jueves, 26 de septiembre de 2013

Capítulo 41: Te Contaré Mi Plan

Una Semana Después …

Narra Justin
  • Tu turno Bieber – dijo Zayn tras fallar su tiro al hoyo.
  • La azul – señalé la bola de billar apuntando para golpear la bola blanca – ¿Cuándo piensas irte? – dije empujando el palo hacia delante y atrás.
  • No voy a irme – contestó cruzándose de brazos. Golpeé la blanca con fuerza y la azul entró de pleno descolocando algunas rayadas – ¿Qué tal está tu hijo?
  • No te importa – respondí apretando mis dientes – Hay altas probabilidades de que vuelva a andar. Kayla le está ayudando pero aún así va a tardar lo suyo – comenté estudiando las bolas para mi siguiente jugada.
  • Estás dando de lado el asunto de la venganza – asumió.
  • Tengo prioridades – rebatí – Mi hijo me necesita. Quizás no sepas lo que es eso ya que no te interesa como le va a la tuya – golpeé otra bola y fallé al descentrarme por la conversación.
  • Hay dos motivos por los cuáles quería encontrarme contigo – dijo dándole tiza a su taco – uno de ellos es porque quiero que me la presentes – se colocó en la mesa cavilando jugadas.
  • Te llevaré a ella – lamí mis labios mirando a nuestro alrededor. Cada hombre en el local iba a lo suyo. Parecía más tranquilo de lo habitual – ¿Cuál es el otro motivo?
  • La guerra – declaró – Sabes que no puedes con esto solo.
  • Sé lo que estoy haciendo – tragué saliva – Tengo hombres listos para el ataque en cada rincón. Estamos preparados – dije en tono convincente.
  • Pero no puedes descuidar a Jason. Tú mismo has dicho que es tu prioridad. Necesitas ayuda, ayuda que yo te puedo dar – bufé con sarcasmo – Los Richards juegan con la ventaja de tener aliados allá donde van. ¿Sabes que tienes tú? Enemigos allí donde están ellos.
  • ¿Y que se supone que vas a hacer tú para mejorarlo?
  • Puedo hablar con unos amigos de Nueva York para que vengan aquí. Puedo traerte armas. Puedo darte un jodido mejor plan que una masacre. Todos recordamos la historia de la última guerra aunque haya quedado como una leyenda. Nadie quiere que se repita – señaló.

Habíamos dejado de jugar. Tan solo podíamos enfrentar nuestras miradas cada uno a un extremos de la mesa de billar. Volví a tragar saliva intentando deshacer el nudo en mi garganta. Sabía que Zayn llevaba razón. Mis enemigos se acumularon de manera incontrolada a lo largo de mi vida. Al final mis métodos iban a acabar cobrándome factura de la peor forma.

  • Mantuve el contacto con unas personas de mi antigua pandilla. Podemos filtrar falsa información y tender una trampa a los Fighters Warriors – propuso.
  • Tú nunca te acabaste alejando de toda esta mierda a pesar de que te fueras de la ciudad y por mucho modelo marica que te hicieras – me mofé enarcando una ceja.
  • El pasado siempre te persigue, Bieber. Tú sabes bien que de esto no se puede salir por mucho que quieras. Allá donde vayas, allí te encontrarán.

* * *

Narra ____

¿Qué hacer cuando estás totalmente perdida y nada encaja contigo? ¿Aguantar la incomodidad? Posiblemente es lo que tienes que hacer cuando no hay otra opción ni encuentras otra salida. Aguantar sin importar lo que venga por delante. Tan solo sigues andando y permitiendo que pase sin cambiar nada, esperando que en algún momento se pueda solucionar todo el enredo.

Las clases volvían a empezar y yo estaba una vez más al fondo del aula escuchando la bienvenida del nuevo tutor y apuntando mi horario. En un acto reflejo miraba la esquina del otro lado que ocupaba mi chico hacía unos meses. En su lugar ahora estaba vacía, todos estaban en parejas por delante de mí.

Jason y yo no habíamos vuelto a hablar desde nuestra última conversación por mensajes. Desde entonces yo seguía mandándole mensajes de resumiéndole lo que hacía o incluso simplemente diciéndole que me aburría. Nunca había respuesta, pero de todas maneras yo sentía que así él seguía estando en mi vida. Le contaba lo que pensaba y mis preocupaciones. De alguna manera había escrito un diario a través de mensajes de texto del móvil. Yo era feliz haciendo aquello porque sabía que así Jase pensaba en mí. Peyton me dijo que Jase no quería que le mandara más pero aún así yo seguí. No escribirle significaba permitir que él se desatara por completo de mí.

A veces tenía dudas de que los leyera pero simplemente tenía fe en que él me haría caso. Creía que de alguna manera le podría hacer sonreír con pequeñas tonterías cotidianas.
Él no quería estudiar en el instituto, iba a seguir encerrado en su casa. Sin embargo iba a seguir teniendo clases en su casa y un profesor para hacerle exámenes de modo que terminara por graduarse. Todo esto me lo había contado Janelle por correo electrónico. Ella se había ido de Delaware por consejo de su padre y le hizo caso para no tener problemas. Aún así manteníamos el contacto y seguíamos siendo amigas.

Cuando la presentación terminó salí del instituto y caminé distraída por los pasillos hasta salir. Peyton estaba en otra clase y seguramente tardaría en salir un rato. Me senté en un banco revisando las clases que iba a tener ese nuevo curso pero inevitablemente mis pensamientos se fueron a otro lado dejando mi mirada perdida sobre el papel.

Volvía a estar más sola que nunca además de que era una carga para Peyton y sus amigos. En ese momento más que nunca resultaba un estorbo para todos, inclusive para Jason. Me quería ir lejos de ellos para no molestar más o al menos quería hacer algo útil pero, ¿cómo ayudar a una pandilla de chicos que van armados?

  • Hasta que te encuentro sola, perra – escuché una voz detrás de mí en mi oreja – Ahora no hay quién te pueda proteger – el chico se sentó a mi lado con una mirada divertida.
  • Drake – dije como un saludo cruzando mis piernas tranquilamente – Creía que te había tragado la tierra – mascullé haciendo a un lado mi horario – ¿Qué quieres? – pregunté con frialdad. No iba a dejarme intimidar, estábamos rodeados de estudiantes.
  • ¿Qué quiero yo o qué quiere tu padre? – devolvió la pregunta con sarcasmo.
  • Yo no tengo padre – me burlé – Y yo de ti me daría prisa en decir tu mensaje, Peyton saldrá pronto con Dober e Ian.
  • Pobre McCann que ya no puede estar contigo – se mofó. Con una mano cogió uno de mis mechones de pelo. Antes de que reaccionara para apartarme lo colocó detrás de mi oreja – De todos modos no te perdiste mucho, ¿no crees? Solo que te metiste en demasiados problemas por él – torció sus labios irritándome – Elegiste el bando equivocado.
  • ¿Qué mierda quieres, Drake? – me levanté del banco sujetando mi bolso – No estoy para juegos – dije seria – Si te manda Greg puedes mandarlo a la mi*erda de mi parte. No le tengo miedo. Ni a él ni a ti, ¿lo tienes?
  • Está captado – se levantó y pasándose la mano por su boca pensativo – Pero tú no entiendes que en lugar de nuestro enemigo podrías ser nuestra aliada – abrí los ojos y después fruncí el ceño – Piénsalo nena, Jason es ahora un inútil y tú estás con desconocidos e inundada de líos. Si te alejas de ellos y me ayudas seguirás rodeada de desconocidos pero tus problemas se evaporaran.
  • Son desconocidos en los que puedo confiar – rebatí – ¿Quién me dice que tú no quieras tenderme una trampa? No soy idiota, Drake. Trabajáis con Greg y él me quiere bajo tierra.
  • Él es solo un peón en el juego, en cualquier momento estará muerto – rió – Yo te estoy ofreciendo esto. Sales del campo de batalla, dejas de estar de su lado y me das toda la información que tengas sobre ellos. A cambio, vives. Sino, mueres. Y no de la manera más rápida, créeme – arqueó una ceja con condescendencia.
  • Lárgate Drake, yo no sé nada de sus planes – empecé a caminar en otra dirección. Él me siguió – Miss Soledad quiere seguir con su título – comenté con ironía. Él rió.
  • Esa es buena – sonrió por el apodo que él siempre me había puesto en clase – Voy a estar cerca, ____. Eres inteligente. Tomarás la decisión acertada – se detuvo y me miró a los ojos – Acabarás de mi lado y lo sabes.
  • Sigue soñando Richards – mascullé.

Una mano tomó mi muñeca y me giró de golpe sin dejarme evitar su siguiente movimiento. Drake presionó sus labios contra los míos sujetando mi cuello detrás de mi nuca. Lo empujé desde el pecho y alzando mi mano plasmé mi mano en su mejilla. Drake se llevó la mano a la cara con su típica sonrisa de tío atrevido.

  • ¡¿Qué c*ño crees que haces?! – me cabreé.
  • Nos vemos, nena – hizo un gesto con sus índice y corazón en su frente guiñándome un ojo.

Se despidió con diversión mientras pasaba a mi lado. Miré atónita su espalda mientras se iba. La ira invadía mi cuerpo a medida que empezaba a caminar a través del aparcamiento hasta el coche de Peyton. Estaba tardando demasiado.
A mitad de camino reconocí una cara conocida. Justin y a su lado … Zayn Malik. Me tensé y me detuve de repente provocando que una chica que iba detrás de mí se chocara con mi espalda. Me disculpé con ella avergonzada y cuando me giré aquellos dos hombres ya estaban a mi lado mirándome desde su altura. Alcé el cuello algo envalentonada por el enfado que aún tenía por Drake. Entonces una idea cruzó mi cabeza al ver los ojos de Justin, solo que no sabía si debía contarle mi repentino plan. Di dos pasos atrás intentando retener los crecientes pensamientos sobre lo que debía hacer. Una salida. Un cambio. Todo lo que necesitaba. Una meta para sentirme útil.

No, definitivamente nadie podía saber lo que se me acababa de ocurrir. No me permitirían llevarlo a cabo. Era una locura, sin embargo, ya nada me importaba. Había perdido el rumbo e iba hacer lo primero que tenía sentido después de pasado demasiado tiempo.

  • ¿Qué ha pasado ahí? – señaló hacia el banco.
  • Un idiota más en el mundo – me encogí de hombros con simpleza y miré a Zayn – Ya sabes quien soy, ¿no? – supuse intentando sonar despreocupada.
  • ¿Por qué no me lo dijiste en la cafetería? – frunció el ceño.
  • ¿Qué quieres que te dijera? “Verás, soy tu hija que acabas de enterarte de que tienes. Me alegra mucho conocerte” – puse mi tono más sarcástico – Va a ser que no – me crucé de brazos y noté a Justin toser intentando disimular la risa.
  • Lo siento – dijo el hombre. Su mirada realmente parecía sincera.
  • Yo también. No quiero ser una molestia más en la vida de nadie más – sonreí falsamente y vi un autobús pasar frente a nosotros – Despreocupate de mí, no quiero la lástima de nadie. Ni siquiera se puede considerar que seas mi padre, tengo diecisiete años y es la primera vez que me ves sabiendo quien soy – fruncí el ceño y achiqué mis ojos – De hecho podéis olvidaros todos de mí – miré a Justin – Dile a Jason que me cansé de no tener una respuesta y voy a empezar a resolver todo por mí misma, como debí hacer desde el principio – pasé entre ellos dirigiéndome a la carretera.
  • ¿A dónde vas? – preguntó Justin inquieto.
  • No lo sé – me encogí de hombros sin querer dar explicaciones.

Caminé rápido lejos de ellos hasta que estuve dentro del bus. En ese momento iba a casa de mi tío Lucas a hacer mi maleta para irme de allí. Cogí mi móvil y marqué el número de teléfono de una inmobiliaria que había guardado para cuando decidiera independizarme. Me iba a vivir sola a un lugar donde nadie tenía por qué encontrarme. Sin embargo seguiría cerca. Nadie iba a saber nada más de mi vida hasta que yo misma lo decidiera.

* * *

Al día siguiente …

Estaba encerrada en mi nuevo apartamento de alquiler. Había pocos muebles, tan solo un viejo sofá, una mesa de café y un frigorífico ruidoso para conservar alimentos. Todo era un completo desastre, era consciente de ello y aun así estaba dispuesta a seguir adelante con ello.

Me había cansado tanto de depender de la gente que había terminado marchándome prácticamente con lo puesto. En mi maleta solo me dio tiempo a meter una poca ropa mientras esperaba a que me recogiera un taxi antes de que llegara mi tío Lucas a detenerme. Ally no había tenido la suficiente fuerza de voluntad o influencia para conseguirlo. Me había marchado y no pensaba decirle a nadie donde estaba.

El despertador había sonado hacía diez minutos y yo seguía tumbada en el incómodo sofá esperando a que el mundo se detuviera, pero sabía que no iba a ocurrir. Finalmente me levanté para prepararme a una nueva jornada de estudio.

Cuando estuve vestida bajé del departamento y me paré en un Starbucks para comprar un café bien cargado y grande. Al menos la cafeína tiraría con mi vida mientras mi mente estaba en el limbo …

Llegué al instituto cargando mi mochila a un lado. Empecé a hacer mi camino procurando mirar por donde iba para no encontrarme con mi primo ni el resto de personas. Si siempre había sido un bicho raro en el instituto sin esfuerzo, esforzándome tenía que ser la leche, ¿no? Tenía que estar sola y pasar desapercibida al máximo.

Iba distraída buscando caras conocidas para girarme antes de que alguien me reconociera cuando alguien me jaló desde atrás para empujarme contra el grueso tronco de un árbol. Alcé la cabeza asustada y vi a Drake. Mi expresión cambió por completo alisando todas las líneas de mi rostro. Era por completo una cara de póquer.

  • ¿Pensaste en lo que te dije ayer? – fue al grano con sus cejas fruncidas.
  • Sí – dije sin emoción. Drake puso una mano al lado de mi cabeza apoyándose en el árbol mientras esperaba más respuestas – Y no quiero problemas con nadie. Estoy harta de vosotros y vuestros líos de pandillas. Me importa una mi*erda Greg. Tan solo quiero vivir tranquila – lo miré a los ojos mostrando toda mi seguridad – Ya me he ido de sus vidas, no sabrán nada más de mí.
  • En el instituto te van a encontrar – señaló todos los alumnos – al igual que en el trabajo.
  • ¿Qué c*ño pretendes, Richards? ¿Qué me esfume?
  • Seré claro – recorrió mi cuerpo y volvió a clavar sus pupilas en las mías – Greg te quiere muerta, yo quiero que vivas. Mi único propósito es hundir a McCann en toda su miseria y tú eres la última jodida llave que necesito.
  • Jason ya ha tenido suficiente – fruncí mis labios conteniendo la rabia – él ya no me habla.
  • Pero apuesto que tú sí – enarcó una ceja con diversión – Quiero que muera de angustia al perderte. No le hables más. Ven conmigo y estarás a salvo, sino, yo mismo seré el que te mate – amenazó. Tragué saliva intentando no mostrarme impresionada – ¿Tienes miedo?
  • No de ti – le empujé del pecho para que se alejara de mí. Drake capturó mi mano sobre su torso – Realmente no sé a que estás jugando – me sacudí para librarme de él – Pero yo no estoy jugando con nadie, Drake. Quizá Jason sea pasado. Quizá tú puedas ser mi mejor aliado en este momento pero yo sé que en ningún momento dejaré de ser una pieza más de tu juego y en el momento conveniente acabaré muerta – torcí mis labios fingiendo diversión – al igual que Greg, ¿no dijiste eso ayer?
  • Tú decides morir ahora o más tarde – se encogió de hombros – Quizá puedas hacer algo para que decida no matarte en ningún momento – se aproximó a mí ladeando su cuello y sonriendo de lado – Algo bueno tendrás para que McCann se haya fijado en ti teniendo en cuenta todas las p*tas con las que ha estado.
  • Dudo que tú puedas descubrir eso – volví a empujarlo del hombro – me das asco.
  • No soy mucho más diferente que tu Jase – chasqueó la lengua – Vuelve a casa y búscate otro trabajo. Esta mierda de negociación se acabó. O me haces caso o mueres.

Arqueé las cejas viendo que el plan se me podía escapar de las manos. Hasta el momento todo iba como lo planeado. Sabía que Drake volvería a buscarme … solo que no tan pronto. Necesitaba que pensara que me tenía en sus manos cuando en su lugar iba a ser yo quien lo manipularía.

  • ¿Y entonces que tan divertido sería tu juego para hacer sufrir a McCann? – me mordí el labio con inocencia – Ya mataste a su madre – dije con voz fría.
  • Cierto, ahora me toca arrebatarle algo de entre las manos – su mano viajó de mi sien a mi barbilla – No te va a volver a ver, ____. Lo juro. Me da igual la manera.
  • Hagámoslo por las buenas. Quiero vivir – miré mis uñas con despreocupación – Haré lo que quieras – mordí mi labio manteniendo a raya una sonrisa al recordar mi plan de doble personalidad y procurando verme desprotegida – Solo déjame seguir con mi vida.
  • No vayas a clase – advirtió apretando la mandíbula – Dame un motivo para confiar en ti y poder llevarnos bien. No hagamos difícil este trato.
  • Tranquilo – dije seria – Iré a dejar el trabajo en el hotel y saldré a buscar un nuevo empleo. Después me encerraré en mi nuevo apartamento y no hablaré con nadie para el resto de mis días. Si lo que quieres es controlarme, adelante. Serás bien recibido a mi humillante hogar.
  • Ayer te seguí, sé donde es – sonrió con satisfacción.
  • ¿Crees que me sorprende? – arqueé una ceja.

Realmente también había temido por poner en peligro a más gente ahora que tenía a Drake detrás de mí. Lo último que me faltaba era exponer a Ally. Me había ido de su casa con el motivo de ayudar. Acababa de entrar en una larga misión de enorme y constante peligro pero daba igual … ya no quedaba nada más por lo que pelear. Mi vida nunca había tenido sentido hasta que Jase había llegado. Ahora que ya no estaba todo volvía a ser una estupidez y no tenía importancia a lo que mis actos me llevaran mientras no influyera en las personas que quería y hasta entonces, mi plan los mantenía lejos y a salvo.

* * *

Volví a mi estudio para dejar la mochila. Por el camino no había dejado de mirar hacia atrás asegurándome de que nadie me siguiera. Había visto a Drake marcharse por el camino contrario a mí, sin embargo, no me fiaba ni un pelo de él.
Desde el día anterior no había hablado con Jason. Empezaba a dudar que le importase. Estaba segura de que Justin le estaría comentando cosas sobre mí, quizá incluso Jase preguntaba sobre mí … no quería comerme la cabeza mucho más. Estaba harta de pensar. Actuar. Era hora hora de actuar y pensar con rapidez sin mirar más allá de lo que iba a hacer en un margen de cinco minutos. Me sentía despreocupada ante todo lo que me había alterado durante meses.

Como le había prometido a Drake, tenía que dejar mi trabajo y buscar uno nuevo para mantenerme. Posiblemente un sitio cercano, algo que me mantuviera ocupada y donde nadie me encontrase.

Fui en autobús hacia el hotel con dos propósitos claros. Una vez que cumplí el primero hablando con mi jefa, dando la excusa de que necesitaba todo mi tiempo para estudiar, decidí preguntar en recepción por la habitación de Zayn Malik. El recepcionista me echó un vistazo y tras mirar el ordenador me dio una sonrisa forzada y me dijo el número de la puerta.

Subí nerviosa en el ascensor y cuando llegué a la planta correspondiente caminé a paso firme por el pasillo hasta llegar a mi destino. Toqué con mis nudillos a la puerta y cerré los ojos controlando mi respiración mientras esperaba a que me abriera. Noté la cerradura traquetear y entonces abrí los ojos para ver un hombre que se veía como yo en versión masculina a excepción de los ojos y los labios de mi madre. Pude ver el desconcierto en su mirada.

  • ¿Puedo pasar? – pregunté con voz suave.
  • ¿No se supone que debes estar en el instituto? – preguntó apartándose para que entrara.
  • No voy a volver. Nadie puede saber nada de mí pero aún necesito un aliado y tú eres el más conveniente – expliqué mientras pasaba al cuarto. La televisión estaba encendida retransmitiendo las noticias. Me giré para encararlo – Eres la única persona cercana que conozco que no tiene prácticamente nada que ver con Jason.
  • ¿Qué te hace pensar que lo haré? – arqueó una ceja sentándose en la cama.
  • Soy tu hija – sonreí con ironía poniéndome frente a él obligándole a alzar el cuello para verme – Me la debes por todo lo que no has hecho por mí. Además, he dicho que esto se trata de una alianza. Yo no seré la única en recibir lo que quiero. Todo se trata de ayudar a Justin y los demás.
  • ¿En qué líos te has metido, _____? – dijo en tono de reproche.

Por una vez me sonó paternal, ¿protector? Era extraño escuchar mi nombre con su voz y que ese total desconocido se preocupara por mí, aún así era mi padre. Quizá incluso podíamos llevarnos bien a lo largo del tiempo que ocupara mi misión.

  • Te contaré mi plan con sencillez para hundir a los Richards en su propio fango - respondí seria. 

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Let's Go!! Rayita se ha vuelto una rebelde. No os esperáis para nada el siguiente capítulo ;) Os prometo que será emocionante y sí, Jason estará de vuelta. Intentaré hacerlo bien largo. Tengo varias ideas. Siento si estoy publicando con más demora ... es por los estudios, espero que lo entendáis. Mil gracias por todos los comentarios. Os adoro ^^
Atte: @itsBieberFanfic 

sábado, 21 de septiembre de 2013

Capítulo 40: Esperaré Por Ti

 A medida que iba conduciendo mi ira iba apaciguándose dándome espacio para pensar y trazar un plan racional que funcionase. No había nada como tener una venganza en frío. Greg no se iba a esperar para nada un asalto en el propio sitio donde dormía.
El móvil vibró en el asiento de copiloto. Ver la cara de Jason en la pantalla me hizo disminuir la velocidad del coche. Quería contestarle … sin embargo sabía que si respondía dejaría de lado lo que iba a hacer y no era el momento de ser débil. Iba a cambiar. Me lo había prometido a mí misma.
Con toda mi voluntad puesta en ello, rechacé la llamada y apagué el móvil siendo consciente quizás de que estaba negándome a mí misma mi última oportunidad para hablar con él.
Justin debía haber advertido a su hijo sobre como había salido de la mansión … Todos sabíamos que Jason era el único capaz de tranquilizarme y hacerme cambiar de opinión. No iba a dejarme influenciar. Estaba decidida a poner mis propios límites.

Llegué a la calle que daba a la parte trasera de mi casa. Me metí por el callejón que Jason había usado tanto para colarse por mi ventana. Intenté apartar ese recuerdo mientras avanzaba en dirección a donde estaba la escalerilla que teníamos allí oculta entre los arbustos. La coloqué suavemente sobre la pared y empecé a subir con la esperanza de que el dormitorio estuviera tal y como lo había dejado. La ventana cedió fácilmente a abrirse y yo me colé. Di gracias a que hubiera anochecido de una vez en mi camino hacia la casa.
Por los armarios de mi cuarto rebusqué y cogí lo que necesitaba, unos viejos guantes que no me había llevado porque estaban viejos y ya no me gustaban. Iban a ser útiles por última vez.
Me moví rápidamente y con sigilo hacia el pasillo para echar mano al mueble que había con un cajón. Al abrirlo encontré lo que necesitaba. Una pistola. Miré cuidadosamente si estaba cargada. Había visto hacer aquello a Greg cientos de veces antes de salir al trabajo. Sabía como se manejaba y cómo se cogía para apuntar. El mismo hijo de p*ta me había apuntado con un arma una vez para asustarme cuando era más pequeña, y obviamente lo consiguió. Lo único que no sabía era lo que era disparar, la sensación que se tendría al soltar un cañonazo y el efecto de retroceso por la fuerza con la que podía impulsar aquella cosa. Todo aquello dejaría de ser desconocido ese mismo día.

Me asomé al cuarto donde solía dormir Greg. Como esperaba, él estaba allí preparándose para salir. Antes de aparcar en la parte trasera había comprobado que el coche de policía estuviera aparcado en su lugar. Bajé las escaleras con lentitud para que mis pasos no sonaran contra el suelo. Comprobé la puerta trasera de la cocina y la dejé abierta para preparar mi huida. No era tan idiota como para enfrentarme a Greg y quedarme allí un rato a reírme. Todo iba a ser bien rápido. Se me daba bien correr y el coche estaba listo para ser arrancado en el momento en que estuviera en su interior.

Con un cuchillo corté el cable de la línea telefónica. En el mueble de la entrada estaba el móvil de Greg, él siempre tenía la costumbre de dejarlo ahí para cuando saliera del trabajo. Lo metí en el escote de mi sujetador para que pasara desapercibido y después cerré la puerta principal con la llave para dificultar la salida. Vi el manojo de llaves y con un encogimiento de hombros me las metí en el bolsillo. Me había quedado con las llaves de la casa y del coche de policía, difícilmente podría Greg salir a pedir ayuda …

De regreso a la cocina cogí una hoja de donde solía apuntar la lista de la compra e hice una nota. “Nadie está jugando. Esto va por McCann. No te conviene acusarme”. Lo pegué con una imán en el vacío frigorífico y di un suspiro. Todo estaba preparado.
Fui a colocarme en una pose teatral apoyada contra la pared al lado de la puerta abierta y esperé pacientemente acariciando el arma en mi mano.

Los pasos de un hombre pesado bajando escaleras me alertaron. Me tensé alzando la cabeza para mirar la puerta que daba al pasillo. Greg llegó a la planta baja y arrastró sus pasos hacia la cocina. Se detuvo en cuanto me vio de pie. Alcé el arma extendiendo los brazos hacia delante y apunté a sus piernas. Cuando dio un paso hacia mí apreté el gatillo. Una, dos, tres … cuatro veces. Alcancé a ver que le había dado tres veces en la pierna derecha, dos en su rodilla y otro en el tobillo. El otro disparo había fallado. Dejé la pistola sobre la mesa viendo su sangre manar empezando a empapar sus pantalones.

  • Ten un buen día de trabajo – mascullé saliendo de allí cerrando la puerta de golpe.

Teniendo en cuenta que la cerradura de la parte trasera estaba estropeada y que Greg estaba débil, mi misión estaba siendo un éxito. Corrí al coche tapándome con la gorra de mi sudadera. Las llaves ya estaban en el contacto. Como si el motor fuera mi aliado llegó a la vida en silencio. En cuanto apreté el acelerador tuve claro que lo único que debía hacer era poner distancia de por medio. Nadie podía negarme que algún vecino escuchara los disparos.

De pronto toda la adrenalina se evaporó y empecé a tener miedo. Maldije internamente por lo que había hecho pero no me arrepentía. No podía volver a la casa de mi tío Lucas después de haber cometido aquel … crimen. No podía creerme que se pudiera aplicar sobre mí la palabra criminal. “¿Qué c*ño a pasado contigo?” Me preguntó una voz interior.

Sacudí la cabeza y empecé a conducir sin rumbo. El móvil volvió a vibrar en el asiento de al lado, esta vez era Justin. ¿Cuánta locura habría podido desatar en aquella casa con tan solo salir más cabreada que en toda mi vida? La llamada finalizó y cogí el móvil para devolverle la llamada en ese instante y tranquilizarlo en el caso de que creyera que estaba muerta. En cuanto desbloqueé la pantalla saltó en el tono de llamada para Lucas. Contesté rápidamente.

  • ¿Dónde demonios te has metido? – saltó enfurecido.
  • Estaba ocupada, ¿qué pasa? – pregunté indiferente.
  • Estoy con Justin. Sé lo que ha pasado. ¿Qué has hecho?
  • ¿Estás en su casa? – él hizo un sonido afirmativo con irritación – Voy para allá.

Colgué antes de que protestara y me puse en camino a la mansión Bieber. De alguna manera, me sentía más segura sabiendo que iba allí. Nadie me iba a coger.

* * *

Cuando llegué de nuevo a la mansión Bieber, Lucas salió escopeteado de la entrada en dirección a la puerta del coche. La abrió de un golpe y tiró de mí para que saliera cogiéndome de las mejillas con fuerza y sosteniéndome la mirada. No me dejé intimidar.

  • ¿Qué has hecho? – preguntó entre dientes.
  • Nada – respondí con irritación empujándole y zafándome de su agarre – Tan solo le hice una visita a mi padre político – mascullé con sorna.

Me moví hacia la entrada y me encontré con Justin apoyado en la puerta. Él se apartó dejándome pasar y nos dirigimos hacia el salón. Allí estaban Peyton y otro hombre.
Me senté en el sofá junto a mi primo jugueteando con mis manos. Me ponía nerviosa estar rodeada de tantos ojos masculinos, más cuando eran acusadores. Parecían más la corte de un juicio listos para dictar su veredicto sobre si era inocente … o culpable. O quizás más bien si era de confianza.

Saqué el teléfono móvil de mi escote con cuidado y lo dejé sobre la mesa de café. Miré a todos estudiar el aparato sobre la superficie y luego dirigir de vuelta sus ojos a mí, estudiándome minuciosamente. Le devolví la mirada tanto a mi tío como a Justin.

  • Es el móvil de Greg – expliqué – Lo revisé mientras conducía. Tiene mensajes que quizá os interesen – mordí mi mejilla por dentro con nerviosismo.
  • ¿Cómo has conseguido esto? – preguntó Lucas. Me quité los guantes viejos que aún no me había entretenido en retirar – ¡¿Fuiste a su casa?! – se alarmó.
  • Yo … – tiré los guantes sobre la mesa también con frustración – le disparé – los ojos de aquellos tres hombres se desorbitaron – lo más seguro es que cojee el resto de su vida de la pierna derecha sino es que se desangra … – miré al suelo fijamente. Ni siquiera había pensado que Greg podría morir sino alcanzaba ayuda a tiempo. Daba por hecho que la conseguiría con dificultad. Se lo había puesto difícil apropósito. Pensar que le quitaría la vida me hizo sentir mal moralmente, sin embargo, algo dentro de mí sintió alivio por no tener que preocuparme más del daño que pudiera provocarme – Le robé el móvil, las llaves de la casa y del coche. Quedó encerrado y sólo en la casa. También corté la línea telefónica – suspiré. La sonrisa de Justin me puso nerviosa. ¿Qué demonios significaba eso? Lucas por su parte parecía una estatua – Si alguien lo rescata posiblemente sea un vecino por escuchar disparos o su compañero de trabajo por no llegar a su turno.
  • ¿Has pensado que te podrían coger, niñata estúpida?
  • Nadie me vio – negué con la cabeza – En la calle donde aparqué el coche no hay cámaras de ningún tipo. Solo casas y casas donde viven mayormente ancianos. Huí de allí en cuanto le acerté tres disparos.
  • Ni siquiera le diría “hola papy” – se burló el hombre desconocido para mí.
  • ¡¿Tres?! – saltó Peyton.
  • Estás loca – exclamó Lucas – ¿Por qué c*ño hiciste eso?
  • Porque estoy harta de que alguien siempre tenga que venir a joder mi vida. Él dijo que haría mi vida imposible. ¡No me iba a quedar quieta después de lo que hizo!
  • Y le dejaste una pierna inútil – susurró Justin – Ojo por ojo …
  • Y diente por diente – sentencié yo.
  • Eso es muy de mi estilo – Justin ladeó su boca con burla.
  • ¡Solo te falta darle las gracias! – protestó Lucas. Justin en respuesta simuló quitarse el sombrero ante mí a lo cuál mi tío bufó – ¿A caso has pensado en lo que Greg mande hacerte ahora? ¿En que vas a necesitar más protección? ¡Eres una inconsciente!
  • Yo no creo que mande que la capture la policía – se mofó Peyton – Sería muy hipócrita.

Unos pasos se escucharon dar paso al salón. Nos giramos para ver a Ian y Dober unirse a nosotros. Supe que venían de arriba, de ver a Jason y sentí un revuelco de rabia porque no me dejara verlo como a ellos.
Pareció que hubo una especie de conversación mental entre ellos, los hermanos tan solo negaron con la cabeza y se sentaron junto al hombre que ahora yo identificaba como el padre de los dos hermanos. Eran muy parecidos entre ellos tres.

  • ¿Qué locura hiciste, Cooper? – preguntó Dober.
  • No me llames así – advertí de mal humor – Yo tampoco creo que Greg meta a la policía en esto – corroboré con mi primo ignorando a los recién llegados – Más bien se lo tomará como algo personal.
  • Te matará en cuanto te descuides – dijo Lucas sin contemplaciones.
  • ¡No vamos a permitir que nadie de aquí muera! – clamó Justin – ¡No más muertos ni accidentes, maldita sea!
  • Ella debería llevar un arma ahora que sabemos que sabe usar una y es un blanco asegurado – propuso el tercer hombre – O podemos ponerle un guardaespaldas – se encogió de hombros ante la negativa con miradas de la mayoría de los presentes hacia su primera propuesta.
  • Nosotros podemos acompañarla en todo momento, hacer turnos – dijo Dober. Mi corazón se aceleró – Entre los tres – miró a Peyton y su hermano.
  • Es buena idea – asintió Justin – Incluso a Jase le gustará – sentí un pellizco por aquella mención – ¿A ti que te parece, ____?
  • ____ no tiene ni voz ni voto en esto – cortó mi tío – Se aguantará con lo que organicemos por su irresponsabilidad.
  • Vamos a hacer esto por nuestro amigo – aclaró Ian dándome una mirada lasciva. Me sentí mal – Nadie quiere que Jason se vuelva loco por culpa de una chica – lanzó con desprecio.

Iba a ser una carga. No tuve miedo en enfrentar su mirada. Peyton pasó un brazo por mis hombros de forma consoladora y yo fruncí mis labios aguantando mis ganas de chillar. Vi a los hombres hablar entre ellos. Alcancé a entender que el desconocido se llamaba Jhonny. No crucé media palabra más con ellos mientras mentalmente repasaba todo lo que había pasado en la casa de Greg. Había decidido cambiar, pero realmente mis actos habían sido muy radicales. Ni yo me lo esperaba de mí misma …
Vi a Jhonny levantarse seguido de sus hijos. Lucas también lo hizo con Justin para despedirse con un saludo de hombres. Peyton se levantó con ellos. Al ver que era la última sentada me avergoncé y me puse en pie dirigiéndonos a la salida.
Justin me detuvo cogiéndome del codo antes de que atravesara la puerta. El resto ya estaban fuera. Nos habíamos quedado solos.

  • Lo que hiciste fue irresponsable, Lucas tiene razón al estar preocupado – asentí mirando el suelo. Estaba cansada de escuchar la culpa por parte de los demás cuando yo misma no podía dejar de carcomerme por dentro – Sin embargo, yo me siento orgulloso – abrí los ojos en sorpresa y confusión – Se trata de mi hijo por el que te has arriesgado – explicó rascándose la cabeza y estrechando sus ojos. Estaba nervioso – Tu estrategia fue buena … pero no lo vuelvas a hacer. Esto no es lo tuyo, ____.

Asentí volviendo a mirar el suelo. Justin apoyó su mano en mi hombro y me acarició el brazo en señal de afecto. Lo agradecí internamente obligándome a contener un sollozo al notar el aprecio del padre de Jason por mí.

  • Quédate en el alguna de las habitaciones esta noche – comentó Justin – Nosotros vamos a hacer … cosas – resumió – Gracias por el móvil – lo sacó del bolsillo con una sonrisa – y procura que Jason no se de cuenta de que te quedas aquí. No tenemos tiempo de llevarte a la casa de Lucas – asentí en comprensión – Mañana alguien te acompañará al trabajo.
  • Gracias – siseé.

Justin asintió y cerró la puerta tras de sí. Una vez más, estaba sola en aquella gran casa. Tan solo Jason estaba en su dormitorio y él no podía enterarse de que yo estaba allí. Cogí mi móvil y me dirigí hacia la sala de nuevo. Dormiría en el sofá. Aunque fuese solo por una planta, me mantendría alejada de Jase para no tentarme a ir a hablar con él.
Colocándome la música con el volumen bajo empecé a susurrar palabras en silencio sin poder evitar pensar en Jason con cada letra de cada cada canción. Estaba demasiado sensible. Eran casi la una de la mañana y no podía dormir por todo el drama montado en el día. Mi mente no me dejaba tranquila con todos los recuerdos, sin permitirme desconectarla.
En el fondo de pantalla de mi móvil tenía a Jason. Había tantas fotos de él. Mirarlo sonriente siempre me hacía sentir mejor … aunque fuese en una imagen congelada.
Un mensaje llegó al móvil. “¿Estás bien?” Mi corazón se aceleró al ver que era de Jason. Mis manos temblaban cuando me dispuse a responder. “Más o menos …”
Cuando le di a enviar solté un suspiro. Me había debatido demasiado en si poner algo más y al mandar aquello me sentí tonta. Conté mis inspiraciones y espiraciones mientras esperaba una respuesta. Cuando pensé que no la obtendría me volví a relajar en el sofá mirando el techo, entonces mi móvil volvió a vibrar. “Siento lo de hoy”. No sabía a que se refería, habían pasado tantas cosas y yo aún así no lo culpaba de nada. De todas maneras yo también sentía que me tenía que disculpa aunque no sabía de qué. “Yo también”.

Minutos después no hubo respuesta pero yo sentía que tenía cosas que decirle. Si no me dejaba verlo al menos podíamos mantener el contacto con mensajes. “¿Podemos seguir hablando por mensajes?” “Tienes que alejarte de mí …” “Te dije esta tarde que no te voy a dejar solo” “Prefiero estarlo” “¿Entonces por qué pueden verte tus amigos y yo no?” “No les he dejado verme. Solo lo han hecho mi padre y Kayla en casa. Peyton una vez en el hospital” “¿Por qué Kayla?” “Es rehabilitadora” “Entonces volverás a caminar … Quiero estar contigo, Jase” “No quiero que me veas así” “Esto es frustrante y lo sabes. Es por vergüenza? Por orgullo de hombre? Yo no estaría contigo por lástima. Dame una oportunidad de ayudarte” “No puedes hacer nada y es mejor que te mantengas al margen. Olvídame, ____. Estás en peligro por mi culpa”

Repasé todos los mensajes que llevábamos y releí el último veinte veces antes de darle una respuesta. Él se notaba deprimido y distante. De alguna manera quería subirle el ánimo.

“También estoy enamorada por tu culpa ;) Ni sueñes que no te esperaré. Lo que haga falta, Jason, esperaré por ti”. Me sequé una lágrima que rodó por mi sien.
“Eres tan cabezota”. “Como tú”. “Será mejor que duermas. Mañana trabajas” “Está bien … buenas noches. TQ”. “Dulces sueños” “Esos son contigo ;)”

Jason no respondió pero yo me sentí mejor después de aquella conversación. Cerré los ojos tratando de imaginarme como él me abrazaba por detrás y poco a poco me dejé arrastrar por Morfeo en sueño donde esta vez Jason me recogía del hotel y escapábamos a una playa. Estaba segura de que Jason y yo volveríamos a estar juntos algún día. No volvería a soñar que corría del hospital con el corazón roto pensando que una vez más, había quedado abandonada en compañía de mi gran amiga “Soledad”.
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Como llevo comentando un tiempo ... la novela está llegando a su final, y bueno, sería de agradecer que hubiera más comentarios para animarme. Acabo de empezar las clases de nuevo y estoy a tope de trabajo. Realmente estoy haciendo un esfuerzo por escribir esto, por favor, veo muchas visitas diarias y ni un tercio comentan. 
Pensad esto: A más comentarios, más motivación y a más motivación, más capítulos ;) 
Atte: @itsBieberFanfic

PD: Subí el 2º Cap, de Hall Of Fame ayer. http://wecangonowhere-butup.blogspot.com :)

sábado, 14 de septiembre de 2013

Capítulo 39: No Me Olvides. ¡Ni lo intentes!

Narra ____

  • No podemos seguir juntos.

Sentí como mi respiración desfallecía. Mientras miraba a sus ojos torturados que me estaban aplicando el mayor de mis castigos consciente o inconscientemente. No importaba nada. El mundo cayó a mis pies, no, se hundió bajo el subsuelo. El latido de mi corazón se aceleró. Todo me empezó a dar vueltas mientras yo asimilaba las palabras que me acababa de decir.
No fui capaz de mover un solo músculo a la vez que perdía mi vista en el infinito de sus piscinas mieles. Rogué que aquello no fuera real y todo fuera una maldita pesadilla.
El rostro de Jason me decía que él no quería aquello pero su tono lo había dejado claro, estaba decidido a hacerme a un lado de su vida.

  • No … – fue lo único que pude murmurar con el hilo de voz que encontré forzosamente.
  • Tienes que irte – dijo firme.
  • Jase – rogué.
  • Vete.

Me estaba echando y nada en la vida había sido tan duro de escuchar. La persona que siempre me había sostenido entre sus brazos me apartaba de él como en la peor de mis pesadillas. Quise aferrarme a su pecho y abrazarlo asegurando que no me iría de allí.
Pero a pesar de la debilidad de su cuerpo su espíritu permanecía fuerte, él sabía lo que estaba haciendo y no sabía porqué, pero estaba devastando todo lo que su amor había construido en mi interior. Quise caer. Noté mis piernas temblar. Pronto iba a empezar el llanto y yo no quería que él viera aquello. No, antes de que la primera lágrima saliera cerré los ojos y me di la vuelta.
Cogí aire y me impulsé desde el borde de la cama para correr sin mirar a la persona que estaba abandonando … sin embargo, algo me hizo mirar sobre mi hombro para darme cuenta lo que estaba dejando atrás. Una lágrima calló mientras bajaba las escaleras.
Corrí como una desquiciada hasta salir del hospital y cuando estuve fuera no me detuve. Seguí corriendo como si algo me estuviera persiguiendo, posiblemente los recuerdos de los quería huir y no quería dejar que me alcanzaran … suficiente en mi vida había llorado. Pero como si yo no tuviera esperanzas de ganar aquella carrera las imágenes empezaron a llegar a mi mente. La primera vez que me sonrió como él sabía para sonrojarme, nuestro encuentro en el cementerio, la primera vez que me besó, la manera en que él me perseguía con la mirada en todo momento, el tiempo en que me sostuvo cuando iba a caer … Y en ese momento caí sobre mis manos y mis rodillas sin saber donde estaba. El agua brotó de mis ojos sin ver nada más que el borrón negro del asfalto. No entendía como podía haber sucedido aquello. Estaba perdida. Estaba desolada. Había perdido a la persona que me sostenía en sus manos. La persona que más amaba me había roto el corazón en mil pedazos y nada ni nadie lo iba a poder reconstruir. Con él lo había perdido todo. Me había quedado sin mi hogar.

Aquel sueño se repetía constantemente desde hacía una semana. El caso era que no era un sueño realmente, de vez en cuando habían cambiado algunas imágenes, pero básicamente aquello había sido lo que pasó cuando salí del hospital. No había tenido noticias suyas desde entonces, ni de Jason ni de el resto de su familia. En ese momento me encontraba en la casa de mi tío Lucas con su esposa Ally y mi primo Peyton. Ellos me están dejando dormir en su casa. Son muy amables, pero yo no puedo evitar sentirme una intrusa a pesar de que ellos insisten en que me sienta como en mi casa. Era curioso que en ese año estuviera cambiando tanto de casa. Me daba igual, tenía pensado irme a algún estudio en alquiler para no molestar a nadie.

No es que agradeciera que fuera domingo. No tenía trabajo y por la tanto nada que hacer. Me había ofrecido mil veces a ayudar a Ally con cualquier tarea de la casa pero al parecer ella lo tenía todo bien organizado y no había nada que hacer en el fin de semana.
Pensé en llamar a Janelle … mi única amiga y resultaba ser la hermana de mi ex-novio. Algo se retorció en mi interior con ese pensamiento. Nuevamente estaba jodidamente sola y lo único que podía hacer era pensar y pensar. Recordar y recordar. Torturándome un poco más como si no hiciera diferencia respecto al agujero negro que ya sentía tragándome desde dentro.

A mi cabeza llegó aquel momento en su casa cuando decidí que no quería ir al baile de fin de curso.

  • Todo lo que he hecho por ti … lo hice con gusto. Porque me preocupas y me importas – expliqué una vez que me había serenado – Porque me moriría de disgusto si te dejara sola.

¿Realmente estaba él muriendo ahora que lo había hecho? En aquel momento no se me ocurrió responderle “Si me dejas sola la que se muere soy yo”. Estaba hecha pedacitos … Mi corazón se había roto en partes por no poder sostener una relación como aquella al lado de la persona que amaba.
Y supe que si no lo tenía a él, no tenía a nadie. Y que entonces no me quedaba otra vía mas que levantarme sin ayuda de nadie, reponer los trozos rotos y luchar por poder empezar otra vez. Lo que tenía claro, era que no iba a empezar de cero para asimilar la ruptura. No. Estaba decidida a cambiar para ser más fuerte que nunca y poder estar a su lado. Se lo iba a demostrar.

Me levanté de la cama decidida a volver a pedirle a Ally que me dejara ayudarla en algo para entretenerme. Cuando salí del cuarto me dirigí hacia la cocina para ver si estaba allí, en su lugar vi a Peyton comiendo un sandwich sentado apoyando un codo en la mesa.

  • ¡Hey! – saludó con la boca llena.
  • Hola Peyton. ¿Qué tal por ahí fuera? – dije cogiendo un zumo del frigorífico.
  • Bien.
  • ¿Solo bien? – fruncí el ceño. Peyton solía ser de los que hablaba por los codos – ¿Ha pasado algo? – suspiró. Mi mente pensó directamente en Jason – ¿Jase está bien? – me preocupé.
  • Justin se lo ha llevado hoy a la casa. Le han dado el alta – respiré aliviada pero algo seguía andando mal. No me había querido hablar de él en todo ese tiempo y ahora parecía que estaba frustrado – Quiero contarte – dijo como si me leyera el pensamiento – pero no quiero traicionar a mi amigo.
  • Peyton, déjate de misterios – espeté. Él negó con la cabeza – ¿Por qué mierda me dices esto si no vas a soltar palabra?
  • Porque creo que mereces saberlo – sacó unas llaves de su bolsillo y me las tendió – Estos días te has estado preguntando por él y no te hemos dicho nada pero tarde o temprano tendrás que saberlo, sino será peor aunque Jason se cabree – arqueé una ceja sin saber a que se refería – Coge mi coche y conduce a la casa. Yo no te he dicho nada. Me has mangado las llaves porque quieres verlo y de paso recoger algunas de tus cosas que se quedaron allí, ¿entendido? – abrí los ojos al ver que ya tenía trazado todo el plan. Asentí jugueteando con las llaves en mi mano – No esperes un buen recibimiento – advirtió.
  • No me quiere ver – adiviné.
  • Más bien no quiere que tú le veas – me quitó el zumo que había dejado a medias al centrarme más en la conversación y se lo bebió tras terminar su sandwich – No soy nadie sin una buena merienda – bromeó.

Traté de sonreír pero realmente no me esforcé. Simplemente me levanté sujetando las llaves dispuesta a salir a cumplir el plan que Peyton había explicado.

  • Gracias por esto – dije por encima de mi hombro cuando estuve en la puerta.
  • Ve – me instó – Yo iré preparándome para la bronca que me vendrá después.

Sonreí de verdad mientras me dirigía a la puerta. Era un alivio que mi primo siempre estuviera dispuesto a contradecir a Jason sin importar cuanto lo provocara y lo enfadase.

Conduje a una velocidad moderada a través de la ciudad pero cuando llegué a la solitaria carretera que llegaba a la mansión, apreté el acelerador conduciendo bien por encima del límite de velocidad. No había peligro, tan solo quería llegar lo antes posible allí y enfrentarme a lo que había sucedido. Ni siquiera sabía que iba a decir, a quien tendría que enfrentar primero. No tenía idea de con quien me iba a encontrar ni que iba a hacer si Jason me volvía a echar.
Tan solo quería llegar allí y verlo otra vez después de haber pasado una interminable semana sin su presencia. Cuando estuve en el portón que conducía hacia el interior del jardín, metí el coche por el amplio camino de piedras y aparqué frente a la puerta.
Di una profunda respiración antes de salir del flamante coche plateado de lujo. Cuando puse un pie en el suelo me lancé al exterior y cerré de un portazo para ir avisando que estaba allí.

Caminé hacia la gran puerta de entrada y toqué al timbre. Noté mi mano temblar y la metí en el bolsillo para no mostrar mi nerviosismo. Contrólate, relájate. Hasta hace poco vivías aquí. No puede ser tan malo. La voz en mi cabeza me animaba pero sabía que no iba a ser fácil.

La puerta se abrió y tras ella salió una mujer en sus cuarenta y tantos hacia cincuenta. Tenía el pelo corto de un color rubio platino y unos ojos rodeados de finas arrugas, a pesar de ello se veían de un bonito color jade. Me sonaba su cara, sabía que era un familiar de Jason. Entonces recordé la graduación de Janelle. Aquella mujer era la esposa del tío de Jase. Tan solo la había saludado cuando nos encontramos ese día, ni siquiera tuvimos una conversación.

  • Hola – saludó ella con una sonrisa tensa.
  • Hola, emm … ¿Kayla? – traté de recordar. Ella asintió – ¿Puedo pasar?
  • No creo que eso sea buena idea – mis ojos se abrieron sin saber que responder – Jason no …
  • Necesito recoger unas cosas que dejé aquí – excusé en el momento que me di cuenta de que Jase era el impedimento. Quería que la tierra me tragara – No vengo a molestarle.
  • Déjala pasar – dijo una voz por detrás – Ven conmigo ____ – me pidió Justin.

Kayla se hizo a un lado y pude entrar. De alguna manera, volver a respirar el olor de aquella casa me hizo sentir nostálgica. Sabía que Jase estaba por allí, probablemente en su habitación para no verme. Nada mío quedaba allí salvo el largo vestido azul que habíamos utilizado en el baile, no lo quería conmigo para torturarme con más recuerdos. Si lo tuviera en mis manos lo rompería por la rabia … Simplemente no quería más cosas que me afectaran cerca de mí.
Justin me guió hasta el despacho donde más de una vez había estado estudiando con mi chico. Aquella era una de las estancias que más me gustaba de la gran casa. Leer junto con tocar el piano era lo que más me relajaba y absorbía cuando algo no iba bien.

  • ¿Qué se te olvidó por aquí? – preguntó sentándose en la silla del escritorio.
  • Podría decirte que aquí se quedaron unos libros que echo de menos pero sabes que he venido a por algo más importante, ¿verdad? – mi voz fue irónica mientras me dirigía al sofá.
  • No eres de las que se da por vencida – pensó en voz alta asintiendo – Me pregunto porque Jason estaba tan seguro de que lo dejarías pasar y no volverías por aquí.
  • Quizás en ese accidente le afectó algo al cerebro y se le olvidaron unas cuantas cosas – respondí con todo mi sarcasmo. La cara de Justin se tensó notablemente – ¿Cómo está?
  • Lo hemos traído hoy … Kayla nos ha acompañado para … – se detuvo. Iba a soltar algo importante y retrocedió. Malditos secretos – Él está bien – tragó saliva – no te preocupes.
  • ¿Por qué necesita tanta atención, Justin? Apuesto lo que sea a que odia que lo traten como un bebé, cuidando de él – me burlé.
  • Eso mismo dijo él pero tiene que aguantarse – se cruzó de brazos. El humor fingido se desvaneció – ¿Qué es lo que sabes?
  • Que algo serio ha pasado. Que no es normal que Jason me haya dejado tan solo al despertar. No me cuadra. Todo estaba bien y de golpe … – fruncí mis labios tomando aire – De pronto toda nuestra historia era una p*ta mi*erda y no merecía la pena seguir estando juntos – torcí los labios y lo miré a los ojos – Él no es así. Él siempre es el último en rendirse así que algo muy jodido ha tenido que pasar y espero respuestas, Justin.

No sabía de donde estaban saliendo todas aquellas declaraciones, pero me gustaba aquella ___ segura de lo que estaba haciendo y mostrándose fuerte.
Justin se levantó de la silla y se movió despacio hasta mí para sentarse a mi lado en el sofá. Era intimidante estar a su lado tan cerca. Yo sabía lo que él hacía, no tenía idea de hasta donde podía llegar, no quería saberlo tampoco. Pensar en ello me haría tener miedo y aquello era lo último que quería volver a tener. Confiaba en Justin al igual que en Jason. Ellos no le harían daño a alguien inocente. Tenían su propia ley de la justicia … algo que empezaba a aceptar visto que Greg Cooper, el hombre con el que había crecido era corrupto. Odiaba admitirlo, pero no había justicia a no ser que la tomaras por tu mano, en la mayoría de los casos al menos.

  • Tienes razón en todo lo que dices – admitió Justin – Jason tan solo está tratando de protegerte al mismo tiempo que se protege a sí mismo con lo que está haciendo … aunque no estoy muy seguro que como le afecte o si está haciendo lo correcto. Él lo piensa y sabes que es un cabezota, no va a haber manera de hacerlo cambiar de opinión.
  • ¿Qué me estáis ocultando todos? – pregunté cada vez más nerviosa.
  • Te lo voy a decir, solo porque tienes que saberlo tarde o temprano … – cogió aire y tomó una de mis manos. Aquel acto se sintió familiar, protector. El temor se apoderaba de mí – Jason ha quedado inválido – dijo rápido como si las palabras dolieran – No puede caminar.

Las palabras calaron hondo en mi interior. Por un momento todo pareció desvanecerse a mi alrededor. Mi cara debía ser un poema. Justin apretó mi mano y yo me solté de golpe de él levantándome del sofá. Lo miré aterrorizada. Toda mi cabeza dio vueltas. Sentía como si la pared se acercaba a mí y entonces solo pude visualizar a Jason. Las lágrimas escaparon y mi única reacción fue correr, correr escaleras arriba agitando mi respiración hasta llegar a su dormitorio. Giré el pomo pero la llave estaba echada.

  • ¡Jase! – chillé aporreando la puerta – ¡Jase ábreme! – sollocé.

Le di a la puerta unos cuantos golpes esperando una respuesta que nunca llegó. Era como si no hubiera nadie allí pero estaba segura de que en su interior estaba él, torturado al igual que yo. Solo pude pensar que era un idiota por hacernos esto. Juntos éramos más fuertes.
Apoyé mi espalda sobre la puerta y me agaché hasta que mi trasero toco el suelo. Creía que alguien vendría arriba para echarme de allí, pero no fue así.
No quería molestarlo. Él sentía que estaba haciendo lo correcto. Él no quería que lo viera por su estado … probablemente pensaba que le tendría pena de la misma manera que lo pensó cuando nos encontramos por primera vez en el cementerio. Jase odiaba dar lástima. Nunca se escondía, esto no estaba bien. Él tenía que estar muy mal como para rehuir de mí.

Recordé todas aquellas veces en las que estuvo conmigo cuando yo más lo necesitaba. ¿Cómo se suponía que yo me iba a ir cuando él estaba pasando por su peor momento?

  • Me da igual que no abras – dije tras la puerta cogiendo aire – Me vas a escuchar, Jason Bieber. Me da igual cuales sean tus intenciones, yo sé muy bien cuáles son las mías y que sepas que en mis planes no está olvidarme de ti. Yo no me voy a rendir y sé que tú tampoco lo vas a hacer. Has estado cuando más he necesitado a alguien. Desde que nos conocemos te has pasado la jodida vida ayudándome. No puedes alejarme justo cuando las cosas se ponen al revés. No elegí estar contigo para vivir un p*to cuento de hadas. Te elegí porque sabía que pasara lo que pasara te quedarías y pelearías. Me importan una mi*erda las dificultades si estoy a tu lado. Lo mismo que tú te quedaste yo tampoco me voy a ir, porque te quiero, Jase – una lágrima rodó por mi mejilla. Sabía que no iba a salir – más que a mi vida … – agregué en un susurro que nadie escuchó. Aquella era una confesión para mí misma – Si no me vas a dejar verte solo te voy a pedir una cosa, – me levanté del suelo – No me olvides. Ni lo intentes porque sino … – ¿me moría? ¿lo mataba? ¿lo mataba y me suicidaba? Todo era tan trágico en mi cabeza – haré una locura, lo juro – terminé por decir.

Apretando los puños a mi lado saqué toda la fuerza de mi voluntad para volver a bajar sin haber tenido el premio de verlo. Bajando las escaleras vi a Justin sentado al final de ellas. Se giró alzando la cabeza para verme. Me senté a su lado y me pasé el dorso de la mano rápidamente por una mejilla por si estaba húmeda. Afortunadamente no había rastro de lágrimas.

  • No te abrió – afirmó.
  • ¿Quién fue? – pregunté – ¿Quién lo atropelló?
  • ¿Para qué quieres saberlo, ____? – me miró ceñudo – No vas a poder hacer nada.
  • No me ocultes más las cosas, Justin. Te juro que tengo ganas de darle a alguien un puñetazo.
  • No creo que puedas dárselo a Greg Cooper – dijo serio. Abrí los ojos confundida. No había tenido noticias suyas en mucho tiempo – Por ahí se habla de como un policía puede hacer de las suyas provocando “accidentes” sin ser pillado. Una alianza entre policías corruptos y los Richards es algo muy oído por las calles. Tú sabes que Greg es un p*to psicópata.

Las palabras de Greg sobre que me haría la vida imposible vinieron a mi mente. Él me odiaba y con eso haría daño a todo el que se acercara a mí. Nunca tuve amigos. Jamás tuve que preocuparme de ello y ahora que estaba enamorada él se iba a aprovechar para darme puñalada tras puñalada. Por no hablar de que Jason me había sacado de su casa y a saber lo que le había hecho esa noche. Aquello era más personal. Jase se había metido en medio de todo mi drama familiar y acabó pagando las consecuencias de manera desproporcionada.
El odio hacia Greg me llenó por completo. Tiré de mi pelo hacia atrás en frustración.

  • ¿Qué vas a hacer con él?
  • Por ahora no puedo hacer nada, ____. Él debe estar alerta en la calle por si voy a matarlo – apretó los puños – Voy a dejarlo el último para que sepa lo que le espera.
  • Pues yo no puedo esperar a darle su jodido merecido – me levanté dirigiéndome a la puerta para salir.
  • ¡¿Qué co*ño vas a poder hacer tú?! – gritó a mi espalda.

No le respondí. Me subí a toda prisa al coche y lo encendí para salir de la mansión. Conduje de nuevo a toda velocidad por la carretera en dirección al centro de la ciudad. No iba a llorar. En esos momentos me sentía más fuerte que en toda mi vida, como si lo fuera por Jason y por mí misma. Quería vengarme. Podía entender mejor que nunca la sed de Jason por eliminar de su camino a la gente que le había hecho daño. Jamás volvería a ser la misma desde ese momento. Nunca había querido pagar con la misma moneda el dolor que me habían provocado a mí pero que le hicieran sufrir a las personas que me importaban se sentía muy distinto. Se sentía como que iba a cuidar lo que era mío. Y a mí Jason era lo último que me quedaba aunque ahora lo tuviera lejos de mi alcance. Greg Cooper no me volvería a hacer la vida imposible sin pensar antes en como se la iba a pagar después. La adrenalina se desplegó en mi interior y volví a apretar el acelerador. Tenía prisa por llegar a la casa donde había vivido durante cinco años.
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Ahí lo tenéis. Por favor comentad que os parece aquí en el blog o en Tuenti o Twitter ;)
PD: Ya puse el primer capítulo de Hall Of Fame :3 http://wecangonowhere-butup.blogspot.com
Os quiero ^^

martes, 10 de septiembre de 2013

Capítulo 38: No Podré Protegerla Más ...

Han pasado dos días desde que Jason está en la cama. Le habían inducido a un coma del que despertaría en cualquier momento. No me moví de su lado desde que había estado hospitalizado, tan solo había interrumpido mi estancia en su habitación para ir a trabajar. Hubiera querido alegar una enfermedad, pero recién había empezado el trabajo … no iba a ser muy presentable.

Justin además me animaba a salir para que no estuviera allí encerrada y absorta en la horrible imagen que ofrecía mi novio. Jason tenía menos color del acostumbrado y sus labios estaban agrietados. Por sus brazos y piernas se veían quemaduras de haber rozado contra el asfalto a toda velocidad. En el quirófano le habían tratado heridas internas por roturas de costillas. Jase se veía débil y como si eso fuera contagioso, yo me sentía igual por él.

Tras terminar mi jornada en el trabajo fui directa al hospital en el Porsche de Jason. Subiendo a la segunda planta me dirigí al cuarto a través de los largos pasillos. Cuando abrí la puerta tímidamente vi a Jason durmiendo solo. Por tercera vez en aquellos días, me senté en el horrible sillón a su lado. Cogí su mano queriendo sentir su tacto y tener el más mínimo recuerdo de lo que era estar con mi Jase, pero él estaba tan carente de vida que me fue imposible tener algún recuerdo bueno. Acaricié su dorso y entrelacé nuestros dedos para llevar su mano a mis labios y darle un suave beso.
  • Despierta pronto, Jase – le dije.
Cerré los ojos cansada después de haber estado trabajando y no haber tenido unas buenas horas de sueño desde hacía dos noches. Me apoyé en su cama aún sosteniendo su mano. Una lágrima corrió de lado hasta mi sien, no me molesté en retirarla mientras esperaba que el cansancio me enviara a la oscuridad para dormir.

Sentí una mano en mi hombro y me sobresalté abriendo los ojos. Justin me miraba inexpresivo desde su altura. Poco a poco esbozó un atisbo de sonrisa.

  • Deberías ir a casa, ____ – sugirió.
  • No tengo a donde ir – dije mirando a Jason. Siempre esperaba a encontrarme sus ojos pero continuamente los encontraba cerrados.
  • ____ …
  • No – corté – El único lugar donde he podido estar todo este tiempo ha sido con Jason. Si hay un sitio donde me siento en casa es a su lado, no en un edificio. Aquí estoy mejor que en ningún sitio. Espero que no te importe que me quede hasta que despierte – dije firme.
  • Está bien – suspiró – Gracias por quedarte con él – negué con la cabeza. No hacía eso como un favor – Yo … tengo que irme. Si despierta llámame, da igual la hora.

Asentí volviendo a inclinarme hacia adelante apoyando los brazos y la cabeza en el borde de la cama de Jason sin dejar de sostener su mano. No había manera de que alguien me sacara de aquí.

* * *
Narra Jason

Sentía mis ojos pesados. Era realmente difícil abrirlos, más cuando lo único que sentía era cansancio y ganas de dormir, pero quería ver que había pasado. Me obligué a mí mismo a abrir mis párpados pasados varios minutos en los que estaba semiconsciente. Notaba que algo en mi cuerpo no iba bien más allá de todas las heridas en mi cuerpo.

Recordé el choque. Como un coche me había envestido desde un lado de la carretera con todo el morro cuando menos me lo esperaba. Estaba seguro de que había sido la misma estratagema que habían trazado con mi madre. Coche robado. Conductor irreconocible a la fuga. Coche quemado a las afueras de la ciudad. Y la policía nunca averiguaba nada de lo que había sucedido.

Al empezar a entreabrir los ojos percibí una leve luz procedente de la esquina en la habitación. Debía estar hospitalizado, obviamente. Miré a ____ sosteniendo mi mano en la postura más incómoda que debía haber para dormir. Ignoré la preocupación por lo que debía sentir o no en mis extremidades, lo que me preocupaba en ese momento era ella. La había dejado tirada en el trabajo. Supuse que alguien fue a recogerla por mí al darse cuenta de lo que había pasado conmigo. No tenía idea de quien había avisado a mi padre, solo recordaba a un hombre de unos cincuenta años que vio el accidente de milagro y enseguida llamó a una ambulancia. Posiblemente le debía la vida a ese hombre … antes de que llegaran para llevarme a urgencias él se había quedado conmigo pero yo perdí el conocimiento por todo el dolor acumulado antes de que los enfermeros me recogieran.

Sabía en aquellos días que las cosas se iban a complicar a medida que pasara el tiempo y mi padre fuera matando a más y más tipos de la calle. No vi venir que pasaría aquello porque me había distraído pensando en ____. Ahora ella estaba más en peligro que nunca y yo no la podía proteger. Apreté mi mandíbula pensando en lo que tenía que hacer. Arrastrar a Coops a mi vida había sido un error grave. Era algo que tenía que arreglar de manera rápida. Si la amaba la tenía que proteger de la última manera que me quedaba.

Acaricié la mano de ____ con mi pulgar y fui a través de lo largo de su brazo. Lo último que quería era que sufriera más de la cuenta y en mis condiciones lo iba a hacer, demasiado. Ella no puede cargar conmigo. Ya le he hecho pasar demasiado. La voz en mi cabeza me convencía de que iba a hacer lo correcto.

La vi despertarse levemente. Tenía que hablar con ella antes de que los médicos llegaran. El reloj colgado en la pared marcaban las cuatro de la mañana. Me preguntaba cuanto tiempo habría estado allí postrado.

Los preciosos ojos verdes de Coops se abrieron y me miraron con adoración. Sentí algo retorcerse en mis entrañas. La quería demasiado.

  • Dime que esto no es un sueño – susurró incorporándose mientras me estudiaba.
  • Estoy … – aclaré mi voz. Estaba ronco después de lo que serían muchísimas horas sin hablar – Soy yo.
  • Has despertado – dijo con fascinación levantándose del sillón – Oh Dios mío, Jason. No sabes lo preocupados que estuvimos todos – exclamó un poco más alto.

Ella se inclinó y me dio un beso en la mejilla y después viajó a presionar sus labios con los míos. No respondí. Me mantuve quieto y cerré los ojos intentando contener todas mis emociones. Ser neutro y poner mi mejor cara de pocker era mi objetivo.

  • ¿Estás bien? – preguntó – Oh, mierda. Soy idiota, voy a llamar un doctor.
  • ¡No! – la detuve cogiendo su mano. Agradecí que las vías intravenosas estuvieran en la otra muñeca – Tengo que hablar contigo.
  • ¿Qué sucede? Puede esperar, Jase. Tu estado es lo primero.
  • No – le indiqué que se sentara a mi lado. Su rostro cambió. La ilusión de verme despierto había desaparecido y habían vuelto las finas arrugas de preocupación en su frente – Cuando te vayas de aquí, quiero que no vuelvas más, ¿entendido? – sus ojos se abrieron al mismo tiempo que su boca. Antes de que hablara proseguí – Tú y yo jamás debimos estar juntos – tragué saliva incrédulo de que pudiera decir aquello. Ella era lo mejor que me había pasado – Todo fue un error. Tu vida no encaja con la mía.
  • Estás loco – me interrumpió.
  • No, nunca he estado más cuerdo – la rectifiqué – Esta es la mejor decisión que he podido tomar desde que te conocí – dije sintiendo los propios cuchillos que le estaba clavando a ___ en ese momento – Debes irte y no volver a meterte en mi vida, ¿lo tienes? Yo tengo que centrarme en mis asuntos, esos que no te gustan nada – mascullé con rabia. No dirigida a ella, sino a la mierda de vida que nos había tocado – No podemos estar juntos. Nunca más – sentencié.
  • Jason … – pronunció como una súplica – No puedes hacernos esto.
  • Quiero que te vayas. ¡Ya!

La incredulidad y desolación cruzó su rostro. Negó con la cabeza mirándome con los ojos llenos de incomprensión. Vi como su rostro se contraía antes de darse la vuelta. Sabía que iba a llorar pero que no me dejaría verlo. Por fuerte y duro que estuviera pareciendo por fuera estaba muriendo por dentro porque quería decirle lo que en realidad pasaba.

Ella finalmente salió acelerando sus pasos a medida que se alejaba de mí. Cerró la puerta con fuerza sentenciando nuestra separación. Solo rogaba para que llegara sana a donde fuera que se iba.

Intenté volver a dormir pero me reconcomía la consciencia. ¿A dónde se había ido? ¿Qué iba a hacer? Pasé media hora torturándome y diciéndome lo idiota que era por haber manejado las cosas de esa manera. Básicamente había olvidado que ____ vivía conmigo. Hasta que mi padre entró en la habitación. Él me dedicó una mirada severa. No era el padre que debía estar preocupado porque su hijo había sido atropellado, era el hombre que se preocupaba de lo irresponsable que su hijo había vuelto a ser una vez más.

  • ____ te avisó – empecé yo. Él asintió – ¿Está bien?
  • ¿Lo dices en serio, Jase? – bajé la mirada sintiéndome culpable – Está rota, Jason. La he dejado dormir el resto de la noche en el departamento aunque dudo que lo haga.
  • He hecho lo mejor – dije tragando el nudo en mi garganta.
  • Eso es lo que tú crees – murmuró mi padre – ¿Recuerdas el accidente?
  • Sí, pero no vi quien lo provocó – informé cerrando los ojos cansado – aunque ambos sabemos de quien sería el plan.
  • No hace falta ser muy listo … No te preocupes, ya me estoy encargando de todo eso. No quiero que inmiscuyas más en esta mierda, Jason – el tono duro de su voz hizo que me sintiera peor – Ya perdí a vuestra madre, no voy a permitir que algo así vuelva a suceder. He mandado a Janelle fuera de Delaware, a una de esos estudios que tenía tu madre en Inglaterra. Se ha ido con Christian, así que estará bien.
  • No puedes mandarme lejos a mí también – el dolor pinchó en mi cabeza.

Justin se sentó en el asiento que anteriormente ocupaba ____. Sentí la angustia de tenerla lejos cuando hacía nada era toda mía. La había liberado de mí, sin embargo, yo seguía sintiéndome atado a ella. La estaba protegiendo. Era lo único en lo que quería pensar.

  • ¿Por qué has dejado a ____? – preguntó mi padre.
  • Estará mejor sin mí. Yo solo soy un crea problemas para ella. Más ahora – dije mirando mis pies inmóviles.
  • Jase, yo dejé a tu madre a la misma edad que vosotros y acabamos sufriendo más. ¿Quieres verla con otro? Porque eso es lo que tarde o temprano pasará si no te esfuerzas por ella.
  • Merece algo mejor – respondí sabiendo que me moriría si la viera con otro chico. Mataría a ese desgraciado por pura envidia – Jamás le convine.
  • A ninguna mujer como ella le conviene estar cerca de un tipo como tú – acordó – Pero tú aceptaste estar a su lado una vez. Si la dejas estarás haciendo todo lo contrario a protegerla. ¿Crees que Drake no tiene un ojo en ella? – me tensé al escuchar ese nombre – Jase, la metiste en esta mierda y eso es como una sentencia de por vida, siempre va a estar en peligro porque tienes sentimientos por ella. Te dije que su suerte estaba sobre tus hombros. Tu decidiste por ella. ____ siempre se fió de ti y ahora le has dado una puñalada por la espalda. Esas fueron palabras de tu madre cuando hablábamos de cuando yo la dejé – recordó meditabundo – No quiero que cometas el mismo error que yo. Ella acabó estando en un grave riesgo porque la dejé al descubierto.
  • No es lo mismo …
  • Has cuidado de ella estos meses. ¡Eres jodidamente lo único que tiene! – se enfadó. Vi la impotencia porque estaba recordando a mi madre – Tendrías que haberla visto estos días – No quería escucharlo más. Apreté los ojos intentando bloquearlo, un acto inútil, él siguió hablando – ¿Sabes lo que estará pensando ahora? Que nunca te importó como tú le importas a ella. Y jodidamente te va a odiar para seguir adelante. Tú sabrás lo que haces.

Me rompí. No quería perderla. No quería que pensara que no me importaba lo que hacía o dejaba de hacer. Ella debía saber que la amaba, ella debía entender que estaba haciendo esto por ella. Empecé a sacudirme por las irregulares respiraciones mientras lágrimas rodaban por mis mejillas. ____ había estado a mi lado, sentada en ese incómodo sillón para no dejarme solo en el caso de que despertara y yo lo primero que había hecho había sido cortar. Era un idiota por no pensar un poco más en ella, pero no había mejor manera de romper. Era algo obligatorio en ese caso. Mi padre aún no lo podía entender. La máquina a mi lado empezó a pitar y mi padre se levantó intentando ayudarme a relajarme. Él se sentó a mi lado y pasó un brazo por mis hombros. Debía estar preocupado. Jamás lloraba. Mucho menos delante de él. Nunca lo hice desde los ocho años hasta el día en que mi madre había muerto y ni siquiera entonces me dejé mostrar tan débil como lo estaba haciendo en ese momento.

  • ¿Por qué lloras, Jase? Vamos, chico. Ya verás como todo irá bien – intentó tranquilizarme.

Me dio unos golpecitos en el hombro mientras yo intentaba tranquilizarme. La máquina a mi lado aminoró el sonido al mismo ritmo.

  • Lloro porque no la voy a poder proteger, papá – él me miró serio para contradecirme cuando lo interrumpí – No siento las piernas desde que me desperté.