jueves, 28 de febrero de 2013

Capítulo 23: Un Loco Andaba Por Aquí

Después de eso, el mismo cogió la puerta y la cerró tras de sí.

“No, no lo amas” Me decía mi parte racional. “Oh, pero te sigue volviendo loca” Gritaba mi diablesa. ¿Loca? De esa manera me iba a desquiciar. ¿Cómo pudo insultarme? ¿Cómo podía ser tan prepotente conmigo después de todo lo que había sucedido? ¿Cómo fue capaz de echarme en cara que estuviera con Zayn? Era tan egoísta …

Fui a sentarme al sofá y saqué el móvil. Miré la agenda y seleccioné a Zayn. Dude unos segundos antes de iniciar la llamada. Zayn respondió a los dos toques.
  • Amor, ahora mismo iba a tu casa – dijo de primeras. Sonaba alegre – Tengo ganas de verte.
  • Yo también, Zayn – suspiré aliviada por haber echado a Justin a tiempo – pero, hay cosas importantes que tenemos que hablar.
  • ¿Ha pasado algo?
  • Sí. Creo que es el momento de contarnos todo – respondí mostrando más seguridad de la que realmente sentía.
  • Llego enseguida – colgó.
¿Qué le iba a decir? Quería decirle la verdad de lo que estaba pasando pero para eso tendría que retroceder y contarle toda mi historia. Temía que se fuera …

Por otro lado, él también me había ocultado cosas y no sabía como me lo iba a tomar. ¿Sería su pasado muy sorprendente?

Escuché el timbre y fui a abrir. Sin saber porqué, Zayn me abrazó apremiante en cuanto la puerta ya no estaba entre nosotros. Fue repentino, pero le devolví el abrazo. Me aparté de él poco después y le miré a los ojos buscando una explicación.
  • No sé que pasará con nosotros después de lo que hablemos – tomo con sus manos mi rostro – por si acaso saborearé este momento – sus labios presionaron los míos y de forma disimulada coló su lengua en el interior de mi boca.
La alerta de sus palabras no me dejó disfrutar aquel hermoso beso. Zayn se separó de mí y me miró a los ojos con firmeza.
  • Ayer por la tarde pasó algo – empecé en susurros tomando su mano.
  • Yo también te tengo que contar porque me fui ayer de la manera en que lo hice.
  • Déjame a mi primero – le guié por el pasillo hasta el salón y nos sentamos juntos en sofá. Sin soltar sus manos, empecé por el principio – Ya sabes que antes jugaba con todos los chicos que iban detrás de mí – él asintió – bien, pues hubo dos que después quisieron jugar conmigo y empezaron a acosarme de forma anónima con el móvil. En ese entonces, yo salía con Justin … él … trató de ayudarme y bueno, las cosas salieron mal. Ahora, aún intentan hacerme daño por culpa de los mismos acosadores – su boca se entreabrió; presioné mi índice contra sus tallados labios – no me interrumpas, Zayn. Me cuesta mucho hablar de esto – cogí aire – como decía, aún me acosan … y ayer intentaron secuestrarme – sus ojos se abrieron asustados y yo apreté sus manos – pero Justin me salvó.
  • ¿Justin? ¿Justin estuvo contigo ayer? - asentí.
  • Si …
  • ¿Qué te dijo? - lo noté inseguro.
  • Discutimos por lo nuestro y por lo que pasó las últimas horas que estuvimos juntos y … él sabe que estoy contigo … él te conoce.
  • Y yo a él – respondió para mi sorpresa – Te contaré mi pasado, pero antes dime algo, ¿que hay del acosador ese?
  • Me amenaza con notas, cartas … ayer fue el primer ataque. No puedo salir de casa sola – él asintió meditabundo – te toca a ti, ¿de qué conoces a Justin?
  • ¿No te lo ha dicho?
  • Dijo algo de pandillas … pero no le dejé decirme nada más, tu versión es la única válida para mí – Zayn dio un apretón a mis manos con las suyas – Confío en ti.
  • Quizás no debas – agachó la mirada – pero ahora te contaré toda la verdad – esperé pacientemente a que empezara – Yo estaba en una pandilla, te dije que era un chico que siempre estaba metido en problemas … cuando mis padres murieron tuve que hacerme responsable de mi hermana y ayudar a mi abuela a salir adelante con sus dos nietos. Decidí cambiar, tenía que mantener mi familia como fuera y lo quería hacer de una manera decente. Mi abuela lo último que necesitaba eran más líos y yo dejé de ir a los barrios de mis compañeros en la banda. Empecé a trabajar y a estudiar más que nunca en mi vida. Por un tiempo estuve alejado de toda la mi*erda de las pandillas, pero no es fácil salir de todo eso, mi nombre está en muchas listas negras.
Tragué saliva intentando admitir todo lo que acababa de escuchar. Su vida había sido muy dura.
  • Y, ¿Cómo encaja Justin en tu historia?
  • Justin y su grupo eran de lo más conocidos, siempre se iban peleando con todos y todo el mundo intentaba enterarse de su vida. Entre tantas cosas – paró, cogió aire y exhaló bruscamente – también se hablaba de ti.
  • ¿Tú me conocías? - aquello fue un golpe inesperado.
  • Sí, bueno … ya sabía tu historia con Justin. No me extraña nada de lo que me has contado antes – confesó – salvo que aún te acosan – torció el gesto. Solté sus manos.
  • Me has estado mintiendo desde el principio – musité.
  • _____, yo …
  • No, Zayn. Me has tenido engañada todo este tiempo. Tú me conocías y te has hecho pasar por otra persona … yo no te dije todo sobre mí pero jamás fingí ser otra chica. ¡Así como me has conocido es como soy!
  • Por favor, déjame explicarme – suplicó.
  • Te dije todo lo que sentía y no tuviste ni el más mínimo remordimiento … ¿cómo pretendes que vuelva a confiar en ti?
  • Lo siento, debí decírtelo todo antes pero …
  • Ninguna escusa hará que me olvide de esto – le corté.
  • Lo sé – se levantó – mira, volveré cuando quieras verme, ¿de acuerdo?
Se levantó del sofá y se dirigió a la puerta del salón. Dando un pequeño vistazo atrás para mirarme, volteó y desapareció.

Todo aquello se sentía irreal. Justin había vuelto para echarme en cara todo lo que había pasado, Zayn me acababa de revelar el lado más oscuro de su vida y yo, una vez más estaba hecha un lío.

Estaba sola … Mierda, eso no me gustaba nada. Corrí a cerrar la puerta con llave y a asegurar las ventanas. Pensé en llamar a alguien, pero no, no era plan de meter a nadie más en mi complicada y peligrosa vida. Los únicos en los que hubiese confiado en ese momento no eran una opción puesto que no aguantaría verles la cara.

Me tumbé en la cama mirando el techo, sin pensar nada. Clark se coló por la puerta y llegó lloriqueando para que lo subiera a la cama. Lo cogí y me puse de lado para acurrucarlo conmigo. Mi pequeño super-héroe … Una lágrima corrió por mi mejilla ante el recuerdo de Zayn y yo en el lago el día de mi cumpleaños. ¿Por qué me había hecho aquello?

Me sentía una idiota … todo aquel tiempo intentando contarle las cosas poco a poco para que no se alejara de mí, todas las excusas, todos las malas caras que él notaba, Zayn sabía toda mi historia con Justin. ¿Por qué Justin tenía que ser tan cabrón e ir jodiendo a todo el mundo? ¿Por qué se ganó tan mala reputación y yo pasé a ser una más en la banda? ¿Por qué todos me conocían como la novia, ahora ex-novia, de un temible pandillero? ¿Por qué no encuentro ni un chico normal?

No me estaba dando cuenta, pero la impotencia y frustración se apoderaban de mi cuerpo y empezaba a llorar en silencio. Clark me regalaba besitos en la mano. Era como si sintiera lo mucho que necesitaba algo de compasión. ¿La vida no iba a parar de darme palos?

Acaricié a mi pequeño amigo. Por lo menos él me hacía sentir un poquito mejor.

Miré por la ventana; el tiempo estaba empeorando, iba a llover. Ver el día tan gris me hundió aún más. Cerré los ojos para ausentarme de la realidad. Quería soñar, quería volar, quería ser libre y feliz una vez más. La falta de sueño por la noche anterior fue un aliciente para dejarme robar más fácilmente por Morfeo.
Vuelve”. Aquella palabra resonaba en el ambiente. “Vuelve”. Repitió una voz aterciopelada. Corría a través de un pasillo en la penumbra. No sabía donde demonios estaba. Avancé por una mansión abandonada. Podía palpar el miedo en la atmósfera. La presión que empezaba a sentir en el pecho me impulsó a correr. Encontré unas amplias escaleras hacia abajo.

Ven conmigo”, me vuelve a susurrar su voz. Sé que esto es un sueño, pero siento curiosidad por lo que puede pasar. Me asomo por las escaleras. Al final de ellas está mi primer amor.

Mil piernas corren hacia él con ganas de reunirme en sus brazos. Pero me detengo frente a él. Justin se vuelve serio. Me mira profundamente y acaricia mi mejilla con sus delicadas manos. Sí, todavía recordaba su tacto. “Aquí estás”, musitó. “Nunca me fui”, le contesté. “Yo aún te q...” Algo interrumpe sus palabras. Instintivamente miro a la enorme puerta que da a la calle y me acerco a ella. Abro. La luz entra de golpe y me ciego. Cuando mis ojos se acostumbran veo a Zayn. Él está quieto, no dice nada. Simplemente esta ahí para recordarme que existe.

Vuelvo la vista a Justin. Él me tiende la mano.

Tengo la opción de tomársela y aferrarme a ella. Por otro lado puedo salir de la penumbrosa mansión e irme con Zayn. Los miro a ambos confusa. No sé que hacer.

Un estruendo llega a mi cabeza. Me arrodillo en el suelo llevándome las manos a la cabeza. Despierta. Despierta. Despierta. No quiero esto … quiero salir de aquí.

Poco a poco veo el contorno de la imagen más difusa. ¡Despierta!
 
Abrí los ojos sobresaltada. Maldije por dentro a ese sueño. Una luz centelleante se introdujo en mi dormitorio. Segundos después sonó el rugido del cielo. Estaba lloviendo a cantaros. Genial …

Clark no estaba conmigo. Me asomé bajo la cama, no estaba. ¿Donde se había metido? Lo llamé y me asomé por las otras habitaciones, no había rastro de mi pequeño.

Bajé las escaleras llamándolo y mirando cada rincón. Otro trueno. Me encogí por el susto. No me gustaban nada las tormentas y parecía que a Clark tampoco …

Escuché el timbre de casa. Me tensé. "¿Quién puede ser con ese temporal?" Eran casi las seis de tarde, "¿tanto he dormido?" No me importaba, había podido descansar y desconectar, salvo por aquel sueño al que no quería darle muchas vueltas. Mi mente me estaba jugando malas pasadas.

Volvieron a tocar el timbre y golpearon a la puerta. No quería abrir. Siendo sincera sentía que me empezaban a temblar las piernas.

Estaba por tragarme mi orgullo y llamar a Justin … “No, no, no, no y NO”. No podía hacer eso. Le daría la excusa perfecta para meterse conmigo. ¿Lo echaba de menos? Pensé en llamarle a él antes que a Zayn porque no sabía que pensar sobre él, no tenía idea de como estaban las cosas entre nosotros. Sentí un pinchazo que subía desde el pecho a la garganta. Pensar que Zayn estaba mal o que ya no lo vería más, me hacía sentir fatal.

Mi móvil empezó a sonar. Corrí a él … Justin. Dudé a la hora de contestar pero finalmente descolgué la llamada. Me llevé el móvil a la oreja con decisión.
  • ¿Qué quieres?
  • Solo por curiosidad, ¿te encuentras bien? – su tono era un remolino de ansiedad que se mezclaba con la burla para disimular su preocupación.
  • Sí – musité insegura.
  • ¿Dónde estás?
  • En casa …
  • ¿Y por qué no sales? - me reprochó con enfado.
  • Porque ahora mismo creo que hay un psicópata en la puerta de mi casa llamando como un loco. Además, ¿te recuerdo que no es seguro que salga sola? - utilicé la ironía.
  • Abre la puerta – lo escuché reír.
  • ¿Qué?
  • ¡Que abras joder!
Fui al recibidor y me asomé por la mirilla. No veía nada. Entorné la puerta y miré a través del pequeño espacio. Nadie. Abrí más y asomé la cabeza. Miré a la derecha.
  • Buh – simuló él con su nota sarcástica.
Justin estaba apoyado con un hombro en la pared y relucía una despampanante sonrisa. Vestía con una cazadora abierta que dejaba ver una camisa blanca en pico, y unos pantalones bajos negros. Su pelo estaba mojado por la lluvia y estaba revuelto. Parte de su flequillo caía pegado en su frente. La tentación de enredar mis dedos en su cabello se apoderó de mí. Al tiempo que llevaba mis manos a su frente, Justin cerró los ojos y retiré el flequillo hacia atrás dejándoselo en punta.
  • Resulta que no estaba muy equivocada – retiré mi mano de él – un loco andaba por aquí aporreando mi puerta – dije con sorna.
Justin abrió los ojos. Su mirada era tierna. Me confundió, ¿a qué venía eso?
  • Te asusté – entrelazó torpemente sus dedos con los míos – una vez más.
  • Sí, te estás tomando esto por costumbre – desaté nuestras manos y pasé dentro de casa. Él me siguió – ¿Por qué viniste?
  • Porque te conozco – dio un golpe con el pelo salpicando el suelo con agua – Supuse que tenías miedo – me echó una mirada cabizbaja y se remojó los labios.
Lo estaba haciendo apropósito … si, me estaba provocando. Lo malo era que lo estaba consiguiendo, tenía unas ganas inmensas de desatar mi boca sobre la suya. Pero los recuerdos del pasado, del día en que se metió en el coche y se marchó, me echaron hacia atrás.
  • ¿Quieres dar un paseo? – interrumpió el flujo de mi autocontrol.
  • Hace mal día – empecé – estamos amenazados, ¿cómo actúas tan normal?
  • La tormenta a cesado y … a ti te gustaba salir bajo la lluvia – sonrió dulcemente – ¿te acuerdas de lo que solíamos hacer? - su mirada se tornó pícara.
  • Oh, Dios – me giré exasperada para que no viera mi cara enrojecida.
Sí, claro que me acordaba. Algunas veces, cuando llovía y estaba en su apartamento subíamos a la terraza de arriba. Nadie subía con el mal tiempo y a mí me encantaba escuchar el repiqueteo de las gotas de agua sobre el suelo y sentir el olor a humedad. No tenía miedo de mojarme. Dar vueltas bajo la lluvia era divertido y proporcionaba una sensación increíble. Fue algo que compartí con él una vez. Claro está, al mojarme la ropa quedaba pegada a mi cuerpo y transparentada.
Justin se acerca a mí y me toma de la cintura. Ambos estamos empapados de pies a cabeza. Las gotas discurren desde su pelo por todas partes de su cara. Desde la punta de su nariz el agua gotea para precipitarse hasta el suelo o sus labios. Sus labios … carnosos, jugosos, dulces, ahora húmedos. Lo tomo del cuello y lo beso. Su boca es voraz sobre la mía. Sus manos van subiendo mi camiseta. Su lengua calienta mi piel al tiempo que la saborea. Me aprieta más contra su cuerpo y desliza sus manos bajo mi falda. Me cuelgo de su cuello y salto hasta rodear su cintura. Justin sonríe sobre mis labios y yo siento fuegos artificiales en mi interior. Justin se agacha doblando las rodillas y se inclina hacia delante para tumbarme en el mojado suelo. Bajo mis manos al botón de sus jeans. Lo libero. Ni siquiera me pregunto que está pasando. Íbamos a hacer el amor en una terraza bajo una lluvia bastante espesa. Pero estoy poseída por su encantos. Arqueo mi espalda contra él rozando puntos estratégicos. Subiendo la falda y retirando mis braguitas Justin encaja en mi interior mientras jadeamos.

La lluvia golpea nuestros cuerpos y su sonido hace melodía con nuestros gemidos. Sus labios se enzarzan con mi pecho haciéndome rozar el cielo. Tiro de su pelo y lo guío hasta mis labios. La conexión es fuerte entre nosotros. Siento que lo puedo lograr todo a su lado. Sobre su boca suspiro su nombre y él sonríe susurrando el mío provocando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo que me arrolla hasta el clímax.

Medio vestidos nos quedamos tumbados en los charcos de la terraza esperando a que nuestras respiraciones se estabilizaran.

Giro mi cara hasta engancharme con su mirada.
  • Prométeme que repetiremos esto siempre que llueva – me suplica.
  • Estás loco – carcajeo. Finalmente dejo escapar un suspiro de felicidad. Amo a ese loco.
Justin posó sus manos en mi cadera y me susurró.
  • Lo pasábamos de maravilla – sus labios rozaron mi cuello.
  • ¿De qué vas Justin? - me giré enfadada apartándome – ¿Crees que por recordarme esto pienso caer en tus brazos y dejarme llevar una vez más hasta que los dos acabemos … – dudé en como terminar la frase – follando? Eso – asentí para mí. Justin abrió los ojos desconcertado.
  • No, no creo que eso pase – se lamentó – Es extraño que digas eso – se rascó la cabeza – incluso antes de decirte que te quería, siempre pensé que tú y yo no teníamos solo sexo – dio un paso hacia mí – yo te hacía el amor. Yo te lo daba todo, ____.
La manera en que soltó mi nombre me produjo escalofríos. Pero no, no era una mala sensación, fue solo por el acaloramiento de su pasión.
  • Tan solo quería ofrecerte un paseo para que salgas un poco de casa. No creo que te guste estar aquí encerrada todo el día – volvió a coger mi mano – Prometo cuidar de ti.
  • No me trates como a una niña – le advertí.
  • Siempre has sido y serás mi niña – me abrazó repentinamente por la cintura – Me niego a dejarte ir. Fui un gilip*ollas y me arrepiento de haberme ido. De verdad que creía que era lo mejor …
  • Justin – su nombre surgió como un sollozo.
  • Por favor – se separó de mí para colocar su frente contra la mía – Sabes que nunca te quise hacer daño yo …
  • Para, para ya – me puse de puntillas y le abracé por el cuello. Se hizo el silencio. Justin apretó mi cintura con sus brazos y nos quedamos ahí por minutos.

martes, 26 de febrero de 2013

Capítulo 22: No Tienes Idea de Quién Es ...


Un escalofrío recorrió mi espalda, corrí hacia la luz y la encendí. Mis ojos se desorbitaron a verlo, el jarrón se escurrió entre mis manos y se hizo añicos en el suelo. Maldije por dentro.
  • ¿Qué haces aquí? - le acusé aproximándome a él pisando cristales a mi alrededor.
  • _____ … - dijo en tono suplicante.
  • Justin, ¡has hecho que me desmaye!
  • ¡¿Qué?! ¡Yo no he sido! - clamó – Yo más bien te he salvado el pu*to culo, _____. ¿Me vas a explicar que está pasando? Porqué un tío ha intentado raptarte – señaló la calle encolerizado – ¡creí que no te meterías en más líos después de mí!
  • Oh, ¿no me digas? - el tono burlón salió solo – parece que irte no sirvió de nada – reí con sarcasmo – mira que bonito, ahora hay alguien que busca venganza por Troy y Zac.
  • Ahora mismo me vas a contar que ha pasado – masculló malhumorado.  
Justin se acercó a mí y me cogió del antebrazo para tirar desde ese punto. Me sacudí inmediatamente y di dos pasos atrás.
  • ¡Suéltame, idiota! - le di una mirada asesina – No te voy a decir nada hasta que me expliques … ¡que haces en mi casa y que ha pasado ahí fuera! – estaba apunto de darme un ataque de histeria – Y empieza ya o llamaré a la policía – advertí.
  • No te lo crees ni tú – se mofó.
  • No me tientes – amenacé – ambos sabemos que pasó la última vez que alguien me dijo que no sería capaz de hacer algo.
  • Esta bien – alzó las manos – creía que aún podría confiar en ti.
  • La confianza es algo que cuesta ganarse y se pierde con facilidad – le reproché – tú la perdiste por completo cuando desapareciste y te necesitaba más – escupí con veneno.
  • Has encontrado alguien que me sustituya – su sonrisa era irónica, había herido su orgullo.
  • No me cambies el tema, Justin – le miré con odio – no puedes reclamarme nada – clavé mi dedo en su pecho – Tú te fuiste y … - de repente me di cuenta – ¿me has estado espiando?
No contestó. Su mirada sostenía firmemente la mía. La batalla para ver quién se rendía antes iba a durar, pero yo no me iba a dejar vencer.
  • El coche que vi paseando, eras tú …
  • Si no hubiese estado cerca posiblemente ahora estarías muerta – ahí tenía un punto.
  • ¿Desde cuando volviste?
  • Desde el día de tu cumpleaños – mis ojos se abrieron como platos. Eso era insospechable – vine por curiosidad para ver como iban las cosas por aquí … me di cuenta de que estabas estupendamente sin mí.
  • ¿No pensarías que me quedaría llorando por ti toda mi vida, no?
  • Me odias – afirmó con determinación.
  • Tu mismo me aconsejaste que lo hiciera. ¿Por qué me sigues?
  • No te sigo. Venía para hablar contigo y aclarar las cosas … te vi desde mi balcón.
  • Tan solo pasé para confirmar mis sospechas de que habías regresado – mentí.
  • ¿Quién te lo dijo?
  • Oh, ¿quién crees? - dije con sarcasmo – Rebecca es muy sutil a la hora de anunciar con quien se revuelca – le guiñé un ojo.
  • Maldita zorra …
  • No hay mejor descripción – sonreí falsamente.
  • ¿Celosa? - se mofó.
  • No, cariño. Ya no eres el centro de mi mundo – me crucé de brazos.
  • ¿Y quién lo es? ¿Zayn? - mi mirada se estrechó hacia él – No tienes idea de quién es, me cambiaste a mí por otro un tanto igual y ni siquiera te das cuenta – respondió victorioso – Conmigo por lo menos supiste lo que había desde el principio.
  • Él no se compara ni de lejos contigo – alcé mis brazos en alto, irritada – ¡no sabes nada de él! Él me sacó del pozo en el que caí por tu culpa – le acusé – ¿qué hiciste tú mientras, eh? ¿Tirarte a más pu*tas del estilo a Rebecca? ¿Reírte de mí? - las lágrimas asomaron por las cuencas de mis ojos – O quizás …
  • ¡Para! - gritó – Jamás me reiría de ti – me recriminó – jamás mentí cuando dije que me importabas, mi único propósito era protegerte – se acercó a mí – Me fui con Rebecca porque era la tía que más cerca estaba para desahogarme después de ver como te besabas con el hijo de p*** de Zayn. Aún te quiero, ____, nunca habrá nadie como tú en mi vida.
“BOOOOM, traga eso, _____”Se burla mi diablo interno. Me sentía impotente. ¿Qué demonios iba a contestar a eso? Tenía la certeza de que yo le había importado más que nadie a Justin, él me seguía queriendo yo aún estaba dolida por su abandono. Zayn no tenía nada que ver en nuestra discusión. El amor que alguna vez había sentido por él estaba dentro, tan dentro de mí, que quizás se había perdido en la profundidad para no volver a emerger.
  • Justin lárgate – sollocé.
  • No – susurró arrepentido acercándose a mí. Yo di un paso atrás – Nena …
  • ¡Ya no soy tu nena! ¡Maldita sea, Justin! Lárgate como ya hiciste una vez, dejame sola, ahora de verdad que lo necesito – el volumen de mi voz fue cayendo con cada palabra. Sentía que la fuerza de mis piernas disminuía y pronto me caería. Me tambaleé hacia el sofá para sentarme. Para sentirme más segura encogí mis piernas y las rodeé con los brazos.
  • No me has dicho porque te han atacado …
  • Alguien me ha estado mandando notas acusatorias en el instituto, también me dejó una carta diciendo que tú y yo pagaríamos por las muertes de Troy y Zac – empecé a hipar entre lágrimas recordando el miedo que sentía por todas las amenazas – Sea quien sea, nos quiere muertos, Justin. Creía que nadie, salvo nosotros, sabíamos lo que pasó esa noche.
  • Yo también … – se sentó sobre el reposa-brazos del sofá y pasó un brazo por mis hombros para reconfortarme – No voy a dejarte sola en esto. Sea quien sea me encargaré de que no se acerque a ti y nadie te hará daño – contuvo el aliento – Maldita sea, ____ … debiste avisar a los chicos.
  • No, yo hubiese sido un incordio y tú no querías saber nada de mí. Yo sola podía – musité.
Justin se puso de rodillas frente a mí en el sofá. Cogió mis temblorosas manos y las agarró con fuerza. Sus ojos juraban frases desde sus pensamientos y de alguna manera, me llegaron. Justin estaba aquí de nuevo para que ningún acosador me matara.
  • Un tío te esperaba escondido en un rincón de tu casa. Como sabes, yo venía de camino – explicó – cuando vi que te cogió por detrás salí corriendo del coche para asaltarlo. Él me oyó y te soltó para escapar – hizo un breve silencio y al final suspiró – Hubiese ido tras él, pero me quedé contigo para asegurarme de que no estabas herida.
  • G-Gr-acias – tartamudeé.
Los nervios me estaban dominando. Sentía que quería desaparecer del mundo. ¿Por qué me tenía que pasar aquello? Cuanto más resonaba esa pregunta en mi cabeza, más me agitaba. Empecé a hiperventilar. Justin se levantó y salió con prisa. Regresó con una bolsa de plástico y un vaso de agua. Me puso la bolsa en las manos y me las llevó a la boca y la nariz.
  • Vamos, respira ____. Intenta que el aire llegue a tus pulmones – se sentó a mi lado y empezó a pasar su mano de arriba a abajo por mi espalda – tranquilízate.
Fui hinchando y deshinchando la bolsa varias veces hasta que mi respiración quedó atenuada. Justin me tendió el vaso de agua y me lo sujetó para que bebiera despacio
  • ¿Mejor? - asentí – ¿y tu familia?
  • Se fueron de vacaciones.
  • ¿Estás sola en casa? - preguntó incrédulo abriendo los ojos como platos.
  • Hoy era la primera noche sola … las otras dos noches tuve compañía.
  • Me quedaré contigo – sentenció.
  • ¡No!
  • ____ …
  • No voy a dejar que te quedes en mi casa, Justin – dije firme.
  • No me vas a perdonar nunca que me fuera, ¿cierto?
  • No tuviste el dolor que tuve yo – le argumenté.
  • Yo también te eché de menos. Los chicos me decían que volviera porque tu apenas parecía que estuvieras viva, y eso me mataba. Pero tuve mis esperanzas en que sacaras a la chica fuerte que llevas dentro – besó mi sien – y eso hiciste – se levantó. – Me quedaré vigilando en el coche toda la noche. Cualquier cosa que necesites, estaré frente a tu casa.
Me quedé apalancada en el sofá pensando en todo lo que acababa de suceder. Escuché el sonido de la puerta cerrarse. Justin también lo pasó mal, mal por estar lejos de mí y también porque sabía que estaba sufriendo por su ausencia. “Justin Bieber es un completo estúpido” pasó por mi cabeza. Asentí. Tuvo ganas de hacernos sufrir a ambos y punto. Él decidió irse y no volver hasta ese momento. Detestaba volver a depender de su auxilio para sobrevivir a un acosador. Pero las cosas eran así, me había salvado la vida nuevamente y yo no era la única en peligro.

Si el tío que vino a por mí pedía ayuda, podrían venir más y también matarían a Justin. La idea de verlo muerto me horrorizó, y si eso pasaba, sería solo mi culpa.

Salí del salón. Vi a Clark encogido contra la pared del pasillo asustado. Lo cogí y lo acaricié para tranquilizarlo. Le di un besito y lo dejé en su cesta.

Fui a la calle y me aproximé al coche de Justin con decisión. En cuanto me vio salió del coche y se acercó a mí.
  • ¿Pasa algo?
  • Entra en casa – le dije mirándolo a los ojos – tu corres tanto peligro como yo.
  • ¿Te preocupas por mí? - no se burlaba, no estaba incrédulo, tampoco estaba serio, algo dentro de él activó su alegría.
  • Estamos juntos en esto y me has salvado la vida … lo mínimo que puedo hacer es permitir que duermas en mi casa.
  • Gracias – dijo con formalidad. Tomé su mano y lo llevé dentro porque parecía que no creía que lo estuviese invitando
Recogí los cristales rotos por todo el suelo gracias al jarrón. Mi madre me iba a matar por romperlo. Justin se sentó en el sofá y esperó pacientemente hasta que me dirigí a él.
  • Tú duerme aquí en el sofá, yo lo haré en mi cuarto – él asintió pesadamente quitándose la chaqueta – te traeré ropa de mi hermano para que estés más cómodo.
  • No hace falta, ____.
  • No es molestia – respondí subiendo las escaleras.
Cogí una camisa y un pantalón de chándal. Bajé rápidamente para dárselo y se cambiara.
  • En aquel cajón hay una manta, por si te da frío …
  • No creo que haga falta, pero gracias – curvó ligeramente sus labios – Que duermas bien.
  • Buenas noches, Justin.
Cogí a Clark y subí con él a mi cuarto. Me recosté en la cama … la cabeza me daba vueltas. Justin había vuelto y estaba en el salón de mi casa. Me había visto con Zayn … él le conocía. ¿A qué se refería con que eran iguales? Me negaba a la idea, pero, ¿dónde demonios estaba mi novio en ese momento? Se había ido por la mañana y prometió llamar, sin embargo, ya eran altas horas de la noche y no había señal de vida por su parte. Por otra parte, estuve agradecida con ello, si hubiese llamado, le hubiera asaltado a preguntas. Me estaba hartando de todo ese enredo y el secretismo.

* * *
 
Clark me relamía la mano para despertarme. Acaricié su cabecita abriendo los ojos. Acababa de amanecer. Los rayos de sol se abrían paso entre los edificios de la ciudad y colaban por mi ventana.

Me estiré perezosamente y me quedé tumbada hacia arriba pensando en lo que iba a hacer.

Sin querer darle muchas vueltas a la cabeza me levanté para asearme y vestirme con unos pantalones cortos y un top rojo.

Bajé las escaleras con cuidado de no hacer ruido y me asomé al salón. Justin seguía durmiendo de lado en el sofá con un brazo cayendo hasta tocar el suelo. Su boca se entreabría y respiraba de manera apaciguada.

Verlo tan inofensivo hizo que se me encogiera el corazón. En el fondo, Justin era un buen chico … había sido marginado en su infancia y creció haciéndose fuerte por sí solo, sin cariño familiar, sin amigos … era el raro; para mí, un chico incomprendido que necesitaba ayuda y refugio en alguien.

Fui a la cocina dejándolo descansar y puse comida y agua nueva en el cuenco de Clark.

Después empecé a preparar café y saqué unas galletas de chocolate de un armario. Me serví y me senté para comer en silencio en la mesa.

Justin se asomó restregándose los ojos por el sueño y después me miró.
  • Hola, _____.
  • Hola – contesté – ¿café?
  • Sí, por favor … estoy somnoliento – se sentó frente a mí en la mesa.
  • ¿No dormiste bien? - pregunté sirviendo una taza.
  • Demasiados pensamientos en mi cabeza …
  • A mí me pasó igual – admití dándole su bebida – vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir por el montón de cosas sucedidas – suspiré.
El silencio nos consumió. Fue un momento incómodo en el que quería decir cualquier cosa, pero no sabía cuál por no soltar una idiotez como …
  • Sabes que soy el único que te puede proteger de lo que está pasando – interrumpió Justin.
  • No eres un super-héroe, Justin – contesté tajante – ¿quién te crees?
  • Solo yo sé como cuidar de ti – dijo seguro de sí mismo.
  • ¿Te estás escuchando? No soy una niña. Y por si no lo recuerdas, tú me abandonaste.
  • ¡Me equivoqué! – ladró.
  • ¡Te dije que era un error! Pero nunca escuchas. Estoy cansada de eso, ¿sabes? Tú siempre debes tener la p*ta razón. Déjame en paz si no me vas a hacer caso.
  • No te dejaré – sentenció. Su mirada prometía un “No me volveré a ir”. Aquello me exasperó.
  • Te esperé – alcé la voz – tuve la esperanza de que regresaras para asimilar juntos aquella noche … ¡Yo estaba rota y me dejaste a mi suerte! - le eché en cara – No te esforzaste ni lo más mínimo por mantener lo nuestro cuando hubo dificultades – a medida que soltaba aquellas palabras la verdad me acarreó – ¿Crees que me mereces?
  • No – se levantó – no te merezco, pero aun así, lucharé por recuperarte – me señaló.
  • Lo tienes muy difícil – le miré mordazmente desde mi silla – lo único que me has provocado ha sido dolor.
No era cierto. Dije aquello solo para hacerle daño, quizás para que viese como me había sentido yo, quizás por venganza, quizás por aversión a la idea de regresar con él.
Sus cejas se juntaron dando la imagen de un chico duro, pero yo sabía que era una máscara.
  • Además, estoy con Zayn – agregué.
  • Ya – rodó los ojos bufando – el chico que tienes por un santo.
  • Ha sido mejor que tú – di un trago de café simulando tranquilidad – además, ¿tú de que lo conoces?
  • Oh, cariño – dijo con ironía volviendo a sentarse y cruzando sus brazos – Zayn y yo hemos tenido nuestros encuentros. Él también era un pandillero – tragué con torpeza – Sí, _____, y no creas que ha salido de todo ese mundillo – lo miré de reojo – ¿sabes que hizo ayer? Resulta que …
  • ¡Para!
  • ¿Qué? - se carcajeó.
  • No quiero que me digas nada más, tú no lo conoces como yo – susurré.
  • Claro nena, yo no me he revolcado con él – me guiñó un ojo.
  • Y no sabes como lo disfruté – me levanté. Su cara fue de disgusto. Si él creía que me iba a avergonzar o arrepentirme lo tenía crudo – Lárgate de aquí, Justin.
  • No voy a dejarte sola.
  • Voy a llamar a Zayn. Mi novio y yo tenemos que solucionar nuestros problemas – dije en tono sarcástico.
  • Oh, claro – se puso a mi altura y a medio metro de mí – dime, ¿sabe él aquella noche? ¿Sabe que no eres tan inocente como aparentas? ¿Sabe en el lío que estás por tu pasado de zo*rra? ¿Sabe que … – le di una cachetada – Pégame todo lo que quieras ____, eso no va a cambiar que yo sepa más de ti que nadie en este mundo.
  • ¡Todo es tu culpa! – mis ojos abrasaban los suyos con la ira que fluía en mis irises – ¡Vete, Justin, y mejor si no vuelves!
  • Siento decirte que no voy a hacerte caso – sus manos apretaron mis mejillas y me besó en un segundo. Se relamió los labios – Tan dulce como siempre – se mofó.
  • Te odio – golpeé su pecho con mis puños – te odio – repetí – lárgate – le empujé.
Pasé por su lado y corrí por el pasillo hasta abrir la puerta de la casa para invitarlo a irse. Justin llegó a mi lado y me lanzó una sonrisa burlona.
  • No te engañes, nena, aún me amas.

sábado, 23 de febrero de 2013

Capítulo 21: No Estoy Enfadada, Solo Confusa ...


Desperté sintiendo sus caricias a lo largo de mi espalda. Continué con mis ojos cerrados, disfrutando de aquel agradable silencio junto a su suave contacto. Mi cabeza reposaba sobre su pecho, notaba el calmado latido de su corazón. Nuestras piernas estaban entrelazadas. Tuve la tentación de rozar su pecho con mis dedos. Hacía calor y teníamos una fina capa de sudor. Alcé mi cuello hasta poder ver su cara. Sonriente agachó su barbilla hasta poder besarme.
  • Buenos días, preciosa.
  • Hola, Zayn – dije con los ojos entornados.
Zayn sonrió por mi estado de adormilada y acarició mi cabello con ternura.
  • ¿Has dormido bien?
  • De maravilla – respondí – ¿y tú?
  • Roncas – rió.
  • ¡Mentira!
  • Vale, es mentira – puso su mano en mi nuca e hizo que volviera a colocarme en su pecho – pero sí que hablas en sueños.
  • Lo sé, mis amigas me lo han dicho – reí – ¿qué dije?
  • La mayoría eran cosas ininteligibles – trazó líneas imaginarias de mi hombro izquierdo al derecho con sus dedos – pero entendí mi nombre.
  • ¿Solo eso? - besé su pecho – No creo que te haya dado mucho la lata.
  • No, no lo hiciste – besó mi coronilla – es agradable saber que sueñas conmigo.
  • ¿Qué hora es? - dije incorporándome para ver el reloj – Dios mío, no son ni las ocho.
  • Te dormiste temprano – acarició mi brazo de arriba a abajo. – Podemos hacer más cosas en este día si nos levantamos temprano – sonrió.
  • No quiero irme de la cama. Quiero estar aquí contigo – sin saber porqué, me sonrojé al pensar que seguíamos desnudos y nada nos cubría – aunque quizás debamos ponernos ropa.
  • Quizás …
  • Algo me dice que a ti no te importaría quedarte así.
  • Tienes buena intuición – sonrió. – No lo tomes a mal – besó mi frente – estoy disfrutando esto, eres la primera chica con la que he dormido toda la noche y se siente genial seguir igual que hace horas cuando terminamos de hacer el amor.
No supe que responder a aquello. Tampoco supe que hacer. “Eres especial para él” susurró la diablillo interior dando saltitos de alegría. Ni con Justin me había sentido así …

No me moví, no quería arruinarle el momento, y tampoco es que yo estuviese incómoda.

Sin darnos cuenta, Clark entró en el dormitorio y se puso a ladrar bajo la cama buscando atención. Zayn alargó el brazo hacia el suelo y lo cogió para ponerlo con nosotros. Mi pequeño perrito con sus ojos oscuros y brillantes venía triste. Zayn lo puso sobre su barriga y yo lo acaricié y jugueteé con él. Me acordé del día en que Clark llegó a mi vida, de como me había tratado Zayn y de nuestro primer beso.
  • Desde que llegaste, Zayn, todo ha ido bien – susurré.
  • Lo dices como si no fuera tan bueno como debería …
  • Zayn, tengo miedo de que después de estos buenos momentos lleguen una racha de golpes que vuelvan a arruinar mi humor.
  • Anoche te lo dije, no me voy a ir … ni aunque me lo pidas – levemente sentí su risa por la vibración de su pecho – no voy a dejarte escapar.
  • Eso espero …
Clark se levantó y caminó por el cuerpo de Zayn hasta llegar a su cara para darle un pequeño lamido cariñoso. Sonreí por la escena.

Sentí mi estómago vacío. En algún momento teníamos que levantarnos y las necesidades básicas como alimentarse eran un buen motivo para salir del cuarto.

Di un beso en la mejilla de Zayn y me levanté rápido para ir al baño. Me duché rápido para retirar el sudor. A medida que pasaba mis manos por los brazos y las piernas vinieron los recuerdos de las caricias de Zayn en la noche anterior. Inevitablemente sonreí por la felicidad que me causaba estar con él. Salí de la ducha y me enrollé en una toalla.

Regresé al cuarto, Zayn no estaba. Me vestí rápido con el mismo vestido que había utilizado por unos minutos el día anterior. Afortunadamente no se había arrugado.

Bajé y encontré a Zayn en la cocina vestido tan solo de cintura para abajo pero descalzo. Me acerqué a él por detrás y lo abracé por la cintura apoyando mi cara sobre su musculosa espalda.
  • ¿Qué haces?
  • Café y tostadas de mantequilla con mermelada de fresa.
  • Exploraste las alacenas – adiviné.
  • Sí, espero que no te importe. Quería prepararte el desayuno.
  • Madre mía … nadie me ha preparado el desayuno desde que mi madre me enseñó a hacerlo con cuatro años – reí.
  • Voy a servirte como a una reina – se giró sobre sí mismo y alzó mi mentón para besarme – eres mi reina – dijo sobre mis labios – la chica por la que haré cualquier cosa con tal de verla sonreír – sus caricias en la base de mi cuello no cesaban.
  • Eres un cielo – tomé sus mejillas – ¿cómo puedes ser tan perfecto?
  • No lo soy, pero doy lo mejor de mí para hacerte feliz.
  • ¿Por qué?
No entendía porque era tan bueno conmigo. ¿Qué tenía yo para que le importara tanto?
  • Porque siento que te ayudo, y por eso, tú me haces sentir mejor persona de lo que era. Simplemente eres tú y tu forma de ser, no busques explicación … te quiero, ese el único motivo por el soy así contigo.
Me quería, y sabía que yo también lo hacía, pero empezaba a dudar que yo le quisiera tanto como él a mí. El temor de hacerle daño por mi propio egoísmo me poseía. Su mirada era dulce, no esperaba una respuesta explícita por mi parte, así que por pura inercia mi cuerpo se apretó contra el suyo para hallar consuelo y asegurarme a mí misma, que estaba haciendo lo correcto.

Minutos después habíamos desayunado y puse música para recoger un poco el desastre que era la casa en ese momento. Zayn me ayudó a fregar y colocar los platos de la cocina mientras yo barría las palomitas que dejamos esparcidas por el salón el día anterior y las migas de pan en la cocina.

Clark nos perseguía allá donde íbamos. Por el momento se había quedado quieto observando a Zayn. Una de mis canciones preferidas empezó a sonar mientras limpiaba la mesa y empecé a bailotear por impulso. Poco después inició la música de “Just The Way You Are”. Zayn se acercó por detrás y me tomó de la cintura para que me girara.
  • Estaba pensando … – cogió mi mano y entrelazó nuestros dedos mientras que con su otro brazo me rodeaba y me acercaba a él – ayer fue tu fiesta de graduación, y no fuiste, pero no te vas a librar de bailar conmigo – sonrió.
  • Cielo …
  • Dime reina mía – sonrió de oreja a oreja, y me hizo dar un giro al ritmo de la canción. ¿Ahora iba a llamarme siempre reina? No estaba mal …
  • No sé bailar – Zayn nos movió de un lado a otro y me guiaba.
  • No te pido que aprendas – me dio medio giro sin soltar mi mano ni mi cintura y quedé con mi espalda pegada a su pecho mientras nos mecíamos. Sus labios se colocaron junto a mi oreja y sentí el aire caliente salir de su boca y chocar contra mi piel – Cause you're amazing, Just the way you are – cantó levemente en mi oído.
  • Esta canción tiene más valor desde que la canté contigo – recordé el momento karaoke y cuando le di mi número de móvil.
  • Incluso en ese momento ya te la dediqué – besó el arco de mi cuello – me tenías loco, reina.
  • ¿Mereció la pena esperar?
  • Muchísimo – volvió a girarme con gracilidad y ciñendo sus brazos a mi cadera me besó apasionadamente.
Me enganché de su cuello y profundicé el beso. Su lengua paseó por mi boca y me hizo arder en deseo. Enredé mis dedos en su cabello. Zayn deslizó sus manos a mis nalgas y me aupó. Mis manos acariciaron su pecho desnudo. Sentirlo sonreír sobre mis labios me volvió loca.

De repente, escuchamos el sonido de un móvil. No era el mío. Zayn lo dejó sonar y siguió nuestro beso. Me separé de él.
  • Podría ser importante. Quizás tu abuela esté preocupada porque no pasaste la noche en tu casa – le regañé.
  • Está bien – dijo a regañadientes mientras me ponía en el suelo seguido de un pico. Cogió el móvil – Diga – respondió en tono seco – No, ya te dije que no volvería […] piensa lo que quieras […] eso no me preocupa, por algo salí de toda esa mi*erda – escucharlo así me sorprendió por la diferencia del chico educado que solía ser en mi presencia – escúchame bien, es tu problema, haz lo que sea por borrar mi nombre, ¿entendido? Estoy harto – colgó.
  • ¿Qué ha pasado? - traté de utilizar un tono neutral.
  • Nada – contestó tajante.
  • No es lo que parece …
  • Me tengo que ir – Zayn se movió rápido y cogió su camiseta tendida en el sofá para ponérsela – te llamaré más tarde – fue hacia la puerta y lo seguí detrás.
  • ¿No me vas a dar ninguna explicación? – susurré por miedo a que se enfadase.
  • No, no ahora – abrió la puerta principal. Se giró. Su mirada se ablandó al mirarme a los ojos – Lo siento – alzó mi barbilla para besarme pero me aparté. Él se puso rígido – No te enfades – acarició mi mejilla con el dorso de su mano.
  • No estoy enfadada, solo confusa … Estábamos bien y de repente tienes prisa por irte – me expliqué. Zayn echó la cabeza hacia atrás al tiempo que se revolvía el pelo con la mano.
  • Necesito aclarar mis ideas, solo eso. No estés mal … No voy a meterme en líos.
  • No creo que hagas nada malo – torcí el gesto.
Zayn puso mala cara. ¿No me creía? ¿O era él quién mentía? Fuera quién fuese el que había llamado, había cabreado a Zayn y él había dejado ver para mí, parte de su lado negativo. Aún así, se estaba controlando para ser comprensivo y tratarme bien.
  • Te llamaré cuando pueda – se acercó y besó mi frente.
Dicho eso se giró y se fue de mi casa cerrando la puerta.

* * *

Me sentía rara. Un día antes las cosas estaban estupendamente con Zayn, en ese momento no sabía que demonios cruzaba por su cabeza, pero estaba segura de que no debía entrometerme. ¿Qué clase de líos tenía? Cualquier lío que tuviera, no podía ser tan grande como los de Justin … sentía la seguridad de que podía sobrellevarlo.

Estaba pasando el día viendo la televisión con Clark entre mis brazos, hablando por teléfono con mis amigas para saber como les había ido en la fiesta y ahora estaba decidida a salir un poco de casa para dar un paseo y despejarme.

Zayn no había dado señales de vida, dudaba que me llamara en horas … eso me dolía, no saber que le pasaba ni como poder ayudarle, que estuviera lejos, aislado del resto. ¿De qué demonios salió Zayn que no quería volver a hablar de ello? ¿Drogas? No creía …

Cogí a Clark y salimos a caminar por la barriada. El sol se estaba poniendo y pronto anochecería. Me gustaba salir así, con la brisa del atardecer y el silencio de las calles, podía meditar tranquila. Vi un coche oscuro moverse a lo lejos. Caí en la cuenta de que estaba sola … ser acosada y salir sola no era buena combinación. Aún estaba cerca de casa, el miedo empezó a apoderarse de mí. Clark me seguía caminando a mi lado en el suelo, para darme más prisa lo cogí en brazos y di media vuelta para regresar a casa.

Saqué la llave del bolsillo. Subí los dos escalones del porche iba a introducir la llave en la cerradura cuando alguien por detrás me tapó la boca presionando un pañuelo mojado. Grité en pánico. Antes de poder reaccionar para defenderme me di cuenta de que me iba a desmayar por el cloroformo.
* * *

Abrí pesadamente los ojos. Sentía que me daba vueltas la cabeza, apenas podía alzar el cuello. “¿Qué ha pasado?” Miré a mi alrededor, estaba en casa, tumbada en el sofá del salón. Las luces estaban apagadas, pero por la ventana entraba la claridad de las farolas. Me incorporé lentamente.

Vislumbré la figura de un hombre sentado en el sillón de al lado. De repente me acordé. Alguien me había atacado por la espalda y me había desmayado. Rápidamente me levanté y me alejé del sofá. Agarré lo primero que pillé para defenderme, un jarrón de cristal. En la penumbra el hombre se levantó y alzó las manos clamando inocencia. Dio un paso hacia mí.
  • ____, soy yo.

viernes, 22 de febrero de 2013

Capítulo 20: Me Estás Sacando de mi Propio Infierno


Zayn había traído una mochila con todo lo que pudiéramos necesitar en el nuevo picnic. Íbamos cogidos de la mano mientras caminábamos entre los árboles. Cuando llegamos al río tuvimos una mirada cómplice y Zayn rió acercándose a mí para cogerme en brazos y traspasar el agua sin que yo me mojase las zapatillas.
  • Esto te divierte – sonrió.
  • No más que a ti – contesté sonriendo – dime una cosa, ¿cuál es tu historia con este lugar?
  • ¿Por qué lo preguntas?
  • Cuando me trajiste por primera vez … dijiste que tenías una historia.
  • Descubrí el camino conduciendo sin más, no sabía a donde ir … quería estar solo y no escuchar más los problemas que había. Cuando mis padres murieron me pasaba aquí el día, era muy relajante.
  • ¿Hace cuanto … pasó el accidente?
  • Poco más de un año – respondió en tono solemne – mi hermana fue quien peor lo pasó. Desde ese incidente apenas habla – Zayn me bajó de sus brazos al llegar a la orilla.
  • ¿Y tú? ¿Cómo lo asimilaste? - cogí su mano y seguimos andando. Faltaba poco para llegar.
  • Me costó muchísimo, ____. Yo era una bala perdida en ese entonces … Fui un chico problemático que jamás iba a sentar cabeza, hasta que recibí el golpe más duro de mi vida.
Sentía como su humor oscurecía. Apreté su mano y le acaricié. Quería saber de él, sobretodo desde la conversación con su abuela, pero ese tema era muy delicado y tenía que ir despacio.
  • Siento haber sacado este tema – me disculpé.
  • Es normal que quieras saber … – suspiró.
  • No hablemos más de esto – me detuve y puse su cara frente a la mía – vamos a pasarlo bien.
  • Ya te haces una idea de que mi pasado no es bonito.
  • Eh – puse mis manos en sus mejillas – el mío tampoco, ya te conté la mayor parte de ello, y tú me dejarás saber tu vida con más tiempo. Sé que no es fácil hablarlo …
  • Mi abuela tiene razón, realmente me convienes – sonrió – estás sacando el lado más bueno de Zayn Malik, el nunca visto.
  • Desde que te conozco, eres un buen chico.
  • Eso es porque me conociste en una salida con Mike y el resto de amigos – se burló.
  • Y ahora que lo dices, ¿cómo conociste a mi hermano?
Seguimos andando para llegar al lago. Estaba deseando sentarme a su lado y hablar más tranquilamente.
  • Hace unos meses en el bar donde toco por propinas … nos encontramos varias veces allí y hablábamos en la barra tomando algo, a veces se reunía allí con sus amigos y yo acabé integrándome. Ahora vienen a verme tocar con frecuencia.
Eso explicaba porque no había oído hablar nunca de él. Llevaban poco tiempo conociéndose en comparación con el resto de los amigos.

Llegamos al mismo sitio donde Zayn me trajo por primera vez. Juntos, extendimos una manta por el suelo cerca de un árbol. Zayn se sentó apoyado en el tronco y abrió los brazos para que me acurrucara con él. Me coloqué entre sus piernas y pegué mi espalda a su pecho. Juntos contemplamos la hermosa imagen que nos regalaba la naturaleza. Sus dedos jugueteaban con los míos. Sentí sus labios en mi hombro. Era realmente relajante. Se sentía como si estuviéramos solos en el mundo.
  • Gracias por compartir este sitio conmigo – susurré.
  • Créeme, es mejor visitarlo contigo que solo – volvió a besar mi hombro – ¿tienes hambre?
  • Tengo sed – respondí – hace bastante calor.
  • A mí me dio calor de verte con esa ropa – contestó acercándome la mochila – me gustan tus piernas – acarició levemente mi muslo.
Saqué una botella de agua de la mochila y bebí un poco. Cuando terminé se la ofrecí por si el quería también beber, pero no quiso. Siguió acariciando la longitud de mis brazos con las yemas de sus dedos. Sentía su respiración en mi nuca. El calor aumentaba. Volví a dar unos tragos de agua. Unas gotitas cayeron desde mis labios hasta mi clavícula y bajaban hacia mi pecho.

Zayn pasó su pulgar por mis labios húmedos. Giré el cuello hasta que quedamos cara a cara. Sus labios capturaron los míos con fervor.

La temperatura subía constantemente. Mi botella seguía abierta en mi mano y sin saber como ni porqué la derramé sobre su pecho. Mordí el labio inferior de Zayn y me separé.
  • Chica mala – se pasó la lengua por los labios – Me has empapado.
Su cara advertía venganza. Me levanté para correr pero no me dio tiempo, enseguida me atrapó por la espalda y me llevó en volandas hasta el borde del lago. Reía y chillaba para que me soltara y no me tirara al agua.
  • Oh, vamos, fue sin querer – rogué – no te mojaría apropósito.
  • Mentirosa – mordió mi oreja y me dejó en el suelo.
  • Eh – me quejé.
  • ¿Qué? - rió Zayn agachándose para pasar la mano por el agua del lago y salpicarme – tú me mordiste el labio.
Sonreí y volví a tumbarme boca abajo sobre la manta. A Zayn se le había caído el móvil del bolsillo. Lo cogí para curiosearlo. Zayn se tumbó a mi lado apoyado sobre su espalda y cruzando sus manos bajo su cuello. Me miraba atentamente. Ver el fondo de pantalla me provocó un revuelo en mi interior. Había puesto la única foto que podía tener de mí, la que yo le mandé por mensaje cuando él estaba trabajando, Clark y yo juntos. Alcé la vista para ver sus ojos. Su rostro era neutro pero enseguida dibujo una ligera sonrisa sin dejar ver los dientes. Llevó su mano hacia mi mejilla, su tacto era realmente agradable y su mirada me hacía sentir cálida.

Mi boca se abrió en respuesta para dejar salir las siguientes palabras.
  • Te quiero.
Zayn abrió sus ojos en sorpresa y dejó caer su mano. Ni siquiera me había parado a pensarlo, simplemente me había dejado llevar y dije lo que sentía en ese momento.

Claro que le quería, él era tan importante en mi vida, me había ayudado tanto, me había tratado tan bien desde el principio que era imposible que no llegara a sentir algo realmente intenso por él. Esa era la verdad, me estaba enamorando de Zayn, un chico al que apenas conocía. Después de Justin, estaba volviendo a experimentar esa sensación, pero de una manera totalmente diferente.

Me había precipitado al soltar esas dos palabras y estaba atenta a la respuesta de Zayn, pero después me di cuenta de que no podía correr tanto y obligarlo a decir nada que no quisiera. Dejé el móvil en el suelo y me levanté avergonzada echando mis manos a la cabeza y tirando del pelo hacia atrás.
  • Lo siento, yo …
  • Eh, – se levantó y se puso a mi lado – no te disculpes – acarició mi mejilla con el relleno de su pulgar – no esperaba que me dijeras eso – su tono era bajo y comprensivo. Su mirada era tierna. Sentí que ahí mismo podía pararse el tiempo – Yo … creí que necesitarías más tiempo para esto, pensé que por lo que habías pasado me costaría conquistarte y ganarte.
  • Yo también, – reconocí agachando la cabeza – pero ya ves, ha salido solo, en poco tiempo te has colado en mi corazón – una lágrima discurrió por mi cara.
  • ¿Qué va mal? - sus cejas se juntaron y sus ojos buscaban los míos, pero yo siempre evité los suyos – ____, ¿qué pasa? No llores …
  • Pues que yo … tengo miedo de perderte, Zayn. No quiero que te sientas presionado por lo que acabo de decirte y te vayas, pero también tengo miedo de que tú no sientas lo mismo que yo – sollocé – lo siento.
  • ____ – con su brazo me acercó a él por la cintura y con su otra mano me acarició por el cuello – ¿qué clase de idiota sería si te dejase porque me quieres? Esto es más de lo que he podido pedir jamás – apretó su abrazo – No vuelvas a pedir perdón, cielo, tú crees que soy yo el único que está ayudando, cuando tú me estás sacando a mí de mi propio infierno. ¿Crees que no lo valoro? Si hay alguien que no te va a dejar, ese soy yo – puso sus manos en mis mejillas y me alzó el cuello. Pegó su frente con la mía – Y jamás me arrepentiré de decirte que te quiero, ____.
Su mirada penetró en la mía. ¿En serio yo le hacía tanta falta como él a mí? Dudé un instante antes de besar con delicadeza sus labios y abrazarle. Todo esto iba en serio, Zayn no me iba a dejar como aquella otra persona que me rompió el corazón en mil pedazos.

* * *
 
Pasamos más rato juntos abrazados bajo la copa del árbol, observando los pájaros y como el sol se alzaba a medio día, y después iba bajando por la tarde.

Habíamos vuelto a mi casa. Zayn me dio un buen beso antes de salir por la puerta para irse a ducharse y cambiarse de ropa en su casa. Yo hice lo mismo mientras pasaba el tiempo hasta que regresase. A la hora de escoger ropa interior, me detuve. Podía pasar cualquier cosa, debía estar prevenida porque ambos prendíamos la llama del deseo con facilidad.

Me decidí por lencería de encaje negra que todavía tenía sin estrenar. Me asomé al armario y pillé un vestido rosa pálido con volantes y escote en pico.

Tocaron al timbre y bajé corriendo. Zayn estaba impecable con unos vaqueros claros y una camiseta en pico ajustada a su figura de color gris.

Sonrió al verme. Me di cuenta de que aún tenía el pelo mojado y estaba descalza.
  • Te ves bien – colocó un mechón de pelo tras la oreja.
  • Tú también – metí dos dedos en el pico de su camiseta y tiré para acercarlo a mí y besarlo – ¿te apetece ver una película?
  • Como quieras – me dio un pico.
Pasamos al salón y pusimos la televisión. Zayn se sentó en el sofá un poco rígido. Me hizo gracia verlo tan formal aun con el hecho de que estábamos solos. Fui a la cocina a preparar unas palomitas y cuando volví me senté a su lado. Aún estaba serio y empezaba a preguntarme si ocurría algo.
  • Zayn, ¿qué pasa?
  • Nada cielo – pasó un brazo por mis hombros y besó mi sien – ¿qué vamos a ver?
  • Pensé en una comedia – puse el cuenco de palomitas entre nuestras piernas y cogí el mando – ponte cómodo, te recuerdo que estamos solos – dije colocando los pies en el borde la mesa y cogiendo un puñado de palomitas.
  • Lo sé – apareció una sonrisa pícara – créeme, no olvido el hecho de que estamos solos.
  • En una escala del uno al diez, ¿cuánto te estás controlando?
  • Un ocho – respondió estudiando mi cuerpo.
  • Eso es un gran nivel de desconcentración para ver la peli – me burlé. Coloqué la fuente de palomitas en la mesa y me puse sobre él. Deslicé mis manos por su pelo mientras miraba sus ojos – ¿qué piensas hacer conmigo?
  • Lo que tú quieras que te haga, tú mandas – acarició mis muslos. – Del uno al diez, ¿cuántas ganas tienes de ir a tu cuarto?
Me aproximé a su oreja al tiempo que acariciaba su cuello. Con los labios chupé el lóbulo de su oreja y después dejé salir mi cálida respiración arrastrando mi respuesta.
  • Diez.
Zayn apretó sus manos bajo mis nalgas. Di un pequeño chillido en sorpresa. Me cargó para dirigirse a las escaleras mientras yo reía. Rodeé su cuerpo con mis piernas. Cuando estábamos por el corredor del segundo piso me besó ardientemente. Me apretó contra mi puerta cerrada. Busqué a tientas la cerradura para abrirla mientras le seguía el beso. En cuanto la puerta se abrió Zayn entró aún agarrándome de la cintura. Tiré de mis piernas hacia abajo hasta quedar sobre el suelo. Llevé mis manos hacia los bordes de su camiseta y tiré de ella hacia arriba. Alzando los brazos Zayn se sacó la camisa. Oh, Dios. Sí, su musculatura era espectacular. Zayn alzó mi barbilla y me besó de nuevo mientras yo sentía con las palmas de mis manos sus tallados pectorales y abdominales.

La boca de Zayn se deslizó hasta mis hombros juntos con sus dedos para bajar los tirantes de mi vestido. El vestido cayó al suelo con facilidad y quedé en ropa interior.

Zayn se relamió los labios contemplándome.
  • Siempre he dicho que eres hermosa, pero ahora eso es quedarse corto – trazó una línea con sus dedos desde mi axila hasta la cadera. Una corriente me recorrió por todo mi cuerpo ante su toque y la conexión de su mirada.
Él se deshizo de sus pantalones y después me volvió a coger en brazos. Rodeé su cuello y lo besé. Zayn dio un giro sobre sí mismo y se sentó en la cama.
  • Déjame darte todo lo que tengo para ti – musitó en mi oído.
  • Hazme tuya, Zayn – lo empujé desde su pecho para que se tumbara – pero también, sé mío.
Me moví sobre su cadera. Un jadeo surgió de ambos. Sus manos apretaron mis caderas y tiraron de mí a su lado. Su beso fue apremiante. En cuestión de minutos nos deshicimos del resto de ropa que nos cubrían. Zayn recorrió todo mi cuerpo con su boca. Besó mis pechos, bajó hasta mi ombligo y se detuvo para mirarme antes de continuar. Eché mi cabeza hacia atrás, su lengua trazó círculos en mi clítoris y gemí.
  • Estás muy mojada, cielo – sopló en mi feminidad y me encogí de gusto – uno rápido – volvió a saborear mis fluidos – tus vecinos se cansaran de escuchar mi nombre – rió.
La erótica imagen de verme por horas enredada entre sus brazos me excitó. Gemí. Una y otra vez su lengua produjo la estimulación en aquel punto tan sensible. Sentía que me correría pronto, Zayn para acercar el momento antes, dio un ligero mordisco y llegué al clímax.

Se colocó sobre mí sin hacer el más mínimo contacto. Sus brazos se apoyaban a cada lado de mi cabeza y sus ojos eran fervientes. Acaricié su rostro. ¿Por qué este chico me hacía sentir tan especial con solo una mirada? Eso provocaba que lo deseara más, que quisiera dar más de mí y hacerlo disfrutar tanto como yo lo estaba haciendo.

Ajusté mis piernas alrededor de su cintura y rocé nuestros sexos. Zayn entornó los ojos y dejó salir el aire contenido.
  • Estas buscando que te envista – masculló extasiado.
  • No te reprimas, Zayn, hagamos esto para el placer de los dos – tiré de su cuello hacia mí para besarlo – llevas queriendo esto más tiempo que yo.
  • Estoy saboreando el momento – me besó tiernamente – después será más satisfactorio.
Poco a poco fue juntando nuestros cuerpos. Pecho con pecho, respiración contra respiración y sus irises oscuros lanzándome el mensaje perfecto de deseo y amor.

Zayn se hundió en mí, alargó ese primer instante en que fuimos uno solo. Cerré los ojos y entreabrí mis labios. Zayn se movió sobre mí. Jadeé su nombre. Él estaba siendo delicado por tiempos y salvaje por otros. Me estaba volviendo loca … Gemí en su boca.

En una maniobra yo acabé sobre él y moví mi cadera en círculos hasta que los dos llegamos a un orgasmo arrollador en el que Zayn rugió y yo grité por enésima vez su nombre.

Caí rendida hacia delante sobre su pecho. Sus brazos me rodearon por la cintura y besó mi coronilla. Cerré los ojos e intenté sosegar mi respiración.
  • _____- susurró.
  • Hmm – no tenía fuerzas para hablar.
  • Fue increíble.
  • Lo sé – sonreí débilmente. – Quédate conmigo – le pedí pasando mis manos por su cuello.
  • ¿Quieres que durmamos juntos?
  • Hmm. No te vayas.
  • No lo haré – después mis palabras cobraron más sentido para él – nunca lo haré – volvió a besar mi cabeza – te quiero, ____.
  • Y yo a ti – musité cayendo en un dulce sueño a su lado.