viernes, 28 de junio de 2013

Capítulo 14: Alguien Está Ansiosa

Narra _____

Los rumores en el instituto se habían disparado. Tanto Jase como Drake habían desparecido nuevamente y era como si todo el mundo supiera sobre la rivalidad entre ellos. Lo que no tenían tan claro era cuan mal se podían llevar y de que eran capaces para hacerse daño.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras me dirigía a la cafetería. La gente no dejaba de mirarme por los crecientes rumores debido a que Jason había sido visto conmigo … sí, era una novedad ya que Jase no era de los que prestaba atención a ninguna chica en clases.
Los detalles de que Drake había sido hospitalizado estaban ocultos. Nadie sabía concretamente que había pasado, pero no podía ser nada casual.
No había tenido noticias de Jason en todo el día siguiente de que nos declarásemos como una pareja. No lo había llamado, no quería parecer desesperada ni agobiarlo … aunque lo cierto es que lo echaba en falta por poco tiempo que hubiéramos estado sin noticias el uno del otro.
Cuando ya había abastecido mi bandeja con lo que fuera que había preparado la cocinera ese día, empecé a caminar distraída hacia la mesa donde solía comer.
Un fuerte hombro golpeó el mío provocando que me desequilibrara y toda la comida calló al suelo desde mi bandeja.

  • Cooper, deberías mirar por donde caminas – se burló el chico que me había empujado, uno de los amigos más cercanos a Drake – Aunque claro, has dejado claro que estás muy ciega después de enseñar la gente de la que te rodeas, véase la nenaza de Jason – carcajeó dando al público a nuestro alrededor un motivo para reír con él.
  • ¿Nenaza, Jason? – me reí en su cara – Creo que te equivocaste de concepto Aiden, esa definición es para ti – respondí agachándome a recoger la comida que se había desperdigado – Si te das cuenta no es que tú seas mucho hombre cuando te pavoneas frente a todos de meterte con una chica – dejé la bandeja fuertemente sobre la mesa y lo encaré – El ciego eres tú, idiota – aproximé mi dedo índice y lo empujé desde el centro de su frente con mofa.

La gente claramente entró en silencio. Por el rabillo del ojo vi a alumnos asentir declarando estar en mi favor. Nadie esperaba que yo me defendiera, mucho menos que me burlara de uno de los tipos más conflictivos en todo el instituto y frente a un gran número de estudiantes populares.
La mirada de Aiden se congeló y frunció un ceño al tiempo que agarraba mi muñeca con fuerza. En ese instante alguien se colocó a mi lado y lo empujó del hombro para que me soltara.

  • Idiota no es la palabra, ____ – me corrigió Peyton – Se le dice maricón a todo aquel que no es capaz de enfrentarse a alguien de su tamaño – paso por delante de mí colocándome detrás de su brazo para encarar a Aiden – Aunque sea una chica, no sabes con quien te estás metiendo – me señaló – Me imagino que no quieres tener ningún accidente – la amenaza fue contundente. Sin embargo, pocos lo entendieron. La gente no creía que aquellas palabras se relacionaran con lo que hubiera pasado entre Jason y Drake – ¿O quieres dejar de ser un marica y enfrentarte a mí? O mejor, ¿a Jason?
  • Parece que no le hará mucha gracia que metan con su chica, ¿eh? – replicó con sorna – ¿Y tú por qué la defiendes? – entonces me miró a mí – ¿También lo metiste en tus bragas?

Un puño de Peyton voló a la mandíbula de Aiden y rápidamente sentí unos brazos jalarme hacia atrás para que no me alcanzara ningún golpe. Otro chico apartó a Peyton de Aiden quién había empezado a sangrar por la nariz en cuanto me había descuidado. Mi primo pegaba duro.

  • A la próxima que te metas con mi prima te vas a hacerle compañía a tu amiguito, ¿lo captas? – escupió sus palabras sobre Aiden.

Dándose la vuelta me miró y se acercó a mí para pasar su brazo por mis hombros guiándome. Todos cuchicheaban ante la nueva información de nuestro lazo familiar. Lo seguí fuera de la cafetería. Me había quedado sin almorzar … aunque ya no tenía hambre. Realmente me había quedado aturdida. Los otros dos chicos nos seguían detrás. Uno de ellos se fue enseguida por otro camino ignorándome por completo, el que me sujetó para apartarme aún seguía mirándome.

  • Soy Dober – se presentó – el que se acaba de ir es mi hermano Ian.
  • Yo … – empecé nerviosa – ____ – terminé sin aliento.
  • ¿Estás bien? – me preguntó Peyton.
  • Sí – asentí con pesadez – Hmm … gracias – jugueteé con mis dedos intranquila – por defenderme, quiero decir.
  • Somos familia – se encogió de hombros – además, Jason nos hubiera machacado si se entera de que no te ayudamos contra ese imbécil – continuó asqueado al recordar a Aiden.
  • No sabía que hablaras – bromeó Dober – es decir, contestaste bastante bien allí dentro.
  • Lo de tener carácter fuerte lo lleva en la sangre – explicó mi primo con una sonrisa torcida de la que me hice cómplice – es un rasgo familiar. ¿Qué le pasa a Ian? – preguntó a Dober.
  • Está un poco mosqueado porque nos hayamos metido en una pelea por una chica – se encogió de hombros sin darle importancia – se le pasara. No lleva bien los cambios.
  • ¿Cambios? – pregunté confundida – ¿Qué ha pasado con Jase?
  • No es nada – resumió Peyton – Quizás si lo llamas te explique. Yo diría que está ansioso por que lo hagas – él y Dober se codearon, diría que compartiendo una broma que no iba a entender.
  • No quería molestarlo … – excusé vagamente y ambos pusieron una cara de incomprensión.

Sacudí la cabeza y me giré sacando el móvil de mi bolsillo para buscar el número de Jason. Los chicos se sentaron sobre un bordillo mientras contemplaban mis movimientos. Nerviosa y mordiéndome una uña me llevé el aparato a la oreja y esperé impaciente a que la línea se abriera al otro lado.

  • ¿Nena?

Una chispa eléctrica me recorrió la espalda al escuchar su voz y que me llamara de aquella manera.

  • Hola, Jase – hablé tímidamente – ¿Cómo estás?
  • Bien … bueno, si, estoy bien – respondió nervioso – ¿Y tú?
  • Supongo que también estoy bien, un poco conmocionada – fui sincera – pero bien.
  • ¿Conmocionada? ¿Ha pasado algo? – se extrañó y noté la preocupación en su voz – ¿Estás en el instituto? Voy a buscarte – se aceleró.
  • No, no, no. Jason – lo detuve.
  • ¿Tu padre te hizo algo? – la ira se coló incluso por el audífono. Me asusté un poco, sin embargo me encantaba su protección dedicada a mí.
  • No, Jase, escúchame – rogué – Realmente hay un lío de rumores entre todas las clases sobre nosotros, sobre Drake y sobre ti. Uno de los amigos de Drake quiso dejarme en ridículo pero Peyton me defendió – me volteé y observé la sonrisa disimulada crecer en el rostro de mi primo – ¿Por qué nos has venido a clase? – pregunté al terminar de explicar mi situación.
  • ¿Sigue Peyton ahí? – ignoró mi pregunta.
  • Sí, con … Dober – me esforcé en recordar su nombre.
  • Pásame a Peyton, quiero hablar con él.

Irritada por no hallar respuestas le dí el teléfono a mi primo y me quedé de pie frente a él, cruzada de brazos escuchando los monosílabos con los que respondía, obviamente por mi incómoda presencia. En un momento dado me miró y sonrió.

  • Yo diría que ella no tenía mucho miedo en ese momento. Sabe defenderse, pusimos a Aiden en su lugar – Jason habló y después le contestó – Está bien, allí la dejaré – colgó el móvil y me lo devolvió – Me ha pedido que te lleve a su casa. Quiere explicarte en persona.

* * *

Peyton me había traído en su Ford hasta la hermosa y lujosa casa de Jason. Le agradecí por traerme. El trayecto había sido bastante silencioso, aunque no incómodo. Parecía que él era de los que hablaba poco pero lo necesario. Además, desentonaba su lealtad hacia Jase y lo bien que se llevaban. Era un chico con ciertos valores hacia la familia y la amistad. Peyton no salió del coche, en cuanto estuve fuera y frente a la puerta de la casa, desapareció de lo que yo iba a empezar a llamar mansión. Era tan grande y bonita aquella construcción que me abrumaba.
La puerta se abrió sin que me diera tiempo a llamar. En la entrada apareció un Jason sonriente pero con un gran golpe en su cara. Me estremecí de dolor por él. Sin pensarlo mucho entré y llevé mis dedos hacía su mejilla para acariciarlo. Sus cálidos ojos mieles me capturaron.

  • ¿Qué te ha pasado? – susurré débilmente.
  • Una pelea - reconoció - No es nada, apenas duele – me aprisionó contra la puerta cuando la cerró – No te llamé porque no quería que te preocuparas por esto, pero me alegro de que llamaras tú … no hago otra cosa que pensar en ti, Coops – pegó su frente a la mía y con la punta de mi nariz rocé la suya de manera juguetona. 
  • Te eché de menos – deslicé la mochila en mi espalda por mis brazos y la dejé caer al suelo para estar más cómoda y rodear su cuello – Ya sé que solo fue poco más de un día pero no tener noticias tuyas cuando todo el mundo especula sin saber nada hace que me preocupe aún más … me pongo nerviosa.
  • No debes preocuparte por mí, nena. Es a mí al que casi le da algo cuando dijiste que estabas conmocionada. Cuando me encuentre con Aiden me encargaré de él – dijo con repentina rabia.
  • No creo que haga falta, Peyton le dejó claro como están las cosas … Se nota que sois buenos amigos – mascullé con algo de celos por no saber lo que era tener algún confidente.
  • Es lo más cercano que tengo a un hermano – sonrió cogiendo mi mano y llevándome al sofá del salón – pero yo diría que hoy actuó como tu primo. Si hay algo que siempre protege es a su familia – una oleada de simpatía hacia Peyton como hacia Jason me inundó en ese instante – Me alegro de que hiciera lo que yo hubiese hecho.

Nos sentamos juntos en el sofá. Jason se tumbó estirando una pierna y me llevó a su pecho para que yaciera a su lado entre sus piernas mientras veíamos la televisión. Me acercó un plato con sándwiches y acepté uno de buena gana. Su brazo rodeaba mi cintura y jugueteaba con el borde de mi camiseta llegando a tocar mi vientre. Con el otro brazo apoyaba el codo manteniéndonos erguidos.

  • ¿Tenías algún plan para hoy? – preguntó cerca de mi oreja.
  • Estudiar – respondí con cansancio. La semana siguiente estaba llena de exámenes.
  • Suena aburrido – protestó dando un bocado y mirando una serie cómica en el televisor.
  • Puede ser más entretenido si lo hacemos juntos – repliqué intentando tentarlo para estar juntos haciendo algo responsable. Me preocupaba que perdiera tantas clases – Te puedo ayudar con el temario que no te hayan explicado los profesores.
  • Gracias, Coops – besó mi cabello – creo que eso estará bien.

Comimos despacio y en silencio, disfrutando de la presencia del uno y el otro. Me encantaba estar en aquella postura y entre sus brazos. Cuando terminamos de comer me relajé sobre sus pectorales y cerré los ojos dejándome llevar por su agradable aroma y su calor. Los latidos de su corazón iban acelerando a medida que él me apretaba más contra su cuerpo. Sonreí por el hecho de que fuera yo quién provocara aquella reacción en Jase.

  • Estoy pensando un regalo para tu cumpleaños … estoy un poco perdido – admitió.
  • Cualquier cosa me gustará, Jase. No te compliques. Por mí como si no compras nada, estoy acostumbrada a no recibir regalos. Con estar contigo me basta.
  • Yo quiero hacerte un gran día de cumpleaños y los regalos son imprescindibles. Tenemos suerte de que tu cumpleaños caiga en viernes, he planeado pasar un largo día juntos – sonrió.
  • Te hace más ilusión a ti que a mí esta celebración.
  • Por ahora. Cuando la disfrutes te encantará y me pedirás una fiesta cada año.
Si es que seguimos juntos”, pensé en mi interior. Un miedo atroz a perderlo empezaba a poseerme. No podía evitar temer que se cansara de mis inseguridades, mis problemas y mis rarezas. Me levanté de su regazo intentando disimular la creciente tensión que se acumulaba en mis hombros con el pensamiento de que Jason me dejara. Busqué mi mochila y saqué unos libros.

  • Menos pensar en fiesta y más ponerse al día – repliqué cortando su sonrisa y se cruzó de brazos – No me odies – rogué bromeando.
  • Odio estudiar – hizo un puchero – No te odiaré si … ¿vienes conmigo? – abrió sus brazos para que volviera con él con una sonrisa infantil – Prometo prestar atención.

Rodé los ojos divertida y me senté entre sus piernas bufando. Besó mi mejilla desde atrás y reí por lo fácil que podía ser complacerlo. Abrí un libro y lo coloqué sobre mis piernas cerradas para empezar a leer en voz alta. Jason tenía su barbilla sobre mi hombro y repasaba lo que le iba explicando. Su respiración chocando contra mi piel me distraía levemente, sin embargo pude hacer un gran esfuerzo para no girarme y lanzarme a su boca. Lo quería, lo deseaba. No había manera en el infierno de estudiar como se debía pero quería que él se enterase de lo que habíamos aprendido nuevo en las clases que no había estado.
Pasadas un par de horas estábamos a punto de terminar de estudiar cuando alguien irrumpió en la casa. Janelle entró en el salón y miró nuestra postura divertida.

  • Parece que vuelvo a interrumpir – sonrió un poco incómoda.
  • No, para nada – Jason se adelantó y se incorporó deshaciendo su abrazo en mí para acercarse a su hermana y darle un beso – Hacía tiempo que no te veía. ¿Qué te trae por aquí?
  • Me peleé con Christian, estaba dando una vuelta y llegué aquí, aunque creo que me voy a ir de compras para desconectar un poco más … No sé porqué he venido … – sacudió la cabeza aturdida – Quizás buscaba el recuerdo de lo que me diría mamá – torció sus labios con nostalgia.
  • No sé que te diría mamá, pero si cualquiera tiene que ser puesto en su lugar me tienes aquí para defenderte, Janelle.
  • Mi hermanito – suspiró Janelle abrazando con ternura a Jason – Yo creo que mamá vendría a las compras conmigo – le guiñó un ojo.
  • Yo no voy de compras – rió Jase captando la indirecta – ¿Por qué no vas con ____? – me miró sonriente y yo me sentí un poco tímida en ese momento – Además, me gustaría que se comprase algo especial para su cumpleaños – sonrió mostrando una brillante dentadura.
  • Emm… yo... lo siento, no llevo nada de dinero – torcí la boca en disgusto y avergonzada – Aunque podría acompañarte – acepté para Janelle sin saber muy bien porqué Jason había propuesto aquella idea.

Tampoco quería parecer maleducada y posiblemente él quería que me acercara a su hermana, o ella quería acercarse a mí. No tenía claro si ellos habían planeado algo antes contra mí. De alguna manera aquella escena se me hacía un poco teatral. No es que pensara que iba a pasarlo mal, solo sentía que tenía que prepararme para algo.

  • ¿Cuándo es tu cumpleaños, ____? – preguntó Janelle.
  • Este viernes – fingí una sonrisa.
  • Bueno, pues vamos de compras – movió los brazos con entusiasmo. Se me hizo divertido verla tan ilusionada – Te espero afuera en el coche.

Asentí y Janelle le dio un beso en la mejilla a su hermano para despedirse. Cuando volvimos a quedarnos solos Jason se acercó para rodear con sus brazos mi cintura y dejar un rápido beso sobre mis labios.

  • Lo pasarás bien – quitando un brazo de mi cuerpo Jason rebuscó algo en su bolsillo y sacó una tarjeta que metió después en mis jeans – Compra lo que quieras – abrí los ojos e iba a empezar a protestar cuando me interrumpió con la boca abierta – No te quejes, es un regalo que quiero hacerte – se inclinó y colocó su rostro en el arco de mi cuello respirando profundamente y dejando un sin fin de delicados besos.
  • Pero Jase, es tu dinero. No puedo usar una tarjeta tuya así por las buenas … apenas hemos empezado a ser novios.
  • Lo sé, pero quiero hacer esto por ti como mi amiga – sonrió mirando mis ojos buscando la aprobación – Tengo dinero para compensar todos los regalos que no has tenido a lo largo de tu vida, cariño.
  • Así que se trata de eso … – suspiré en derrota – No quiero la lástima de nadie, Jase. Nunca he necesitado cumpleaños, ni regalos, ni días especiales – el dolor profundizó en mi pecho.
  • El caso es que no quiero que sea un día especial, quiero que tú te sientas especial. Porque lo eres para mí – sus manos sujetaron mis mejillas y se acercó para besarme arduamente – Además, me harás un favor si te compras un vestido pensando en mí.
  • ¿Un vestido? – pregunté incrédula. Yo nunca usaba vestidos o faldas. Quizás había alguna al fondo de mi armario, y lo más posible es que aún tuviera el ticket de la tienda.
  • O dos, o tres o … todos los que quieras – sonrió divertido sobre mis labios – Todos para mí.
  • ¿Para ti? Creo que si te los puedes poner – bromeé jugando con él – Seguro te quedaran muy, muy sexys.
  • Hablo en serio, Coops – besó la punta de mi nariz – Va a ser nuestra primera cita y quiero que sea inolvidable para ti en tu cumpleaños, pero al menos compláceme con esto, ¿va?
  • Esta bien – colgué mis manos en su cuello y me puse de puntillas para besar castamente su boca – Pensaré en ti con cada prenda de ropa. De hecho, no voy a poder evitar recordar que tú la estás pagando cuando use tu tarjeta de crédito – reconocí con remordimiento.
  • Así me gusta – se burló Jase – Ahora ve y habla con mi hermana. Seguro se está desesperando en el coche – me besó la mejilla con media sonrisa – Le caerás bien, ya lo verás.

Sin saber muy bien porqué me apreté contra su pecho abrazándolo por su espalda. Amaba como me trataba y los dulces besos que había dejado vagar con cada respuesta que me daba. No me quería ir de su lado. Habíamos sido interrumpidos y yo quería estar más tiempo a su lado. Sus labios presionaron mi coronilla. Alcé la cabeza y recibí un beso.

  • Nos veremos pronto – aseguró leyendo mi pensamiento.
  • Prométemelo.
  • Prometido. Me colaré por tu ventana si es preciso – su sonrisa llena de problemas me anticipó que lo decía en serio, y me gustaba.
  • Esta noche – reclamé.
  • Alguien está ansiosa – rió volviendo a inclinarse y acariciar mi mejilla con su nariz – Allí estaré – me besó la cara.

Escuchamos una bocina en la calle y me sobresalté. Janelle estaría cansada de esperar. Mala manera de empezar con … ¿mi cuñada? Sonaba extraño pensar aquel término. Definitivamente iba a ser la hermana de mi novio y punto. Cuñada era como si ya perteneciera a mi círculo familiar.

  • Corre, se va a enfadar conmigo – advirtió riendo. Fruncí el ceño.
  • ¿Por qué no quieres venir?
  • Son cosas de chicas y … tengo cosas que hacer – mi ceño se pronunció. No quería que se metiera en más líos y recibiera más golpes – No te preocupes por mí, ¿de acuerdo? – besó mi frente – Vé y pásalo bien.

Sin poder objetar nada más le di un rápido beso. La bocina en la calle empezaba a enloquecer y salté de los brazos de Jason para correr a la salida. Cuando vi el coche frente a mí di un suspiro. Un Jaguar. Aquella familia era jodidamente rica como para mantenerse coches de aquella gama. Janelle abrió la puerta desde dentro para invitarme a entrar y me deslicé con cuidado. Miré todo a mi alrededor. Por deportivo y llamativo que fuese por fuera, por dentro era sencillo y elegante.

  • Siento … el retraso.
  • Bah, no te preocupes. Supongo que Jason puede ser muy pegajoso – bromeó y me sonrojé – Bueno, yo no quiero hablar de chicos porque acabo de discutir con el mío y supongo que tampoco quieres hablar del tuyo porque es mi hermano, lo cuál sería muy incómodo, ¿no crees? – rió encendiendo el coche y empezando a sacarlo de la casa. Era totalmente sincera y directa. Me gustaban esa clase de personas – Así que … desconectemos de hombres. Hablemos de nosotras – concluyó.

Torcí los labios. Jason era la única persona que sabía como era mi verdadera personalidad. Siempre me había negado a mostrarme a la gente por temor a recibir más dolor del que ya pudiera estar sufriendo en silencio. Era curioso que dejándome conocer a una sola persona todo hubiera empezado a parecerme más simple. Nada dolía tanto como la idea de que Jase se arrepintiera de estar conmigo. Y me di cuenta de estaba sintiendo cosas que nunca había sentido por aquel chico misterioso, lleno de secretos y oscuridad. Porque sabía que tenía esa parte, lo mismo que también era un chico amable, tierno y dulce. Me estaba enamorando de él, con sus defectos y virtudes, el caso era … ¿él podría sentirse igual por mí? Las dudas por mi vida llena de complicaciones me empezaban a matar por dentro y tenía el presentimiento de que aquella noche no me dejarían dormir. Enamorarse para mí no parecía del todo bueno, a pesar de que a partir de que me empezaba a sentir bien con Jason fue cuando empezaron mis días de luz.
Siempre había estado sola. Jase me ayudó a salir de la oscuridad y algo me decía que la familiaridad con la que me hablaba Janelle me daría confianza para hablar con ella y mostrarme siendo yo misma. Los miedos con ella desparecieron y supe algo, con Jase había pasado de la oscuridad a la penumbra, con su hermana … tenía el presentimiento de íbamos a ser amigas y con ello pasaría de la penumbra a una sombra tenue. El sitio exacto donde quería estar. Un lugar donde la gente aún pensara que era diferente, un sitio donde gente me conociera realmente. La posición en la que yo podría ser totalmente feliz. Claro estaba, los problemas no desparecían con las ensoñaciones de mi mundo paralelo. Aún tenía que aguantar a mi padre, aún Jason estaba en líos callejeros y aún yo me sentía perdida y afectada por la mierda de infancia que había tenido. Aquello me provocaba un carácter raro.
No iba a ser fácil, pero que alguien más se colase en mi vida hacía que sintiera algo de alivio. Y si podía encajar con alguien más, me alegraba de que fuera con Janelle. Ella quería hablar de nosotras, así que yo no iba a ocultar mi forma de ser. Quizás sí rasgos de mi vida, pero empezar a ser yo era un paso para abrirme y empezar a tener algo de vida social sin tener en cuenta a Jase.


martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 13: Juntos Pero No Revueltos

Narra Jason

Antes de que anocheciera, el padre de ____ se marchó de su casa. Quién sabía a qué … Ella decía que a hacer el turno de noche, yo por dentro era un poco escéptico a esa idea. Habíamos pasado el rato charlando en susurros para pasar desapercibidos en su habitación, habíamos jugueteado y habíamos tenido nuestros momentos calientes. Adoraba a esa chica …

Había salido de su casa y me dirigía a mi coche mientras buscaba en mi móvil el número de mi padre. No dejaba de carcomerme la cabeza por la historia que había sucedido entre mi madre y la de mi chica. Todo aquello me parecía un gran enredo y sabía que mi padre podría aclararme bastantes cosas. En cuanto entré en el Porsche la línea se abrió y escuché el sonido del bullicio de fondo.

  • Papá, ¿andas en un bar?
  • Amowitz's, Jase. ¿Qué pasa? – fruncí el ceño al escuchar en nombre del tugurio.
  • Tengo que hablar contigo, voy para allá – colgué rápidamente antes de que protestara.

Le advertí para que estuviera prevenido de verme llegar. Tenía claro que no le gustaba que me metiera en sus líos, pero al fin y al cabo yo hacía lo que me daba la gana. Comprobé el arma en mi guantera y empecé a conducir a toda velocidad por la solitaria carretera que daba a la zona de almacenes abandonados y callejones oscuros.

* * *

Encontré a mi padre al fondo del bar sentado en una mesa de poker rodeado de otros rivales. Mi pistola pesaba en el bolsillo interior de mi chaqueta mientras caminaba para acercame a él y tomaba asiento. Nadie debía reconocerme como el hijo de Justin Bieber, yo mismo me estaba labrando mi fama, sin embargo empezaban a correr rumores sobre los trabajitos del hijo de Bieber.
El hombre canoso con bigote blanco y gruesas gafas sentado a mi lado me miró de arriba a abajo.

  • ¿Se te perdió algo? – lo miré desafiante.
  • Para nada, McCann. Me preguntaba si te apetecía jugar – murmuró peinando su bigote con sus dedos y revisando su jugada por encima de sus gafas – cuando terminemos esta partida.
  • Tener a dos Bieber en el juego no es una gran idea – masculló otro a mi lado. Mi padre y yo le lanzamos una mirada asesina cuando reconoció nuestro parentesco – No podéis negar ser familia cuando este niño es idéntico a ti de joven, Justin.
  • Cierra el pico Stevens – mandó mi padre – No jugaré más, tengo asuntos que resolver – me miró en advertencia al tiempo que mostraba sus cartas – Escalera real, señores. Creo que gané una vez más – sonrió con veneno – Ya me darán su dinero en otra noche – se levantó y me puse a su lado al momento – Vamos.

Pusimos distancia entre nosotros y los hombres que nos miraban con atención. Mi padre maldecía por dentro por el hecho de que nos pareciéramos tanto … no solo en cuanto a nuestro físico, sino también a nuestro carácter. Llegamos a salir del bar y mi padre sacó un cigarrillo de su chaqueta.

  • ¿Qué demonios haces aquí? – preguntó llevándose el cigarro a la boca y encendiéndolo con un mechero – Creo recordar que te dije que te alejaras de mis asuntos.
  • Hay algo que necesito saber. ¿Qué pasó entre tú y Rebecca Cooper? – mi padre tosió expulsando humo y me miró severo.
  • Yo no tenía ninguna relación con esa mujer.
  • ¡No me mientas maldita sea! – reclamé – Ella dejó un diario que ahora está leyendo su hija despacio, pero yo necesito la verdad ahora mismo – exigí.
  • ¿Quieres una verdad? Aléjate de esa niña porque solo te va a traer problemas.
  • Es muy tarde para dejar de verla …
  • ¡Te has enamorado! – bufó sacudiendo los brazos – Te lo advertí – me señaló con el dedo.
  • No me cambies el tema, solo es mi novia – me crucé de brazos – Y no me traerá problemas.
  • Créeme hijo, tu madre fue la única mujer que hubo seriamente en mi vida y en cuanto la conocí empezaron mis problemas. Y no solo míos, sino también suyos.
  • Así que si volvieras atrás no revivirías cada momento con mamá – ironicé.
  • Al contrario, si viajase en el tiempo ella volvería a ser mi primera opción en todo, Jase. Ella era la única persona me mantenía cuerdo fuera de toda esta mierda – señaló nuestro alrededor – Tú no entenderías eso.
  • Te sorprenderías – rodé los ojos por su poca credibilidad en mí – Solo quiero saber que pasó con Rebecca Cooper y que relación tuvo con nuestra familia.
  • Esa mujer es la hermana de Lucas, tanto tu madre como yo la conocimos de jóvenes. Cuando la volvimos a ver ya había nacido tu hermana … Rebecca nunca nos había caído bien, pero tu madre sintió compasión por ella cuando se enteró de su enfermedad y de la triste vida que estaba llevando. Poco a poco se hicieron amigas … Ella la apoyó durante su embarazo porque el tal Greg la dejó sola. Rebecca tomó la decisión de tener un hijo sin preguntar a nadie y aquello jodió a su marido. ____ fue la única que estuvo a su lado, incluso la trajo a casa en los primeros meses de embarazo y así también cuidaba de Janelle. Tu chica se llama como tu madre por esto, porque Rebecca se sintió muy agradecida.
  • ¿Y tú por qué te llevabas mal con ella?
  • Porque hubo líos cuando éramos jóvenes, además, su esposo era policía. Hoy por hoy es un jodido vendido. Ten cuidado con él, no debe saber quien eres y con quien sale su hija.
  • ¿Lo has visto por aquí?
  • Más de una vez – dio una calada a su cigarrillo – Y bueno, ya que estás muy interesado en esta niña … ella esta viviendo una jodida mentira que desenmascará pronto si está leyendo el diario de su madre– fruncí el ceño – Va a necesitar a alguien a su lado, Jason – colocó una mano sobre mi hombro.
  • Primero me dices que me aleje de ella y ahora me insinúas me quede cerca, ¿quién te entiende?
  • Yo si entiendo lo que estás pasando, Jase – soltó el humo al aire mirando mirando las estrellas – en este mismo portal discutí una vez con tu madre … aquella noche fue horrorosa para ella y a partir de entonces se hizo muy frágil. Yo fui un imbécil que la dejó sola porque creí que era lo mejor … no me hagas mucho caso en cuanto a lo que digo, no soy ningún experto en mujeres. Solo estate atento a lo que ella te pida. No en palabras, sino por sus gestos.
  • Eso es raro – me rasqué la cabeza mirando al cielo.
  • Las mujeres son complicadas, Jason, ya te lo dije – rió.
  • ¿Qué demonios sabes que no me estás diciendo sobre Coops? – pregunté aún molesto por su secretismo.

En ese momento vi una sombra moverse frente a nosotros y me puse firme sobre el muro del bar. Achiqué mis ojos intentando reconocer el rostro de las figuras que nos enfrentaban.

  • Mira a quien tenemos aquí – dijo mi padre con su tono letal – Justo a quién tenía tantas ganas de ver … ¿desde cuando la basura se hace esperar tanto?
  • Justin Bieber e hijo – el tipo alto y rubio platino nos miró con una sonrisa cargada de veneno – ¿Quién lo iba a decir?

Un instante después apareció Drake Richards frente a nosotros. Supuse que el tipo que no reconocía era su hermano Sean. Poco a poco más hombres los rodearon y se pusieron en grupo para enfrentarnos.

  • ¿No tenías suficiente con que matara a tu mujercita y ahora quieres que me encargue de tu hijo? – los puños de mi padre se apretaron a la vez que su boca se formaba en una línea.
  • ¿Y tú no puedes solo y tienes que recurrir a tu hermanito? – respondí ante el silencio de mi padre.
  • Así que este es el idiota que te amenaza en el instituto – se dirigió Sean a Drake y este último asintió manteniendo su mirada en la mía mientras nos desafiábamos.
  • Sean, aparta a estos niñatos del tema – habló mi padre con voz rotunda – no estamos aquí para resolver temas de colegio, ¿no crees? – se burló.
  • Oh, claro que no – rió – El caso es que en el colegio no se pueden pelear como en la calle.

Acto seguido Sean empujó a Drake y lo lanzó contra mí para que me diera un puñetazo que alcanzó directamente mi mandíbula. Todos alrededor reían y se burlaban haciendo expresiones y buscando una pelea dura.

  • Recuerda bien este golpe – escupí y le lancé una mirada llena de orgullo a Drake – es el último que vas a dar.

Sin pensar mucho y dejándome llevar por mis instintos lo agarré por los hombros para darle con mi rodilla contra su estómago. Debilitado cayó por su propio peso en mis manos. Sin darme cuenta me agarró y tiró de mí hacia adelante para que cayera al suelo. Alzó un puño que me dio tiempo a detener y en un hábil movimiento lo giré para quedar yo encima de él. Empecé a lanzar puños contra su cara. Nadie me detenía y aquel imbécil estaba quedando como un saco de entrenamiento. Me levanté y di una patada en el costado a Drake para que se retorciera de dolor. Cuando alcé la vista comprobé el panorama. Sean me apuntaba con una pistola a la vez que mi padre también lo amenazaba a él con su Glock. Rápidamente saqué mi propia arma y la dirigí a Drake.

  • Tu hermano no es más que basura … quiero decir, el mundo no lo echaría de menos si lo mato ahora mismo, frente a ti – amenacé cuando me invadió la ira – De hecho quizás convenga que tengas un poco de tu propia medicina y sufras un poco por tu familia – disparé mirando los ojos de Sean y la bala alcanzó la pierna de Drake. La sangre empezó a manar de la herida y el desgraciado no hacía otra cosa más que gritar de dolor y retorcerse en el suelo – Yo de ti correría antes de que se desangre – advertí – apunté a la aorta – torcí mis labios.
  • Baja la pistola, Sean – ordenó mi padre – Si yo venía a lanzarte un mensaje sobre lo que te esperaba en el futuro, Jason ya lo hizo por mí.
  • Esto no se va a quedar así – masculló bajando el cañón y acercándose a Drake para alzarlo con la ayuda de otro pandillero – Me las vas a pagar, Bieber – me señaló.
  • Llámame McCann – le guiñé con sarcasmo.

Dicho aquello se llevaron el cuerpo flácido de Drake entre varios y no aparté la vista hasta que desaparecieron en una furgoneta entre la penumbra. Volteé para ver a mi padre quien presionaba su mandíbula fuertemente.

  • Ya se acabó la función – me crucé de brazos orgulloso.

Los ojos de mi padre se volvieron fríos sobre mí y me miraron incrédulos antes de darme un puñetazo en la misma mejilla que Drake. Su golpe fue mucho más contundente y severo. Me estabilicé sobre mis pies cuando recuperé el equilibrio y lo miré estupefacto después de escupir la sangre que se había acumulado en mi boca.


  • Se suponía que tú no debías usar armas ni pasear por aquí y ahora lo que haces es meterte en mis peleas y amenazar a mis enemigos, ¿quién coño te crees?
  • Tus enemigos son los míos, papá. Y hasta que la muerte de mamá no sea vengada no voy a parar, ¡entérate de una jodida vez! – clamé.
  • ¡Escúchame! – me señaló con un dedo – Aquí no soy tu padre. Puedo ser tu aliado … has dejado bien claro de lo que eres capaz. Pero vamos a ir por caminos separados, ¿entendido?
  • Perfectamente – respondí cortante – Para tu información, quien voló el muelle de los Fighters Warriors fui yo – conté con orgullo – solo por si te lo preguntabas – guiñé.
  • Muy bien … McCann – escupió mi sobrenombre – parece que no trabajas mal, quizás sea bueno trabajar contigo – tendió su mano – Me dirás todo lo que sepas y hagas, igual que yo haré contigo. Esto es solo una alianza hasta que el trabajo quede terminado. Después dejarás de corretear por estos lugares, ¿lo captas?
  • Lo que tú digas – bufé chocando su mano – Esto va a ser lo que se llama trabajar juntos pero no revueltos, ¿cierto, Bieber? Tú por tu lado y yo por el mío.
  • Así es, McCann – asintió sentenciando nuestro acuerdo.

viernes, 21 de junio de 2013

Capítulo 12: Quiero Ser el Primero en Todo

Me di cuenta de que me estaba planteando salir con un criminal. Con alguien que quería vengarse por la muerte de un ser querido … y estaba segura de que sería capaz de matar. Solo tenía que recordar el enfado con mi padre cuando se enteró de que me había pegado. Jason era realmente un peligro y yo tenía miedo de lo que empezaba a sentir por él. Sin embargo parecía peor la posibilidad de perderlo en mi vida. Lo necesitaba, no me importaba cuáles fueran sus planes ni como era su rutina, lo único que sabía era que me sentía segura con él, un sentimiento que no había tenido la dicha de disfrutar en mucho tiempo. Podría ser que estaba desesperada, pero yo sabía bien que lo que me sucedía era que me estaba enamorando de aquel chico por todo lo que me había hecho disfrutar y todo lo bueno que había hecho por mí.

Miré a Jason totalmente desconcertado por mi silencio. Sí, llevaba minutos asimilando todo lo que acababa de escuchar y no había sido capaz ni de dar un asentimiento. Cuando pensé lo suficiente que contestar decidí que la mejor respuesta era acercarme a él y darle la seguridad de que allí estaba. Jase estaba esperando el momento en me levantara y me marchase sin decir nada más, sin embargo me puse de rodillas en el suelo y rodeé su cuello.

  • Yo me he sentido sola y perdida toda mi vida, Jase, pero los momentos en los que estoy contigo todo se siente mucho mejor – dije en su oído al apoyar mi barbilla en su hombro – En cierto modo entiendo porque haces todo eso … sé lo que duele no tener una madre, no quiero decir que piense que esté bien, pero te entiendo.
  • Eres increíble – rodeó mi cintura con fuerza – gracias – musitó. Iba a preguntarle porqué cuando prosiguió – Gracias por quedarte conmigo.

* * *

Habíamos ido a mi casa. Como ya era costumbre, aparcó en la calle de atrás para que entrara por la puerta trasera de mi casa. Lo miré nerviosa. Era extraño tener que separarnos después de todo lo que habíamos hablado, se sentía como si algo quedara incompleto … o simplemente yo quería pasar más tiempo a su lado, quizás ambas posibilidades juntas.

  • ¿Quieres entrar? – le pregunté mordiéndome el labio.
  • ¿No está tu padre?
  • Prefiere pasar el tiempo en la calle aunque no trabaje antes que pasar el día bajo el mismo techo que yo – me encogí de hombros – Es un amor – ironicé y Jason se rió.
  • Vamos entonces – salimos del coche y cogí su mano para caminar por el callejón que daba a mi jardín – ¿Tú mantienes el jardín así de cuidado? – preguntó sorprendido.
  • Sí, el jardín y la casa – expliqué – Es imposible que Greg haga algo útil por el hogar y si no lo hago yo pues se cabrea … obviamente tengo que mantener todo limpio y me suele sobrar tiempo cuando termino de estudiar así que no es problema.
  • ¿Y aquella es tu ventana? – señaló hacia arriba y asentí – Ya sé por donde me tengo que colar – torció los labios en una sonrisa traviesa.
  • Pasa anda – tiré de sus mano intentando no ponerme nerviosa con sus intenciones y lo hice entrar por la puerta que daba a la cocina – ¿Qué te apetece hacer?
  • Con estar contigo me conformo, Coops – se paró y tiró de mí para pegarme a su cuerpo – De hecho, llevo rato queriendo hacer esto.

Su brazo se deslizó por mi espalda y me besó cubriendo mi boca con sus labios. Le devolví el beso y pasando mi mano por su nuca lo aproximé más a mí. Poco a poco bajó la palma de su mano hacia abajo y me alerté por aquel contacto poco común para mí. Su otra mano se colocó en mi cintura y finalmente se agachó para cogerme bajo los muslos. Grité en sorpresa cuando me alzó del suelo y vi a Jason sonreír triunfante. Me besó mientras se dirigía la escalera. Miré sus ojos cuando empezó a subir escalones mientras acariciaba su mejilla.
Sus labios volvieron a presionarse contra los míos cuando entró en mi cuarto. Se sentó en mi cama conmigo sobre él. Su lengua acarició la mía y me dio un apretón en el culo para que le diera más espacio y poder saborear mi boca al completo. Lo empujé desde sus hombros y cayó en la cama mientras lo besaba. Me retiré de él mordiendo su labio inferior y me quedé a horcajadas sobre él en mi cama mirando sus ojos. Ambos jadeábamos en busca de aire, su sonrisa pícara me hizo gracia y sonreí.

  • Me has mordido, nena.
  • ¿Estuvo mal? – fruncí el ceño.
  • Estuvo caliente – pasó la punta de su lengua por la zona que le había mordido y rodeó mi cintura para que cayera entera sobre su musculado cuerpo – Creo que hay una chica muy mala escondida por ahí dentro de ti – bromeó.
  • Quizás la descubramos – seguí su juego deslizándome por encima de él hasta alcanzar sus labios y besarlos suavemente – pronto – musité.
  • Estoy deseando conocerla – rugió.

Tiró de mí hacia un lado y sin separarnos empezó a besar mi cuello a la vez que deslizaba su mano por el interior de mi camiseta acariciándome. Metí mis dedos entre su suave pelo y eché mi cuello hacia un lado dándole más espacio. Su respiración chocó contra mi piel provocándome un respingo. Noté la sonrisa en sus labios mientras me mordisqueaba el cuello cuando de repente escuché un sonido procedente de abajo. Lo aparté enseguida y me levanté.

  • Mi padre – anuncié llevándome una mano a la frente. La alarma se disparó en nuestros rostros – Escóndete debajo de la cama, ¡corre!

Jason enseguida rodó por la cama y desapareció de mi vista. Corrí al aseo que había en mi cuarto y comprobé que estaban apareciendo marcas en mi cuello además de que tenía los labios muy rosados. Sin pensármelo mucho abrí el paso de agua de la ducha y me empapé el pelo para simular que me estaba aseando. Tocaron a la puerta y me quité de encima la camiseta quedando en sujetador. Coloqué una toalla alrededor de mi cuello tapando mi cuello y dejándola caer por mi pecho hasta la cadera. Apenas se me veía nada.

  • ____, ¿estás ahí? – ¿Desde cuando le importaba lo que hacía?
  • Sí – dije tras la puerta.
  • ¡Abre! – ordenó y abrí insegura. Su cara quedó pasmada cuando vio mi aspecto.
  • Me acabo de duchar – expliqué tocando mi pelo humedecido.
  • Me llamaron del colegio diciendo que te habías ido en medio de clase – dijo exigiendo una aclaración.
  • Me mareé, no me encontraba bien y preferí venir a descansar – improvisé – ¿Qué pensabas?
  • No lo sé – miró el interior de mi cuarto comprobando que todo estaba normal – ¿Has terminado ese trabajo de ética que hacías con un compañero?
  • Sí – mentí – Vuelvo a estar tan sola como a ti te gusta, ¿contento? – sonreí falsamente.

Sin contestar me echó una mirada asesina y se largó. Cerré la puerta y eché el pestillo dando un suspiro de alivio. Jason asomó la cabeza bajo la cama y me miró tirado en el suelo.

  • Esto es lo que se dice tener buenas vistas – comentó dándome un repaso.

Me di la vuelta dirigiéndome al armario en busca de una camiseta que ponerme. Cuando había elegido una, unos brazos me rodearon la cintura y sentí unos besos por mi hombro.

  • No entiendo porque disimulas tanto este cuerpo, nena. Eres jodidamente sexy.
  • ¡Jase! – me giré y lo aparté – Basta, mi padre está por ahí cerca y … deja de decir eso – protesté. Su mirada regresó al escote de mi sujetador y se mordió el labio – ¡Jason!
  • Eres sexy, no puedes hacerme cambiar de opinión – torció el gesto.

Me puse enseguida la camiseta y le lancé una mirada de advertencia. Jason alzó las manos clamando inocencia y sonrió divertido. Rodé los ojos y regresé a mi cama para tumbarme. Jason se sentó en el borde y se inclinó cogiendo algo del suelo para después alzarlo en su mano; el diario de mi madre.

  • ¿Cómo lo llevas? – se interesó mientras se tumbaba a mi lado.
  • Bien – se lo quité de las manos – He leído cosas bastante interesantes estos días … De hecho, en este diario mi madre habla de la tuya.
  • ¿Cómo dices? – preguntó atónito.
  • Se llevaban mal pero después se hicieron amigas … es extraño – sonreí.
  • ¿Cómo se pueden llevar mal y después hacerse amigas? – quedó incrédulo – ¿De qué se conocían?
  • Mira, te leo esta parte – busqué una página atentamente y empecé a leer.

Hoy me encontré con ____, de hecho, no solo a ella, sino también a Zayn. Los recuerdos de nuestra adolescencia me han sobrevenido de un golpe. Me había olvidado de ella, había hecho a un lado a Zayn, quería dejar atrás todo el desastre que había entre todos nosotros, incluido Justin. Es pasado, y mi marido es policía, ¿cómo demonios voy a mantener una situación así? Mi propio hermano está metido en líos con Justin … Zayn por suerte salió de ello. Ni siquiera me había dado cuenta de que lo había echado de menos, fui una imbécil al dejarlo en aquella época. Él está realmente …

  • Esta parte mejor me la salto – reí – no creo que quieras saber una descripción de lo bueno que está este tío – me burlé.
  • ¿Perdona? – se hizo el indignado – Tío bueno … – bufó rodando los ojos – ¿Y tu madre se fijaba en otros hombres estando casada?
  • El matrimonio de mis padres se estaba enfriando – susurré. Jason asintió y seguí leyendo.

_____ está realmente cambiada, es hermoso lo feliz que es con Justin y su hija. La maternidad le ha sentado genial y ligeramente me he puesto celosa. No por su matrimonio, sino porque yo también quisiera tener una hija … el caso es que por esta maldita enfermedad Greg no va a ceder nunca y yo me voy a hacer vieja sin haber disfrutado de mi vida.
Casualmente nos paramos a tomar un café los tres juntos y rememoramos nuestro pasado. También hemos sabido cual ha sido la suerte de cada uno de nosotros estos años … todo ha cambiado tanto que ya no importa el rencor que pudimos guardarnos una vez.
Zayn se va a quedar por aquí un tiempo y hemos quedado en volver a vernos. No está mal encontrar un viejo amigo después de tanto tiempo.
Por otro lado, cuando expliqué que había dejado de trabajar en el hospital por mi enfermedad, ____ me ofreció como entretenimiento cuidar de su hija pequeña durante una semana. Ella lo necesita porque viajará por trabajo fuera de la ciudad y Justin no puede ocuparse de la niña todo el día, obviamente sigue muy pendiente de los asuntos de la calle. Es extraño que todo ahora sea tan agradable, sin embargo, por raro que sea me ha gustado hablar con ella. He aceptado su propuesta, me encanta cuidar niños. La única pega de todo esto será que tendré que ver a Justin bastante a menudo cuando venga a recoger a su hija Janelle.

  • Yo creo que a mi madre le gustaba tu padre y por eso acabó mal con los dos – mostré mi teoría – aunque parece que después no fue tan mal …
  • ¿Crees que tu nombre pueda ser por mi madre? – preguntó distraído.
  • Quizás … Aunque no sé porqué.
  • Todo esto es un lío. Tengo que preguntarle a mi padre sobre todo esto – Jason pasó una mano por mi hombro y jugueteó con los mechones de pelo oscuro que aún seguían humedecidos. Me encantaba la sensación de cercanía que tenía con él – O podrías leer un poco más adelante – sugirió.
  • No quiero saltarme páginas, estoy leyendo despacio para entender todo.
  • ¿Cuando es tu cumpleaños? – me quitó el libro y pasó páginas – Igual ahí explica muchas cosas.
  • Jason … mi madre murió cuando yo nací … ¿cómo crees que habrá algo? – musité agachando la vista – No quiero leer la última página. Se perdería todo el misterio.
  • Lo siento – Jason dejó el libro en el suelo y me acarició la mejilla – De verdad, perdón. Se me olvidó ese detalle … soy idiota – se mordió el labio y sonrió – Hoy van dos veces que me llamo idiota, esto no suele pasar, ¿sabes?
  • Será que solo eres idiota conmigo – bromeé.
  • Lo soy con todos, pero solo contigo me arrepiento de ello – su mirada se volvió más dulce – ¿me vas a decir que día naciste?
  • El dieciocho de mayo – contesté.
  • Eso es dentro de unos días – se dio cuenta – ¿Cómo lo vas a celebrar?
  • Nunca he celebrado mi cumpleaños, Jase. Mis abuelos una vez intentaron hacerme una fiesta pero fue tan amarga porque ellos recordaban la muerte de mi madre que rogué que nunca más me felicitaran ni intentaran hacer nada … Mi cumpleaños es solo un día más. Ni siquiera me siento especial por tener un año más – me encogí de hombros.
  • Vas a hacer diecisiete … yo creo que te mereces hacer algo divertido.
  • Oh, claro. Conozco a tanta gente querrá divertirse conmigo en una fiesta – ironicé – En serio, no me apetece hacer nada.
  • Yo si quiero divertirme contigo – se puso de lado y se acercó a besar mi cuello – De hecho se me ocurren un par de ideas para pasarlo en grande – se quedó pensativo mientras respiraba sobre mi piel – ¿me dejas organizar algo?
  • No – corté.
  • ¡Es puramente inocente! – protestó.
  • ¿Crees que estaba pensando mal? – me indigné.
  • ¿No estarías pensando sucio? – se burló mirándome a los ojos con alegría – Oh, nena, ¿te gusta que te bese?
  • Sí – me sonrojé – pero yo no estaba pensando en lo que tú crees – me di la vuelta y le di la espalda sobre la cama. Escuché una risa en su garganta mientras me abrazaba la cintura por detrás – También me gusta que me abraces.
  • Y a mí me gusta tenerte así de cerca – besó mi hombro – Déjame planear algo para tu cumpleaños, solos tú y yo.
  • Algo sencillo – negocié – Que parezca un día normal.
  • Tendremos una cita oficial – noté su sonrisa en su voz victoriosa – Nada de quedadas para conocernos para ese dichoso trabajo de ética – encontró mi mano y entrelazó nuestros dedos.
  • A mí no me molesta ese trabajo, que quieres que te diga – fui honesta – De hecho, le doy las gracias al señor Collins.
  • Por una vez un profesor acertó en la tarea que debía mandar – bufó – ¡qué milagro!

Me dejé cerrar los ojos mientras sentía su brazo sobre mí. Era reconfortante tenerlo tan cerca, me hacía sentir segura a su lado.

  • ¿Crees que pueda salir de tu casa? – susurró.
  • ¿Ya te quieres ir? – intenté disimular mi decepción pero mis nervios me fallaron.
  • No, nena – besó la piel de mi cuello por detrás de mí – solo lo preguntaba porque tu padre está aquí y supongo que no quieres que me quede toda la noche – noté su sonrisa.
  • Pero a ti no te importaría … – adiviné rodando los ojos – De todos modos seguramente Greg se vaya pronto para su turno de noche – cerré los ojos intentando relajarme y me encontré preguntándome a mí misma que estaba haciendo con aquel chico. Las dudas sobre lo que él quisiera conmigo me asediaron – Jase – musité sin apenas aliento.
  • ¿Qué pasa, nena? – lo noté acomodar su cara entre mis omóplatos mientras me abrazaba y relajaba a mi lado – Te has tensado.
  • ¿Qué clase de relación tenemos? – pregunté dudosa.
  • Hmm … no sé, ¿qué clase de relación quieres tener, Coops? – pasó la punta de su nariz por el centro de mi espalda haciendo estremecerme hasta llegar a mi nuca – ¿Quieres ser mi novia? – sentí un estremecimiento en mi interior, una punzada de desesperación por no saber bien que hacer ni decir, por la situación tan extraña en la me sentía … mezclado con el deseo de que me siguiera acariciando, besando y me siguiera hablando en aquellos sensuales susurros – Yo nunca he tenido novia, ____.
  • ¿Nunca? – me extrañé.
  • Chicas al azar en cualquier noche es muy distinto de pareja – explicó – Creo que estaría bien que tú fueras la primera – lo noté sonreír – Eres la persona que quiero que me conozca de verdad, nena – me besó el cuello y me giró en la cama para después ponerse sobre mí y encontrar de frente mis ojos.
  • Estamos a la par – sonreí colocando mis manos en su nuca y atraiéndolo a mí – Sabes cuanto quiero y me gusta estar contigo, y bueno … yo no he tenido ninguna clase de trato con chicos – acaricié su oreja con mis dedos con algo de timidez.
  • Y eso me encanta, Coops. Quiero ser el primero en todo para ti – sus labios acariciaron los míos levemente – Eres mi chica – siseó posesivo antes de chocar sus labios contra mi boca y enredarnos en otro de sus apasionados besos – Mi chica – repitió sonriendo sobre mí y sentí tocar el cielo por aquel placer.
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    @itsBieberFanfic


Capítulo 11: Te Debo Una Explicación

Narra _____

Eran las nueve de la mañana. En las noticias no hacían otra cosa mas que hablar sobre el atentado que había sucedido en la costa sureste de Delaware. Al parecer, habían explotado un embarcadero y varios sitios en los que se encontraban los tesoros secretos de algún grupo de pandilleros. No había habido muertos, el lugar estaba vacío a esa hora de la explosión. Tampoco había rastro del que había provocado todo el alboroto, había hecho un gran trabajo para deshacerse de toda la droga que había escondida en aquel sitio. También se habían encontrado miles de dólares y armas. Lo que fuera que hubiese sobrevivido al fuego y las llamas se lo había llevado la policía.
Mi padre no estaba en casa, lo habían llamado en cuanto se dio la emergencia y llevaba desde las cuatro de la mañana desaparecido. No es que él me preocupara demasiado, pero un extraño temor me recorría el cuerpo estando sola. Supuse que toda la ciudad estaba asustada después de enterarse del desastre que algún loco había montado … todos se comían la cabeza de que ese loco andaba suelto por nuestras calles.
Miré el móvil sin estar muy segura de llamar o no a Jason. Finalmente me decidí a esperar … no faltaba mucho para que llegara y no quería parecer una desesperada aunque realmente lo estuviera.
Preparé los libros y los apuntes para cuando llegara Jase y esperé pacientemente hasta que llegó mientras leía y repasaba el temario.
El timbre sonó a las diez y veinticinco. Bajé rápidamente las escaleras para abrir la puerta y encontrarme a un Jason de aspecto cansado.

  • Hola, Jase – saludé animada por su presencia.
  • Hola nena – colocando una mano en el marco de la puerta se inclinó y buscó mi boca para un darme un beso. Agarré con dos dedos el pico de su camiseta y tiré de él para que entrara y cerrar la puerta – ¿Me echaste de menos? – sonrió sobre mis labios travieso.
  • Solo un poco – me encogí de hombros y torcí los labios mordiéndome una uña. Me acaba de poner nerviosa – Pareces cansado.
  • Estoy bien. Solo que dormí poco … Tú por el contrario te ves genial en esa ropa – sonrió y miré mi atuendo. Camisa blanca y amplia junto a unos pantalones muy cortos. Hice un gesto de disgusto y cogí su mano.
  • Anda, vamos arriba – tiré de él por las escaleras – ¿Viste en las noticias lo de la explosión?
  • No, no he tenido tiempo. Me levanté de la cama y vine directo aquí – sonreí con gusto por ello y entré en mi cuarto con él – Bonito dormitorio.
  • Gracias – respondí sentándome en la cama – Creo que no tienes muchas ganas de estudiar.
  • La verdad es que no – se sentó a mi lado y miró mis ojos – ¿Qué han dicho en las noticias?
  • No hay rastro de quien lo provocó, se ha quemado un montón de dinero y han encontrado cocaína y armas – Jase quedó pensativo mirando la pared aunque sus ojos estaban perdidos en otro sitio – ¿Estás bien?
  • Sí, tranquila – salió de su ensimismamiento y me sonrió sin ganas – ¿Y tu padre?
  • Se fue muy temprano por la alerta – me encogí de hombros – Si viene te tiraré por la ventana – bromeé – O te escondes bajo la cama o en el armario.
  • Me gusta más la última opción – sonrió – Bueno, ¿empezamos con historia?
  • La fabulosa segunda guerra mundial – ironicé y él rodó los ojos.

Pasamos un par de horas estudiando los acontecimientos de aquella guerra. De vez en cuando bromeábamos sobre algunos personajes y hacíamos chistes. Era divertido, cosas de las que nos acordaríamos en el examen y así aprobaríamos. Finalmente me tendí en la cama agotada de tanto memorizar y hacer comentarios prácticos a su lado.

  • No puedo más – protesté.
  • Yo tampoco – rió tumbándose conmigo.

Se le veía decaído y agotado. Contemplando el brillo de sus ojos acerqué mi mano a su mejilla y lo acaricié. Jase se relajó y cerró los ojos. Poco a poco vi como su respiración se hacía más pausada y supuse que se había dormido. No me importaba para nada. Era hermoso verlo tan inocente.
La idea de que él hubiese tenido que ver en la explosión me empezaba a rondar la cabeza. Podría ser un motivo por el que no durmió. Montar todo aquel armamento de bombas debió costarle un buen rato y todo estalló en la madrugada. Las cosas cuadraban en mi cabeza aunque por otro lado no quería pensar tan mal de él … a pesar de que él ya me había dicho era un criminal.

Recogí los libros que habíamos dejado por el medio y me acomodé en una silla mirando a Jason. Era extraño verlo dormir en mi cama, pero daba paz verlo tranquilo. En los últimos días había estado desparecido y tenso. Incluso en el día anterior había estado raro con Peyton. Él trataba de estar bien a mi lado, pero aún así me daba cuenta de que algo iba mal con él.
Jason me miró con los ojos entornados y sonreí por lo soñoliento que estaba. Me indicó con su mano que fuera a su lado y me aproximé a él despacio.

  • Ven aquí – cogió mi mano y tiró para que me tumbara – Siento haberme dormido – susurró mirando mis ojos.
  • Sigue durmiendo, te ves cansado – le sonreí ladeando la cabeza.
  • ¿Puedo abrazarte?

La inseguridad se notó en su voz y él mismo se dio cuenta. Algo extrañado se mordió el interior de la mejilla mostrando su nerviosismo. No esperaba aquella pregunta. Era extraño. Él siempre era el que me besaba, el que me cogía la mano, el que no se paraba ante nada. Que me pidiera permiso fue algo que me paralizó junto con su forma de súplica inconsciente.
Sin pensármelo dos veces me arrastré por la cama y pasé mi brazo por su espalda acariciando su hombro. Jason colocó su mano en mi nuca e hizo que apoyara mi cara en su pecho para poder apoyar su barbilla en mi cabeza. Su otro brazo rodeó mi cintura y respiró profundamente.

  • Gracias – siseó.
  • No las des – respondí igualando el ritmo de mi respiración con la suya – Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad? – noté como asintió y apretó su agarre a mi cintura – ¿Qué te pasa?
  • No es nada, Coops – negó con la cabeza.
  • No me mientas – rogué – Llevas días muy raro … aunque lo intentes disimular yo lo noto.
  • ¡Joder, Coops! – me soltó de golpe y se levantó de la cama – Si te he dicho que no es nada déjalo, ¿de acuerdo? – se enfadó – Estoy harto de que intentes entrometerte en mi vida. No sabes una mierda así que hazte a un lado – clamó y me miró sentada en la cama. No me esperaba aquella reacción para nada. Mis ojos estaban desorbitados sin comprender que acababa de pasar – Será mejor para ambos – dijo más bajo.

Dicho aquello dio media vuelta y se marchó cerrando la puerta tras de sí. Se acababa de ir, quería que me alejara de él. Después de lo tierno y agradable que había podido ser conmigo había enloquecido como nada. La sensación de haber hecho algo mal me inundó. Rápidamente retiré una gota de agua que había emergido de mi ojo y me prometí a mí misma que no lloraría. El caso era que quería llorar. Jason iba a alejarse de mí porque creía que era mejor estar separados, así no me entrometería más en su vida. Y no era que yo me quisiera entrometer, lo único que quería era ayudarlo como él me había ayudado a mí …

* * *

Los días pasaban en el instituto. Jason venía para unas clases más que para otras. Había días que simplemente no lo veía. Desde el primer momento evitó mi mirada cuando regresamos a clase el lunes. Yo no tenía idea de que podía pasar con él y que tan malo podría ser que estuviera conmigo.
Me sentía dolida. Había vuelto a ser la _____ amargada que nadie comprendía. Finalmente yo también decidí olvidarme de lo que había pasado con Jase. Después de todo, era demasiado irreal que yo al fin pudiera refugiarme en alguien como por arte de magia cuando él apareció en mi vida.
Mi padre seguía trabajando y yo apenas lo veía, lo que era lo más positivo de todos aquellos días.
En medio de la clase de matemáticas me empezaba a marear. De repente todo se empezaba a ver negro y en otro momento veía todo dar vueltas en torno a mí. Me asusté, sin embargo no quería llamar la atención de nadie.

  • Cooper, ¿se encuentra bien? – preguntó a lo lejos la profesora. Por mucho que no quisiera hablar parecía que mi cara lo revelaba todo. Negué con la cabeza difícilmente.
  • ¿Puedo salir? – pedí.
  • Claro.

Con dificultad me levanté y me retiré del pupitre. Me tambaleé ligeramente y un compañero enseguida me sostuvo. Para mi mala suerte vi como Drake Richards me veía con una sonrisa socarrona mientras sujetaba mi brazo.

  • Richards, acompáñela fuera – recomendó la profesora.

Sin querer discutir me dejé ayudar y salimos de la clase ante la atenta mirada de todos. En cuanto estuvimos en el pasillo me sacudí el brazo para librarme de Drake y le regalé la mirada más mortal que jamás habría podido lanzar. Él en cambio sonrió burlándose de mí.

  • Puedo ir sola al baño.
  • ____, estás pálida, da la sensación de que te vas a caer en cualquier momento y no está aquí tu amiguito Jason para ayudarte – ironizó.
  • Lárgate. Prefiero la ayuda del diablo antes que la tuya – el arqueó sus espesas cejas cobrizas y sonrió con sorna – Dile a lo profesora que me dejaste en el baño y preferí quedarme sola.

Empecé a caminar lentamente apoyándome en la pared hasta llegar a los servicios. Realmente sentía arcadas, pero no había desayunado nada, por lo tanto no había nada que revolver.
Miré mi cara en el espejo y comprobé que tenía el peor aspecto que había tenido en mi vida. Estaba pálida, mis labios estaban morados y mis ojeras se habían pronunciado.
Sentía que mis fuerzas se habían desvanecido y me incliné poco a poco contra la pared para sentarme en el suelo colocando la cabeza entre mis rodillas.
Un minuto después escuché voces fuera del baño. Cuando reconocí la voz de Jason mi corazón se aceleró por el estímulo de que lo estaba echando de menos.

  • Eres un desgraciado, Richards – escuché la voz venenosa de Jase – Te estás metiendo en un lío muy grande metiéndote conmigo.
  • Tú eres el que va a pagar por meterte con nosotros. Los Fighters Warriors no nos detenemos ante nada, mucho menos con un imbécil como tú – sentí el sonido de un choque y supuse que alguno de ellos había acorralado al otro contra la pared.
  • Fighters Warriors, ¿te das cuenta de lo estúpido que suena ese nombre? – se mofó Jase – No tienes idea de quienes son los Blood Streets' Kings, Drake. Esto solo acaba de empezar y yo mismo me voy a encargar de que quedes en tu lugar.
  • Se te va a borrar esa estúpida sonrisa de la boca muy pronto, Bieber. ¿O debería decir McCann por como te empiezan a llamar por las calles? – preguntó con sarcasmo.
  • Muérete, Richards.
  • ¿Sabes quién se iba a morir hace un rato? – se hizo el silencio durante unos segundos – Esa chica tan mona, ¿cómo se llamaba? – chasqueó los dedos – Ah, sí … ____.
  • ¿De que c*ño hablas? – gritó en susurros.
  • La estás dejando desprotegida McCann, yo de ti la cuidaría un poquito más – rió.
  • ¡¿Qué has hecho?! – exigió.
  • ¿Yo? – bromeó sacando de quicio a Jason – Nada. Ahora está en el baño.

Maldije por dentro por haber estado espiando. Sentí los pasos aproximarse a donde yo estaba y me quedé paralizada. Una vez más me iba a decir que no me entrometiera en su vida. Otra vez me iba a mirar de forma severa para que saliera corriendo de él y no entendía porque no lo había hecho de una vez. El peligro estaba marcado en cada uno de los costados de Jase.

  • ¿Coops? – ya estaba allí y yo me negaba a levantar la cabeza – ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? – noté la preocupación en su voz. Sacudí la cabeza y me resistí a dar la cara – Coops, mírame – se hincó a mi lado y sus manos cogieron las mías que rodeaban mis rodillas al tiempo que intentaba acariciar mi mejilla – Maldita sea, ____. No llores – suplicó.

Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba llorando. Mis lágrimas manaban en silencio y desembocaban por mi cara pasando desapercibidas para mí. Jase se puso de rodillas y me jaló hacia su cuerpo.

  • Dime que ha pasado, ¿te ha hecho algo?

Sabía perfectamente a quien se refería. Negué con la cabeza y coloqué mi frente en su pecho retirando avergonzada las lágrimas con mis manos.

  • Solo me mareé en clase y él se ofreció a acompañarme – expliqué.
  • ¿Te encuentras mejor? – su rostro era el puro reflejo de la alarma – ¿Te llevo a la enfermería o algún sitio?
  • No, estoy bien – susurré.
  • ¿Segura?

Asentí débilmente y Jason apretó mi cintura entre sus brazos. Su olor corporal me embriagó cuando respiré contra su camiseta. Las lágrimas amenazaban con volver a salir por la nostalgia que sentía de estar a su lado.

  • ¿Qué has escuchado? – preguntó bajo.
  • Nada – respondí titubeante – Solo que amenazaste a Drake.
  • Es decir, todo – se mofó de la contradicción.
  • Lo siento – musité arrepentida.
  • Está bien, no pasa nada – tranquilizó dando un beso en mi frente – Yo … también siento haberte dejado de aquella manera en tu casa. Fui un idiota – no respondí nada. Simplemente asentí – ¿Eso es un sí, de que soy un idiota o de que aceptas mi disculpa? – bromeó.
  • Ambos – contesté sacando la primera sonrisa – Y no deberías estar aquí, este es el baño de las chicas – regañé.
  • Tienes razón – torció sus labios – ¿podemos hablar después cuando salgas de clase?
  • Saldré ahora – agaché la vista al suelo – No tengo ganas de dar clase después del mareo que he tenido … ¿Puedes llevarme a casa?
  • No – lo miré arqueando una ceja y sonrió – Te llevaré a comer. Yo invito – se inclinó y besó mi mejilla – Te espero fuera frente a la puerta.

* * *

Cuando recogí todas mis cosas salí del instituto y encontré a Jason frente a la puerta apoyado sobre una moto gris y negra. La forma en que iba vestido y la pose me hicieron pensar lo demasiado sexy que se podía ver con poca cosa que hiciera. Vestía unos pantalones beis con una camisa blanca y una chaqueta de cuero marrón. Las gafas negras y el tupé con el que se había peinado me volvía realmente loca. Me aproximé lentamente a él intentando disimular mi gran atracción hacia él.

  • No sabía que tenías moto.
  • Se me antojó hacerme un regalo – sonrió sacando un casco – ¿Quieres ser la primera chica en probarla? – invitó.
  • Nunca he subido en moto … – dudé a pesar de la gran invitación.
  • Confía en mí – se acercó y me puso el casco con cuidado – Vamos – se montó en el asiento y me tendió la mano – Nena, te gustará.
  • Está bien – acepté e ignoré su mano para apoyarme en su hombro mientras me impulsaba y subía tras él – Ten cuidado – le advertí agarrándome a sus hombros.
  • Sería mejor si me abrazaras – cogió mis manos y las llevó por debajo de su chaqueta hasta que pude unirlas en su abdomen – Me gusta esto. Debí comprar una moto mucho antes – siseó contento. Rodé los ojos y le dí un pellizco – ¡Eh!

Reí y él finalmente encendió la moto haciéndola rugir bajo nosotros. En cuanto la moto empezó a moverse apreté mi agarre a su cintura y él dio más velocidad al motor.
Jason conducía rápido por la carretera y yo poco a poco me relajé sobre su espalda. Cuando paró en un McDonald's a las afueras lo liberé de mi abrazo y me desmonté para ponerme de pie sobre el suelo. Me quité el casco y se lo devolví a Jason, quien aún estaba sentado sobre la moto. Sonrió y extendió el brazo hacia mí para peinarme un poco con sus dedos.

  • Me gusta tu pelo – susurró – A penas se movió de su sitio – aseguró.
  • Gracias – respondí mordiéndome el labio.
  • ¿Qué quieres comer?
  • Lo que sea, no tengo hambre – me encogí de hombros. Jason me miró severo.
  • Coops, si no comes vas a enfermar. ¿Qué comiste esta mañana?
  • Solo tomé un café – reconocí mordiéndome el labio.
  • ¿Ha pasado algo? – me alzó el mentón – ¿Por qué no comes como deberías, ____?
  • Por nada, Jase. Solo perdí el apetito … he estado nerviosa y esas cosas … – excusé.
  • Ya veo … Pues ahora vamos a alimentar ese cuerpo, ¿entendido?

Me sonrojé por como me miró y Jase se levantó de la moto para rodear mi cintura. Caminamos juntos hacia el restaurante y Jason pidió de todo para comer. Dos hamburguesas, refrescos y patatas fritas. Salimos con nuestro pedido y nos fuimos a un parque que había cerca. Un camino de piedra gris con bancos a los lados estaba en el centro de un montón de césped y rodeado de árboles frondosos. La gente transitaba por allí en familia, había niños jugando en unos columpios a lo lejos, otros estaban tumbados en el césped entre amigos o en solitario, leyendo o tomando el sol primaveral.
Juntos nos sentamos en el césped y nos repartimos la comida. Mientras comía lo miraba esperando a que dijera algo.

  • Lo que oíste cuando hablaba con Drake …
  • Jase – lo interrumpí – Realmente no me importan los líos en que estés metido.
  • Pero te debo una explicación – respondió decidido. Tomó aire y empezó – Drake es uno de los cómplices que participó en la muerte de mi madre – mi mandíbula se desencajó – No fue un accidente de coche … entre varios se organizaron para estropear mi coche, calcular el momento y el lugar idóneo para chocar con mi madre cuando fuera a recogerme en el instituto y así tocar el punto débil de mi padre. Él es un personaje peligroso entre las pandillas – explicó – ahora busca venganza y aunque él no lo quiera le estoy ayudando en ello … Echo de menos a mi madre, siento una rabia infinita cuando pienso en ella porque no está aquí y ella no tenía culpa de nada. Por eso haré pagar a cada uno de los responsables – juró. Me miró a los ojos midiendo el nivel de miedo que pudiese tener en ese momento – Yo provoqué las explosiones del embarcadero – tragué saliva cuando confirmó mi sospecha – Si me enfadé aquel día en tu casa no fue contigo, sino conmigo mismo, porque me pasan y hago cosas de las que la gente se puede asustar, de hecho estoy esperando que ahora mismo salgas corriendo …
  • Pues ya ves … aquí estoy – torcí mis labios y coloqué mi mano sobre la suya – y no me voy.
  • Ya no sé que hacer, no sé lo que estoy haciendo. Es como si nada de lo que hago tuviera sentido – susurró – Desde que murió mi madre me he sentido realmente solo y perdido – reconoció – y solo contigo me siento de verdad en tierra firme.


Cegada por los sentimientos que me producía estar con él, supuse que nada de lo que él me advirtiera sobre el peligro me haría cambiar de idea. Todo el dolor que había sufrido estando sin él me había hecho comprender que lo necesitaba más de lo que jamás pensé que podría necesitar a alguien. Él era el único que me había demostrado que podía confiar en una persona sin temor de ser rechazada. Por ello había perdido el apetito, porque quedarme sola después de haber experimentado la felicidad en aquella intensidad había sido como un balde de agua fría. Pero en ese momento me di cuenta … Si él me había dado de lado no había sido porque no aceptara como yo fuera, sino que por lo contrario era él mismo el que temía que yo lo rechazara por ser como era, por tener aquel lado oscuro. Por ser Jason McCann

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