domingo, 11 de agosto de 2013

Capítulo 30: Ese Era Jason McCann

Escuchaba una voz femenina dando explicaciones a alguna persona. Noté que estaba tumbada sobre una superficie bastante incómoda. Mis ojos se sentían pesados cuando intentaba abrir los ojos. Algo producía escalofríos por mi piel. Noté unos dedos dando caricias a lo largo de mi brazo y una mano enredada con la mía.

– ¿Jase? – balbuceé.
– Estoy aquí – susurró dando un beso en el dorso de mi mano.

Me sentí aliviada y más tranquila al notar su voz. Noté pasos entrar y la misma mujer que estaba fuera empezó a hablar.

– Bieber, puede irse a su clase. Yo me encargaré de la señorita Cooper.
– Ya se lo he dicho. No me voy de aquí sin ella. No la voy a dejar sola.
– Su padre está en camino – anunció con voz cansina la mujer.
– ¡Entonces mucho menos! – bramó enfadado.

Mi cuerpo se estremeció tanto por la reacción de Jason como por la noticia de que Greg venía allí.
Abrí los ojos repentinamente impulsada a querer salir corriendo de aquel lugar. Estaba en la enfermería del instituto. Tenía una vía intravenosa junto con una mascarilla en mi boca y estaba tumbada en un camilla. Un foco golpeaba sobre mi cara. Parpadeé y dirigí mi mirada a Jason. Se veía torturado.

– Quiero irme de aquí – dije con carraspera.
– Lamento decirte pequeña que te has desmayado. Tu padre tiene que venir a dar parte y posiblemente dé permiso para que salgas del instituto.
– Fue solo ansiedad – bufé – estoy bien.
– No puedes salir de aquí por las buenas – la enfermera se cruzó de brazos negándose a ceder ante mi súplica.
– Pues entonces será por las malas – protesté deshaciéndome de la mascarilla dispuesta a todo.

Me levanté de la camilla rápidamente. Demasiado rápido. Jason me cogió la cadera para que no cayera. En un instante empecé a quitar la gasa en mi antebrazo para quitarme la vía. La enfermera corrió hacia mí para sentarme de nuevo gritando que me quedara quieta.

– ¡¿Estás loca?! – me preguntó sin entender nada.
– Loca estaría si me quedara a ver al desgraciado de Greg Cooper. Si me dio ansiedad es problemas que no tengo porqué explicar. Así que si no le importa – me levanté de nuevo enfrentando su mirada – me voy a seguir mis clases.
– Pero …
– Si ese hombre se presenta de verdad por mí, mándele un saludo de mi parte – atajé.

Jase cogió mi mano y la apreté con fuerza rogando que no me dejara caer. Salí de la enfermería a paso firme custodiada por mi pareja. En cuanto estuve en el pasillo empecé a dirigirme fuera del
instituto. Necesitaba aire puro. Cuando estuvimos fuera me apoyé contra la puerta y cerré los ojos.

– ¿Quieres ir a mi coche? – ofreció Jason colocándose frente a mí.
– No – suspiré – Solo quiero un respiro.
El aire húmedo por la lluvia me encantaba. Hacía algo de fresco pero me sentaba bien para espabilarme y poner en acción todos mis sentidos.
– ¿Estás bien? – cogió mis manos entre las suyas. Me limité a asentir – Me diste un susto de muerte hace media hora.
– Lo siento – volví a suspirar – No sé que me pasó.
– Yo sí. Estás muy estresada – su manó elevó la mía y plantó besos sobre mis nudillos – Es normal. Han pasado demasiadas cosas en nada de tiempo y aún lo estás asimilando. Intentas fingir que todo está bien ahora pero yo sé que te estás comiendo la cabeza. Y no es de extrañar … Nena, yo te entiendo.
– No, Jase. Nadie sabe lo que estoy pasando … – respondí tristemente.
– Tranquila – susurró aproximándose a mí.

Pasó sus brazos por mi cintura y me abrazó delicadamente. Su aroma me inundó y sentí la protección que tanto amaba en él. Cerré los ojos con fuerza queriendo desechar todos los malos recuerdos y centrarme solo en la persona que me hacía más feliz que nadie en el mundo.

– Fue sorprendente como enfrentaste a la enfermera. Ni yo lo hubiera hecho – lo sentí sonreír sobre mi cuello – ¿No habrás despertado hecha una chica mala?
– Mi instinto para evitar a Greg Cooper está muy desarrollado a estas alturas – bufé separándome de él – ¿Vamos a clase?
– Hmmm – se quejó – La chica dura me había puesto caliente.
Su voz seductora me hizo reír. Sin poder remediarlo me aproximé a su cuello y le di castos besos subiendo por su mandíbula hasta llegar a su boca mientras acariciaba su cabello. Era tan suave que me podía pasar horas acariciándolo. Lo sentí gemir cuando fui a besar el otro lado de su cuello y chupé el lóbulo de su oreja, entonces fue cuando finalmente me separé con una sonrisa torcida.

– Eso, señor McCann – puse voz sugestiva – es poner caliente a alguien – le guiñé.

Su ceja se enarcó y yo sonreí triunfante ante su expresión. Me di la vuelta y cogí la puerta para entrar de nuevo al edificio pero antes de dar un paso al interior giré mi cuello hacia él.

– Coge aire, Jason. No quiero que esta vez seas tú el que se desmaye – bromeé.
– Oh, nena – di un paso y chocó su pecho con mi espalda – Quién va a desmayarse en la cama cuando volvamos de este purgatorio vas a ser tú después de hacerte subir y bajar al cielo hasta que me canse – sus labios rozaron mi oreja – y créeme, yo de ti no me canso.

Sentí el calor inundarme. “Contrólate, contrólate, contrólate” me repetía mentalmente. Sin girarme para no mostrar mi debilidad por él cogí su mano a tientas y entramos al instituto para seguir con
nuestras clases. Cada uno tenía una asignatura distinta en las siguientes horas.

– Te veo después en gimnasia – besé sus labios en un segundo – Te quiero.
– Y yo a ti, cielo – besó mis labios sujetando mis mejillas y me dejó marchar – Ten cuidado.

Asentí sabiendo que aún estaba preocupado por mi reciente desmayo. Caminé hacia mi clase y mirando hacia atrás lo vi caminar hacia su aula. Sonreí ante las vistas. ¿Cómo podía tener tan buen cu*lo? Como si él notase mi mirada se giró para regalarme una de sus traviesas sonrisas. Entonces me giré algo acalorada para que no viera lo que me pasaba. Respiré hondo antes de abrir la puerta
de mi clase y pedir disculpas por llegar tarde explicando lo que había sucedido.


* * *

Salí del vestuario arreglada ya para irme a casa. Acabábamos de terminar la clase de gimnasia y tras correr por horas de un lado a otro en la pista de baloncesto intentando ganar al equipo contrario me había quitado el uniforme de deporte y me había duchado para vestirme con la misma ropa con la que había llegado. Cuando revisé toda la ropa revuelta en mi mochila me decidí por sacar el archivador para hacer un hueco. Extrañamente también encontré el diario de mi madre. Recordé que lo había echado allí con prisas cuando me fui de casa de Greg.

Me puse la mochila sobre un hombre mientras caminaba por los pasillos hacia la calle. El ambiente seguía con el cielo gris. Acababa de llover nuevamente y parecía que aún chispeaba.
Vi a Jason a lo lejos de la puerta hablando con Peyton animadamente. Suspiré y empecé a caminar resignada a mojarme por la llovizna.
Iba mirando atentamente el diario mientras andaba. No sabía que hacer con él. Realmente no me sentía con ánimo de volver a leerlo … Sabía que lo tenía que guardar en algún sitio donde no lo viera en mucho tiempo, hasta que las heridas estuvieran sanas.

Sin darme cuenta choqué con alguien y entonces se me cayó todo al suelo. Del archivador empezaron a salir desperdigados varios folios con apuntes que se mojaron al contactar con el suelo.
Maldije en susurros y alcé la vista para ver con quien había chocado. En ese momento deseé tener el poder de matar con la mirada. Drake torció sus labios hacia arriba.

– Uy, perdona – dijo con sarcasmo.

Me agaché para recoger todas las hojas mojadas y finalmente el diario cuando unas manos lo cogieron antes que las mías. Mascullé irritada preparándome para enfrentar a aquel imbécil.

– Dame eso – ordené.
– No, ¿qué es?
– Dije que me lo des – me irrité.

El se burló de mí empezando a mirar las hojas por encima.

– Parece aburrido – me miró de soslayo – Tanto como el discursito sobre el patético de tu novio. Me faltó poco para potar. Lo conoces tan poco.
– Tú no sabes una mi*erda – intenté arrebatarle el libro pero lo alzó en sus manos.
– ¿Lo quieres? – se burló – Búscalo.

Entonces lo tiró a lo lejos, justo donde estaba un gran charco. Me quedé mirando fijamente el punto donde había caído y supe que las finas hojas se habían destrozado al completo.
Alcé mi mirada hacia el rostro de burla y maldad de Drake. Sin darme cuenta siquiera de mi reacción, alcé la mano y la estampé en su cara con todas mis fuerzas para desquitarme de todo el odio que sentía por aquel tipo.
Se llevó la mano a la cara tocando el punto donde su rojez empezaba denotar la marca de mi mano.
Él me miró con odio y entonces puso sus manos sobre mis hombros para empezar a sacudirme.

– Mira perra …

No le dio tiempo a decir más. En ese instante alguien lo empujó para que me soltara y le dio un puñetazo que lo tiró al suelo. Ese alguien en concreto era Jase. Peyton se puso a mi lado.

– Vuelve a tocarla y juro que lo pasarás mal – amenazó Jason.
– ¿Cómo por tu madre? – se mofó Richards.

Jason no se controló. En ese instante se lanzó a tirar puños a la cara de Drake. Varios alumnos empezaron a mirar con atención. Yo miré desesperada a Peyton quien sonreía de brazos cruzados al ver como Jase estaba dejando desfigurado a Richards.

– ¡Por Dios, sepáralos! – me dirigí a Peyton.
– Ja – dijo con sarcasmo – ese tío se lo merece y Jason le va a hacer pagar.
– ¡Jase, para! – rogué sin saber que hacer – ¡Jase!

No iba a parar. Drake estaba completamente noqueado sin poder responder a nada. A ese ritmo lo iba a matar. Sin pensar mucho me acerqué a él e intenté detener a Jason por la espalda tirando de
sus hombros hacia atrás.

– ¡_____, apartate, maldita sea! – siguió lanzando puñetazos.
– ¡No! ¡Vámonos! ¿Quieres que venga la policía o qué?

No le importaba nada. Estaba lanzando toda su ira contra el cuerpo desfallecido de Drake. Lágrimas de impotencia corrieron por mis ojos que rápidamente retiré con el dorso de mi mano. Me fui de
allí, no podía mirar más. Jase estaba fuera de control.
Aquel no era el chico que yo solía tener a mi lado. Aquel era realmente Jason McCann haciendo pagar el asesinato de su madre. Me estremecí. Tuve miedo. Me di cuenta de con quién me había
metido. Aquel apellido no era ninguna broma. McCann era muy peligroso.

Escuché a Peyton gritándole a su amigo que se detuviera y supuse que estaría haciendo algo para refrenarlo en ese momento. “A buenas horas” pensé.
Me dirigí al charco de donde recogí el libro totalmente mojado y lo pegué a mi pecho junto con el archivador y las hojas hechas un estropicio. Empecé a caminar rápido para irme de allí. A lo lejos
escuché las amenazas de Jason para Drake.

– No sabes con qué te estás metiendo, Richards. Te vas a arrepentir.

Aceleré el paso sin saber a donde iba. Me aseguré de que llevaba todo conmigo. La lluvia empezaba a ser más fuerte y me estaba mojando entera. Noté unos pies golpear fuertemente el suelo mientras corrían. Un coche pasó por la carretera salpicando en un charco y me empapó de cintura para abajo.
Maldije mi existencia y lo tiré todo al suelo en un berrinche.

– ____ …

Noté la voz de Jase más calmada detrás de mí. Me giré para encararlo cuadrando mis hombros.

– ¿A dónde vas? – negué con la cabeza. Ni siquiera yo sabía a donde iba – ¿Huyes de mí?

Aquella pregunta me dejó atónita. Me quedé sin palabras. Su rostro reflejaba parte del temor que sentía por una afirmación mía. Y yo misma me di cuenta de que me había ido para escapar de toda
aquella situación que me superaba con creces. Yo no estaba acostumbrada a ver peleas ni mucho menos tener que ver en ellas. Además, ver a Jason de aquel modo me había revelado otra de sus
muchas partes que no me había dejado conocer. La agresiva. Realmente había temido presenciar un asesinato y aquello me había dejado en shock.
Dio un paso hacia mí e intuitivamente yo di uno atrás. Él se detuvo en seco viendo mi temor.

– ____ – susurró como si lo hubiera abofeteado.
– Lo siento. Yo …

Me interrumpí. No sabía que decir. Lo había herido con aquel gesto y aquello me dolía, pero realmente no estaba de ánimo para acercarme a él. Todo aquel jodido día había ido como el infierno.
Podría estar dentro de mi lista de los diez peores días de mi vida sin lugar a duda.

– ¿Quieres que te lleve a casa? – ofreció sin pizca de emoción en su voz.

Asentí sin ser capaz de hablar. Cogí el diario del suelo y Jason recogió mi archivador. Me lo tendió serio. La tensión estaba presente y tenía la sensación de que no iba a desaparecer en un buen tiempo. Jase me quitó la mochila y me pasó por encima su chaqueta para cubrirme mejor de la lluvia. Su rostro no mostraba ninguna emoción.

– Vamos. Te vas a enfermar si sigues así mucho rato.

Me llevó la mochila mientras íbamos a su coche. Una vez dentro Jason puso la calefacción para que entrara en calor. Había empezado a tener escalofríos. El coche empezó a moverse mientras yo iba perdiendo el frío. Lo miré por el rabillo del ojo. Conducía sujetando el volante con una sola mano apretando su mandíbula. No sabía en que demonios podía estar pensando, pero tenía el
presentimiento de que se estaba comiendo la cabeza y me sentía culpable por hacerlo sentir mal cuando al fin y al cabo, él había ido a defenderme de Drake.

– ¿Sabes? Tenías razón – negué con la cabeza mirando al frente – Debimos quedarnos en la cama y no ir al instituto.
– Ha sido un día de mierda – coincidió – ¿Estás mejor? – asentí tragando saliva y lo miré. Él coincidió sus ojos con los míos y los regresó a la carretera – ¿Tienes miedo?

La pregunta había salido dura como la piedra de su boca pero yo podía notar la angustia y el malestar por los gestos de su cuerpo. Tenía miedo de decepcionarlo, sin embargo, no le iba a mentir.

– Me asusté al ver toda aquella situación. Estabas … – suspiré tirando de mi pelo hacia atrás – descontrolado. No te tengo miedo a ti es solo que … ese no eras tú.
– Ese era Jason McCann. Es una parte de mí que nunca habías visto aunque sabías que la tenía.
– No imaginaba que fuera así … – reconocí frustrada.
– _____ – detuvo el coche en el lado de la carretera y me miró a los ojos – Jamás te haría daño – aseguró – Lo único que he querido siempre ha sido protegerte.
– Lo sé – suspiré – confío en ti, Jase.
– Escúchame – cogió mis manos – He reaccionado de esa manera porque ha provocado con el tema de mi madre. Tú sabes la verdad. Jason McCann solo existe cuando quiero venganza.
– Está bien – acepté – Desde el principio me dijiste que tenías una parte oscura. Yo te dije que te aceptaba tan y como eras. Sigo diciendo lo mismo, Jase – le di un apretón a su mano – Solo déjame acostumbrarme un poco, ¿vale? – intenté que comprendiera.

Él asintió y volvió a encender el motor para seguir con el camino. Reposé la cabeza en el asiento y cerré los ojos. Odiaba todo lo que había pasado. Sintiendo el diario empapado entre mis manos supe
que quise deshacerme para siempre de él. Todo el contenido era sobre la peor parte de la vida de mi madre y lo único que merecía la pena conservar era la carta del final, la cuál estaba guardada entre
las páginas de mi libro preferido.

– ¿Estás bien? – me preguntó Jase.
– Solo quiero llegar a casa – respondí cansada.
– ¿Me ayudarás a estudiar para el examen de historia?
– Mis apuntes están destrozados – señalé el archivador mojado con disgusto – Estoy tan desanimada, Jason – apoyé mi cabeza contra la ventana. Ya llegábamos a la mansión.
– No te preocupes por eso, ¿vale?

Aparcó el coche y sacó nuestras mochilas para después dirigirnos a la casa. Una vez dentro dejamos todo colgado. Miré mi pantalón manchado de barro y gemí de horror.

– Ve a darte una ducha – propuso Jason – Yo mientras preparo algo de comer.
– ¿Sabes cocinar? – alcé una ceja incrédula.
– Ve – rió.
– No quemes la casa, eh.

Negó con la cabeza mientras yo empezaba a subir por las escaleras. Una vez en el cuarto me quité la ropa y fui a ducharme rápidamente. Me vestí con una camiseta amplia y unos pantalones cortos juntos con unos calcetines largos. Con mis zapatillas de casa bajé hasta la cocina y vi a Jason friendo comida. Reí al verlo tan concentrado aunque lo que hacía fuera fácil.
Cogí un delantal colgando detrás de la puerta y me acerqué detrás de él sigilosamente.

– Sé que estás de ahí – dijo de buen humor.
– Jo – bufé. Él se giró y yo colgué el delantal a su cuello – Te ves tan mono – reí.
– Ya, gracias – rodó los ojos.
– Oye, así no te manchas – me burlé.

Él cogió unos platos y sacó las empanadas y unas patatas fritas de la sartén para servirlas.
Rápidamente cogí un par de cuchillos y tenedores y los puse en la mesa para que comiéramos juntos. Nos sentamos el uno frente al otro y empezamos a dar los primeros bocados.

– Pobre de mí si siempre comemos de esto … – dije comiendo una patata frita.
– ¿Qué importa? Está bueno – sonrió dulcemente.
– Voy a engordar – gemí.
– Podemos hacer ejercicio juntos – subió y bajó las cejas sugestivamente con su boca torcida.
– Eres un salido – rodé los ojos – También podríamos cocinar otras cosas.
– ¿Salido? – rió – Es la mejor propuesta para hacer ejercicio en pareja.
– Ya … de todos modos hoy tenemos que estudiar.
– Lo sé, hay un estudio con un montón de libros por allí – señaló el pasillo – Allí mi madre solía trabajar y mi hermana se ponía a estudiar. Es una habitación muy luminosa.
– Suena agradable – sonreí asintiendo mientras comía.

Seguimos comiendo y cuando terminamos recogimos juntos los platos. Los lavé mientras él secaba y los colocaba en las alacenas correspondientes, así yo iba aprendiendo que lugar ocupaba cada
cosa.
Fuimos juntos al estudio. Había una gran mesa central frente a una gran ventana que iluminaba cada rincón. Alrededor había varias estanterías. Había una bola del mundo sobre el escritorio, como en
casa de Justin, señalada por puntos de colores verdes, azules y rojos. Pegada a la ventana y frente a la mesa había un sofá de color marrón. La decoración en sí, era señorial. Inspiraba para
concentrarse. Increíblemente, era un sitio que te invitaba a estudiar con gusto.
Fascinada, paseé junto a los libros y pasé mis manos por las gruesas tapas con grabados en oro y plata.

– Creo que me he enamorado de este sitio – susurré.

Jason me miró con aquella sonrisa tan suya que hacía que se me contagiara su alegría. Sonreí de vuelta. Él se sentó en el sofá con los libros entre sus manos. Fui a su lado y cogí sus apuntes para
revisarlos sentada a su lado.
Decidimos empezar a estudiar juntos las asignaturas que compartíamos y después seguimos cada uno con nuestras materias independientes. Las horas fueron pasando y no nos dimos cuenta de cuán tarde se había hecho hasta que dejó de entrar la luz por la ventana.
--------------------------------------------------------------------
Chicas, siento haber tardado una semana en publicar, por eso os pongo dos seguidos ;) Es que he estado muy ocupada esta semana, y parece que la que viene va a ser un tanto igual -.- Intentaré venir al ciber el jueves, ok?
Espero que os gusten los capis. Se aproxima drama. 
@itsBieberFanfic

4 comentarios:

  1. Como veo que no hay ningún comentario, en esta entrada digna de cientos, haré yo uno.
    Pues que decirte cielo que ya no te haya dicho, amo TODAS tus novelas, imaginas y todo lo que salga de esa fantástica cabecita. Me ha encantado y como acabó de leerme otra vez BMS pues comparo mucho a Jase con Justin, me por ahora va ganando Jase, es mucho más cariñoso y no puede estar mal con ___. Aunque aún así los dos personajes son fantásticos. Me dejaste con mucha intriga en el capítulo 28, aunque tenía casi seguro que sería Jase el último que habló, algo que me recuerda mucho a cuando Zac y Troy asaltan a ___ y Justin la salva asdfghjklñ. Lo dicho ambos me encantan. Si ahora mismo me dijeran te cumplo un sueño, mi segunda opción después de conocer a Biebs sería escribir tan bien como tu y tener tu imaginativa. Sé que no hace mucho tiempo que hablamos pero he descubierto que eres una tía dpm, me caes super bien, eres muy llana aunque un poco loca, la combinación perfecta. Gracias por todo lo que haces. Te quiero <3

    ResponderEliminar
  2. OMG Me encanta, ese se llevo su merecido, con Jason nadie puede jajjaja Y Drake que malo que es, bien que Rayis le haya pegado y que Jason tambien jajaja Se desmayo pobre, que malotaah se salio de la enfermeria jajajajjajaja Espero siguiente, si no comento antes es por que no tengo tiempo lo siento, no me importa esperar, lo bueno se hace esperar no?? Por que lo que escribes supera todas las perfecciones, escribes GeNiall jajajaja Te Amo, Byeee jjja

    ResponderEliminar
  3. No te pude comentar antes como ya sabes porque estaba de vacaciones ,pero por otra parte genial porque he leido 3 capis de golpe y eso me encanta, ya que nunca me he cansado de leer tus novelas ya que son geniales:).
    Bueno pues la verdad me han encantado los 3 capis últimos,pero jase es tan tan jase que me encanta cariñoso,protector y lo que más me gusta es como la enseña,a todo a las cosas normales que ella no ha podido vivir por sus circunstancias.También me gusto cuando __ saco caracter cuando le hizo el chupetón,y por otra parte me encanta que ___ ya no sea tan inocente y que sea más pícara jaja.
    Y son tan monoooos,haciendo vida normal,viviendo juntitos y asdassdadd M E E N C A N T A.
    Bueni decirte que eres genial,te admiro,porque creo que no soy la única que cuando lee tus novelas se emboba y se mete en otro mundo,en la historia y se imagina cada cosa.
    Bueeeno un besito,te quiero<3.
    BY:MJCS.

    ResponderEliminar
  4. tio, me encanta*------------------------------* muero, siguiente :3

    ResponderEliminar