Ally, Marcie y yo habíamos llegado al centro comercial. Paseamos por
la sección de animales. Había de todo y no sabía que comprar.
Acabé cogiendo una cesta para que Clark durmiera en mi cuarto y otra
para el salón. Juguetes, comida, un collar … Las chicas y yo nos
quedamos mirando una caseta. Era bonita, grande. Si mi madre no
dejaba a Clark quedarse dentro tendría que dormir en algún sitio.
- ¿La vas a comprar? - me preguntó Marcie.
- Me gustaría, pero es muy cara. Mi padre me matará por usar tanto la tarjeta de crédito.
- Bueno, pues una más barata – Ally codeó a Marcie – después puedes pedirle a Zayn que te ayude a montarla en el jardín – rieron.
- Mike y mi padre estarían al acecho – reí – no, mejor no – me moví a por una caja que estaba en oferta – ésta está bien, ¿no? – asintieron.
- No evadas el tema, ya nos has dicho esta mañana que te gusta pero …
- ¿Qué paso cuando lo despediste ayer en tu cumpleaños?
- Regresaste agitada – volvieron a reírse como niñas. Me estaban asediando.
- Nos besamos – respondí. Una sonrisa subconsciente apareció mientras metía la caja en el carro de la compra. Sus caras eran alegres.
- Me gusta ese chico para ti – mencionó Ally – se ve a tu medida.
- Hablando de chicos a medida – cambié el tema – Tú y Lucas tenéis que volver.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque te gusta más que nadie que hayas conocido y no soporto que hayáis roto por mi culpa, así que o vuelves con él o le llamo para que te persiga – le amenacé riendo.
- Pero …
- Marcie sigue con Johnny – le miré para cerciorarme, ella asintió – y aquí está. No quiero que penséis que me afecta que salgáis con los amigos de Justin … lo estoy superando, poco a poco, pero estoy asumiendo su ausencia.
- ¿Aún le quieres ____? - se sorprendió Marcie.
- Pasamos muchas cosas juntos – respondí dando por echo que Marcie quedaría satisfecha con esa respuesta. Me giré evitando cruzar mi mirada con las suyas – es mejor que no hablemos más de él – seguí caminando hacia el cajero – ¿volverás con Lucas, Ally?
- Ya veré … pero gracias por pensar en mí, ____.
* * *
Llevé a las chicas a sus casas y volví a la mía. Encontré a Clark
en el salón jugando con Mike. Cuando entré, Clark corrió a por mí,
lo cogí para abrazarlo. Mi hermano miró las cosas que había
comprado y colocó una de las cestas con su cojín en un rincón del
salón.
- La caseta podríamos montarla cuando sea más grande, ¿no?
- ¿Podríamos? ¿Quién te ha dicho que yo sé?
- Está bien … se lo pediré a papá.
<<¿Qué tal tu día?>> Zayn. Una idea cruzó mi cabeza.
<<Entretenido, tengo buena compañía :)>> Seleccioné
una de las fotos que acaba de hacer y se la envié. Pronto contestó.
<<Me encanta. ¿No estudias?>> Rodé los ojos.
<<No trabajas? >> Lancé en respuesta.
<<Estoy en mi descanso x)>>
<<Digamos que yo también ;) ¿Cuándo vuelves?>>
<<Mañana temprano. Estoy en un hotel. Mira las vistas>>
Me mandó una foto del mar con el sol reflejado. Se veía relajante.
<<Un día me llevas, ese sitio se ve genial>>
<<Con gusto. Pronto llegará el verano =D >>
La idea de ir juntos y estar a solas en la playa me hizo sonreír.
<<Tengo que irme. Te llamaré más tarde :) >> Recibí
dos segundos después.
Dejé el móvil a un lado. Sentí ganas de verle … solo un día sin
poder hacerlo y ya estaba ansiosa. Puse la radio en busca de música
que me hiciera sentir identificada. Sentía que quería gritar porque
estaba confundida. No sabía si estaba bien lo que empezaba a tener
con Zayn. Por otra parte no me importaba lo que fuera correcto, solo
lo que me hiciera feliz.
Por otra parte estaban las notitas de mi taquilla y lo inquietantes
que me resultaban. No estaba dispuesta a pasar por otro mal momento
sin estar preparada. Nada que tuviese que ver con lo sucedido aquella
noche era bueno, y a esas alturas calificaría de peligroso todo lo
relacionado con Justin. No es que me arrepintiera de haber tenido ese
pasado … pero no había sido coser y cantar. Lejos de lo agradable
que podía ser Justin en sus buenos momentos estaban todas las
discusiones entre nosotros y las peleas con los demás, los negocios
de Justin, sus juegos, las amenazas, pistolas … “¡¡Pasa
página!!” Me recuerda la _____ interior. Y eso mismo intentaba,
pero mi pasado me perseguía y tenía que encontrar la manera de
defenderme.
Recordé mi infancia. A mi padre le gustaba que fuera una chica
fuerte y solía decirme “Si algún chico se mete contigo dale una
lección para que no regrese”. Y así fue como llegué a dar
clases de kickboxing. Cuando llegué a la
adolescencia lo dejé porque pensaba que era anti-femenino. Han
pasado unos años desde entonces pero aún recordaba algunas llaves.
Ya me daba igual la impresión que causara, mi padre tenía bastante
razón, había que hacerse respetar.
Busqué en el ordenador. Había varios anuncios, entre ellos uno de
autodefensa me llamó la atención. Entré en la página y me
informé. Las clases eran tres veces por semana en el centro
deportivo cercano al instituto. Podía empezar cuando quisiera y el
precio no era un problema. Imprimí la inscripción y la rellené.
Bajé corriendo al despacho de mi padre.
- Papá, necesito que autorices esto – le entregué el papel – y que me lo subvenciones.
- ¿Qué ha pasado? ¿A quién quieres patear?
- Es solo por recordar un poco como defenderme, papá. Creí que estarías de acuerdo, tú fuiste el que me apuntó en kickboxing.
- No estoy en contra, solo me parece repentino. Pero te apoyo – firmó el papel – últimamente hay mucho peligro por las calles.
- Gracias – recogí la ficha – es solo que he estado pensando en el tiempo libre que voy a tener y bueno, haciendo ejercicio es una buena de forma de gastarlo.
- Hay muchos deportes …
- Sí, pero este es el que me interesa – sonreí – dar puñetazos y patadas en el gimnasio puede ser una gran forma de desahogarme.
- Me parece bien – me devolvió la sonrisa – pero ten cuidado. Creo que no recuerdas porque dejaste el kickboxing.
* * *
He acabado las clases tres horas antes de lo previsto. Los pasillos
están abarrotados de estudiantes alegres por el próximo fin de
curso. Estábamos todos deseosos de acabar de una vez todos los
exámenes. Fui rápido a mi taquilla. La revisé en busca de alguna
nota. Nada. Suspiré tranquila y saqué de la mochila la inscripción
para las lecciones de autodefensa. Ally y Marcie saldrían más tarde
de sus clases, no me quedaba más remedio que irme sola.
Fui a la oficina del centro deportivo. Una amable mujer me atendió y
me indicó lo que me haría falta. Me propuso probarlo en ese mismo
momento por si me arrepentía y me decidía por otro deporte. Esa
proposición me vino de sorpresa, pero no la rechacé, tenía tiempo
de sobra para volver a casa. Agradecí que ese día amaneciera
lluvioso. Me había vestido con un pantalón poco ajustado, una
sudadera y bajo ella una camiseta de manga corta.
En el gimnasio me descalcé y me quité la sudadera. Había un par de
chicas y el resto eran chicos, unos diez en total. Saludé al
monitor, y sí, estaba cañón. Las dos chicas que estaban allí eran
amigas y hablaron un poco conmigo. Había buen compañerismo entre
todos.
Hicimos el calentamiento y empezamos con las prácticas. Después me
tocó batirme con una de las chicas que llevaba meses de clases,
Ariel. El combate era libre, podíamos hacer los golpes que
quisiéramos sin llegar a hacernos demasiado daño, el objetivo era
incapacitar al otro hasta que diera tres golpes sobre el suelo en
señal de rendición.
Ariel se recogió su hermosa melena rubia en una coleta alta y yo
ajusté mi moño. Los chicos se pusieron a un lado de las colchonetas
para observar. El monitor dio la señal de inicio, Ariel se me
abalanzó con una patada, la esquivé para lanzar mi puño.
Fácilmente cogió mi muñeca y me retorció el brazo hasta que quedé
de espaldas a ella. Con mi codo libre le di en su costado y aflojó
su agarre. Inclinándome hacia delante y tirando de ella rodó por mi
espalda hasta caer al suelo en una voltereta. No me dio tiempo a
reaccionar, Ariel enseguida me hizo caer con ella dando con su pierna
en mis pies. Ella se puso su peso sobre mis muñecas y mis tobillos
para inmovilizarme, pero no lo hizo demasiado bien, pude flexionar
mis rodillas e impulsarla hacia delante una vez más. Nos pusimos de
pie y lancé una pierna hacia su vientre, la enganchó con el
antebrazo y tiró de mí hasta que resbalé al suelo. Mierda. Me hizo
quedar de espaldas y dobló mi pierna hacia mi cabeza. Di tres golpes
con la palma de mi mano en el suelo. Me soltó y me puse de pie. El
monitor, Andrew, nos indicó que finalizáramos el combate
inclinándonos.
Fue divertido, hacía tiempo que no me invadía tanta adrenalina.
Ariel me felicitó por la resistencia que le había ofrecido. Había
una rivalidad sana entre todos.
Fui al vestuario para asearme. Me quité la camiseta con la que había practicado y me puse el suéter encima. Solté mi pelo y recogí mi mochila. Fui al coche. Aún quedaba rato para que tuviera que regresar a casa. Miré el móvil, Zayn no me había llamado todavía desde que me mandó el último mensaje. Quería verle, la idea de presentarme en su casa se pasó por mi cabeza, pero no sabía donde estaba y me daba reparo preguntárselo. Conduje por el coche hasta mi casa, dijo que vivía tres calles detrás de la mía. Fui por donde desapareció el día en que me llevó con su moto. Su moto. Estoy conduciendo por la calle y acabo de ver su moto aparcada fuera del garaje. Aparqué. Salí del coche con pies de plomo. Iba a tocar a la puerta. ¿Y si no ésta no era su casa? No estaba del todo segura … ¿y si abre otra persona? Estaba apunto de tocar el timbre cuando abre una mujer mayor con el pelo corto y grisáceo y un carro de la compra en la mano. Oh, Dios, que vergüenza.
- Hola – me saluda – ¿te puedo ayudar en algo?
- Hola. Mmm, sí, bueno, ¿vive aquí Zayn? - sentí mis mejillas arder.
- Oh sí, pasa, pasa – se hizo a un lado – él está arriba. Yo me iba a comprar unas cositas que se me olvidaron para el almuerzo – empezó a contarme – ¿has quedado con él?
- En realidad, no – volví a ponerme colorada – tan solo pasaba a saludar.
- Oh, vale. Tranquila – dijo al ver mi nerviosismo – es solo que Zayn no se encuentra bien, por eso me he extrañado, pero ve a verlo – me sonrió amablemente.
- No sabía que estaba mal, lo siento. No, será mejor que no moleste – me disculpé.
- No, no, ve. No pasa nada, lo más probable es que esté entretenido con sus videojuegos. Ve – me indicó la escalera – es el dormitorio del fondo del corredor.
- Gracias – sonreí tímidamente.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Pues … salí antes del instituto y pasaba por aquí, y vi la moto fuera y …
- Pasa – me indicó con la mano sin dejar de sonreír – y cierra la puerta.
- Pareces nerviosa – se hizo a un lado de su cama de ciento cinco y me indicó que me sentara – no muerdo porque estés en mi cuarto – su sonrisa era pícara – ¿te abrió mi abuela?
- Eh, sí – me senté con él – ¿vives con ella?
- Con ella y con mi hermana – asintió.
- ¿Y tus padres?
- Tuvieron un accidente de coche – me puse tensa – fue hace tiempo, no te preocupes – tomó mi mano y la acarició con el pulgar.
- Lo siento, no tenía idea – incliné mi cabeza hacia abajo.
- Lo sé – cerró el portátil y lo puso sobre la mesita de noche.
- Tu abuela me ha dicho que no te encuentras bien …
- El cambio de clima, ayer tenía un calor horrible en la playa y hoy llego y está lloviendo y hace frío.
- No parece que tengas frío – indiqué su pecho descubierto. Torció su sonrisa, esa sonrisa tan suya. Oh, Zayn.
- Mi abuela puso la estufa – señaló la esquina – y empecé a asarme.
- A decir verdad, hace calor aquí – me remangué el suéter.
- ¿Eso es una indirecta ____? - sonrió victorioso. Le empuje desde el hombro, él rió. Después me tocó unas zonas amarillentas del brazo – ¿Y esas marcas?
- Oh, debe ser … del combate – mi padre tenía razón, por eso dejé el kickboxing – fui a probar la clase de autodefensa – aclaré.
- Vaya – se sorprendió – ¿y que tal? ¿vas a repetir?
- Sí, se me da bien. No duele – le aseguré cuando vi que aún miraba las marcas de que Ariel me agarrara fuertemente – aunque es un poco anti-estético – torcí la boca.
- Sigues siendo guapa – me miró a los ojos, me sonrojé – ¿por qué viniste?
- ¿Necesito un motivo? - negó sonriendo – Tan solo quería verte – respondí.
- Me alegra que vinieras. Aunque no me gusta que me veas resfriado – puso cara de fastidio cruzando los brazos y haciendo morros como un niño. Me reí. Obviamente buscaba eso.
- Si quieres me voy – sonreí.
- No, quiero hablar contigo de algo – se puso algo más serio, pero su rostro seguía siendo amigable – en tu cumpleaños, cuando me fui …
- El beso – atajé sabiendo por donde iba. Yo también quería hablar de eso.
- El beso – repitió – ¿fue muy pronto?
- ¿Estás preocupado por lo que piense de eso? - asintió aún más serio.
- No quiero dar un paso en falso contigo, ____, me importa de verdad hacer bien las cosas.
- ¿A ti te gustó?
- Obviamente _____. Pero respóndeme, por favor.
- Así que … tú estás contento con el beso, ¿no? - sonreí haciendo caso omiso de su pregunta.
- Sí – rodó los ojos – fui yo el que se acercó primero, ¿recuerdas?
- Sí, también recuerdo que te detuviste y te pedí que me besaras – Zayn sonrió.
- Ya, pero pensé que te dejaste llevar y después podrías haberte arrepentido.
- Me dejé llevar – acepté – y me encantó – sonreí – jamás pienses que me voy arrepentir de lo que haga contigo. Recuerda que siempre que estás siendo el chico más educado con el que me he encontrado. Eso me gusta, mucho – maticé – siento como si todo fuera nuevo.
- No sabes lo bien que sienta oír eso – pasó su brazo por mi cuello y me atrajo hacia él para presionar sus labios en mi frente – te besaría con o sin permiso en este momento, pero no quiero contagiarte el constipado – el color regresó a mi cara, él torció su boca.
- Me he sonrojado más contigo de lo que he hecho en toda mi vida … me haces sentir tímida. No sé porqué … yo solía ser una chica atrevida, ¿sabes? - dije con fastidio.
- Es el poder Malik – rió – te intimido.
- No. No es eso – aseguré. Zayn torció el cuello – creo que es … porque no sé muy bien lo que quiero contigo. Me sonrojo porque no sé lo que piensas de mí. Porque yo sé cuando es el momento en el que quiero algo de ti, como el beso, como darnos la mano. Pero y si tú … Arg – gruñí frustrada – Zayn, yo no me quiero aprovechar de ti. Eres un buen chico y yo tengo mi cabeza hecha un lío – puse mi cara entre mis manos con los codos apoyados en mis piernas. – No quiero hacerte daño.
- Hubo algo que te hizo sentir insegura – puso su mano en mi hombro para captar mi atención – y por lo cuál no sabes como actuar ahora. Algún día, cuando quieras, me contarás que te hizo pasarlo tan mal, pero mientras tanto … no creo que te estés aprovechando de nada conmigo. Si quieres saber lo que pienso, pasar tiempo contigo es lo más emocionante que hay ahora en mi vida, nos estamos conociendo, nos gustamos – alzó mi barbilla – no me importa que me des la mano, me abraces o me beses cuando quieras, estoy cómodo contigo. Date el tiempo que necesites, yo sé que no eres una mala persona.
- Pero lo fui …
- Quiero ayudarte – sus ojos se fijaron en los míos – dejame ayudarte – rogó.
- Gracias – musité. El sonido era casi ininteligible, pero él lo captó y depositó un suave beso en mi cabello.
- Me gusta que seas sincera sobre lo que piensas. Así puedo aclarar tus dudas.
Siguienteeeeeee
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