jueves, 5 de septiembre de 2013

Capítulo 37: No Puede Irse Como Los Demás

WARNING: Este capítulo tiene contenido no apto para menores de edad. No me hago responsable de la pérdida de inocencia después de las escenas xD Todas sabemos que no os importa ... Yo solo aviso ;) Y por favor, mirad el vídeo que os dejo abajo :)
-----------------------------------------------------------------------------
Es domingo. Jason y yo hemos vuelto a distanciarnos, y no porque no queramos estar juntos, sino más bien porque no tenemos tiempo de dedicarnos el uno al otro.
Justin acaba de llamarme pidiéndome que haga cualquier cosa para mantener a Jase en casa y lejos de lo que él iba a hacer y yo no dudaba en ayudarlo, porque era su padre quien lo quería proteger y
yo obviamente iba a colaborar en ello incluso si a Jason no le gustaba.
Son las seis de la tarde y estoy sola en la gran casa. He pasado el día cuidando del jardín y tomando el sol, aburrida como una ostra planeando que podría hacer para llamar la atención de Jase para
cuando volviera porque me había propuesto tener un rato para nosotros. Al día siguiente volvía al trabajo, estaba en mi día libre y quería aprovecharlo con mi chico a pesar de que no me había
dejado. Ahora que Justin me había avisado que Jase vendría para irse rápidamente una vez más, sabía que tenía que tener preparado algo contundente para mantener a Jason a mi lado.
Recién cambiada de ropa bajé a la cocina para comprobar la cena que había preparado. Tenía lista una cita especial en casa, algo íntimo que siempre había querido organizar para nosotros desde que
había llegado a su casa. No había puesto flores pero si había encendido unas velas sobre la mesa e incluso había comprado un vino que Janelle un día me había recomendado.
Me senté frente al piano esperando a que Jason llegara intentando pensar en que iba a decirle cuando estuviéramos cara a cara. No tuve tiempo de ello, en cuanto empecé a tocar algunas notas
escuché el sonido de la puerta abrirse y cerrarse rápidamente.

Me levanté de un salto para encontrarlo en el gran recibidor. Estaba quitándose de los zapatos mojados de la calle. Estaba cayendo una de esas lluvias repentinas de verano.
Ni siquiera se giró a verme. En cuanto estuvo descalzo sobre el suelo de mármol se dirigió hacia la escalera. Lo llamé por su nombre y se detuvo en medio de su camino para mirarme desde arriba. Alcé mi cuello cruzándome de brazos para dirigirle una mirada severa.

– Hola cielo – dijo sin ánimo – Tengo que irme otra vez.
– Tengo la cena preparada – dije seria – para los dos.
– Lo siento …
– ¡No, Jason! ¡No lo sientes! – clamé enfadada.
– ____ … – fue bajando las escaleras para encontrarse conmigo a penas se acercó a mi cuando estuvo a mi altura – No lo entiendes. De verdad, huele genial allí … – señaló la cocina.
– ¿Hace cuanto no me das un beso? – le interrumpí. La ira llegando más y más como impulsada por una bomba – ¡Dime, Jase! ¿Recuerdas la última vez que me besaste? – Jason hundió sus hombros y cambio su mirada al aturdimiento. No tenía respuesta – Tres días. Vivimos jodidamente juntos y no me has tocado en tres jodidos días. ¡Estás tan ocupado de tu mierda que te has olvidado de mí! – las lágrimas llegaron a mis ojos. Todo aquello era
independiente de lo que me había pedido Justin, realmente quería que se quedara y ésta vez solo iba a insistir porque sabía que su vida peligraba en la calle pero lo necesitaba, lo echaba de menos – ¿Es todo eso más importante que yo? – mi voz salió en un sollozo.

En cuanto formulé la pregunta tuve miedo de obtener la respuesta. Lo había hecho sin pensar. Los ojos de Jase se alzaron en respuesta sorprendidos.

– Maldita sea ___ – masculló mientras abría sus brazos y me apretaba contra él – Lo siento. Me importas, claro que me importas – dijo en mi oído.
– Quédate conmigo – supliqué – He preparado lasaña – era uno de sus platos preferidos – y velas. Una noche juntos – murmuré.
Sus manos me acariciaron de arriba a abajo por la espalda para tranquilizarme pero yo seguía alerta por si aún se quería marchar. Apreté mis brazos en su cintura y alcé mi cuello despegándome de su pecho. Él me miró a los ojos con aquel brillo que ya había podido olvidar mostrándolos tan mieles como siempre cuando me declaraba su amor. Su mano se colocó bajo mi nuca y me aproximó para besarme. Sus labios suaves y delicados capturaron los míos. Mi interior desesperado por su toque hizo que me encendiera rápidamente queriendo encontrar más. Tiré de su camisa hacia mí y él abrió su boca dándome paso para saborearlo con mi lengua. La dulzura rápidamente se transformó en pasión que se desató sin medida para que nos comiéramos el uno al otro.
Si estaba enfadada, todo atisbo de ira se había evaporado. Lo quería, lo amaba, lo adoraba y lo deseaba. No había una magnitud para medir lo que sentía por él.

Nos separamos jadeantes de aire. Al abrir los ojos me encontré con los suyos, llenos de intensidad. Me convencí a mí misma de que esa mirada debía permanecer y ser dedicada a mí toda la noche. No
lo podía dejar escapar, sentía a Jason totalmente mío. En ese momento podía entender cuando dijo él que era suya. No soportaría que nadie más supiera lo que era estar con él.

– Está bien. Vamos a probar esa deliciosa cena que ha preparado mi chica – me sonrió tras darme un último pico y tiró de mí hacia la sala donde la mesa estaba servida.

Comimos conversando como una pareja normal. Sin preocupaciones sobre nuestras familias, haciendo planes, dedicándonos sonrisas, acariciando nuestras manos sobre la mesa o jugando con nuestros pies bajo ésta entre risas.
Cuando finalmente terminamos de cenar y recogimos los platos dejando todo organizando en la cocina, Jason miró su móvil y frunció el ceño mascullando algo sobre la hora. Sabía que se quería ir y estaba preocupado por el asunto pendiente con Justin, tenía que distraerlo. No se iba a ir, esa noche tenía que ser mío.
Acercándome despacio hasta él a lo largo de la barra de la cocina llegué a llamar su atención sin decir una palabra, tan solo acaricié su cuello y Jason congeló sus ojos sobre los míos haciéndome
sentir caliente por dentro.

– No te quieres ir – le dije segura quitando el móvil de su mano y apartándolo sobre la encimera. Sus ojos se alzaron preguntándome como podía afirmar aquello – Quieres quedarte aquí conmigo y descubrir lo que hay bajo la blusa – señalé deshaciendo un par de
botones – Créeme que quieres.
– No puedes hacerme esto – exhaló su aire bajando la vista a mi camisa a medida que iba abriendo cada broche descubriendo un encado corsé negro – Mierda – jadeó.

Sonreí victoriosa mientras me encogía de hombros para dejar caer la blusa al suelo y me acerqué a él extendiendo mis manos hacia su pecho. Me mordí el labio lanzándole una mirada traviesa. Jason
se rindió cerrando los ojos. Yo iba a ser quien diera esa noche el placer para él. De puntillas me apoyé en sus hombros para alcanzar su cuello y dejar mojados besos. Jase se dio cuenta de mi falta
de altura y no dudó ni un momento en agarrarme del cu*lo para alzarme en sus brazos. Estando cómoda y segura sostenida por sus fuertes bíceps, seguí trabajando mi boca sobre su cuello
asegurándome de dejar marcas. Jase intentaba controlar su respiración sin poder evitar emitir algún gemido. Sus manos acariciaban mis muslos alzando la minifalda negra que llevaba en conjunto con el corsé. Jason me apartó la cara y reacomodándome en sus brazos inclinó el cuello para respirar mi aroma en el marcado canalillo que pronunciaba la erótica prenda que había comprado para encenderlo.

– Me estás volviendo loco – dijo con malicia apretando un pecho en su mano – Esto no se va a quedar así, nena – advirtió presionando su pulgar en el pezón.
– Me encantas Jason – siseé excitada.
– Ya que te lo has propuesto – ahuecó el otro pecho con su mano libre – Esta noche vas a conocer a Jason McCann en la cama – gruñó sujetando mi barbilla fuertemente con una mano y me besó sin contemplaciones metiendo su lengua – Y no lo vas a olvidar en tu vida, bebé – masculló tirando de mi falda hacia abajo por mis piernas – Vamos a fo*llar – se acercó a mi oído rozando su lengua en el lóbulo de mi oreja – duro, nena. Y vas a gritar – tiró de mis rodillas abriéndolas más y poniéndome en el borde de la encimera – y no podrás quejarte porque sabrás que esto lo has provocado tú solita – presionó su erección contra mi entrepierna totalmente mojada y solté el gemido más desbocado de mi vida – Mi
desesperación por ti va a ser la tuya por mí, ____. No lo olvides – movió sus caderas friccionando nuestros sexos – Va a ser la mejor noche de nuestras vidas.

Todo mi interior rogaba por su toque. Me aferré a sus hombros agitando las caderas para buscar el placer que tanto necesitaba. Jason rió entre dientes alejándose mientras yo gemía frustrada por no recibir lo que tanto ansiaba. Jase me indicó que me tumbara sobre la barra empujándome de los hombros y después alzando mis muslos para sacar mi transparente tanga negro. Él tenía la sonrisa
más lujuriosa que nunca me había mostrado. Doblando mis rodillas colocó mis pies sobre sus hombros y pasó la punta de su lengua por los hinchados labios de mi feminidad haciendo que me arqueara. Jason hundió la nariz en mi humedad mientras empezaba a trazar círculos en los límites de mi entrada. Coloqué mis manos en su pelo revolviéndoselo salvajemente y tirando de sus extremos mientras clamaba su nombre.

– Oh, Jason – jadeé – No pares – supliqué.

En respuesta sentí dos dedos en mi interior propulsando a mi cuerpo a elevarse y elevarse hasta que llegué a la cima y bajé a un ritmo lento sacudiendo mi cuerpo. No tuve tiempo de recomponerme
cuando noté a Jase siguiendo los movimientos de su boca en mi sexo.

– Tienes un co*ño delicioso, nena – sus labios presionaron y chuparon mi clítoris.

Grité llegando a otro rápido orgasmo por la sobre-excitación. Todo mi interior palpitaba y me empujaba a una nube en la que quería descansar pero Jason interrumpió ese camino al descanso usando sus dedos dentro de mí.

– Jase, para – jadeé.

Él me ignoró siguiendo acariciándome y trazando círculos en los puntos más sensibles de mi cuerpo. Iba a correrme de nuevo cuando los labios de Jason se presionaron con los míos dejándome
colgada de un hilo para caer por un precipicio de locura.

– Esto es lo que tú buscabas, cariño – su lengua chocó con la mía haciéndome notar mi sabor – Toda esta locura es tu culpa – sus palabras y sus gestos eran tan sucios que no hacían otra cosa que excitarme más – Y ahora te toca a ti darme lo que me merezco – se deshizo de sus pantalones y sacó su grueso miembro de los boxers – Yo también me he portado mal, ¿cierto? – acertó con expresión divertida.
– Muy mal – rectifiqué incorporándome y mirándolo de sus ojos a su cintura – Vas a tener tu castigo, McCann.
– Nunca una chica ha tenido las agallas de decir eso – torció el gesto.
– Oh, pero tu vas a recibir con mucho gusto éste, Jase – respondí inclinándome en cuclillas frente a su po**a y cogiéndola en una mano para acariciar con mis dedos las gruesas venas que denotaban bajo la tersa y suave piel.
Jason gimió agarrándose al borde la encimera con fuerza. Una gota preseminal brilló en la punta y la capturé con mi lengua mirando a los ojos deseosos de Jason. Cerré los párpados dejándose llevar
por el placer mientras seguía dándole placer. Apoyé una mano en su firme cadera acariciando la V formada por sus trabajados músculos. Me excité al ser consciente del monumento que tenía por novio. Era mío. Usando los dientes deslicé su miembro hasta el fondo de mi garganta. Él gruñó como un animal y me separé. Me miró desesperado y sonreí con malicia.

– Mírame, McCann – ordené queriendo que me viera darle placer hasta que se corriera en mi boca.
– Levanta – mandó ignorando mis palabras. Su mano agarró mi muñeca flexionado en su cadera y tiró para que me pusiera a su altura – Voy a seguir mirándote mientras te hago mía.

Tiré de su camisa hacia fuera y él alzó los brazos para sacarla. Quedó totalmente desnudo para mí.
Pasé mis manos dedos por sus pezones haciéndolo exhalar el aire contenido. Yo seguía apretada por mi corsé sin nada más interponiéndose entre nuestra piel pero verme en aquella prenda lo excitaba sin límites. Sus manos agarraron mi culo haciéndome gritar mientras me volvía a levantar del suelo y me apretaba contra la pared de la cocina. Me penetró en un ágil movimiento con toda la urgencia que ambos teníamos. Sentí que podía haberme corrido con aquella única embestida pero Jason se detuvo en el fondo de mí.

– Amo sentirte tan apretada a mí, nena – presionó un beso en mi clavícula al lado de donde pendía el colgante con su inicial – Eres tan ardiente.

Sosteniendo mis muslos salió y entró con los movimientos de su pelvis. Apreté mis manos alrededor de su cuello y a lo largo de su columna. Sabía que inconscientemente estaba presionando
mis uñas en su piel pero Jase, más allá de sentir dolor se estaba excitando más. Llegué a un orgasmo que me agitó con fiereza mientras me apretaba más a su cuerpo a la vez que chillaba su nombre con la euforia de una victoria. Mi interior empezó a contraerse alrededor de él y Jason maldijo saliendo de mi cuerpo por completo. Jadeé echando de menos la sensación de tenerlo dentro.

– No estamos usando protección – dijo aún sosteniéndome en sus brazos mientras salía de la cocina para ir en dirección a nuestro cuarto subiendo las escaleras. No dejé de besar su cuello ni de acariciar su cabello y hombros en el camino. Su erección seguía presionando en mi vientre – Juro que hoy te voy a dejar sin sentido en la cama.
– No si yo lo hago antes – reté mordiendo el lóbulo de su oreja.
– Esa sería una mala apuesta – abrió la puerta del la habitación y cuando menos lo esperaba estábamos en la cama – mastúrbate conmigo, nena – fruncí el ceño sin saber a que se refería cuando él se movió para rozar nuestros sexos – Sin entrar. Voy a llegar pronto.

Sentada a horcajadas sobre él en el borde de la cama empecé a moverme sobre aquella larga columna. Empecé a gemir sintiéndome sin fuerzas pero impulsada por buscar más placer y complacer su deseo seguí friccionando con los experimentados bailes de mi cadera mientras Jason me mantenía con sus manos en mi espalda baja y la curva de mi trasero.
Jase llegó a su clímax mojándome con el producto de su semilla entre los labios vaginales, dejándome más resbaladiza de lo que estaba. Me rendí en sus brazos a pesar de que yo no había llegado. Jason mordió mi hombro y después lo besó para calmarme. Tiró de mí hacia un lado para que me tumbara en la cama quedando sobre mí. Para mi sorpresa besó mis labios con dulzura.

– Vuelvo enseguida. No te duermas – me dio una palmada en el trasero y abrí los ojos en respuesta – Ya vengo.

Se levantó dirigiéndose al baño y me convencí a mí misma de mantener mis párpados firmes hasta que Jase volviera. Yo estaba exhausta y estaba segura de que al día siguiente estaría adolorida en el trabajo pero aquella noche no iba a acabar hasta que él también estuviera tan cansado como yo hasta el punto de no poder abandonar la cama en muchas horas.
Sin levantarme tiré de las sábanas hacia abajo para después quedarnos dormidos sin molestarnos por retirarlas. Jason salió con una toallita húmeda y un paquete de aluminio del baño. Dejando a un lado el preservativo se colocó entre mis piernas para limpiarme de su semen.
Me sonrojé notablemente, no esperaba que hiciera eso. A pesar de lo loco que había sido aquello él seguía cuidando de mí. Lo noté echar su peso hacia delante hasta besar mis labios.

– No queremos un pequeño Bieber correteando por aquí aún, ¿verdad? – sonrió mientras bajaba a besar mi mandíbula.

Sacudí la cabeza ante la idea de tener un hijo. No, definitivamente no quería. Jason, sentado sobre sus pies y entre mis piernas empezó a abrir los broches delanteros del corsé, liberando mis apretados pechos. La prenda desapareció por cualquier lugar de la habitación y Jase se puso el condón antes de volver a entrar en mí, esta vez en el camino de corrernos juntos para finalmente dormir enredados entre nuestras propias extremidades. No lo iba a dejar escapar.

* * *

Me removí incómoda mirando hacia la ventana de la cafetería mientras preparaba uno de tantos cafés para los clientes. Tenía una extraña sensación de que algo no iba bien. Natalia estaba parada
frente a mí mientras ponía en la bandeja el pedido de su mesa.

– ¿Estás bien? – asentí sin convicción pero ella se fue.

Seguí preparando cosas intentando distraerme. Esa misma mañana había recibido un lote de besos y caricias por parte de Jason cuando nos despertamos. No hubo enfado por haberlo retenido ni por
provocarlo de la manera que lo había hecho, al y al cabo, lo habíamos pasado bien.

Una vez más, se había encargado de traerme al trabajo negándose a abandonarme tan temprano pudiendo retrasarlo una media hora. Todo volvía a estar bien entre nosotros y cruzaba los dedos para que pudiéramos mantener nuestra relación de manera normal.
Esa misma mañana le había servido un café a Zayn. No habíamos hablado mucho, tan solo cruzamos saludos. Él estaba distante y se notaba preocupado además de ojeroso, de hecho, me había
pedido el café bien cargado para sentirse bien despierto.
Se sentía extraño saber que aquel hombre era mi padre y que él no me reconocía, ni que yo tampoco sabía como era. Realmente tenía ganas, estaba atraída por conocerlo de forma imparcial.
Había finalizado mi horario de trabajo. Habían pasado las ocho y estaba recogiendo la cafetería mientras llegaba Allison para revisar todo. Ella nos preguntó a Natalia y a mí como nos estaba yendo, ambas éramos nuevas ya que estábamos cubriendo a unos empleados en vacaciones.

Finalmente salí del hotel y esperé en la puerta a que Jason llegara. No era normal que se retrasara, no conmigo. Él siempre hacía todo lo posible por estar conmigo cinco minutos antes de lo acordado,
incluso. Empecé a dar golpecitos con el pie contra el suelo marcando un ritmo pausado mientras miraba el final de la calle esperando a que apareciera el Porsche o un chico sexy en su moto.
Eran las ocho y media cuando realmente empecé a sentirme histérica. Llamé a Peyton para saber si estaba con él. Me alarmó cuando me respondió que hacía rato que había salido a buscarme. 

En cuanto colgué llamé al número de Jason sin importarme si pudiera estar conduciendo. Me decía a mí misma que él estaría bien, que no le había pasado nada y que seguramente estaba paranoica, pero la extraña sensación que había tenido a lo largo del día sobre que algo no iba bien, no hacía otra cosa mas que ponerme más y más nerviosa.
El teléfono de Jason saltó al contestador y grité en frustración. No me importaba estar en la calle. Realmente el miedo estaba llegando a mi sistema cuando la pantalla del móvil se iluminó. Salté
contestando rápidamente.

– ¡Jason! Dios mío, estaba …
– ____ – me interrumpió una voz que no era mi chico, sino la de un hombre más maduro, Justin – Janelle está por recogerte.
– ¿Qué? – la alarma volvió a dispararse por mis venas – ¿Y Jason? Él venía a …
– Estamos en el hospital – interrumpió – no puedo contarte ahora que ha pasado – lo escuché meditabundo, con rabia emergiendo aunque sabía que no era por mí – Tengo que dejarte.
– ¡Espera! ¿Es grave? – dije a través del auricular.

Y sabía que me había oído, pero prefirió no responder. Tiré de mi pelo hacia atrás impotente por no saber nada de lo que había sucedido, no queriendo pensar lo peor pero al mismo tiempo imaginando a Jason postrado en una cama. ¿Y si le habían disparado?
La gente entraba y salía del hotel. Yo estaba segura allí entre el público. Alguna vez Jason me había advertido que nunca me quedara sola en la calle y que siempre vigilase sobre mi hombro para ver quien venía por detrás.
Un coche frenó bruscamente dejando marcas de neumáticos sobre el asfalto. Frente a mí vi a Janelle asomándose por la ventanilla e indicándome que subiera a toda prisa. Ella tampoco sabía nada de lo que había pasado con su hermano, solo había recibido el mismo aviso de Justin.

* * *

Justin nos esperaba en una sala donde nos había mandado una enfermera en recepción. Su rostro era lucía devastado. No sabía que estaba pasando pero a Jason le había pasado algo malo y yo no podía dejar sentir el vacío en mi interior. Justin estaba sentado en una de esas sillas incómodas del hospital con el rostro hundido, tirando de su cabello y los codos hincados sobre sus rodillas.

– ¿Qué ha pasado? – Janelle fue la primera en preguntar.
– Jason está en quirófano. Le chocaron cuando iba en la moto – contuve la respiración y sentí mis rodillas empezando a flaquear – el hijo de p*ta se dio a la fuga.

Janelle dio unos pasos hacia su padre y poco a poco se agachó hasta quedar de rodillas frente a él. La vi inclinar la cabeza y amarrarse a un abrazo mientras contenía sus sollozos. La historia de su madre se había repetido. Un atropello. Una fuga. Y lo más seguro era que los Richards estuvieran tras ello. Me congelé viendo la escena de padre-hija en la que Justin acariciaba el pelo de Janelle y ella ocultaba su cara en su pecho como una niña que no quería salir del refugio de su padre nunca más.

– ¿Cuándo se va a acabar todo esto, papá? – preguntó hipando.
– Lo siento, pequeña – Justin abrazó a su hija más fuerte queriendo protegerla de todo – Pronto terminaré con todo. Lo juro.

Observaba la escena congelada en mi sitio sobre mis pies. No podía sentir, no podía pensar, no podía moverme ni un centímetro, ni siquiera sabía si estaba respirando. En mi mente solo se reproducía la imagen de Jason siendo atropellado con un coche y saliendo por los aires cuando iba a buscarme. No lloré. No dije nada. Solo me podía centrar en mirar a Justin abrazando a su hija, aquel hombre al que Jason tanto se asemejaba.

Forzándome a volver a la realidad, me moví de mi sitio sintiendo mi cuerpo cuatro veces más pesado que minutos antes. Me senté en una silla frente a ellos. Lo único que quedaba era esperar a que un médico saliera del quirófano con buenas noticias.
De repente me sentí impotente y enfadada con el mundo. Aquello no era justo. El mismo día antes habíamos sido felices y habíamos disfrutado juntos. Todo parecía que iba a ir bien con Justin
ocupándose de la venganza. Yo había olvidado cuán involucrado había llegado estar Jason algún día y no pensé que ya estaría en peligro. Era tan idiota que no me había dado cuenta de que Jase se
estaba sacrificando por cuidar de mí también.

No me sentía bien estando allí parada. Necesitaba hacer algo, pero como en muchas películas se decían en estos casos, solo quedaba rezar. El caso era que yo no iba a rezar. Me levanté de allí
dirigiéndome a la pequeña capilla que ofrecía el hospital.
Cuando estuve frente a la representación de Cristo me hinqué de rodillas en la escalerilla y empecé a sacar las lágrimas frustradas gritando en mi cabeza para que Dios me oyera.

"No tengo una madre. Ni siquiera he tenido una familia que me dé verdadero calor en todos estos años de mi vida. Jamás he hecho algo tan malo como para merecer esto. Jason es lo único que me
queda. No puedes quitármelo. No puedes dejar que muera. Él tiene que vivir. Él es la única persona que ha podido darme amor y protección."

– No puede irse de mi vida como lo hicieron los demás – sollocé llevándome las manos a la cara – No puede irse. Lo amo – me dije a mí misma pensando que alguien del más allá me escucharía y mandaría fuerzas para Jase – Por favor.

Mi respiración era entrecortada. Era como si las lágrimas que intentaba mantener me estuvieran ahogando por dentro y me hundieran a mí misma. Hasta al fondo.
--------------------------------------------------------------------------
@itsBieberFanfic
CHICAS, MIRAD ESTE VÍDEO DE Over My Shoulders QUE HICE: 

4 comentarios:

  1. Dios, dios, dios y más dios.
    HE MUERTO, JODER, NO.
    ¡YO ME CARGO AL PUTO CABRON HIJO DE PUTA MAL PARIDO GILIPOLLAS INUTIL Y MAMON QUE LE HA ECHO ESO A MI JASE!
    ESTOY INDIGNADA, osea, que necesito que no tardes mucho en subir.
    Esta historia es increible.
    La mejor novela que he leído, te lo juro.
    Sube pronto, por lo que más quieras:c
    Y no me tengas hasta el 13 esperando para que subas un capítulo de Hall Of Fame, sube uno o dos antes plisD:

    ResponderEliminar
  2. NO PUEDEN HACERME ESTOOO!!! NOOOOO ESTOY LLORANDO. JASE ESTÁ MALHERIDO Y TIENE QUE RECUPERARSE. QUIERO QUE TODA ESTA MIERDA ACABE. QUE JASON Y RAYITAS ESTEN FELICES Y JASON, JUSTIN Y ZAYN COBREN VENGANZA. JO YA SE ACERCA EL FINAL... ESO ES LO PEOR. :'((((((( SUBE PRONTO POR FAVOR. JODER Y AMÉN.

    ResponderEliminar
  3. Miriaaam*-* que como siempre, me han encantado (la parte .. tambien, lo admito) :'l puuuues decirte que en cada capi que subes te superas y nos sorprendes cada vez mas jo y pues como te digo siempre.. que eres muuuuy grande y que nada, pero NADA te pare♥

    ResponderEliminar
  4. Siento no comentar todas las veces que subias, no podia sorry, pero que sepas que leia, volvere a comentar siempre, que decir de esta novela?? ASDFGHJKLLÑ. Me encanta y es que te superas, como esta llegando el final y no quiero, por que me gustaria que uviese mas, pues a lo mejor la leo de nuevo, es tan preciosa a si y que me gusto la sipnosis de Hall Of Game, no comente, por que no veia lo de los comenraios ._. Xd jajajajja Te amo y espero siguiente pronto, tanto de esta como de la otra eh, sigue asi cielo, un beso grande *-* jajjajaja Bye <3

    ResponderEliminar