Narra
_____
Los rumores en el instituto se habían disparado. Tanto
Jase como Drake habían desparecido nuevamente y era como si todo el
mundo supiera sobre la rivalidad entre ellos. Lo que no tenían tan
claro era cuan mal se podían llevar y de que eran capaces para
hacerse daño.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras me dirigía
a la cafetería. La gente no dejaba de mirarme por los crecientes
rumores debido a que Jason había sido visto conmigo … sí, era una
novedad ya que Jase no era de los que prestaba atención a ninguna
chica en clases.
Los detalles de que Drake había sido hospitalizado
estaban ocultos. Nadie sabía concretamente que había pasado, pero
no podía ser nada casual.
No había tenido noticias de Jason en todo el día
siguiente de que nos declarásemos como una pareja. No lo había
llamado, no quería parecer desesperada ni agobiarlo … aunque lo
cierto es que lo echaba en falta por poco tiempo que hubiéramos
estado sin noticias el uno del otro.
Cuando ya había abastecido mi bandeja con lo que fuera
que había preparado la cocinera ese día, empecé a caminar distraída
hacia la mesa donde solía comer.
Un fuerte hombro golpeó el mío provocando que me
desequilibrara y toda la comida calló al suelo desde mi bandeja.
- Cooper, deberías mirar por donde caminas – se burló el chico que me había empujado, uno de los amigos más cercanos a Drake – Aunque claro, has dejado claro que estás muy ciega después de enseñar la gente de la que te rodeas, véase la nenaza de Jason – carcajeó dando al público a nuestro alrededor un motivo para reír con él.
- ¿Nenaza, Jason? – me reí en su cara – Creo que te equivocaste de concepto Aiden, esa definición es para ti – respondí agachándome a recoger la comida que se había desperdigado – Si te das cuenta no es que tú seas mucho hombre cuando te pavoneas frente a todos de meterte con una chica – dejé la bandeja fuertemente sobre la mesa y lo encaré – El ciego eres tú, idiota – aproximé mi dedo índice y lo empujé desde el centro de su frente con mofa.
La gente claramente entró en silencio. Por el rabillo
del ojo vi a alumnos asentir declarando estar en mi favor. Nadie
esperaba que yo me defendiera, mucho menos que me burlara de uno de
los tipos más conflictivos en todo el instituto y frente a un gran
número de estudiantes populares.
La mirada de Aiden se congeló y frunció un ceño al
tiempo que agarraba mi muñeca con fuerza. En ese instante alguien se
colocó a mi lado y lo empujó del hombro para que me soltara.
- Idiota no es la palabra, ____ – me corrigió Peyton – Se le dice maricón a todo aquel que no es capaz de enfrentarse a alguien de su tamaño – paso por delante de mí colocándome detrás de su brazo para encarar a Aiden – Aunque sea una chica, no sabes con quien te estás metiendo – me señaló – Me imagino que no quieres tener ningún accidente – la amenaza fue contundente. Sin embargo, pocos lo entendieron. La gente no creía que aquellas palabras se relacionaran con lo que hubiera pasado entre Jason y Drake – ¿O quieres dejar de ser un marica y enfrentarte a mí? O mejor, ¿a Jason?
- Parece que no le hará mucha gracia que metan con su chica, ¿eh? – replicó con sorna – ¿Y tú por qué la defiendes? – entonces me miró a mí – ¿También lo metiste en tus bragas?
Un puño de Peyton voló a la mandíbula de Aiden y
rápidamente sentí unos brazos jalarme hacia atrás para que no me
alcanzara ningún golpe. Otro chico apartó a Peyton de Aiden quién
había empezado a sangrar por la nariz en cuanto me había
descuidado. Mi primo pegaba duro.
- A la próxima que te metas con mi prima te vas a hacerle compañía a tu amiguito, ¿lo captas? – escupió sus palabras sobre Aiden.
Dándose la vuelta me miró y se acercó a mí para pasar
su brazo por mis hombros guiándome. Todos cuchicheaban ante la nueva
información de nuestro lazo familiar. Lo seguí fuera de la
cafetería. Me había quedado sin almorzar … aunque ya no tenía
hambre. Realmente me había quedado aturdida. Los otros dos chicos
nos seguían detrás. Uno de ellos se fue enseguida por otro camino
ignorándome por completo, el que me sujetó para apartarme aún
seguía mirándome.
- Soy Dober – se presentó – el que se acaba de ir es mi hermano Ian.
- Yo … – empecé nerviosa – ____ – terminé sin aliento.
- ¿Estás bien? – me preguntó Peyton.
- Sí – asentí con pesadez – Hmm … gracias – jugueteé con mis dedos intranquila – por defenderme, quiero decir.
- Somos familia – se encogió de hombros – además, Jason nos hubiera machacado si se entera de que no te ayudamos contra ese imbécil – continuó asqueado al recordar a Aiden.
- No sabía que hablaras – bromeó Dober – es decir, contestaste bastante bien allí dentro.
- Lo de tener carácter fuerte lo lleva en la sangre – explicó mi primo con una sonrisa torcida de la que me hice cómplice – es un rasgo familiar. ¿Qué le pasa a Ian? – preguntó a Dober.
- Está un poco mosqueado porque nos hayamos metido en una pelea por una chica – se encogió de hombros sin darle importancia – se le pasara. No lleva bien los cambios.
- ¿Cambios? – pregunté confundida – ¿Qué ha pasado con Jase?
- No es nada – resumió Peyton – Quizás si lo llamas te explique. Yo diría que está ansioso por que lo hagas – él y Dober se codearon, diría que compartiendo una broma que no iba a entender.
- No quería molestarlo … – excusé vagamente y ambos pusieron una cara de incomprensión.
Sacudí la cabeza y me giré sacando el móvil de mi
bolsillo para buscar el número de Jason. Los chicos se sentaron
sobre un bordillo mientras contemplaban mis movimientos. Nerviosa y
mordiéndome una uña me llevé el aparato a la oreja y esperé
impaciente a que la línea se abriera al otro lado.
- ¿Nena?
Una chispa eléctrica me recorrió la espalda al
escuchar su voz y que me llamara de aquella manera.
- Hola, Jase – hablé tímidamente – ¿Cómo estás?
- Bien … bueno, si, estoy bien – respondió nervioso – ¿Y tú?
- Supongo que también estoy bien, un poco conmocionada – fui sincera – pero bien.
- ¿Conmocionada? ¿Ha pasado algo? – se extrañó y noté la preocupación en su voz – ¿Estás en el instituto? Voy a buscarte – se aceleró.
- No, no, no. Jason – lo detuve.
- ¿Tu padre te hizo algo? – la ira se coló incluso por el audífono. Me asusté un poco, sin embargo me encantaba su protección dedicada a mí.
- No, Jase, escúchame – rogué – Realmente hay un lío de rumores entre todas las clases sobre nosotros, sobre Drake y sobre ti. Uno de los amigos de Drake quiso dejarme en ridículo pero Peyton me defendió – me volteé y observé la sonrisa disimulada crecer en el rostro de mi primo – ¿Por qué nos has venido a clase? – pregunté al terminar de explicar mi situación.
- ¿Sigue Peyton ahí? – ignoró mi pregunta.
- Sí, con … Dober – me esforcé en recordar su nombre.
- Pásame a Peyton, quiero hablar con él.
Irritada por no hallar respuestas le dí el teléfono a
mi primo y me quedé de pie frente a él, cruzada de brazos
escuchando los monosílabos con los que respondía, obviamente por mi
incómoda presencia. En un momento dado me miró y sonrió.
- Yo diría que ella no tenía mucho miedo en ese momento. Sabe defenderse, pusimos a Aiden en su lugar – Jason habló y después le contestó – Está bien, allí la dejaré – colgó el móvil y me lo devolvió – Me ha pedido que te lleve a su casa. Quiere explicarte en persona.
* * *
Peyton me había traído en su Ford hasta la hermosa y
lujosa casa de Jason. Le agradecí por traerme. El trayecto había
sido bastante silencioso, aunque no incómodo. Parecía que él
era de los que hablaba poco pero lo necesario. Además, desentonaba
su lealtad hacia Jase y lo bien que se llevaban. Era un chico con
ciertos valores hacia la familia y la amistad. Peyton no salió del
coche, en cuanto estuve fuera y frente a la puerta de la casa,
desapareció de lo que yo iba a empezar a llamar mansión. Era tan
grande y bonita aquella construcción que me abrumaba.
La puerta se abrió sin que me diera tiempo a llamar. En
la entrada apareció un Jason sonriente pero con un gran golpe en su
cara. Me estremecí de dolor por él. Sin pensarlo mucho entré y
llevé mis dedos hacía su mejilla para acariciarlo. Sus cálidos
ojos mieles me capturaron.
- ¿Qué te ha pasado? – susurré débilmente.
- Una pelea - reconoció - No es nada, apenas duele – me aprisionó contra la puerta cuando la cerró – No te llamé porque no quería que te preocuparas por esto, pero me alegro de que llamaras tú … no hago otra cosa que pensar en ti, Coops – pegó su frente a la mía y con la punta de mi nariz rocé la suya de manera juguetona.
- Te eché de menos – deslicé la mochila en mi espalda por mis brazos y la dejé caer al suelo para estar más cómoda y rodear su cuello – Ya sé que solo fue poco más de un día pero no tener noticias tuyas cuando todo el mundo especula sin saber nada hace que me preocupe aún más … me pongo nerviosa.
- No debes preocuparte por mí, nena. Es a mí al que casi le da algo cuando dijiste que estabas conmocionada. Cuando me encuentre con Aiden me encargaré de él – dijo con repentina rabia.
- No creo que haga falta, Peyton le dejó claro como están las cosas … Se nota que sois buenos amigos – mascullé con algo de celos por no saber lo que era tener algún confidente.
- Es lo más cercano que tengo a un hermano – sonrió cogiendo mi mano y llevándome al sofá del salón – pero yo diría que hoy actuó como tu primo. Si hay algo que siempre protege es a su familia – una oleada de simpatía hacia Peyton como hacia Jason me inundó en ese instante – Me alegro de que hiciera lo que yo hubiese hecho.
Nos sentamos juntos en el sofá. Jason se tumbó
estirando una pierna y me llevó a su pecho para que yaciera a su
lado entre sus piernas mientras veíamos la televisión. Me acercó
un plato con sándwiches y acepté uno de buena gana. Su brazo
rodeaba mi cintura y jugueteaba con el borde de mi camiseta llegando
a tocar mi vientre. Con el otro brazo apoyaba el codo manteniéndonos
erguidos.
- ¿Tenías algún plan para hoy? – preguntó cerca de mi oreja.
- Estudiar – respondí con cansancio. La semana siguiente estaba llena de exámenes.
- Suena aburrido – protestó dando un bocado y mirando una serie cómica en el televisor.
- Puede ser más entretenido si lo hacemos juntos – repliqué intentando tentarlo para estar juntos haciendo algo responsable. Me preocupaba que perdiera tantas clases – Te puedo ayudar con el temario que no te hayan explicado los profesores.
- Gracias, Coops – besó mi cabello – creo que eso estará bien.
Comimos despacio y en silencio, disfrutando de la
presencia del uno y el otro. Me encantaba estar en aquella postura y
entre sus brazos. Cuando terminamos de comer me relajé sobre sus
pectorales y cerré los ojos dejándome llevar por su agradable aroma
y su calor. Los latidos de su corazón iban acelerando a medida que
él me apretaba más contra su cuerpo. Sonreí por el hecho de que
fuera yo quién provocara aquella reacción en Jase.
- Estoy pensando un regalo para tu cumpleaños … estoy un poco perdido – admitió.
- Cualquier cosa me gustará, Jase. No te compliques. Por mí como si no compras nada, estoy acostumbrada a no recibir regalos. Con estar contigo me basta.
- Yo quiero hacerte un gran día de cumpleaños y los regalos son imprescindibles. Tenemos suerte de que tu cumpleaños caiga en viernes, he planeado pasar un largo día juntos – sonrió.
- Te hace más ilusión a ti que a mí esta celebración.
- Por ahora. Cuando la disfrutes te encantará y me pedirás una fiesta cada año.
“Si es que seguimos juntos”, pensé en mi
interior. Un miedo atroz a perderlo empezaba a poseerme. No podía
evitar temer que se cansara de mis inseguridades, mis problemas y mis
rarezas. Me levanté de su regazo intentando disimular la creciente
tensión que se acumulaba en mis hombros con el pensamiento de que
Jason me dejara. Busqué mi mochila y saqué unos libros.
- Menos pensar en fiesta y más ponerse al día – repliqué cortando su sonrisa y se cruzó de brazos – No me odies – rogué bromeando.
- Odio estudiar – hizo un puchero – No te odiaré si … ¿vienes conmigo? – abrió sus brazos para que volviera con él con una sonrisa infantil – Prometo prestar atención.
Rodé los ojos divertida y me senté entre sus piernas
bufando. Besó mi mejilla desde atrás y reí por lo fácil que podía
ser complacerlo. Abrí un libro y lo coloqué sobre mis piernas
cerradas para empezar a leer en voz alta. Jason tenía su barbilla
sobre mi hombro y repasaba lo que le iba explicando. Su respiración
chocando contra mi piel me distraía levemente, sin embargo pude
hacer un gran esfuerzo para no girarme y lanzarme a su boca. Lo
quería, lo deseaba. No había manera en el infierno de estudiar como
se debía pero quería que él se enterase de lo que habíamos
aprendido nuevo en las clases que no había estado.
Pasadas un par de horas estábamos a punto de terminar
de estudiar cuando alguien irrumpió en la casa. Janelle entró en el
salón y miró nuestra postura divertida.
- Parece que vuelvo a interrumpir – sonrió un poco incómoda.
- No, para nada – Jason se adelantó y se incorporó deshaciendo su abrazo en mí para acercarse a su hermana y darle un beso – Hacía tiempo que no te veía. ¿Qué te trae por aquí?
- Me peleé con Christian, estaba dando una vuelta y llegué aquí, aunque creo que me voy a ir de compras para desconectar un poco más … No sé porqué he venido … – sacudió la cabeza aturdida – Quizás buscaba el recuerdo de lo que me diría mamá – torció sus labios con nostalgia.
- No sé que te diría mamá, pero si cualquiera tiene que ser puesto en su lugar me tienes aquí para defenderte, Janelle.
- Mi hermanito – suspiró Janelle abrazando con ternura a Jason – Yo creo que mamá vendría a las compras conmigo – le guiñó un ojo.
- Yo no voy de compras – rió Jase captando la indirecta – ¿Por qué no vas con ____? – me miró sonriente y yo me sentí un poco tímida en ese momento – Además, me gustaría que se comprase algo especial para su cumpleaños – sonrió mostrando una brillante dentadura.
- Emm… yo... lo siento, no llevo nada de dinero – torcí la boca en disgusto y avergonzada – Aunque podría acompañarte – acepté para Janelle sin saber muy bien porqué Jason había propuesto aquella idea.
Tampoco quería parecer maleducada y posiblemente él
quería que me acercara a su hermana, o ella quería acercarse a mí.
No tenía claro si ellos habían planeado algo antes contra mí. De
alguna manera aquella escena se me hacía un poco teatral. No es que
pensara que iba a pasarlo mal, solo sentía que tenía que prepararme
para algo.
- ¿Cuándo es tu cumpleaños, ____? – preguntó Janelle.
- Este viernes – fingí una sonrisa.
- Bueno, pues vamos de compras – movió los brazos con entusiasmo. Se me hizo divertido verla tan ilusionada – Te espero afuera en el coche.
Asentí y Janelle le dio un beso en la mejilla a su
hermano para despedirse. Cuando volvimos a quedarnos solos Jason se
acercó para rodear con sus brazos mi cintura y dejar un rápido beso
sobre mis labios.
- Lo pasarás bien – quitando un brazo de mi cuerpo Jason rebuscó algo en su bolsillo y sacó una tarjeta que metió después en mis jeans – Compra lo que quieras – abrí los ojos e iba a empezar a protestar cuando me interrumpió con la boca abierta – No te quejes, es un regalo que quiero hacerte – se inclinó y colocó su rostro en el arco de mi cuello respirando profundamente y dejando un sin fin de delicados besos.
- Pero Jase, es tu dinero. No puedo usar una tarjeta tuya así por las buenas … apenas hemos empezado a ser novios.
- Lo sé, pero quiero hacer esto por ti como mi amiga – sonrió mirando mis ojos buscando la aprobación – Tengo dinero para compensar todos los regalos que no has tenido a lo largo de tu vida, cariño.
- Así que se trata de eso … – suspiré en derrota – No quiero la lástima de nadie, Jase. Nunca he necesitado cumpleaños, ni regalos, ni días especiales – el dolor profundizó en mi pecho.
- El caso es que no quiero que sea un día especial, quiero que tú te sientas especial. Porque lo eres para mí – sus manos sujetaron mis mejillas y se acercó para besarme arduamente – Además, me harás un favor si te compras un vestido pensando en mí.
- ¿Un vestido? – pregunté incrédula. Yo nunca usaba vestidos o faldas. Quizás había alguna al fondo de mi armario, y lo más posible es que aún tuviera el ticket de la tienda.
- O dos, o tres o … todos los que quieras – sonrió divertido sobre mis labios – Todos para mí.
- ¿Para ti? Creo que si te los puedes poner – bromeé jugando con él – Seguro te quedaran muy, muy sexys.
- Hablo en serio, Coops – besó la punta de mi nariz – Va a ser nuestra primera cita y quiero que sea inolvidable para ti en tu cumpleaños, pero al menos compláceme con esto, ¿va?
- Esta bien – colgué mis manos en su cuello y me puse de puntillas para besar castamente su boca – Pensaré en ti con cada prenda de ropa. De hecho, no voy a poder evitar recordar que tú la estás pagando cuando use tu tarjeta de crédito – reconocí con remordimiento.
- Así me gusta – se burló Jase – Ahora ve y habla con mi hermana. Seguro se está desesperando en el coche – me besó la mejilla con media sonrisa – Le caerás bien, ya lo verás.
Sin saber muy bien porqué me apreté contra su pecho
abrazándolo por su espalda. Amaba como me trataba y los dulces besos
que había dejado vagar con cada respuesta que me daba. No me quería
ir de su lado. Habíamos sido interrumpidos y yo quería estar más
tiempo a su lado. Sus labios presionaron mi coronilla. Alcé la
cabeza y recibí un beso.
- Nos veremos pronto – aseguró leyendo mi pensamiento.
- Prométemelo.
- Prometido. Me colaré por tu ventana si es preciso – su sonrisa llena de problemas me anticipó que lo decía en serio, y me gustaba.
- Esta noche – reclamé.
- Alguien está ansiosa – rió volviendo a inclinarse y acariciar mi mejilla con su nariz – Allí estaré – me besó la cara.
Escuchamos una bocina en la calle y me sobresalté.
Janelle estaría cansada de esperar. Mala manera de empezar con …
¿mi cuñada? Sonaba extraño pensar aquel término. Definitivamente
iba a ser la hermana de mi novio y punto. Cuñada era como si ya
perteneciera a mi círculo familiar.
- Corre, se va a enfadar conmigo – advirtió riendo. Fruncí el ceño.
- ¿Por qué no quieres venir?
- Son cosas de chicas y … tengo cosas que hacer – mi ceño se pronunció. No quería que se metiera en más líos y recibiera más golpes – No te preocupes por mí, ¿de acuerdo? – besó mi frente – Vé y pásalo bien.
Sin poder objetar nada más le di un rápido beso. La
bocina en la calle empezaba a enloquecer y salté de los brazos de
Jason para correr a la salida. Cuando vi el coche frente a mí di un
suspiro. Un Jaguar. Aquella familia era jodidamente rica como para
mantenerse coches de aquella gama. Janelle abrió la puerta desde
dentro para invitarme a entrar y me deslicé con cuidado. Miré todo
a mi alrededor. Por deportivo y llamativo que fuese por fuera, por
dentro era sencillo y elegante.
- Siento … el retraso.
- Bah, no te preocupes. Supongo que Jason puede ser muy pegajoso – bromeó y me sonrojé – Bueno, yo no quiero hablar de chicos porque acabo de discutir con el mío y supongo que tampoco quieres hablar del tuyo porque es mi hermano, lo cuál sería muy incómodo, ¿no crees? – rió encendiendo el coche y empezando a sacarlo de la casa. Era totalmente sincera y directa. Me gustaban esa clase de personas – Así que … desconectemos de hombres. Hablemos de nosotras – concluyó.
Torcí los labios. Jason era la única persona que sabía
como era mi verdadera personalidad. Siempre me había negado a
mostrarme a la gente por temor a recibir más dolor del que ya
pudiera estar sufriendo en silencio. Era curioso que dejándome
conocer a una sola persona todo hubiera empezado a parecerme más
simple. Nada dolía tanto como la idea de que Jase se arrepintiera de
estar conmigo. Y me di cuenta de estaba sintiendo cosas que nunca
había sentido por aquel chico misterioso, lleno de secretos y
oscuridad. Porque sabía que tenía esa parte, lo mismo que también
era un chico amable, tierno y dulce. Me estaba enamorando de él, con
sus defectos y virtudes, el caso era … ¿él podría sentirse igual
por mí? Las dudas por mi vida llena de complicaciones me empezaban a
matar por dentro y tenía el presentimiento de que aquella noche no
me dejarían dormir. Enamorarse para mí no parecía del todo bueno,
a pesar de que a partir de que me empezaba a sentir bien con Jason
fue cuando empezaron mis días de luz.
Siempre había estado sola. Jase me ayudó a salir de la
oscuridad y algo me decía que la familiaridad con la que me hablaba
Janelle me daría confianza para hablar con ella y mostrarme siendo
yo misma. Los miedos con ella desparecieron y supe algo, con Jase
había pasado de la oscuridad a la penumbra, con su hermana … tenía
el presentimiento de íbamos a ser amigas y con ello pasaría de la
penumbra a una sombra tenue. El sitio exacto donde quería estar. Un
lugar donde la gente aún pensara que era diferente, un sitio donde
gente me conociera realmente. La posición en la que yo podría ser
totalmente feliz. Claro estaba, los problemas no desparecían con las
ensoñaciones de mi mundo paralelo. Aún tenía que aguantar a mi
padre, aún Jason estaba en líos callejeros y aún yo me sentía
perdida y afectada por la mierda de infancia que había tenido.
Aquello me provocaba un carácter raro.
No iba a ser fácil, pero que alguien más se colase en
mi vida hacía que sintiera algo de alivio. Y si podía encajar con
alguien más, me alegraba de que fuera con Janelle. Ella quería
hablar de nosotras, así que yo no iba a ocultar mi forma de ser.
Quizás sí rasgos de mi vida, pero empezar a ser yo era un paso para
abrirme y empezar a tener algo de vida social sin tener en cuenta a
Jase.