Capítulo 8: Se lo Haré Pagar

 Su mano bajó de mi cintura a mi muslo cuando una voz nos interrumpió posteriormente con un falso tosido para que parásemos.

• Chicos, este no es sitio para andar teniendo “muestras de afecto” – ironizó mi padre.

Jase me sonrió sin girarse para encarar a mi padre.

• Apoya tu frente en mi hombro – susurró hacia mí. Le hice caso de inmediato para ocultar mi rostro. Jase se giró hacia el lado contrario de donde estaba apoyada – Disculpe agente, ya sabe, hay veces que uno no se puede controlar con su chica – bromeó.
• Ya, ya … – respondió Greg con pesadez – Salid de aquí, este no es un sitio para estar a solas – regañó al tiempo que lo escuchaba darse la vuelta para irse.

Jason permaneció girado viendo como mi padre se marchaba por donde había venido. Cuando desapareció del callejón se giró para verme.

• Probablemente pensó que estaríamos haciendo algo distinto cuando nos vio escabullirnos por el callejón – sonrió ampliamente – Se quedó un poco alucinado al vernos dándonos el lote, diría yo – comentó bromeando. Mi rostro aún seguía serio. Aún no había superado lo que acababa de suceder – Siento haberte besado, yo …

Y entonces una lágrima emergió sin ni siquiera avisar. Un sollozo escapó de mi garganta y lo único que se me ocurrió hacer fue rodear el cuello de Jason para abrazarlo y ocultar mi cara en su pecho. Jase enseguida enroscó sus brazos en mi cintura y me dejó llorar intentando tranquilizarme con sus caricias a lo largo de mi espalda.

Todo había sido demasiado. El día anterior había recibido un golpe por ver a Jason, Greg me había amenazado en caso de que volviera a salir con él y yo lo primero que había hecho había sido pasar de su amenaza … y aquello no era normal, nunca me quería meter en más líos de los que ya tenía con mi padre, provocarlo no era una opción y si me hubiera descubierto en ese momento no estaba segura de que hubiera hecho, pero seguramente hubiese recibido más de un golpe y algún otro castigo. Sin embargo, había roto la norma por él, por la única persona con la que sentía que merecía la pena romper las reglas porque él las había roto conmigo. Jase no me trataba como los demás, Jase había sido distinto y me había hecho más feliz que en toda mi vida hasta aquel momento.

• ¿Qué ha pasado, ____? – sacudí la cabeza sin quitar mi rostro de su pecho – Coops …
• Tengo miedo – reconocí en voz alta.

Jason me obligó a apartarme de su lado y me miró a los ojos restregándome con sus pulgares la humedad de mis mejillas y sujetando mi cara. Despacio, su mirada cayó sobre mi mejilla y supe que lo había visto. El maquillaje debió haber desaparecido con toda el agua que había manado de mis ojos y la marca roja debió quedar visible.

• ¿Te pegó? – preguntó incrédulo. No me moví, no sabía donde meterme en aquel momento de lo avergonzada que me sentía – _____, ¿te pegó? – repitió enfadándose. Asustada por su reacción asentí despacio – Maldito desgraciado – masculló – Lo voy a matar.

Jase se dio la vuelta dirigiéndose a la salida de la calle ardiendo en cólera. Corrí tras él y lo detuve. Su mirada se centró en la mía, la cual le rogaba que no me dejara sola y que no hiciera ninguna barbaridad. Negué con la cabeza hacia él. No hacía falta decir ni una palabra. Jase me volvió a abrazar y en esta ocasión fue él quien se tranquilizó teniéndome en sus brazos.

• Se lo haré pagar, ____ – juró en voz baja.
• Jason, por favor, no hagas ninguna tontería por mí – supliqué – No merece la pena. Él tiene el poder … es policía, y por mucho que me duela, es mi padre – una lágrima volvió a caer por el reconocimiento de la pésima suerte que tenía con aquel dato – Vámonos de aquí. No quiero que vuelva y al final nos encuentre.
• Tienes razón – suspiró con rabia – vamos – tomó mi mano para guiarme, pero finalmente me rodeó la cintura con su brazo y salimos de nuevo al bullicio de la ciudad.

* * *

Nos encontrábamos en su coche. Le había pedido a Jase que me llevara a casa, no me iba a arriesgar a que Greg regresara y no me encontrase. Habíamos estado todo el trayecto en coche totalmente en silencio. Ninguno sabía que decir, cualquier cosa que pronunciáramos podría haber sido incómodo y yo prefería estar callada sin que me preguntara nada. No sentía ningún entusiasmo por explicar como era mi complicada vida junto al monstruo que llamaba padre o por su nombre de pila.

Jason había estacionado en el mismo sitio donde me había recogido por la mañana. Lo miré sin que se me ocurriera alguna forma de despedirme.

• No me siento bien dejándote en casa – masculló.
• No tengo otro sitio al que ir, Jase – susurré – Me tengo que aguantar con esto porque él es mi tutor legal. Ni siquiera mis abuelos podrían hacer nada contra Greg … Si no llego a casa el problema que se montará será grave – intenté explicarle para que entendiera mi situación. Jase asintió con amargura y pronunció su nuez de Adán mostrando lo irritado que estaba – Gracias por ayudarme – intenté suavizar su humor. Sus ojos se ablandaron al encontrar los míos – Estoy bien, ¿vale?
• No mientas, Coops – acarició suavemente mi mejilla sonrojada – No sé que hacer contigo – susurró – Me tienes totalmente desconcertado. ¿Qué se supone que debo hacer ahora para ayudarte? – se preocupó.
• Aún no entiendo como puedes preocuparte así por mí – sacudí la cabeza mirando mis manos – No hace falta que te comas mucho la cabeza, Biebs. Un fin de semana quedando contigo ha sido lo mejor que he tenido en años – me encogí de hombros.
• Hay algo que quería hablar contigo … – susurró captando mi atención. Miré aquellos hermosos ojos mieles y me sobrecogí – el beso – el corazón se me aceleró.
• ¿Cuál de ellos? – pregunté llevándome un dedo a la boca para mordisquear una uña por el nerviosismo – En tu casa casi me besas también – me expliqué.
• ¿Hubiese estado mal hacerlo? – preguntó con cautela.
• No – siseé – es extraño, pero no – reconocí.
• ¿Qué hay del que nos dimos en el callejón? – intentó cerciorarse de como me estaba tomando la cercanía que había habido entre nosotros.
• Eso fue más extraño aún – bufé mofándome ligeramente – Tengo que irme, Biebs – abrí la puerta del coche y salí. Tenía que salir cuanto antes de allí, necesitaba espacio. Jason abrió la ventanilla y se inclinó en el asiento que acababa de dejar vacío – Te veo mañana en clase.
• ¡Coops! – me llamó cuando me di la vuelta para irme. Me giré de nuevo hacia él. Una sonrisa pícara que no había conocido hasta el momento se asomó en su rostro – ¿Te gustó?
• No lo sé – me encogí de hombros con simpleza. La reacción de su ceño fruncido me hizo gracia – Jason, estaba de los nervios porque mi padre estaba detrás de ti.
• Claro – murmuró por lo bajo – Nos vemos mañana.

Su coche arrancó y salió disparado para desparecer al torcer la esquina de la calle. Supuse que se había enfadado porque no le hubiese prestado atención a su beso. En parte me sentí mal … me habían besado por primera vez y yo no había sido capaz de disfrutarlo. Era obvio que Jase me gustaba, pero yo no estaba preparada para asimilar lo que empezaba a sentir.

Regresé a mi casa por el mismo callejón por el que me había escapado. La puerta trasera cedió fácilmente a pesar del poco uso que le dábamos.

Mi padre aún no había regresado y suspiré aliviada de no tener que enfrentarlo una vez más. Suficiente había tenido por aquella semana …

Narra Jason

Había dejado a ____ en casa. Aún no podía creer que no hubiera podido sentir nada cuando nos besamos por mucha tensión que hubiera … Había herido mi ego y estaba enfadado por ello, pocas veces me importaba lo que pensara una chica y por Coops estaba más pendiente que de nadie por su opinión.

Regresé al departamento de mi padre. Él piso estaba vacío y parecía que no hubiese habido nadie en varias horas. Me senté en el sofá para empezar a ver la televisión al tiempo que esperaba el regreso de mi padre. Aunque estaba molesto con ____, seguía dándole vueltas al asunto de su padre y a la gravedad de su situación. Apreté mis puños inconscientemente al recordar como se rompió en mis brazos por el miedo que había pasado. Temí que le hubiera pasado algo cuando la dejé sola.

Sacando el móvil busqué el número que se había grabado aquella mañana cuando ella me llamó y escribí un mensaje de texto.

“Estás bien? Ha llegado tu padre?”

Justo cuando le di al botón enviar se abrió la puerta del departamento y apareció mi padre con aspecto cansado. Se sentó en el sillón frente a mí y dejó la pistola sobre una mesilla.

• ¿Qué tal la cacería? – pregunté en tono sarcástico.
• No hay nadie que abra la maldita boca – masculló malhumorado – Todos se están cubriendo entre sí y no hay manera de averiguar quien provocó el accidente de coche – tiró de su cabello hacia atrás en frustración.
• Yo te podría ayudar – sugerí. Su mirada de advertencia me tensó – Papá, también es mi madre la que ha muerto – le recordé cabreado – ¿Crees que yo no la quiero vengar?
• Vas a quedarte quieto, Jason. Nadie ha pedido que te entrometas en esto, tu madre …
• ¡Mamá no está! – clamé – No me digas lo que haría o diría mamá, no está porque nos la quitaron – dije con malicia – El maldito coche robado con el que la chocaron salió pitando, solo tú pudiste despedirte de ella, ¿y se supone que debo quedarme quieto?
• La vida no es justa, Jase.
• ¡Y lo será más si alguien no paga por lo que ha hecho! – rebatí – Me da igual lo que digas, necesitas mi ayuda y si no quieres que trabajemos juntos yo iré por mi lado.
• ¡Le juré a tu madre que no dejaría que hicieras lo que hago yo! ¡Mi estilo de vida no es bueno, Jason!
• Es tarde, papá – lo miré fijamente a los ojos levantándome del sofá – Llevo ya en esto un año y ni siquiera te has dado cuenta.
• ¿Crees que soy idiota? – se levantó poniéndose a mi altura – Todos nos hemos dado cuenta de que os habéis juntado entre tú, Dober, Ian y Peyton. ¿A qué os dedicáis, eh? ¿A salir a armar barullo de vez en cuando en alguna salida? ¿A dar tiros? ¿Crees que no me di cuenta de que me quitaste una pistola? ¡Esto no es un pu*to juego, Jason!

Si mi padre sabía esto, apostaba que Johnny y Lucas, los padres de Dober, Ian y Peyton, también se habían percatado y estarían pendientes de mis mejores amigos. De todos modos, eso no me iba a detener. Yo no me estaba andando con tonterías.

• ¿Y tú crees que estoy jugando? ¡No sabes nada de lo que soy capaz! – bramé.
• ¡No te vas a enfrentar a mí, Jase! Ahora mismo me vas a devolver mi pistola.
• Hace tiempo que la dejé en su sitio, papá – contesté asqueado – Ya me hice con mis propias armas. No necesito tu ayuda para hacer lo que me dé la gana.
• ¡Escúchame niño consentido! – mi padre se abalanzó sobre mí y me arrinconó contra pared cogiéndome del cuello de la camiseta – Yo me metí en esta vida porque no tenía otra salida. Yo no tenía ni padre ni madre que me protegieran, yo solo aprendí a cuidar de mí mismo cuando era mucho menor que tú, ¿te enteras? Tú no tienes porqué tomar esta opción. Dedicate a tus estudios como quería tu madre y no hagas más gilip*lleces – amenazó clavando sus ojos en los míos – ¿Lo tienes, Jason? – asentí tragando saliva y me soltó – ¿Dónde has estado este fin de semana? A penas te he visto en casa – me miró mal pensando que habría estado haciendo alguna locura.
• No es de tu incumbencia – respondí.

Me alejé de él y miré el móvil recordando el mensaje que le había mandado a ____. Leí su respuesta. “Estoy bien, mi padre no estaba cuando llegué. Ya estoy acostada, no creo que venga a molestarme. Buenas noches,Jase :)”

Suspiré más tranquilo ... cuando mi padre me quitó el móvil de mis manos para leer el mensaje.

• ¿Así que Jase ha estado ligando? – se burló.
• Es una amiga – le arrebaté mi móvil – Estamos haciendo juntos un trabajo de ética.
• Ese mensaje no tiene nada que ver con ningún trabajo de instituto – señaló.
• El trabajo consiste en conocernos y hacer un estudio sobre como somos y nuestra personalidad – rodé los ojos mientras escribía otro mensaje. “Que descanses, Coops”
• ¿Y qué tal va? – se sentó en el sofá y empezó una conversación más normal para dejar atrás la discusión que habíamos tenido – ¿Es guapa? – sonrió con malicia.
• Sí, si que lo es – torcí los labios mientras me sentaba también en mi sitio – pero es una chica muy complicada …
• ¿Y cuál no lo es? – se burló – Tu madre era increíblemente complicada de adolescente – recordó con nostalgia.
• Se llama ____ – mi padre se tensó – como mamá – añadí como si no fuera obvio – Ella no es como las demás, papá. Tiene una vida muy difícil. Su madre murió al nacer, su padre la odia por ello, nunca ha tenido amigos … está jodidamente sola – dije con pena.
• ¿Lo has descubierto todo en un fin de semana? – alzó las cejas.
• No sabes cuanto necesita a alguien que la escuche – respondí.
• Te gusta – afirmó. Yo asentí – Ay, Jason, hijo. Ten cuidado, si la ves distinta corres el riesgo de enamorarte – sonrió. Yo me sorprendí y lo miré como si estuviera loco – ¿No me crees? – se burló – Date tiempo y te darás cuenta.

La idea de enamorarme sonaba como algo imposible. Yo nunca había estado con una chica en un relación demasiado seria. Si bien había tenido parejas, pero no duraban mucho y eran únicamente para pasar el rato en la cama. Con ninguna chica había tenido conversaciones profundas, no me había preocupado de la vida de ninguna … no es que fuera un insensible, las trataba bien, pero una vez que me aburrían pasaba página y ellas lo asumían rápido. Sabían lo que había que esperar de mí para no decepcionarse. Sin embargo, ____ había captado mi atención de manera exagerada y yo estaba siempre pendiente de que ella estuviera bien. Aquello no podía ser amor, tan solo la conocía de tres días. Lo que me pasaba con ella debía ser … ¿Curiosidad? Sacudí la cabeza mentalmente, no me iba a engañar a mí mismo, Coops me importaba, pero como a cualquier persona le importa otra cuando ve que necesita ayuda y quiere prestársela.

• Te estás haciendo viejo, papá – respondí – No haces mas que decir cursiladas.
• ¿Cursiladas? – estalló en una risa irónica – Dentro de poco veremos quién es más cursi aquí – se burló – De cualquier modo, si necesitas ayuda aquí estaré – me guiñó.
• ¿Crees que necesito ayuda con las chicas? – alcé mis cejas incrédulo – La estoy volviendo loca – presumí aunque no me sintiera muy sincero con ello.
• Después de todo, eres mi hijo – bufó riéndose mientras se levantaba – ¿Cena y poker?
• Esta vez no me ganarás – advertí sabiendo que una vez más aprendería una de sus trampas en el juego sucio.

* * *

Narra _____

Me desperté con el diario de mi madre en mi pecho. Me había quedado dormida leyéndolo. Mi madre parecía ser feliz con mi padre, había conocido a un Greg que cuando yo nací desapareció de toda la faz de la Tierra. Aquel diario empezaba en la fecha aproximada a un año antes de que yo naciera. Hablaba un poco de su enfermedad renal. Su riñón fallaba e iba a menudo a hacerse diálisis. Era triste leer lo mucho que sufría por ello y que se sintiera sola a pesar de tener a sus padres, su marido y sus compañeros de trabajo en el hospital; ella era enfermera.

Tras esconder el libro bajo el colchón, me levanté de la cama y empecé a preparar mis cosas para irme al instituto. Me vestí con mis clásicos vaqueros y una camiseta de manga corta. Me aseguré de tapar la rojez de mi cara con maquillaje, la marca estaba despareciendo pero aún así se notaba todavía. Miré por la ventana, afortunadamente hacía buen día en esta ocasión.

Bajé a la cocina para coger una barrita de cereales y tomar un batido mientras miraba recelosa a mi padre sentando en frente de la barra, leyendo el periódico y tomando un café.

• Buenos días – mascullé.

Greg asintió sin mirarme y siguió con su lectura. Cogí mi comida y salí de la casa dando ligeros bocados a mi ligero desayuno. Caminaba a paso ligero para llegar pronto a clase, no tenía intención de volver a llegar tarde y darle el gusto a mi profesor de regañarme además de que todos mis compañeros fijaran su atención en mí.

Caminé escuchando música del desfasado móvil que había conseguido años atrás para que mi padre me localizara si estaba fuera de casa. Entré en el gran edificio que constituía mi instituto. A mis dieciséis años, casi diecisiete, estaba estudiando en el ámbito social para graduarme.

Entrando por la puerta principal vi a Jason con sus amigos de cursos distintos al nuestro. Seguí mi camino como si no lo hubiera visto y me dirigí a la clase de Literatura.

El fin de semana había sido increíble y distinto a todo lo que había vivido en mucho tiempo, sin embargo al regresar a aquel sitio se sentía como si nada hubiera cambiado. Seguía siendo la ____ desconocida y extraña para todo el mundo … salvo para Jase que estaba segura de que me ignoraría durante nuestro horario.

Como siempre, entré al salón y me fui al fondo de la clase para sentarme atrás del todo en la esquina. Poco a poco los alumnos fueron entrando y colocándose en sus respectivos sitios mientras conversaban unos con otros. Jase entró un momento más tarde para ir directo a su mesa sin mirar nadie. Parecía enfadado y me pregunté si aún estaba molesto por mi poco entusiasmo ante su beso. Después recordé sus mensajes por la noche y me dije a mí misma que me tranquilizara y no me obsesionara con el comportamiento de aquel chico, después de todo, solo lo conocía de un fin de semana.  


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