Narra Justin
Corriendo por el pasillo del hospital
llegué a la habitación donde estaba mi esposa. La angustia me
carcomía por dentro. No quería pensar que todo aquello pudiera ser
cierto. Intentaba creer que estaba viviendo la peor pesadilla de mi
vida.
Justo cuando llegaba, un médico salía
del cuarto. Lo miré preocupado.
- Debe darse prisa en verla.
Sin saber a que se podía referir me
aparté de él malhumorado y me puse junto a _____. Su cara estaba
magullada, sus brazos llenos de rasguños y por sus ojos cerrados se
asomaban una casi imperceptible lágrima. Lo que jamás había
querido que sucediese había pasado.
- _____ – susurré con temor.
Sus hermosos ojos se abrieron para mí
torciendo débilmente sus labios. Una mano temblorosa buscó la mía
y yo enseguida se la ofrecí dando ligeras caricias en su dorso con
el relleno de mi pulgar.
- ¿Qué ha pasado? – murmuré dolido.
- No lo sé – siseó sin fuerzas – iba a buscar a Jason de clases y … un coche – se agitó – estaba enfrente de mí y … – empezó a toser.
- Ssh – le insté – tranquila, amor, todo irá bien – besé el dorso de su mano.
- Justin, estoy muy cansada – su voz escapó sin ánimo alguno.
- No te duermas – puse sus mejillas entre mis manos – _____, abre los ojos – ella ladeó sus labios – mírame, por favor – rogué.
- Estos últimos veinte años a tu lado han sido lo mejor de mi vida, Justin.
- _____ – mascullé notando mi rostro humedecerse – Por favor – besé de nuevo su mano – por favor, no me hables como si te despidieses.
- Tú y nuestros hijos sois lo mejor que me pudo pasar – prosiguió – Eres un gran padre, mi amor – su mirada se achicó ante mi rostro demacrado – Sabes lo que va a pasar …
- Te necesito, te necesitamos – respondí con un nudo en la garganta – ____, no me dejes solo, por lo que más quieras, por mí, por nuestra familia – lágrimas se acumularon en su rostro también – Te necesito – repetí.
- Tienes que cuidarlos – _____ apretó suavemente mi mano – Cuida de Janelle, pero dale espacio, ya es mayorcita – dijo con ternura. Sus ojos se cerraron mientras un tosido escapaba de su boca – Y vigila a Jason – continuó – es idéntico a ti – sonrió.
- No me digas esto. Tú te vas a poner bien – me negué – Lo haremos juntos, _____.
- Prométeme que protegerás a nuestros hijos – suplicó.
- Te lo prometo, cariño – me resigné acurrucando mi rostro en su mano – Te amo.
- Bésame – sollozó.
Colocando mis manos en sus suaves
mejillas me incliné sobre la cama en la que estaba recostada.
Lentamente entrelacé mis labios con los de la única mujer que había
amado. La persona a la que había entregado mi vida, la chica que me
lo había dado todo desde el principio, la única e irreemplazable
mujer que hubiese podido tener lugar en un mundo como el mío.
Mis labios se derritieron sobre los
suyos dándole el amor que ella podría necesitar. Segundos después suus labios
palidecieron bajo los míos. Su rostro había quedado plácido y
lívido.
Mi mundo se volcó y empezó a dar
vueltas sobre el mismo punto. Había perdido la pieza fundamental de
mi vida.
Ni siquiera me di cuenta de la máquina
que pitaba en la habitación. Todo había perdido sentido y mi razón
de ser se había ido entre mis manos.
No supe en que momento habían entrado
los médicos. Mi cuerpo y mi mente no reaccionaban y no querían
comprender la realidad. Me habían quitado el principal motivo de mi
felicidad.
Narra ____ COOPER
Era otro día de lluvia. El simple
hecho de mirar lo triste que era ese día me daban ganas de quedarme
encerrada en mi cuarto sin que nadie supiera de mi existencia. Bueno,
yo ya siempre pasaba inadvertida, nadie se iba a dar cuenta si no iba
ese día a clases … salvo mi padre.
Bajé las escaleras desde mi habitación
y bajé hasta el salón para coger la mochila. Mi padre leía el
periódico tranquilamente en el sillón.
Intentando pasar desapercibida cogí el
asa de la mochila y la colgué en mi hombro.
- ¿Ya te vas?
- S-si – tartamudeé.
- Aprovecha tus clases para no ser una inútil – dijo toscamente.
Asintiendo salí corriendo de casa. Ni
siquiera me molesté en coger algo para protegerme de la lluvia.
Caminé rápido esperando que la lluvia apaciguara, pero en lugar de
ello se tornó más agresiva.
Llegué empapada al instituto. Todos me
miraban por el mal aspecto que podía traer. Por suerte tenía en la
taquilla el chándal de gimnasia perfectamente limpio y seco.
Lo cogí y me dirigí rápido al baño
para cambiar mi atuendo antes de entrar a la clase. Me quité el
vaquero y la camiseta que traía para quedarme en ropa interior y una
camiseta muy fina. Me puse el caliente y cómodo pantalón y la
chaqueta que lo acompañaba.
Cuando me miré al espejo observé el
desperdicio que era mi pelo. Hábilmente lo reuní en una coleta.
Nadie se iba a preocupar de lo mal que me veía. A nadie le importaba
mi aspecto, simplemente porque siempre pasaba desapercibida. ¿Quién
iba a juntarse con la hija rarita de un policía? Era la rarita de
clase. La que se sentaba atrás del todo para que nadie la viera.
Soltando un suspiro salí del cuarto de
baño. Todos los pasillos habían quedado vacíos. Las clases habían
empezado hacía minutos y yo no me había dado ni cuenta.
Corrí hasta mi clase de ética y toqué
a la puerta avergonzada. Cuando abrí, todos me miraron por un segundo
y después regresaron su vista a sus cuadernos.
- Señorita Cooper, llega tarde – señaló el profesor.
- Disculpe señor Collins. ¿Puedo pasar?
- Buenos días – aquella voz queda vino desde mi espalda – Siento el retraso.
La clase entera volvió a levantar la
cabeza para ver a quien había llegado a mi lado. Aquel chico había
venido después de dos semanas sin asistir a clase por la perdida de
su madre. Sentí un pellizco en el estómago. Yo sabía perfectamente
lo que él estaría pasando.
El profesor relajó su rostro y dibujó
una sonrisa un tanto más amable.
- Jason, pasa – le indicó el señor Collins – Y usted, Cooper, que sea la última vez que llega así de tarde y con el cabello empapado.
- Me pilló la lluvia – me excusé pasando a mi mesa rápidamente intentando perder la atención de todas las miradas.
Fui a mi sitio, en la parte más
alejada del mundo en una esquina. Justo al otro lado estaba Jason. Él
por lo general solía salir en los descansos con unos amigos de
distinta edad que nosotros. En las clases, era un marginado más
como yo. Sin embargo, tenía sus momentos de simpatía con los
compañeros, al contrario que yo.
Anonadada y en mi mundo el profesor me
hizo una pregunta. Aquel no era mi día.
- ¿Y bien, señorita Cooper?
- ¿Podría repetir la pregunta? – dije avergonzada.
- Pregunté cómo cree usted que la gente puede conocerse realmente – dijo con cansancio.
- ¡Y se lo pregunta a Miss Soledad! – se burló un compañero de clase.
- Richards, ¡cállese! – regañó el profesor – Responda, Cooper.
- Supongo que con tiempo y … compartiendo cosas – suspiré. Aquello era algo que sabía en la teórica y nada en la práctica.
- Exacto, ¡tiempo y compartir! Por ello no es ético ni moral hablar de otras personas por prejuicios – hizo una mirada desdeñosa a Richards – Y en esto va a consistir vuestro trabajo de este último trimestre – el profesor puso una sonrisa maliciosa – Os colocareis por parejas en orden alfabético y empezaréis a trabajar juntos sobre la apariencia que os causa vuestro compañero. Al final de curso quiero un informe sobre lo que habéis conocido de esta persona y en que acertasteis o equivocasteis en cuanto a vuestros prejuicios iniciales. No os conviene inventarlo. Os arriesgáis a repetir la asignatura el año que viene.
Y así pues, el profesor se dio la
vuelta cogiendo una lista de alumnos para anunciar las parejas
dejándonos a todos bloqueados. Su cara de triunfo nos mandaba un
mensaje típico, “ya veréis que será divertido”, pero a nadie
le entusiasmaba la idea. Nunca nos colocábamos por orden de lista.
Iba a haber más de una pelea con aquel trabajo.
Miré a mi derecha, Jason me miraba.
Ambos sabíamos que nos iba a tocar juntos.
- Bieber, con Cooper – anunció el profesor confirmando nuestra sospecha. Después prosiguió con otros nombres.
Asentí hacia Jason débilmente y volví
a bajar la vista hacia mi mesa. No me hacía ninguna ilusión tener
de compañero a Bieber. Sí, me daba pena por el reciente accidente
de su madre, pero no lo quería cerca de mí. Corrían rumores de sus
aventuras en la calle y aquello lo hacía deseable para casi todas
las chicas, todas ellas rechazadas o invisibles para Jason.
- Miss Soledad y Míster Misterio – farfulló el mismo compañero de antes codeándose con otro mientras reían.
- ¡Cierra el pico Drake! – masculló Jason malhumorado desde atrás y todos se voltearon a verle – No te conviene enfadarme – dijo cogiendo aire para tranquilizarse.
- Disculpa, tío – Drake se dio la vuelta aún con una sonrisa burlona.
Todos empezaron a moverse para
colocarse por orden de lista y trabajar juntos. Miré a Jason, en
cuanto captó mi mirada me indicó con el dedo que fuera hacia él.
Alcé una ceja incrédula y negué con
la cabeza. No iba a obedecer ninguna orden de nadie. Si quería que
empezáramos tendría que venir él a mi sitio.
Jason frunció las cejas. Quizás a mí
tampoco me convenía enfadarlo, ¿pero qué me iba a hacer? Yo no
tenía nada que perder.
- Bieber, Cooper – llamó el profesor Collins – Colóquense ya – amonestó. Lo miré y él se colocó apoyando su barbilla sobre su mano y echando el peso en su codo hincado en la mesa. Me miró de soslayo esperando a que fuera.
- ¿No puede el señorito Bieber venir aquí? – alcé mi voz cruzando las piernas. Mi problema no era de timidez, no, más bien que no quería que nadie me conociera. Pero era lanzada cuando lo requería.
Jason se levantó fastidiado viendo la
mirada inquisidora del profesor. Cogiendo una silla se acercó hasta
a mí. Colocándola a mi lado se sentó al revés para apoyar los
brazos sobre el respaldo de la silla y mirándome fijamente. Aquella
mirada podía intimidar. Estaba serio. Lo había desafiado, pero no
me importaba ni lo más mínimo. Yo también mantuve mi rostro
sereno.
- Bien, ahora todos empiecen a escribir lo que opinan de sus parejas a simple vista. Y recuerden, tienen que aprender lo máximo posible del uno sobre el otro. Eso quiere decir que no pueden limitarse a conocerse en el instituto. Todos sabemos que en la calle la gente cambia de actitud. ¡Y quiero un informe detallado! - agregó entusiasmado.
Miré a Jason atentamente. Era
realmente atractivo. Sus ojos mieles se veían claros con las fuertes
luces de clase. Su pelo rubio oscuro y su casual flequillo lo hacían
un chico atrayente.
Jason se relamió los labios
observándome y aparté la vista sacando un papel para apuntar. A ese
paso lo primero que tendría que apuntar era que era jodidamente sexy
y no era lo que quería reconocer en público.
Pensé en decirle que sentía lo de su
madre, pero preferí dejarlo. Posiblemente aquello le molestaría y
lo haría sentir mal. Si había vuelto al instituto, habría sido
porque ya había desconectado un poco del duelo, y yo no iba a ser
quien le recordara el dolor por mal que me cayera.
- ¿No vas a apuntar nada? – pregunté inquieta por su fija mirada en mí.
- No sé que pensar de ti – reconoció – Eres jodidamente confusa.
En mi hoja empecé a hacer anotaciones
ladeando una sonrisa por mi triunfo de ser un misterio para todos.
Causar aquella confusión me satisfacía.
- No has tenido suerte con tu pareja – dije en tono neutral – Soy un proyecto difícil. Digo, esto se trata de conocernos y nunca he permitido que nadie lo haga – me burlé un poco.
- Si hay alguien que ha tenido mala suerte con el compañero que le ha tocado, eres tú – dijo con veneno – No sabes lo que te espera. De todos modos, ¿Proyecto? ¿Qué eres? ¿un robot?
- Imbécil – mascullé.
- ¿Vas a apuntar eso? – preguntó divertido.
- Puede – dije cortante.
Entonces se colocó en su mesa e inició
sus apuntes sobre mí. Odiaba que me estudiara. Parecía una rata de
laboratorio. Sacudí la cabeza ... prefería ser un robot. Posiblemente
aparentaba no tener sentimientos, no importarme nada. A menudo fingía
que estaba bien cuando me derrumbaba por dentro. Eché una ojeada a
su hoja. Él enseguida la tapó.
- ¿Sabes que agregaré? – lo miré alzando una ceja – Entrometida.
- Y yo cortante, desagradable y arrogante junto con imbécil – dije en mi tono más seco.
- Histérica y amargada – me picó apuntando – ¿Sin vida social? – prosiguió riendo.
Y entonces me callé. Aquello si me
había sentado mal. Agaché la cabeza y jugueteé con el bolígrafo
haciendo garabatos. Jason pareció no darse cuenta y yo me alegré.
Mi máscara siempre era eficaz para evitar que nadie viera mis
verdaderos sentimientos y lo verdaderamente mal que lo podía pasar.
Afortunadamente, el timbre sonó y yo
pude levantarme para recoger mis cosas.
- Emm … supongo que tendremos que quedar para esto del trabajo …
- ¿Una excusa para una cita, nena? – se burló sin pizca de alegría.
- Olvídalo – mascullé dándome la vuelta.
- Si no me pides una cita no me conocerás y suspenderás ética – dijo alto a mis espaldas.
- ¡Como si te importara! – dije saliendo.
tía*-*
ResponderEliminarsiguiente!!!!!!!!!!!!!!!!!
xfi, pronto.
i love u.
Quueee???????? Pero que la madre de jason no se puede morur es imposiiiblee noooooooo noooo noooo y noooooooo joeeeeee pobre justiin pfff joe joeee que no se puede morir tiiaaa pfff por lo demas me encantaaaaaaaaaaa jajajajajaja siguiente yaaaaaa!!!!!!!!
ResponderEliminarSiguienteees!!
ResponderEliminarMe has echo llorar no se puede morir ella pero bueno y ese Jason les a salido a justin ehh jajaja ya siguiente porfaaaa besos
ResponderEliminarMe gusta pero ne he liado.. _____ se ha muerto..y ___ Cooper es ella o q .. y jason es su hijo¿?. Explicamelo porfa q me he liado pero aun asi escribes de puta madre tia.. SIGUIENTE. :)
ResponderEliminarA ver ... ha muerto ____ Bolton, la protagonista de Behind My Steps, ahora habrá otra protagonista diferente, llamada _____ Cooper. El motivo por el cual "he matado" a la madre de Jason es para no liar las cosas durante la novela demasiado. Ahora los protas son Jason y ____ Cooper, una nueva historia. Pero sigue apareciendo Justin como el padre, y Jason es en plan idéntico a Justin ... Lee la entrada anterior, donde está el prefacio si hay algo que aún no entiendas.
EliminarY muchas gracias, por leer :) Me alegra que te guste ^^