miércoles, 8 de mayo de 2013

Capítulo 47: Tengo Más de un Motivo para Darte

Acababa de llegar el taxi. Mis padres y mi hermano me daban el último abrazo de despedida y me deseaban los mejores deseos que podían. Mi madre estaba algo emocionada. Me iba de casa, me iba de la ciudad. Iba a dejar toda mi vida atrás y a empezar de nuevo.

Subiendo al taxi donde ya estaba Ally sentada, me puse melancólica pensando en la vida que iba a abandonar, en la que iba a empezar y como sería cuando volviese para quedarme.

Lo más probable, era que pasara mucho tiempo en el extranjero, madurara y cambiara. Ally agarró mi mano. Ella estaba igual de nerviosa que yo. A penas había dormido, la suerte era que tenía un largo viaje de por medio para cerrar los ojos.
  • ¿Qué tal te fue todo con Lucas al final? – pregunté por romper el hielo.
Una hermosa y elegante sonrisa surgió en su boca. Sí, mi consejo a Lucas había funcionado, podía notarlo por la felicidad de mi mejor amiga. Finalmente, había hecho algo bien antes de irme. Eso, y besar a Zayn … el único que tuvo el valor de enfrentar bien esta jodida situación.
  • Pasamos la noche juntos … fue genial – suspiró volviendo a sus recuerdos.
  • Me alegro, cielo – dije sonriéndole de vuelta.
  • Tú … Justin no …
  • No – la interrumpí – No me hables de Justin. No ahora – dije apoyando la cabeza en la ventanilla del coche. No me molesté en prestar atención al conductor del taxi. Me daba igual lo que pensara cualquiera sobre nuestra conversación – Mejor nunca más – dije abatida.
  • Me molesta que hayáis acabado así, quiero decir, no ha venido ni a despedirse.
  • Olvídalo, Ally. Él ya está fuera de mi vida, Justin siempre lo quiso así.
  • Pero te quiere.
  • Tiene una forma muy peculiar de demostrarlo – bufé.
Las casas pasaban ante mis ojos viendo por última vez las calles por las que solía pasear. Mentalmente me despedí de todo aquello. Noté a Ally coger su móvil y marcar un número de teléfono.
  • ¿A quién llamas ahora?
  • Yo tampoco me despedí de alguien – respondió. En cuanto le cogieron la llamada empezó a hablar con el aparato – Hola … Ya nos vamos, en verdad yo solo quería decirte adiós pero sé de alguien que tendría que decirte muchas más cosas … No podéis dejar las cosas así – la miré asustada temiendo quien estuviera en el otro lado del teléfono – No solo ella está molesta porque no vinieras, no has sabido enfrentar esto. Te has quedado muy por debajo de tu nivel. Todos esperábamos más de ti … – escuché los gritos por la otra línea. Ally separó el móvil de su oreja – A mí no tienes que justificarme nada, Justin – maldije por dentro al confirmar mis sospechas – Es mejor que hables con ella – Ally me miró y me tendió el móvil. Todavía se escuchaban gritos surgir. Titubeé – Hazlo, cógelo – me indicó Ally – sabes que necesitas decirle todo lo que piensas. Es tu última oportunidad de hablar con él antes de que nos marchemos – Sin dudar mucho más pero aún temblorosa, agarré el móvil.
  • Justin – musité. En ese momento lo escuché tomar un gran respiro – ¿Por qué no viniste? – Fue lo primero que se me ocurrió decir – ¿Por qué no has vuelto a hablar conmigo? – las palabras escaparon en un tono de voz bajo y sin fuerzas. La vida se me escapaba cada vez que pensaba en él y rememoraba nuestros momentos.
  • ¿De verdad querías verme? Después de todo lo que dijimos y pasó creí que nunca más querrías verme. Eres tan complicada, ____ – suspiró derrotado.
  • Yo tampoco te entiendo – respondí – hay muchas cosas que me pierdo de ti.
  • Hay cosas que jamás entenderás … aún así, eres la persona que mejor me conoce y me conocerá en la vida – el silencio se hizo entre nosotros, tanto que temí que la línea se hubiera cortado, hasta que él lanzó otras palabras que me desolaron – No me olvides.
  • Yo … – mis palabras se trabaron. Hice un gran esfuerzo por contener un sollozo. ¿Qué se suponía que debía contestar? No tenía ninguna excusa para continuar pensando en Justin una vez que estuviera fuera de América. Él no había mostrado ni el más mínimo signo de que quisiera seguir conmigo – Dame un maldito motivo para no hacerlo, Justin – dije con toda la rabia y el dolor contenido.
Colgué. No quería escuchar sus reproches. No quería tener una nueva discusión con él antes de irme. Le devolví el móvil a Ally. El camino al aeropuerto se me hizo corto en el silencio.

Bajamos del taxi y cogimos nuestro equipaje del maletero.

Entramos al aeropuerto. La gente transitaba de acá para allá con prisas, unos sonrientes, la mayoría serios. Tenía la impresión de no encajar allí. Mis sentimientos eran más deprimentes y de enfado que de alegría.
  • Recuérdame porqué nos vamos – le pedí a Ally dirigiéndonos a la fila para facturar la maleta – No le encuentro sentido a estar aquí.
  • Nos vamos porque vamos a pasar alucinantes meses juntas, aprendiendo y conociendo cosas nuevas. Tendremos grandes experiencias y nos separaremos de todo lo que nos rodea para después regresar y comprobar que mereció la pena. No pienses más en Justin, ni en Zayn, ni en nadie que creas que te haga falta. Vas a salir de todo esto por ti misma.
  • Voy a ser independiente. Nadie más va a controlar mi vida – dije como conclusión de sus propósitos. Ally asintió convencida.
  • Eso es. Ahora, pon esa maleta. ¡Nos vamos a Inglaterra! – clamó intentando animarnos – Idiota, quita esa cara. Así lo que harás será espantar a esos divinos ingleses con su acento tan adorable – bromeó.
  • Creía que seguías con Lucas – la miré de reojo.
  • Intento bromear, idiota – se quejó.
  • No quiero más tema de chicos. Necesito olvidarme de todos los instintos masculinos, de como se liga, quiero ser una chica normal que se dedica a hacer su vida y punto.
  • Como una dieta purificadora – rió.
  • Algo así – sonreí finalmente.
Volviéndonos a las sillas esperamos a que llegara nuestro vuelo, una vez facturado nuestro equipaje. Grandes flashes venían a mi cabeza. Quería sacudir mi cabeza y sacarlo todo de mí.
  • Aléjate de mí y cúlpame de todas tus desgracias. No me busques – sus pupilas se clavaron en las mías – grábate en la cabeza que no soy bueno par ti.
  • Y grábate tú esto: te quiero y nada lo va a cambiar – le di una última mirada desafiante.
Recordar aquella conversación después de la noche en que nos deshicimos de Zac y Troy hizo que mis ojos pincharan. Sentía la acidez recorrerme por todas partes. Justo en ese momento estaba siguiendo su consejo, pero no era fácil. Tal y como le respondí, nada había cambiado lo que sentía por él. Prueba de ello fue nuestra aventura en Virginia West.

Un mensaje llegó a mi móvil. Lo saqué desanimada esperando ver algo de publicidad.
<<Buen viaje, reina. Cuídate y disfruta de Europa>>
Zayn ya no podía ser más tierno. Reconocía que lo adoraba por todo lo que me había hecho sentir, quería verlo feliz … con él había que reconocer que no todo era tan difícil como con Justin, pero mi decisión no se basaba en el nivel de dificultad de llevar una relación. Cada uno era distinto en su forma de ser y en lo que querían para su vida. Yo no podía evitar recordar lo fácil que había sido estar con Zayn desde que lo conocí. No podía olvidar lo bueno que fue conmigo, lo enamorada que me llegué a sentir. Lo bien que estaba todo a su lado cuando pensé que Justin había desaparecido definitivamente.

No quería pensar en el “que hubiera sido si …” No merecía la pena. Las cosas habían salido de aquella manera. Aquel había sido mi destino y yo ya había tomado mis decisiones. Todo estaba listo para seguir adelante.

En ese momento mi móvil volvió a vibrar. Ally se disculpó para ir al baño y aseguró que después traería algo de comer de la cafetería. Asentí mientras miraba el mensaje nuevo.
<< Tengo más de un motivo para darte>>
Mis ojos se abrieron en sorpresa. Justin me había respondido finalmente. Pero no tenía idea de a que se refería hasta que alcé la cabeza.

Justin estaba frente a mí con su sonrisa nerviosa sin llegar a mostrar la perfecta dentadura que había escondida tras sus labios.
  • ¿Qué haces aquí? – me levanté poniéndome a su altura.
  • Vengo a darte el miserable motivo para que no me olvides – respondió algo mortificado – Llevo pensando en ello durante todo el trayecto en coche. He venido a toda prisa para alcanzarte porque no sé a que hora te vas. Y al principio no se me ocurría nada para pedirte que no me dejes atrás. Me he culpado mil veces de ser un egoísta por ello, porque no tenía nada que decirte y encima iba a venir a pedírtelo. Es injusto. Mereces algo mejor de lo que yo te puedo dar. Pero soy tan jodidamente egoísta que aquí estoy – tragué saliva parpadeando una sola vez. Sus ojos estaban seguros sobre los míos – No todo fue malo. Hemos tenido momentos espantosos, lo sé. Pero también hemos tenido los mejores que jamás hayamos tenido con nadie, ____ – su mano cogió la mía – Eres lo mejor que me ha podido pasar, y yo también lo fui para ti en algún momento. No quiero que me olvides. Quizás debas hacerlo y sea lo mejor para ti, pero no estoy seguro de que sea lo que nos conviene. Todo ahora está terminado. Hemos superado tantas cosas, nena – sonrió – Tú y yo somos fuertes, pero juntos somos aún mejor – su otra mano acarició mi mejilla – Confesarte lo que siento se ha hecho cada día más fácil desde la primera vez que te dije que te amaba – sus palabras empezaban a salir a borbollonees. Mis lágrimas volvían a acumularse en mis ojos – Sigo sin ser un chico de flores y detalles, lo único que he sabido ofrecerte siempre ha sido a mí mismo. Siento que lo he dado todo por ti, pero que también he fallado en muchas cosas, y por eso te vas. Pero ahora que ya todo estaba solucionado, que podríamos tomar un respiro de toda la mierda de los acosadores ... te alejas, y sé que lo necesitas. No puedo pedirte que te quedes, también sé que no lo harías si lo pidiera. Estoy aquí solo para que no te olvides de mí y el último recuerdo que te lleves de mí sea nuestra pelea – sus ojos se habían achicado. Sus cejas se habían juntado formando unas pequeñas arrugas en su frente. La angustia estaba reflejada en todo su rostro. Sin embargo, se veía hermoso. Se veía como el chico que yo había conocido meses atrás. Dispuesto a todo, había venido a por mí.
  • Te amo, maldita sea – me lancé a sus brazos rodeando su cuello y ocultando mi rostro en su pecho – Te amo más de lo que nunca he amado a nadie – confesé – No fuiste, sino que eres lo mejor que ha pasado por mi vida – reconocí – Nunca ha habido ni habrá nadie como tú y no aguanto la idea de que ya no podamos estar juntos.
  • Creí que nunca te volvería a escuchar decir que me quieres – susurró apretando sus brazos a mi cintura agradecido. El alivio goteando de su suspiro.
  • Nunca he dejado de quererte – reconocí y exploté ante todo lo que había contenido las últimas semanas – Pero el amor a veces no es suficiente para que dos personas estén juntas – lloré – Pero te quiero demasiado, Justin – mis manos se aferraron a su espalda y presioné mi cara en su pecho ocultando mi rostro – Tanto que duele – musité.
  • Debes irte – me apartó de su lado agarrando mi cintura y acariciando una mejilla húmeda – No puedes sufrir más por mi culpa.
Sus ojos se contornearon en mi visión. Justin se agachó ligeramente y yo me encargué de cerrar el espacio que nos separaba poniéndome de puntillas hasta alcanzar sus labios.

Tirando del cabello de su nuca lo atraje hacia mí profundizando el beso. Su lengua recorrió los filos de mis labios para después entrar rozando la mía. Sentir su sabor al completo me hizo querer más de él. Por apasionado que pareciera aquel beso, lo único que pudimos hacer fue trasmitirnos todo lo que habíamos retenido. Toda nuestra dedicación, ternura, dulzura, cariño y amor fue aportada en aquel único y eterno beso. El calor de su boca y su aliento contra mí me hizo ruborizar cada rincón de mi cuerpo. Sus labios capturaban los míos con delicadeza dándome la suavidad y el consuelo que yo tanto echaba de menos.

Al separarnos lo abracé fuerte una vez más, sin fuerzas para continuar.
  • Quédate conmigo hasta que me vaya – le supliqué. Justin asintió cogiendo mi mano y sentándose en una silla. Hizo que me sentara en su regazo y besó mi mejilla – Te quiero – repetí acurrucándome y apoyándome en su hombro.
  • No va a haber nadie como tú, nena. Mi niña – besó mi frente – ¿Sabes que eres única? Costaría tanto encontrar a alguien parecido a ti – suspiró.
  • ¿Qué quieres decir con esto? – me atemoricé pensando que buscara a otra persona con la que consolarse en mi ausencia.
  • Quiero decir que no merece la pena tratar de encontrar a alguien que se ajuste a mí cuando tú llegaste sola y te he perdido por mis estupideces – confesó – Estoy hecho para quedarme solo. Siempre fui solitario. Nadie me quiso nunca a su lado, ni siquiera mis padres – bufó sarcásticamente. Aquello me partió el corazón en mil pedazos.
  • No estás hecho para quedarte solo – besé su cuello con suavidad – Tú, como todos mereces que alguien te quiera – siseé.
  • Mi vida no es buena para nadie, ____. Pero no puedo salir de ella … y tampoco quiero meter a nadie más conmigo. Mucho menos a alguien que me importe.
  • Algún día volveré …
El silencio se hizo entre nosotros. No sabía donde se había metido Ally, pero estaba segura de que sabía lo que estaba pasando y que por eso me había dejado a solas, y lo agradecí. Pude pasar la última hora con Justin antes de irme, intentando aprovechar aquellas semanas que habíamos pasado sin saber el uno del otro.

1 comentario:

  1. Joder miriam por que me haces llorar en todos los capitulos? Eres jodidamente perfectaa como tu novela me encantaaa es superbonita pero.. Ahora que va a pasar? Se quedara alli con justin? O se ira? Pfff porfavooor me has hecho llorar de verdad desde que ha aparecido justin hasta el finak y casi cuando estaban hablando de justin ally y ___. En el cochee es perfecta me encantaa pero no quiero que acabe :( SIGUIENTE YA PORFAVOOR LO NECESIITOO!!! un beso te quiero :)

    ResponderEliminar