lunes, 17 de junio de 2013

Capítulo 9: Merece la Pena Arriesgarse

 Había llegado la hora del almuerzo y fui a la cafetería para conseguir algo con lo que saciar mi hambre. Esperaba pacientemente en la cola y escuchaba detrás a Drake Richards bromear con sus amigos escandalosamente. Lo noté ponerse a mi lado para empezar a incordiar.

  • Hey, nena, ¿qué tal si nos dejas pasar delante de ti?
  • Claro, adelante – hice un gesto con la mano – prefiero comer más tarde, se me acaba de quitar el apetito de escucharte – contesté dándome la vuelta para marcharme.

Caminé hasta una mesa de la cafetería y empecé a repasar algunos apuntes de la clase siguiente cuando escuché una silla moverse delante de mí. Al levantar la vista vi a Jason frente a mí con los brazos cruzados sobre la mesa y mirándome atentamente. Había dejado una bandeja roja y llena de comida entre nosotros y la boca se me hizo agua.

  • Hola, Coops – saludó – Hiciste bien en irte de allí, ¿sabes? – señaló la cola.
  • Hola, Biebs – suspiré – Prefiero no hacerles caso, son idiotas – respondí mirando la bandeja – ¿Compartes un poco? Apenas comí …
  • La traje para eso – sonrió – y para hablar.
  • Creía que no me hablarías en el instituto – frunció el ceño – Siempre estás con tus amigos en los recreos – señalé la mesa donde estaban los otros tres chicos.
  • Sí, para ellos también es raro que esté aquí – torció sus labios – Pero vi el panorama en la cola y vine a acompañarte – cogió unas patatas y se las llevó a la boca – Come – ordenó.
  • Gracias – cogí un trozo de pizza – ¿Qué quieres hablar?
  • No sé, algo normal – se encogió de hombros – ¿Qué quieres estudiar?
  • Oh – me sorprendí. Nunca nadie me lo había preguntado – Pues bueno … filología inglesa, estuve pensando que después serviría para ser profesora o bibliotecaria.
  • Te gusta leer, ¿no?
  • Los libros son una buena forma de entretenimiento cuando la televisión aburre, no tienes amigos, apenas sales y no hay nada que estudiar. ¿Y tú?
  • Soy más de la lectura de labios – respondió travieso.
  • Me refería a que quieres estudiar – corté su comentario mirando hacia abajo tensa por su comentario.
  • ¿No quieres saber que dicen tus labios? – fingió indignación – Bueno, ahora mismo me gustaría estudiar tu cuerpo – lo miré alarmada – En serio, lo tapas. Eso hace que intente echarle más imaginación a como es tu figura – mordió su labio intencionalmente.
  • No se te ha perdido nada en mi cuerpo, así que deja eso – mascullé.
  • Por el momento no perdí nada – se inclinó sobre la mesa acercándose a mi rostro – Pero me gustaría perderme entero en él – susurró con sensualidad.
  • Jason, para – rogué abrumada – ¿Cómo puedes decir eso? – me indigné.
  • No es ninguna mentira que me gustas – retrocedió echando su peso sobre el respaldo de la silla – Deberías ver tu cara, estás tan sonrojada – sonrió dulcemente – Tranquila Coops, solo fue una broma – me guiñó un ojo – Me interesa la tecnología – volvió a cruzarse de brazos como si no hubiera hecho ningún comentario salido de tono – me planteo la industrial o la armamentística.
  • Eso es … interesante – tragué saliva. Con sus advertencias de que era peligroso y la mezcla de querer estudiar una carrera para construir armas empezaba a darme mala espina – aunque la industrial es más práctica – sugerí.
  • Eso mismo pensé yo – torció sus labios de forma burlona.
  • ¿Qué harás hoy? – pregunté de repente.
  • ¿Pidiéndome una cita, ____? – volvió a la broma del primer día. Negué con la cabeza sonriendo – Tengo cosas que hacer, ya te diré cuando nos vemos.
  • Vale – me encogí de hombros.
  • ¡Pero mirad a la parejita que tenemos aquí! – bramó una voz irritante – ¡Miss Soledad y Míster Misterio, eh! – tanto Jase como yo nos giramos para ver a Drake – Que lindos, ¿verdad chicos? – se mofó y todos en la cafetería se unieron a él.
  • No dejes que te afecte – me dijo Jason mirándome a los ojos – Te veré luego.

Dicho aquello se levantó y pasó por el lado de Drake golpeando su hombro con el suyo fuertemente y lanzándole una mirada de advertencia para que no se metiera más con él.
Drake le lanzó una mirada asesina a Jase, la cual él ignoró regresando con sus amigos. Drake volvió a poner su sonrisa amistosa regresando la vista hacia el resto de sus colegas como si nada hubiera pasado y fuera el mejor del instituto. Fingía. Algo iba mal entre aquellos dos.

* * *

La semana iba pasando y Jase llevaba faltando a clase desde el lunes. Era viernes, tampoco había venido y yo ni siquiera sabía porqué estaba tan pendiente de su asistencia o la falta de su presencia en la otra esquina del aula.
Había salido del instituto después de varias horas medio adormilada y aburrida por las pausadas voces que emitían los profesores. Me había llevado el diario de mi madre y había estado leyéndolo sin que nadie se diera cuenta. Caminé tranquilamente hacia el cementerio, extrañamente, era como si aquello ya fuera una costumbre aunque ya no del todo necesaria. Principalmente iba a aquel sitio para hablar y ser yo misma en voz alta sin que nadie me escuchara, sin parecer del todo loca porque de todos modos lo que hacía era tener una conversación espiritual con mi madre o conmigo misma. En esos momentos me di cuenta de porqué echaba de menos a Jason; él me había dejado mostrar mi personalidad y mi vida sin temor a ser juzgada.

Sentándome en el césped frente a la lápida de mi madre eché una ojeada a los alrededores para empezar a hablar sin temor.

  • ¿Sabes mamá? Parece mentira que en una semana me haya cambiado tanto el ánimo – suspiré – es como si fuera más feliz porque hay alguien que de verdad me escucha. No sé que hacer con Jase – admití – Es la primera vez que me gusta alguien y resulta que puede ser amable y atento, pero también esconde muchas cosas … es peligroso. Aún así confío en él, y empiezo a pensar que estoy más loca que lo de costumbre, pero me siento demasiado bien a su lado. No puedo evitar querer estar con él. Me pregunto si tú tuviste alguna experiencia así a mi edad … Ojalá estuvieras aquí – agaché la cabeza y regresé la vista a las hojas escritas en hermosa caligrafía – Al menos la abuela me dio esto para conocerte un poco más.

29 de Mayo de 1995
Querido diario:
Una vez más he ido al hospital para hacerme la diálisis. Creo que todo esto le está afectando a Greg … se está distanciando porque le afecta verme mal. Lleva tiempo sin prestarme mucha atención y ahora si que me empiezo a desmoronar. A la espera del riñón de un donante compatible puedo quedarme así durante años. Las cosas no funcionan, mi marido me está fallando y sé que necesito algo para reparar el lazo que nos unía … pero no sé que hacer.

Mi madre había empezado a tener problemas con mi padre mucho antes de que yo naciera. Fruncí el ceño preguntándome porqué demonios había nacido yo entonces. Mi padre era testarudo y orgulloso cuando se empeñaba en actuar de alguna manera y no creía que eso fuera algo exclusivo de su comportamiento conmigo. Entonces la luz brilló en mi cabeza, ¿el lazo que supuestamente los iba a unir era yo? Mi madre estaba loca por pensar en quedarse embarazada teniendo aquel problema renal, ¿actuó tan desesperada por quedarse junto al hombre que quería?

  • Buuh – unas manos se posaron sobre mis hombros y me sobrecogieron. Salté del suelo y miré a mi espalda – Tranquila, no soy un fantasma – bromeó.
  • ¡Joder, Jason! – protesté – Me has asustado.
  • Esa era la intención – torció sus labios burlándose – ¿Qué hacías?
  • ¡Cosas! – corté – ¿Por qué no viniste a clase?
  • Cosas – imitó mi respuesta. Me crucé de brazos irritada mirándole mal – ¿Me echaste de menos, Coops? – tendió su mano hacia mí para acariciar mi mejilla y me aparté – Arisca.
  • ¿Sabes? Iba a prestarte mis apuntes de clase, te has perdido muchas cosas – alcé una ceja y me burlé – Pero como soy una arisca me los guardaré para estudiar yo sola.

Cogí mi mochila y metí el diario dentro para después colgarla en mi hombro y empezar a caminar para irme del cementerio. Jason caminó rápido hasta ponerse a mi nivel.

  • ¿Me ayudarías? – preguntó – Voy a necesitar que alguien me los explique – me miró dulcemente y sonrió – Por favor – suplicó.
  • No – respondí empezando a caminar por un sendero rodeado de matorrales – ¿Dónde estuviste estos días?
  • No te lo puedo contar – respondió serio – Son asuntos míos, ¿vale?
  • Perfecto – bufé enfadada.
  • Oye, ¿qué te pasa? – cogió mi muñeca y me detuvo en medio del camino – Es mi vida.
  • Drake también estuvo faltando a clase, ha estado más nervioso y menos payaso de lo habitual, ¿Crees que no me he dado cuenta de que pasa algo entre vosotros?
  • Y si es así, ¿qué? No me cambies el tema, _____. ¿Por qué te importa? – me miró amenazante – ¿No le habrás dicho nada a tu padre, verdad?

Ofendida me solté de su agarre sacudiendo la muñeca y seguí caminando sin responder. Era increíble que pensara eso después de todo lo que sabía. Me sentí indignada. Jase volvió a alcanzarme y me detuvo una vez más en mitad de aquel sitio abandonado.

  • De acuerdo, lo siento. No creo que hayas hecho eso, pero … ¿por qué demonios te importa?
  • Por el mismo motivo por el cuál te encargaste de hacerme sentir bien – contesté – Tan solo quiero saber de ti tanto como tú sabes de mí para que estemos bien y seamos …
  • ¿Amigos? – interrumpió con sarcasmo – ¿Y si no quiero decirlo? – dijo haciendo que su voz se tornara turbia – Dime, ¿te alejarás de mí?
  • Quizás sí – respondí herida – Fui una idiota por confiar en ti. Tú no lo harás conmigo – afirmé con dolor – ¿Por qué no quieres que estemos juntos? Desde que nos pusieron como pareja para el maldito trabajo llevas advirtiéndome que me aleje de ti.
  • ¡Por qué no perteneces al tipo de personas de las que me rodeo! ¡Por eso te advierto! Pero no haces caso y te quedas, esperando que seamos amigos. No entiendes que es todo lo contrario, me atraes, sí quiero estar contigo pero tú no vas a querer cuando sepas mi verdad, por eso no te la contaré.
  • Jason, tú también me gustas – reconocí desesperada. Si no hubiera sido por la tensión de aquella situación jamás se lo hubiera confesado así de directa – Pero si no confías en mí no puedo sentirme bien a tu lado – agaché la cabeza mirando la punta de mis zapatos.
  • No puedo contarte todo así sin más … Confío en ti, pero sencillamente no puedo contártelo porque todo es muy pronto para mí. Ni siquiera estoy seguro de lo que estoy planeando – susurró para sí y no supe muy bien a qué se refería. Sin querer discutir más me di la vuelta y seguí caminando cuando escuché su voz suplicante – Dame tiempo.
  • ¿Para qué? – pregunté sin saber lo que quería de mí.
  • No eres la única que tiene problemas. Yo me siento tan bien como tú cuando estamos juntos – la seriedad no desaparecía de su rostro. Por una vez no había atisbo de broma en su cara mientras hablaba de nosotros – Eres diferente. Sé que me puedes entender. Ya no se trata de que te quiera ayudar, Coops, sino de que necesito que tú me apoyes de alguna manera simplemente estando a mi lado.
  • Pero tú no quieres que seamos amigos – reproché.
  • Quiero que seamos más que amigos – corrigió dando un paso hacia mí – No tengo prisa, sé que no estás segura de esto, pero tú misma has dicho que te gusto. Sabes tan bien como yo que merece la pena arriesgarse por esto – sosteniendo mi cara con sus firmes manos encontró mi mirada – ¿Quieres que estemos juntos o no?
La pregunta estaba determinada por su tono firme. Sus ojos buscaban una respuesta inmediata. Estaba totalmente centrado en mí y yo lo estaba en él. Me quedé bloqueada y no pude hallar mi voz en ese instante. Simplemente asentí. Su sonrisa fue inmediata, sincera y alegre. Esa clase de sonrisa que al ver sientes la misma alegría.
Sin soltar mi rostro acarició mis mejillas y se fue acercando a mí cerrando los ojos. Justo cuando creía que me besaría abrió los ojos a milímetros de mi boca. Su respiración chocaba contra mi cara y la conexión entre nuestras miradas me hizo sentir una corriente por todo mi cuerpo.

  • Procura centrarte esta vez. No quiero que vuelvas a decirme que no sabes si te ha gustado uno de mis besos – advirtió bromeando. Sin embargo, yo sabía que lo decía en serio.

Exhalé el aire que había contenido por la tensión y me relajé en sus manos. Jason sonrió ante el triunfo de lo que provocaba en mí y finalmente sus labios capturaron los míos haciendo un enredo de nuestras bocas. Llevé mis manos hacia su cuello y acaricié el cabello de su nuca al tiempo que él pasaba un brazo por mi cintura para acercarnos y profundizar el beso mientras presionaba mi labio inferior entre los suyos. La suavidad de sus labios me embelesó. Se apartó de mí despacio, dejándome disfrutar de su aroma mientras era más consciente de la distancia entre nosotros. Al desplegar mis ojos me encontré con su mirada e inconscientemente sonreí. Adoraba sus ojos mieles, sobretodo como cuando en ese momento le relucían más claros por la incidencia de los rayos del sol.

  • ¿Y bien? – preguntó con una mirada traviesa.
  • Ha sido un buen beso – mordisqueé mi labio nerviosa.
  • Eso me pareció – cogió mi mano y entrelazó nuestros dedos – Pensé en llevarte a casa de tus abuelos, ¿qué me dices?
  • Gracias, Jase, me encantaría – agradecí tímida – pero hoy no puedo. No sé a que hora vuelve mi padre a casa y tengo que estar allí cuando vuelva.
  • No entiendo porqué no puedes ir a visitar a tus abuelos … ¡Son tus abuelos! Tienes derecho a verlos si quieres ir – respondió molesto.
  • Bueno, espera – saqué el móvil y empecé a llamar a mi padre. No contestó y salió el buzón de voz – Emm … hola papá, te aviso de que voy a estar en la biblioteca buscando información para un trabajo. Volveré tarde a casa – colgué y miré a Jason – Listo – me encogí de hombros tímidamente.
  • Vamos a ver a tus abuelos – sonrió y tiró de mi mano para dar la vuelta por el camino. Regresamos al cementerio. Fuera estaba su coche rojo.

* * *

Llegamos a la casa de campo. Jason ya se sabía el camino perfectamente para llegar y condujo relajado mientras conversaba conmigo de cosas al azar o nos quedábamos en silencio. Todo seguía muy normal, las cosas no habían cambiado en cuanto a como nos tratábamos, solo había ocurrido aquel beso … y en secreto esperaba que hubiera más.
Jason y yo salimos del coche y vimos aparcado frente a nosotros otro coche negro de la marca Lexus. Era elegante y relucía de lo limpio que estaba. Fruncí el ceño porque no esperaba que mis abuelos tuvieran visita. Jase también se quedó serio, pero pasó su brazo por mi cintura y caminamos juntos hacia el interior de la valla de piedra por la gran puerta de hierro.

  • ¿Quién crees que sea? – me preguntó señalando el coche atrás de nosotros.
  • No lo sé. Quizás sea mi tío … – susurré.
  • ¿Tienes un tío?
  • Sí, no lo he visto muchas veces. A penas lo recuerdo, pero sé que mi madre tenía un hermano y creo que tenía un hijo.
  • Así que tienes más familia – meditó.
  • Sí, pero no los conozco – me encogí de hombros – Cuando vivía aquí venían algunas veces pero yo no me relacionaba con ellos … era muy tímida.
  • Que raro en ti – sonrió y se acercó para besar mi sien con ternura.

Llegamos a la puerta e iba a tocar cuando alguien la abrió inesperadamente. Un chico de unos quince años se quedó pasmado frente a nosotros reconociéndonos a ambos. Era moreno, de ojos azules y piel pálida. Aunque tenía aspecto inocente, se notaba que tenía unos brazos bien trabajados con su polo de manga corta.

  • ¿Qué hacéis vosotros aquí? – preguntó.
  • ¿Peyton? – se sorprendió Jase.

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5 comentarios:

  1. Muy preciosoooo, cada capitulo te superas:) siguiente ya:)

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  2. O dios mio el siguienteee

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  3. Siguienteee , ya he terminado de leerla enterita XD y me encanta es increibla , la mejor que leo , me da algo de pena que ________ haya muerto :( , justin se ha quedado solito , me di mucha pena pero la continuacion de la historia es genial , simplemente perfecta :) Bueno avisame para el siguiente -->Marlen Belieber Forever
    XOXO

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