme de la cama e ir a buscarlo llegaron de repente con aquel
pensamiento. Sabía que aquello era cierto. Tanto para él como para
mí era insoportable estar separados. Sin embargo, él no había
venido a verme llegados a ese punto en el que me iba. Todas mis
esperanzas se desvanecieron justo al recordar sus palabras cuando fue
él quien se marchó.
DIOS me encanta :3 es precioso awww joder quiero el siguiente YA te'qiero sube rapido
ResponderEliminarSiguienteee pls!!! :')
ResponderEliminarSiguienteeeee no puedo esperar eres genial ;)
ResponderEliminarAsjdldjakakala SIGUIENTEE YA PORFIII amo tu novelaa joe:')
ResponderEliminarSiguiente ya porfa.... Joer!! Se tienen q despedir!!:'). Sube pronto porfa. Me encanta:3
ResponderEliminarOh dios mio te juro que ahora mismo estoy llorando joder que boniito me encantaa!! Siguiente yaaa y no me hagas llorar maas porfii jajajaj un besiito y SIIIIIIGGGGGUUUUUIIIIEEENNNTTTTEEE!!!!! Me encantas :)
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