Narra
____
- No podemos seguir juntos.
Sentí como mi respiración
desfallecía. Mientras miraba a sus ojos torturados que me estaban
aplicando el mayor de mis castigos consciente o inconscientemente. No
importaba nada. El mundo cayó a mis pies, no, se hundió bajo el
subsuelo. El latido de mi corazón se aceleró. Todo me empezó a dar
vueltas mientras yo asimilaba las palabras que me acababa de decir.
No fui capaz de mover un solo
músculo a la vez que perdía mi vista en el infinito de sus piscinas
mieles. Rogué que aquello no fuera real y todo fuera una maldita
pesadilla.
El rostro de Jason me decía que él
no quería aquello pero su tono lo había dejado claro, estaba
decidido a hacerme a un lado de su vida.
- No … – fue lo único que pude murmurar con el hilo de voz que encontré forzosamente.
- Tienes que irte – dijo firme.
- Jase – rogué.
- Vete.
Me estaba echando y nada en la vida
había sido tan duro de escuchar. La persona que siempre me había
sostenido entre sus brazos me apartaba de él como en la peor de mis
pesadillas. Quise aferrarme a su pecho y abrazarlo asegurando que no
me iría de allí.
Pero a pesar de la debilidad de su
cuerpo su espíritu permanecía fuerte, él sabía lo que estaba
haciendo y no sabía porqué, pero estaba devastando todo lo que su
amor había construido en mi interior. Quise caer. Noté mis piernas
temblar. Pronto iba a empezar el llanto y yo no quería que él viera
aquello. No, antes de que la primera lágrima saliera cerré los
ojos y me di la vuelta.
Cogí aire y me impulsé desde el
borde de la cama para correr sin mirar a la persona que estaba
abandonando … sin embargo, algo me hizo mirar sobre mi hombro
para darme cuenta lo que estaba dejando atrás. Una lágrima calló
mientras bajaba las escaleras.
Corrí como una desquiciada hasta
salir del hospital y cuando estuve fuera no me detuve. Seguí
corriendo como si algo me estuviera persiguiendo, posiblemente los
recuerdos de los quería huir y no quería dejar que me alcanzaran …
suficiente en mi vida había llorado. Pero como si yo no tuviera
esperanzas de ganar aquella carrera las imágenes empezaron a llegar
a mi mente. La primera vez que me sonrió como él sabía para
sonrojarme, nuestro encuentro en el cementerio, la primera vez que me
besó, la manera en que él me perseguía con la mirada en todo
momento, el tiempo en que me sostuvo cuando iba a caer … Y en ese
momento caí sobre mis manos y mis rodillas sin saber donde estaba.
El agua brotó de mis ojos sin ver nada más que el borrón negro del
asfalto. No entendía como podía haber sucedido aquello. Estaba
perdida. Estaba desolada. Había perdido a la persona que me sostenía
en sus manos. La persona que más amaba me había roto el corazón en
mil pedazos y nada ni nadie lo iba a poder reconstruir. Con él lo
había perdido todo. Me había quedado sin mi hogar.
Aquel sueño se repetía constantemente desde hacía una semana. El
caso era que no era un sueño realmente, de vez en cuando habían
cambiado algunas imágenes, pero básicamente aquello había sido lo
que pasó cuando salí del hospital. No había tenido noticias suyas
desde entonces, ni de Jason ni de el resto de su familia. En ese
momento me encontraba en la casa de mi tío Lucas con su esposa Ally
y mi primo Peyton. Ellos me están dejando dormir en su casa. Son muy
amables, pero yo no puedo evitar sentirme una intrusa a pesar de que
ellos insisten en que me sienta como en mi casa. Era curioso que en
ese año estuviera cambiando tanto de casa. Me daba igual, tenía
pensado irme a algún estudio en alquiler para no molestar a nadie.
No es que agradeciera que fuera domingo. No tenía trabajo y por la
tanto nada que hacer. Me había ofrecido mil veces a ayudar a Ally
con cualquier tarea de la casa pero al parecer ella lo tenía todo
bien organizado y no había nada que hacer en el fin de semana.
Pensé en llamar a Janelle … mi única amiga y resultaba ser la
hermana de mi ex-novio. Algo se retorció en mi interior con ese
pensamiento. Nuevamente estaba jodidamente sola y lo único que podía
hacer era pensar y pensar. Recordar y recordar. Torturándome un poco
más como si no hiciera diferencia respecto al agujero negro que ya
sentía tragándome desde dentro.
A mi cabeza llegó aquel momento en su
casa cuando decidí que no quería ir al baile de fin de curso.
- Todo lo que he hecho por ti … lo hice con gusto. Porque me preocupas y me importas – expliqué una vez que me había serenado – Porque me moriría de disgusto si te dejara sola.
¿Realmente estaba él muriendo ahora que lo había hecho? En aquel
momento no se me ocurrió responderle “Si me dejas sola la que se
muere soy yo”. Estaba hecha pedacitos … Mi corazón se había
roto en partes por no poder sostener una relación como aquella al
lado de la persona que amaba.
Y supe que si no lo tenía a él, no tenía a nadie. Y que entonces
no me quedaba otra vía mas que levantarme sin ayuda de nadie,
reponer los trozos rotos y luchar por poder empezar otra vez. Lo que
tenía claro, era que no iba a empezar de cero para asimilar la
ruptura. No. Estaba decidida a cambiar para ser más fuerte que nunca
y poder estar a su lado. Se lo iba a demostrar.
Me levanté de la cama decidida a volver a pedirle a Ally que me dejara ayudarla en algo para entretenerme. Cuando salí del cuarto me dirigí
hacia la cocina para ver si estaba allí, en su lugar vi a Peyton
comiendo un sandwich sentado apoyando un codo en la mesa.
- ¡Hey! – saludó con la boca llena.
- Hola Peyton. ¿Qué tal por ahí fuera? – dije cogiendo un zumo del frigorífico.
- Bien.
- ¿Solo bien? – fruncí el ceño. Peyton solía ser de los que hablaba por los codos – ¿Ha pasado algo? – suspiró. Mi mente pensó directamente en Jason – ¿Jase está bien? – me preocupé.
- Justin se lo ha llevado hoy a la casa. Le han dado el alta – respiré aliviada pero algo seguía andando mal. No me había querido hablar de él en todo ese tiempo y ahora parecía que estaba frustrado – Quiero contarte – dijo como si me leyera el pensamiento – pero no quiero traicionar a mi amigo.
- Peyton, déjate de misterios – espeté. Él negó con la cabeza – ¿Por qué mierda me dices esto si no vas a soltar palabra?
- Porque creo que mereces saberlo – sacó unas llaves de su bolsillo y me las tendió – Estos días te has estado preguntando por él y no te hemos dicho nada pero tarde o temprano tendrás que saberlo, sino será peor aunque Jason se cabree – arqueé una ceja sin saber a que se refería – Coge mi coche y conduce a la casa. Yo no te he dicho nada. Me has mangado las llaves porque quieres verlo y de paso recoger algunas de tus cosas que se quedaron allí, ¿entendido? – abrí los ojos al ver que ya tenía trazado todo el plan. Asentí jugueteando con las llaves en mi mano – No esperes un buen recibimiento – advirtió.
- No me quiere ver – adiviné.
- Más bien no quiere que tú le veas – me quitó el zumo que había dejado a medias al centrarme más en la conversación y se lo bebió tras terminar su sandwich – No soy nadie sin una buena merienda – bromeó.
Traté de sonreír pero realmente no me esforcé. Simplemente me
levanté sujetando las llaves dispuesta a salir a cumplir el plan que
Peyton había explicado.
- Gracias por esto – dije por encima de mi hombro cuando estuve en la puerta.
- Ve – me instó – Yo iré preparándome para la bronca que me vendrá después.
Sonreí de verdad mientras me dirigía a la puerta. Era un alivio que
mi primo siempre estuviera dispuesto a contradecir a Jason sin
importar cuanto lo provocara y lo enfadase.
Conduje a una velocidad moderada a través de la ciudad pero cuando
llegué a la solitaria carretera que llegaba a la mansión, apreté
el acelerador conduciendo bien por encima del límite de velocidad.
No había peligro, tan solo quería llegar lo antes posible allí y
enfrentarme a lo que había sucedido. Ni siquiera sabía que iba a
decir, a quien tendría que enfrentar primero. No tenía idea de con
quien me iba a encontrar ni que iba a hacer si Jason me volvía a
echar.
Tan solo quería llegar allí y verlo otra vez después de haber
pasado una interminable semana sin su presencia. Cuando estuve en el
portón que conducía hacia el interior del jardín, metí el coche
por el amplio camino de piedras y aparqué frente a la puerta.
Di una profunda respiración antes de salir del flamante coche
plateado de lujo. Cuando puse un pie en el suelo me lancé al
exterior y cerré de un portazo para ir avisando que estaba allí.
Caminé hacia la gran puerta de entrada y toqué al timbre. Noté mi
mano temblar y la metí en el bolsillo para no mostrar mi
nerviosismo. Contrólate, relájate. Hasta hace poco vivías aquí.
No puede ser tan malo. La voz en mi cabeza me animaba pero sabía
que no iba a ser fácil.
La puerta se abrió y tras ella salió una mujer en sus cuarenta y
tantos hacia cincuenta. Tenía el pelo corto de un color rubio
platino y unos ojos rodeados de finas arrugas, a pesar de ello se
veían de un bonito color jade. Me sonaba su cara, sabía que era un
familiar de Jason. Entonces recordé la graduación de Janelle.
Aquella mujer era la esposa del tío de Jase. Tan solo la había
saludado cuando nos encontramos ese día, ni siquiera tuvimos una
conversación.
- Hola – saludó ella con una sonrisa tensa.
- Hola, emm … ¿Kayla? – traté de recordar. Ella asintió – ¿Puedo pasar?
- No creo que eso sea buena idea – mis ojos se abrieron sin saber que responder – Jason no …
- Necesito recoger unas cosas que dejé aquí – excusé en el momento que me di cuenta de que Jase era el impedimento. Quería que la tierra me tragara – No vengo a molestarle.
- Déjala pasar – dijo una voz por detrás – Ven conmigo ____ – me pidió Justin.
Kayla se hizo a un lado y pude entrar. De alguna manera, volver a
respirar el olor de aquella casa me hizo sentir nostálgica. Sabía
que Jase estaba por allí, probablemente en su habitación para no
verme. Nada mío quedaba allí salvo el largo vestido azul que
habíamos utilizado en el baile, no lo quería conmigo para
torturarme con más recuerdos. Si lo tuviera en mis manos lo rompería
por la rabia … Simplemente no quería más cosas que me afectaran
cerca de mí.
Justin me guió hasta el despacho donde más de una vez había estado
estudiando con mi chico. Aquella era una de las estancias que más me
gustaba de la gran casa. Leer junto con tocar el piano era lo que más
me relajaba y absorbía cuando algo no iba bien.
- ¿Qué se te olvidó por aquí? – preguntó sentándose en la silla del escritorio.
- Podría decirte que aquí se quedaron unos libros que echo de menos pero sabes que he venido a por algo más importante, ¿verdad? – mi voz fue irónica mientras me dirigía al sofá.
- No eres de las que se da por vencida – pensó en voz alta asintiendo – Me pregunto porque Jason estaba tan seguro de que lo dejarías pasar y no volverías por aquí.
- Quizás en ese accidente le afectó algo al cerebro y se le olvidaron unas cuantas cosas – respondí con todo mi sarcasmo. La cara de Justin se tensó notablemente – ¿Cómo está?
- Lo hemos traído hoy … Kayla nos ha acompañado para … – se detuvo. Iba a soltar algo importante y retrocedió. Malditos secretos – Él está bien – tragó saliva – no te preocupes.
- ¿Por qué necesita tanta atención, Justin? Apuesto lo que sea a que odia que lo traten como un bebé, cuidando de él – me burlé.
- Eso mismo dijo él pero tiene que aguantarse – se cruzó de brazos. El humor fingido se desvaneció – ¿Qué es lo que sabes?
- Que algo serio ha pasado. Que no es normal que Jason me haya dejado tan solo al despertar. No me cuadra. Todo estaba bien y de golpe … – fruncí mis labios tomando aire – De pronto toda nuestra historia era una p*ta mi*erda y no merecía la pena seguir estando juntos – torcí los labios y lo miré a los ojos – Él no es así. Él siempre es el último en rendirse así que algo muy jodido ha tenido que pasar y espero respuestas, Justin.
No sabía de donde estaban saliendo todas aquellas declaraciones,
pero me gustaba aquella ___ segura de lo que estaba haciendo y
mostrándose fuerte.
Justin se levantó de la silla y se movió despacio hasta mí para
sentarse a mi lado en el sofá. Era intimidante estar a su lado tan
cerca. Yo sabía lo que él hacía, no tenía idea de hasta donde
podía llegar, no quería saberlo tampoco. Pensar en ello me haría
tener miedo y aquello era lo último que quería volver a tener.
Confiaba en Justin al igual que en Jason. Ellos no le harían daño a
alguien inocente. Tenían su propia ley de la justicia … algo que
empezaba a aceptar visto que Greg Cooper, el hombre con el que había
crecido era corrupto. Odiaba admitirlo, pero no había justicia a no
ser que la tomaras por tu mano, en la mayoría de los casos al menos.
- Tienes razón en todo lo que dices – admitió Justin – Jason tan solo está tratando de protegerte al mismo tiempo que se protege a sí mismo con lo que está haciendo … aunque no estoy muy seguro que como le afecte o si está haciendo lo correcto. Él lo piensa y sabes que es un cabezota, no va a haber manera de hacerlo cambiar de opinión.
- ¿Qué me estáis ocultando todos? – pregunté cada vez más nerviosa.
- Te lo voy a decir, solo porque tienes que saberlo tarde o temprano … – cogió aire y tomó una de mis manos. Aquel acto se sintió familiar, protector. El temor se apoderaba de mí – Jason ha quedado inválido – dijo rápido como si las palabras dolieran – No puede caminar.
Las palabras calaron hondo en mi interior. Por un momento todo
pareció desvanecerse a mi alrededor. Mi cara debía ser un poema.
Justin apretó mi mano y yo me solté de golpe de él levantándome
del sofá. Lo miré aterrorizada. Toda mi cabeza dio vueltas. Sentía
como si la pared se acercaba a mí y entonces solo pude visualizar a
Jason. Las lágrimas escaparon y mi única reacción fue correr,
correr escaleras arriba agitando mi respiración hasta llegar a su
dormitorio. Giré el pomo pero la llave estaba echada.
- ¡Jase! – chillé aporreando la puerta – ¡Jase ábreme! – sollocé.
Le di a la puerta unos cuantos golpes esperando una respuesta que
nunca llegó. Era como si no hubiera nadie allí pero estaba segura
de que en su interior estaba él, torturado al igual que yo. Solo
pude pensar que era un idiota por hacernos esto. Juntos éramos más
fuertes.
Apoyé mi espalda sobre la puerta y me agaché hasta que mi trasero
toco el suelo. Creía que alguien vendría arriba para echarme de
allí, pero no fue así.
No quería molestarlo. Él sentía que estaba haciendo lo correcto.
Él no quería que lo viera por su estado … probablemente pensaba
que le tendría pena de la misma manera que lo pensó cuando nos
encontramos por primera vez en el cementerio. Jase odiaba dar
lástima. Nunca se escondía, esto no estaba bien. Él tenía que
estar muy mal como para rehuir de mí.
Recordé todas aquellas veces en las que estuvo conmigo cuando yo más
lo necesitaba. ¿Cómo se suponía que yo me iba a ir cuando él
estaba pasando por su peor momento?
- Me da igual que no abras – dije tras la puerta cogiendo aire – Me vas a escuchar, Jason Bieber. Me da igual cuales sean tus intenciones, yo sé muy bien cuáles son las mías y que sepas que en mis planes no está olvidarme de ti. Yo no me voy a rendir y sé que tú tampoco lo vas a hacer. Has estado cuando más he necesitado a alguien. Desde que nos conocemos te has pasado la jodida vida ayudándome. No puedes alejarme justo cuando las cosas se ponen al revés. No elegí estar contigo para vivir un p*to cuento de hadas. Te elegí porque sabía que pasara lo que pasara te quedarías y pelearías. Me importan una mi*erda las dificultades si estoy a tu lado. Lo mismo que tú te quedaste yo tampoco me voy a ir, porque te quiero, Jase – una lágrima rodó por mi mejilla. Sabía que no iba a salir – más que a mi vida … – agregué en un susurro que nadie escuchó. Aquella era una confesión para mí misma – Si no me vas a dejar verte solo te voy a pedir una cosa, – me levanté del suelo – No me olvides. Ni lo intentes porque sino … – ¿me moría? ¿lo mataba? ¿lo mataba y me suicidaba? Todo era tan trágico en mi cabeza – haré una locura, lo juro – terminé por decir.
Apretando los puños a mi lado saqué toda la fuerza de mi voluntad
para volver a bajar sin haber tenido el premio de verlo. Bajando las
escaleras vi a Justin sentado al final de ellas. Se giró alzando la
cabeza para verme. Me senté a su lado y me pasé el dorso de la mano
rápidamente por una mejilla por si estaba húmeda. Afortunadamente
no había rastro de lágrimas.
- No te abrió – afirmó.
- ¿Quién fue? – pregunté – ¿Quién lo atropelló?
- ¿Para qué quieres saberlo, ____? – me miró ceñudo – No vas a poder hacer nada.
- No me ocultes más las cosas, Justin. Te juro que tengo ganas de darle a alguien un puñetazo.
- No creo que puedas dárselo a Greg Cooper – dijo serio. Abrí los ojos confundida. No había tenido noticias suyas en mucho tiempo – Por ahí se habla de como un policía puede hacer de las suyas provocando “accidentes” sin ser pillado. Una alianza entre policías corruptos y los Richards es algo muy oído por las calles. Tú sabes que Greg es un p*to psicópata.
Las palabras de Greg sobre que me haría la vida imposible vinieron a
mi mente. Él me odiaba y con eso haría daño a todo el que se
acercara a mí. Nunca tuve amigos. Jamás tuve que preocuparme de
ello y ahora que estaba enamorada él se iba a aprovechar para darme
puñalada tras puñalada. Por no hablar de que Jason me había sacado
de su casa y a saber lo que le había hecho esa noche. Aquello era
más personal. Jase se había metido en medio de todo mi drama
familiar y acabó pagando las consecuencias de manera
desproporcionada.
El odio hacia Greg me llenó por completo. Tiré de mi pelo hacia
atrás en frustración.
- ¿Qué vas a hacer con él?
- Por ahora no puedo hacer nada, ____. Él debe estar alerta en la calle por si voy a matarlo – apretó los puños – Voy a dejarlo el último para que sepa lo que le espera.
- Pues yo no puedo esperar a darle su jodido merecido – me levanté dirigiéndome a la puerta para salir.
- ¡¿Qué co*ño vas a poder hacer tú?! – gritó a mi espalda.
No le respondí. Me subí a toda prisa al coche y lo encendí para
salir de la mansión. Conduje de nuevo a toda velocidad por la
carretera en dirección al centro de la ciudad. No iba a llorar. En
esos momentos me sentía más fuerte que en toda mi vida, como si lo
fuera por Jason y por mí misma. Quería vengarme. Podía entender
mejor que nunca la sed de Jason por eliminar de su camino a la gente
que le había hecho daño. Jamás volvería a ser la misma desde ese
momento. Nunca había querido pagar con la misma moneda el dolor que
me habían provocado a mí pero que le hicieran sufrir a las personas
que me importaban se sentía muy distinto. Se sentía como que iba a
cuidar lo que era mío. Y a mí Jason era lo último que me quedaba
aunque ahora lo tuviera lejos de mi alcance. Greg Cooper no me
volvería a hacer la vida imposible sin pensar antes en como se la
iba a pagar después. La adrenalina se desplegó en mi interior y
volví a apretar el acelerador. Tenía prisa por llegar a la casa
donde había vivido durante cinco años.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------@itsBieberFanfic
Ahí lo tenéis. Por favor comentad que os parece aquí en el blog o en Tuenti o Twitter ;)
PD: Ya puse el primer capítulo de Hall Of Fame :3 http://wecangonowhere-butup.blogspot.com
Os quiero ^^
TIA!! que no me dejes asi!! como no subas el siguiente como MUY TARDE mañana hare una locura, lo juro (aunque no se cual seria esa locura hare algo eh no me tientes)ah lei tu respuesta a mi comentario en el anteerior cap, y si esa idea que tubiste tiene que ver con que ---- y Drake salieran me gusta jajaja no se me obsesione un poco con el puede que sea por el nombre jajaj
ResponderEliminarMIRIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAM
ResponderEliminarPOR JESUSITOOOOOOO ME VAS A MATAR. AI NO EL QUE VA A MORIR VA A SER GREG MUAHAHAHAH VENGA RAYITA TU PUEDES!
PD: como no se cargue a Greg yo te mato a ti. Tu decides. oc,no yo te amo.
SIGUEEEEE
SIGUE
Y SIGUE
NUNCA PARES.
Me encantaaaan las dos noves asdajkslaols. Pobre Jason, dioos que pena, la Rayitaaa se ha dado caña, esta es capaz de todo eh, me la.imagino junto a Juss contra los malos xd jajajjaja y de la otra, est genial me encanta espero siguiente de las dos, byee te amll
ResponderEliminarSanto bendito jesusu mioooo... Pero que me haces??!!!. Con esta novela se ponen los pelos de punta, me pongo nerviosa, me entra odio... Te lo juro me encanta tu novela joderrrr. Es jodidamente perfecga. Enserioooo. No me lo piedo creer jase esta invalo. :"""(((. Te lo pido porfavor si.no quieres q me miera. Sube pronto porfaa :))<3
ResponderEliminar